domingo, 27 de abril de 2014

CAPÍTULO 24

Es la segunda vez que duermo sin tener pesadillas desde el accidente. Aunque a veces, no soñar nada me asusta incluso más. Es como no sentir, como si hubiese estado muerta por un tiempo, como si ese miedo siguiese ahí, preparado para saltar cuando menos me lo espere.
Abro los ojos despacio, sin sobresaltarme ni llorar tras revivir el accidente durante mi descanso, como en las otras veces. Giro la cabeza y me encuentro a un montón de rizos tapando la cara de Dani, que lee concentrada un libro mientras agarra mi mano, también temiendo que vuelva a despertar así.
-Qué bien te has despertado hoy.- Dice, cuando gira la cabeza y me ve. Le sonrío como respuesta y esta vez soy yo la que gira la cabeza, dejándola leer a la vez que me concentro en la ventana, pero antes me encuentro con mi reflejo en ella. No puedo evitar dudar de mi existencia: esa no soy yo.
Las nubes tapan lo que sea que haya tras ellas. Supongo que cielo, simplemente el cielo gris que siempre predomina por aquí, pero que sin embargo no ha sido inconveniente para mis mejores días, a pesar de que odio la lluvia. Por un momento sonrío y lo hago sin querer, simplemente porque me apetece, porque así lo requieren todos los recuerdos que están viniendo a mi cabeza.
Aparto el pelo de mi cara a la vez que me rasco los ojos con tantas ganas que Dani me obliga a parar. Me coloco en mi asiento de manera más adecuada y me aflojo el cinturón, ya que me molesta.
-Tengo mucha hambre.- Digo, a la vez que, sin pensar que estamos a punto de llegar, me quito el cinturón y me dirijo a la mini nevera para atacar lo que sea. Pero como me esperaba, Paul se interpone en mi camino y me obliga a sentarme de nuevo.
-Cuando lleguemos ya tendrás tiempo de desayunar.
-Paul joder, lo que sea, es que tengo mucha hambre.- Digo, intentando pasar por algún hueco que deje libre.
-Claro, para que lo vomites después- Esboza una sonrisa.- ¡No seas más pesada!
Dimito y vuelvo a sentarme, sin ni siquiera abrocharme bien el cinturón. El jet empieza a moverse más que antes y Max nos avisa por los altavoces que vamos a aterrizar.
Vuelvo a centrarme en la ventana y por un momento recuerdo cuando Niall me llevó a Irlanda y yo solo miraba por la ventana en busca de algo que me diese una pista de dónde estaba. Eso también me hace sonreír inconscientemente.
Las nubes desaparecen y empieza a verse la ciudad.
Londres siempre está precioso, incluso con este asqueroso cielo gris y la constante lluvia.


Los chicos y nosotras dos lo teníamos claro desde que se empezó a hablar del tema. Sin embargo, los demás lo veían una locura, sobre todo nuestras familias, la de Dani y mía. Las únicas dos personas que veían claramente que era la mejor opción eran Elena y Cristina, a las que hice llorar contándoles todo lo que pasó. Aún me siento una mierda por eso, pero quería que lo supiesen por nosotros, no por la prensa.
Teníamos que irnos de Estados Unidos, era lo mejor para empezar a solucionar las cosas. Quedarnos allí solo traía cosas negativas, había que volver a casa, que para nosotros es Londres. Es el mejor sitio, donde se encuentran las casas de los chicos, la casa común que por varios meses fue también nuestra casa,  en el barrio adinerado cuya ubicación conoce poca gente y que está bien protegido, lo justo como para no tener una avalancha de fans cada día preocupadas por Zayn. Este fue el motivo principal con el que nos movimos, con el que convencimos a los demás para venirnos aquí, para trasladar a Zayn a un hospital londinense.
Tras la cancelación del tour, se empezó a organizar todo para la vuelta a casa. Nos estuvimos informando sobre cómo trasladar a Zayn hacia Londres y conseguimos ponernos en contacto con el hospital donde va a estar para llevarle en barco, ya que nos explicaron que en avión podrían haber problemas con las máquinas que debe llevar. Zayn salió de Estados Unidos hace unos días, pero llegará hoy a la vez que nosotros, así que cuando le veamos ya estará en la habitación de un nuevo hospital. Y ojalá despierto.
Dani y yo hemos dejado la universidad. Nos despedimos de los profesores particulares y nos ofrecimos a pagar lo que hiciese falta, pero los chicos se negaron rotundamente. Este tema también trajo peleas, esta vez con todo el mundo, menos con Dani, claro. Los chicos estaban de acuerdo con nuestros padres, y hasta han hablado en privado para intentar llevarnos a España y obligarnos a seguir en la universidad y hacer los exámenes que tenemos pendientes. Al final logramos que nos dejasen en paz con la excusa de que volveríamos cuando las cosas se calmasen un poco, pero mentí. No sé si Dani lo hizo, pero yo mentí. No pienso volver a España, tengo que estar junto a Zayn y lo haré hasta que abra los ojos.

Por fin hemos llegado. El jet se detiene y tras un rato, nos encontramos con la puerta ya abierta y unas escaleras blancas que nos llevan al suelo. Las bajo arrastrando los pies de forma pesada, como si no tuviese ganas de andar. Y la verdad es que es así, porque no debería estar aquí, porque nuestro lugar es el tour, con Zayn sonriente durmiendo diez minutos por la noche tras un concierto y despertándose para seguir grabando el nuevo álbum, pero feliz, soñando despierto, vivo. Todo esto estaría pasando si yo no fuese una puta asesina.
Paul nos lleva por un par de puertas antes de acabar en el aeropuerto. Todos parecen iguales, con la gente esperando su avión medio dormida mientras otros se mueven hiperactivos, con las maletas paseándose de un lado para otro...Pero sin embargo, cada uno abarca miles de historias diferentes.
En nuestro caso, estar en un aeropuerto significa también encontrarse a fans por todas partes, y así es ahora, pero me quedo paralizada al verlas. Todas están apegadas a los cristales, amontonadas, como siempre. Se oyen sus voces pero esta vez son murmullos. Pequeños susurros que a veces se elevan, pero no llegan a nada. No se mueven, simplemente miran a través de los cristales. Algunas lloran, pero no de emoción. Y de repente, ya nada es lo mismo. Todo es diferente y no solo en nosotros.
No solo he asesinado a Zayn, sino que he matado a millones de personas.
Con las lágrimas quemando el borde de mis ojos aparto la mirada y la dirijo hacia dos grandes guardias que vienen tras otras dos personas rotas, pero que sé que no me odian. Al verlas, Dani y yo aligeramos el paso, incapaces de correr, cosa de la que se encargan ellas, y nos fundimos en un gran abrazo. Sollozo sobre el hombro de Cristina mientras aprieto mis brazos alrededor de ellas, notando en mi brazo izquierdo las costillas de Elena y en el otro el cabello revuelto de Dani.
Al separarme logro sonreír. Están guapísimas, y no han cambiado nada. Bueno, sus pieles lucen más blancas. Cristina sigue siendo la más bajita del grupo junto a mi y también tiene su larga melena castaña bien cuidada y lisa, sus ojos grandes y expresivos y su sonrisa de labios gruesos y juntos. Es preciosa, al igual que Elena. Tengo que subir la mirada para observarla, me atrevería a decir que ha crecido. Su pelo dorado que cae delicadamente sobre sus hombros, esos ojos azules claros tan bonitos y su sonrisa de dientes perfectos. Pero hay algo que me rompe aún más por dentro al mirarlas: ambas tienen los ojos hinchados y rojizos.
-Os he echado mucho de menos-  Confieso, volviendo a abrazarlas de nuevo, incluyendo a Dani.
-Londres no es lo mismo sin vosotras.- Dice Elena.
-Ya nada es lo mismo.
Las tres enmudecen cuando digo esa frase tan verdadera. Volvemos a separarnos y a mirarnos las unas a las otras.
-Está claro que no.- Dice Cristina.- Pero hay que aprender a seguir con todo. Nosotras estaremos aquí para todo y para siempre.- Promete, mirándonos a los ojos mientras alarga su brazo hacia el vientre de Dani y lo acaricia. Un gesto tan profundo y unas palabras tan sinceras y a la vez serias que parece mentira que sean de Cristina, la enana alegre de los chistes malos.
Echan un vistazo por encima de nuestros hombros y ven a los chicos. Sonríen y se dirigen hacia ellos. Les observo y una pequeña parte dentro de mi se alegra de que estemos todos juntos. Se abrazan con todos, uno por uno, y no puedo evitar mirar a Elena cuando le abraza a él. ¿Qué estará sintiendo en este momento?
Harry nos llama a Dani y a mi, y cuando llegamos a su altura alarga sus brazos intentando cogernos a todos. Nosotras colaboramos y los demás esbozan sonrisas algo más amplias ahora, viendo que nos abrazamos todos juntos...
Pero falta él. Y el pensamiento, la falta de su presencia, el saber que no está en este abrazo, me hacen volver a sollozar.
Pero lo que oímos ahora, entrecorta mi respiración más aún.
Nos separamos y miramos a las fans que se apegan aún más a los cristales. En nuestro abrazo, se han puesto a aplaudir. Algunas chicas lo hacen con tantas ganas que parecen que van a romperse las manos. Otras, simplemente, lo hacen despacio, observándonos.
Entonces rompo a llorar del todo, porque veo las lágrimas y los sentimientos flotando, y veo que sienten lo mismo que yo. Todos estamos así por Zayn.
Pero también veo el apoyo. Veo que no me odian del todo, a pesar de estas semanas infernales de prensa y redes sociales tachándome de asesina. Aunque llevan razón, me gustaría que al menos supiesen la verdadera historia, esa que yo aún no he sido capaz de contar en público, pero que debo contar. Por todas ellas, las fans que están viendo a su ídolo entre la vida y la muerte.
Con el paso incluso más rápido que cuando he visto a Cristina y a Elena, me dirijo hacia la puerta principal, llena de guardias que ya saben quién soy.
-Marina, ¡Marina! Nos vamos por otra puerta, el coche nos está esperando...
-No.- Digo, firme y segura, dándome la vuelta para mirar a Paul a la cara.- Tengo que salir.
Los guardias se van apartando mientras yo avanzo, viendo mis intenciones. Las puertas de cristal se abren automáticamente y las fans, algo más alteradas, pero a la vez serenas, se apartan en vez de avanzar hacia mi. Me pongo de puntillas para intentar abarcar la atención de todas, pero al darme cuenta de que son muchísimas, me subo al borde de una ventana e intento no caerme.
Ahora estoy mucho más alta. Una sensación extraña golpea mi estómago mientras el viento quema mis ojos, ya afectados por las lágrimas.
-Lo siento.
Trago saliva e intento hablar desde dentro.
-Lo siento. Estoy tan mal como vosotras, y os entiendo. Os he destrozado, y casi mato a Zayn.- Digo, quitando ese "casi" en mi cabeza, por que, repito, soy una puta asesina.
-¡No fuiste tu, fue la paparazzi!
Alguien del fondo grita esta frase que me hace sollozar de manera exagerada. Le busco y encuentro a una chica alta, con el pelo rizado, aparato en los dientes y ojos grises muy bellos pero llorosos.
-¡Tenemos que encontrarla!
-¡Estamos contigo!
Otras chicas gritan frases que me dan esperanza. Bajo la mirada cuando oigo que me llaman y veo a los chicos en la puerta, y me parece increíble la escena que se monta. Están en la puerta, con los guardias alejados en el interior del edificio y fans a varios metros sin ir hacia ellos, sin emocionarse, llorar o gritar. Todas solo lanzan frases llenas de ánimos, pero no se lanzan hacia ellos.
-¡Pues yo no estoy con ella!
Una chica morena que hay justo debajo mía, llorando, suelta esas palabras que llegan a mi como cuchillos. -¡Ha estado a punto de matar a Zayn! ¡Es una asesina!
-¡Que te calles!
-¡Solo intentó que nadie saliese mal!
Algunas chicas atacan, pero ella se da la vuelta y se dirige a todas.
-¡¿Acaso alguna de vosotras estaba allí!?- Vuelve a girarse y me habla- ¿Por qué coño no cuentas lo que pasó!?
Me bajo de la ventana y me dirijo hacia ella. Somos de la misma altura más o menos, lo que me facilita mirarla a los ojos.
-Solo he sido capaz de contarla dos veces. Una para ellos- Señalo a los chicos, Dani, Elena y Cristina.- Y otra para la policía. Aunque más o menos os la sabéis ya, ¿no?- Esta vez hablo en voz baja, solo dirigiéndome a ella y a las que parecen ser sus amigas, que le cogen los brazos alrededor suya.- Una paparazzi se puso delante del coche y yo, para no atropellarla, giré y provoqué el accidente y que Zayn ahora esté en coma. Soy una asesina.- Confirmo.- Y entiendo que me odies, es más, es increíble que como tu no estén todas las demás.
Se queda callada y me mira de arriba a abajo mientras me alejo. Yo le mantengo la mirada.
Vuelvo a dirigirme una última vez a todas.
-Lo contaré todo pronto. Gracias...Por estar ahí. Por no odiarme. Zayn va a estar bien- Digo, para nada segura, pero aún así...
-Lo prometo.
Aún así, lo prometo. Como si fuese capaz de obrar un milagro y hacer que se despierte.
Voy hacia dentro mientras los chicos abrazan a algunas fans de las primeras filas, pero siguen tranquilas, viviendo el dolor con nosotros.
Al poco tiempo, todos nos dirigimos al coche que nos tenía preparado Paul. Los chicos, Dani, Cristina y Elena, me abrazan y me dicen que mis palabras han sido geniales, que estoy siendo valiente y muy fuerte. No saben lo que se equivocan. No saben lo que me odio, no saben lo hundida que estoy.
Me merezco estar así.





Una habitación de hotel pequeña, pero lo justo para ella. Comida del día anterior sobre una mesa, una botella de Vodka junto a la ventana, ropa esparcida por el suelo y sobre ella, que se encuentra en la cama, con baba en la comisura de los labios y el pelo sudado sobre su cara. Duerme profundamente hasta que su móvil, uno nuevo que tuvo que comprarse, vibra con fuerza en su bolsillo y hace que se sobresalte. La ropa sale esparcida y se limpia la saliva mientras se apresura a sacarlo. Le dan ganas de tirarlo por la ventana y volver a dormirse cuando ve quién es. Aún así, sabe lo mal que puede acabar si no contesta a esa persona.
-Hola.
-¿Por qué has tardado tanto en contestar?
-Estaba durmiendo.
Una pausa. Se oye suspirar al otro lado de la línea.
-Espero que lo tengas todo listo.
-¿Para qué?- Se levanta de la cama y se pasea por el pequeño espacio, dirigiéndose a la ventana.
-Tienes un vuelo a Londres en tres horas.
Se tropieza con unos vaqueros sobre el suelo y resbala, acabando junto a ellos acompañada de un gran golpe en el trasero. La voz amenazante en el móvil llama su nombre mientras ella intenta recuperarse de la sorpresa.
-Perdona, pero esto ya es demasiado. Casi mato a dos personas y una de ellas está en coma, dimito. No puedo más.
-¿Cómo?
-El dinero que ibas a ofrecerme me llevó a cumplir tus órdenes, pero no sabía que íbamos a llegar a esto. Lo dejo.- Afirma ella, segura, sonando profesional.
-¿¡Qué!?- Grita la otra persona, muy alterada al teléfono.
-Adiós.- Dice ella, con confianza, dispuesta a acabar con esto de una vez por todas, pero la potente voz en forma de grito que sale de su nuevo móvil le impide colgar.
-Voy a decirte dos razones por las que no puedes dejar esto. La primera: la policía de Estados Unidos te busca, y si no te vas a Londres ya, van a encontrarte y te vas a pasar tu puta vida en la cárcel.
Ella, con la voz temblorosa, contesta:
-Tu irías conmigo.
-¡¡Déjame hablar, imbécil!!
Aprieta el teléfono tanto a su oreja que sus nudillos se ponen blancos mientras la otra persona eleva más y más la voz.
-Y la segunda razón es que si dejas de trabajar para mi, llamaré a la policía y les diré quién eres y lo que has hecho. A mi me da igual ir a la cárcel...
Traga saliva. Ahora, la persona baja la voz, haciendo la situación más oscura.
-...pero, ¿a ti te da igual? ¿Quieres que se te conozca por todo el mundo como "la paparazzi asesina"?
Un sollozo le ahoga a la vez que lleva una mano a su boca y aprieta sus dedos en los labios, produciéndose dolor.
-Eso es lo que eres.- Afirma, destrozándola aún más.

Y cuelga, soltando un "estás atada a mi, cariño" susurrando lentamente.

domingo, 30 de marzo de 2014

CAPÍTULO 23.

Un espacio tan pequeño que abarca tantas cosas. Mi respiración profunda y constante deseando oír la suya cuanto antes. Manos temblorosas intentando arrancar de la piel cada trocito de cristal que ni siquiera concentra el dolor que mata a mi conciencia haciendo que la culpabilidad se haga notar más que todo lo demás. Más incluso que las nauseas, el mareo que amenaza con dejarme inconsciente en la furgoneta, el agobio, la desorientación y la sangre abundante manchando mi pantalón. Pero no más que el miedo. Ese desafiante miedo que me susurra lo cobarde que soy cada vez que mis dedos dudan dónde colocarse para arrancar un cristal más. Miedo que se colorea de negro cuando alzo la vista y veo casi imposible salir de aquí. Pero, sobre todo, un miedo profundo que me hace agarrar la mano de Zayn fuerte, como si así pudiese hacerle abrir los ojos.

Ese miedo que me consume, que se apodera de mi haciéndome cerrar los ojos lentamente, como queriendo que sufra antes de desaparecer....


Y entonces, me despierto. Sudores fríos chocan en mi frente dándome escalofríos a la vez que mi cuerpo se impulsa hacia delante, queriendo huir de la pesadilla, pero un montón de cables conectados en mis brazos me impiden avanzar.
En seguida llamo la atención de todos los presentes en la sala, incluyendo a Dani, que estaba a mi lado justo en el momento en el que he abierto los ojos. Se sienta junto a mi pronunciando mi nombre varias veces hasta que consigue detener la velocidad de mi respiración y recostarme de nuevo sobre la cama.
-¡Se ha despertado!- Oigo decir a Liam, dirigiéndose a la puerta de la habitación. Procedentes del pasillo llegan unos pasos acelerados que resultan ser de Harry y de Niall, ya que Louis se acaba de situar al otro lado de la cama, cogiéndome con delicadeza la mano libre.
Todos rodean la cama a la vez que aparece en sus rostros una sonrisa llena de angustia, de dolor. Observo que Dani se seca con rapidez algunas lágrimas, como si así pudiese evitar que salgan más.
-Hola.- Digo, decidiendo destrozar el silencio que se había formado mientras me observaban detenidamente.
-¿Hola?- Dice Harry, suspirando y sonriendo.-¿Te despiertas en un hospital tras un accidente y lo único que se te ocurre decir es "hola"?
Le devuelvo la sonrisa a la vez que se me ocurre decir otras cosas. Esta vez son preguntas.
-¿Dónde está Zayn? ¿Está bien?
Se lanzan miradas llenas de palabras entre todos, diciéndose mucho en menos de dos segundos, antes de que, por fin, Dani me conteste con la voz temblorosa. Suspira antes de mirar hacia el techo y apretar mi mano aún más, lo que parecía imposible.
-Las preguntas de uno en uno... por favor.

Ese "por favor" ha sonado a súplica. Y me asusta.


Una enfermera interrumpe mi relato de cómo saqué a Zayn de la furgoneta para traerme unas muletas y decirme que me han dando el alta. Al rato de estar con los chicos, mi mente ha recordado el dolor que se acumula en la pierna, y he entendido que fuese tan inmenso cuando me ha quitado todos los cables por donde me conectaban sangre y otras cosas que no deseo saber y me ha ido a vendar la pierna. No puedo creer que a eso se le pueda llamar "pierna", cuando solo es un trozo de carne con agujeros y rajas enrojecidas y con un fuerte color morado alrededor. La impresión no me ha dejado ni cerrar los ojos al observarla.
Cuando la chica termina de vendarme la pierna, me pide que me quite la ropa para curarme otras heridas que tengo por el cuerpo.
-Lo haré yo. Gracias.- Dice Niall, sin ni siquiera dejar responder a la enfermera al quitarle con prisa el alcohol y las gasas que traía. Sin insistir mucho, se va y cierra la puerta. Dani está llamando a mi familia, que lleva todo el día preocupada en busca de noticias, y los chicos están fuera frente a la puerta de Zayn.
Así que estamos solos.

Me intento sentar sobre la cama sin sentir mucho dolor, lo que es difícil. Cierro los ojos y me impulso hacia arriba, pero algo hace que en seguida pare para posar mi atención en Niall.
-Eh...- Le susurro, a la vez que poso una de mis manos sobre su barbilla, mientras con la otra limpio las lágrimas que se precipitan por esos ojos intensos que me dan seguridad hasta en este complicado momento.
Levanta su vista hacia mi y no puedo evitar estremecerme ante su expresión, porque parece mirarme como si fuese un milagro, como si en realidad no se creyese que sigo aquí.
-Estoy aquí.- Le digo, sin ni siquiera pensar en las palabras, solo queriendo que vea que no me ha pasado nada.
-Estás aquí.- Responde, abarcándome en un abrazo con cuidado, consciente de que me duele todo.
Hundo mi rostro sobre su pecho e intento reunir todas mis fuerzas para apretarle contra mi, aunque me queden pocas. Su corazón late tanto que parece que puedo sentirlo sobre mi mejilla, y el mío se rompe un poquito más con cada sollozo, con cada muestra de que me daba por perdida, de que por un momento ha sido débil. Sus manos acarician mi cintura con suavidad y su aliento choca en mi nuca a la vez que su aroma me atrapa y hace que me sienta en casa. Sí, en casa. En el paraíso. A salvo, con él.


Con cuidado, Niall me ha ayudado a desvestirme, limpiarme y curarme las numerosas heridas de las que no tenía ni idea de su existencia, y en una hora y media más o menos ya estaba de pie acostumbrándome a caminar con muletas. Ha sido muy delicado limpiando despacio cada herida, desde las más profundas hasta los más pequeños rasguños, mientras yo hacia muecas de dolor tan solo al verlas derramar sangre en abundancia, estremeciéndome ante el pensamiento de que mi cuerpo esté así.
 Supongo que hemos tardado tanto por que en un momento determinado entre herida y herida, se ha tumbado a mi lado y yo he aceptado apoyándome en él. Así, simplemente, sin ni siquiera hablar. Solo sintiéndonos, solo asegurándonos de que estamos juntos.
Al salir todos se han apresurado a venir desde el final del pasillo hacia mi para asegurarse de que no me caía, porque no tengo la suficiente fuerza en los brazos como para impulsarme y andar, por lo que al dar dos pasos ya he estado a punto de caerme. Pero bueno, supongo que es cuestión de práctica.
-Voy a llamar a tu familia otra vez para que hables con ellos.- Me dice Dani, desbloqueando con agilidad su móvil.
-¿En qué habitación está Zayn?- Contesto, ignorando su noticia. Llevo mucho tiempo esperando para verle, ahora mismo me da igual todo.
-Espera...
Liam, con su habitual fuerza, me levanta a la vez que yo dejo caer las muletas que se apresura a coger Louis. En sus brazos recorremos el largo pasillo donde al final se encuentra la habitación de Zayn y me deja sobre uno de los asientos que hay en frente de ella. Ante mi cara de duda, se apresura a decirme que aún no podemos entrar, y de que ahí dentro hay al menos cinco personas pendientes del estado de Zayn.
-¿Cuánto van a tardar?
-No lo sé.
Los chicos y Dani se sientan a ambos lados, ocupando los demás asientos situados enfrente de la puerta de Zayn. Una puerta de un color gris desagradable, aunque supongo que ahora mismo todo es así para mi, con el número 256 grabado en una pequeña chapa metálica situada en la parte superior de ella.
Un escalofrío me recorre entera al pensar que Zayn está ahí dentro, tumbado sobre una cama con los ojos aún cerrados, con cables de varios tamaños conectados en sus brazos, de la misma forma que estaba yo antes, pero mucho más grave al no estar despierto aún. Pequeños recuerdos antes de que perdiese la memoria saltan en mi cabeza, haciendo énfasis en la preocupación que me trae lo más negativo a la mente. A veces es como si aún pudiese sentir la sensación de alegría chocando con la de miedo, explotando al comprobar que Zayn estaba respirando y que tenía pulso. Después busqué mi móvil, dándome prisa en llamar a emergencias o a los chicos, y al final mis dedos se movieron independientes hacia la segunda opción, pudiendo realizar una llamada antes de que el móvil no mostrase ningún rastro de batería. Después vomité un par de veces más tras unos arbustos y lo último que recuerdo es caer junto a Zayn tras tambalearme con la sensación de estar en un sueño en vez de seguir en vida.
Zayn estaba respirando. Sobre la carretera, tras haber sido arrastrado por encima de numerosos cristales y con profundas heridas visibles en los brazos, pero respiraba. Sin expresión en la cara y con cada centímetro de su cuerpo paralizado, pero respiraba. Lo sé, no fueron imaginaciones mías. No fue el deseo de notarle algo, no fue un espejismo, su pulso era real. Zayn estaba vivo. Estaba.
-Marina, son tus padres, habla con ellos.
La voz de Dani suena como lejana, porque parece que estoy allí. Es como si volase por la escena, viéndola como si se tratase de una película, y me atrevo a retroceder.
Por un momento, la tranquilidad vuelve cuando Zayn y yo nos reímos tras haber huido de las fans. Fastidiados por estar perdidos, pero aliviados por estar al fin solos. Rumbo al concierto, a seguir con el tour, a hacer felices a miles y miles de fans, a demostrarnos que tiene la voz más increíble y bonita del planeta. Pero entonces aparece esa chica, y en un segundo mi cuerpo reacciona echándose sobre él, girando de forma brusca, evitando el haber estado a punto de llevarnos por delante a una total desconocida.
Lo peor no es que, por mucho que lo intente, no puedo recordar la cara de la chica. Lo peor es que con todo detalle, mi mente reproduce el momento del choque y la última vez que vi a Zayn con los ojos abiertos.
-Marina...
Lo peor es que tenía que haberme cortado las putas manos antes de decidir salvar la vida de una periodista de mierda antes que matar a Zayn.
-Está como en shock, no responde...- Oigo a Dani explicarle a mis padres, seguramente desesperados. Sé lo que están sintiendo, pero no soy capaz de articular palabra. Ni siquiera siento que estoy llorando hasta que Harry, sentado a mi lado, me pasa un pañuelo por el borde de los ojos y me susurra cosas agradables.
-Mejor llamo más tarde...sí, no te preocupes...
Aún observando cómo las lágrimas manchan mis vaqueros claros, le quito el móvil a Dani de las manos.
-Hola.
Ni siquiera el llanto desconsolado de mi padre al otro lado de la línea, los gritos constantes de mi hermano y la voz de mi madre hablando mil cosas a la vez me hacen reaccionar.
-Estoy bien, de verdad. Papá, por favor, para de llorar....Me han dado el alta, estoy bien... Sí, mamá. Calmaos ya. Estoy bien, en serio.... Hablaremos más tarde, estoy esperando noticias de Zayn...Más tarde... Adiós.
Le devuelvo el móvil a Dani a la vez que Louis se arrodilla delante mía y abre una chocolatina que ha comprado en una máquina expendedora.
-Supongo que tendrás hambre, y la comida de los hospitales no es que sea muy buena...-Dice, posando en mi mano inmóvil la chocolatina.
Me atrevo a levantar la vista, pero la dirijo hacia la puerta gris. Esa asquerosa puerta gris con el puto número 256 que no me deja verle.
-He matado a Zayn.- Susurro.
-¡No!
-¡Marina, no digas eso!
-¡Que no, joder, Marina!
En seguida todos vuelven a rodearme, haciendo que vuelva a ser el centro de atención, intentando convencerme de que no tengo la culpa de nada.
-No sabemos nada aún, pero está bien...
-Seguro que sí, y no fue tu culpa.
-Fue la periodista, y la vamos a encontrar...
No quiero seguir siendo el centro de atención. No puedo aceptar sus afirmaciones, porque no son ciertas, porque he matado a Zayn y debería suicidarme antes de matar a más gente.
-He matado a Zayn
-No, Marina.
-He matado a Zayn- Repito, insistente.
-Deja de decir eso porqu...
-¡¡He matado a Zayn, he dicho, y es así, he matado a Zayn!!
Mi cuerpo reacciona levantándose solo hacia la puerta y me dejo las manos aporreando en ese color gris horrible antes de que mi pierna proteste y me deje caer sobre el suelo. Aún así sigo, porque Zayn está ahí dentro y lo único que quiero es asegurarme de que no tengo razón. Lo único que quiero es abrazarle muy fuerte, volver a oír la risa con la que dijo adiós, oírle respirar, buscarle el pulso de nuevo y comprobar que no fue mi imaginación.
-¡¡Soy una puta asesina, y he matado a Zayn, soy una puta asesina!!
Los chicos y Dani se lanzan a por mi, intentando detenerme, gritándome que nada de lo que digo tiene sentido, que no es verdad. Pero yo me arrastro por el suelo, pegando con ganas a esa asquerosa puerta hasta que el movimiento del pomo blanco hace que me detenga. Y no solo yo, porque todos nos quedamos en silencio mientras que un hombre de avanzada edad sale de la habitación y vuelve a cerrar la puerta.
-Levantadme.- Ordeno, y en seguida siento las manos de Niall subiéndome hacia arriba con cuidado pero con fuerza. Observo al hombre, que aún no ha dicho nada, pero la expresión seria de su cara me hace temer lo peor, y a la vez la encuentro estúpida ante su sorpresa por mi estado.
-¿He matado a Zayn?- Me lanzo a preguntarle, con mis palabras llenas de esperanza por una respuesta negativa.
El hombre levanta una ceja mostrando extrañeza antes de contestar.
-Usted no ha matado a Zayn, si se refiere al joven que hay dentro de esta habitación.
-¿¡Y de quién voy a estar hablando, gilipollas!?- Grito, alterada ante la tranquilidad y sosiego que muestra, y me lanzo sobre él, agarrándome a su bata blanca, en busca de más respuestas.- ¿Está vivo? Contesta, me cago en la puta, ¿¡Está vivo!?
-Shh, Marina, tranquila, por favor, déjale hablar...- Los susurros tranquilizadores de Niall me calman, haciendo que así suelte la bata blanca del hombre y vuelva a sus brazos antes de caer al suelo.
-Está vivo.
El hombre se coloca despacio la bata tras haber dicho lo que yo más quería oír. Un nudo en la garganta me ahoga, pero a la vez una sonrisa aparece despacio, iluminada por esa afirmación. Me dejo caer del todo en los brazos de Niall, respirando en pequeñas bocanadas antes de que el doctor prosiga con su noticia.
-Pero está en coma.



Tras un rato más haciendo creer a todo el que pasaba por allí que estoy loca o simplemente mirando fijamente la puerta, las cinco personas que antes dijo Liam salen de allí y empiezan a hablar. Los chicos y Dani se levantan en seguida, cosa que a mi me gustaría poder hacer. Los doctores hablan del estado de Zayn, pero mi mente navega más allá, observando la puerta que esta vez se han dejado abierta. Sin quitar la vista de ahí, agarro las muletas y me apresuro hacia dentro, intentando evitar el contacto visual con los chicos o Dani, como si así no pudiesen pararme. Para mi sorpresa, Louis detiene a los demás, que ya iban a por mi, y le oigo susurrar "necesita estar con él" a la vez que cierra la puerta con cuidado. Me rodeo para dedicarle la sonrisa más sincera que he mostrado nunca.
Arrastro una silla con una de las muletas hasta dejarla junto a la cama y me dejo caer en ella con la vista hacia abajo. Despacio, le miro, y ahí está. Con los ojos aún cerrados.
Llevo mi mano a una de las suyas y la tomo con fuerza, como en la furgoneta. Pero ahora en vez de apretarla la acaricio, sintiendo su tacto despacio. Me tranquiliza ver a su pecho subir y bajar a la vez que vuelvo a buscar su pulso. Está vivo.
Pero está en coma.
Una de mis lágrimas cae despacio sobre la mano que le he cogido. Mientras se la limpio, observo su rostro relajado. Sus ojos de largas pestañas descansando, sus labios unidos de forma perfecta, el negro de su pelo reluciendo revuelto, despeinado, los tatuajes de su brazo contando miles de historias, su cuerpo quieto contando una pesadilla. Y entonces, me echo sobre su pecho, escuchando su corazón palpitando, y lloro ahí mientras le rodeo con ambos brazos.
-Por favor, despierta.



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¡Hola! Lo primero, lo siento si la novela se está poniendo demasiado triste... es lo que tiene el drama. Lo segundo, he recibido varios mensajes diciendo que tardo mucho en subir capítulo. Tenéis toda la razón del mundo y lo siento mucho, de ahora en adelante intentaré que no sea así. Y por último, hay varias personas que están confusas porque creen que ya he dicho si el chico al que acosa Frai es Zayn o Louis. No, aún no he dicho nada, y sigue oculto tras ese "él" que siempre escribo. Cuando elimine la encuesta del blog en la que podéis elegir quién os parece que es, significa que ya he soltado la bomba en algún capítulo.

Eso es todo. Muchísimas gracias por leer y ya, pues te quiero infinitamente si comentas qué te ha parecido aquí o en ask, tanto para bien como para mal. ¡Muchísimas gracias!

Montse. @bornthiswayme.
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domingo, 23 de febrero de 2014

CAPÍTULO 22.

Agarro la mano de Dani con fuerza, intentando detener ese temblor nervioso que se ha apoderado de ella desde que ayer decidió hacer cierta la noticia que, si no dice ahora, será todo un rumor con toques de verdad rondando de boca en boca.
Esperamos en unas sillas de mimbre algo incómodas en la recepción del hotel a que un hombre le de una tarjeta que abrirá la puerta de la habitación a Liam. Cuando la tiene, nos mira e intenta tranquilizarla con una sonrisa, pero se nota que él también está alterado. Sus respiraciones pesadas se elevan cuando de la puerta principal entran los demás corriendo, recién llegados de su última reunión.
-¿Qué hacéis aquí?- Pregunta Liam, ahora más sonriente.- La reunión no termina hasta dentro de una hora...
-¡A la mierda la reunión!- Exclama Louis
-Venimos a estar con vosotros.- Harry sonríe.-¿Ya tenéis la habitación?
-Sí, íbamos a subir...
-Pues vamos.
Los cinco, Dani y yo ocupamos un ascensor hacia una de las plantas más altas. El hotel se ve realmente bonito, pero solo estamos aquí para tener una mejor conexión de internet de la que tenemos en el autobús.
La idea de dar la noticia así fue de Dani. Asegura que es mucho más cercano que una carta publicada en Twitter, o decirlo en una entrevista, o hacer difundir un texto. No. Ella quiere que la gente entienda igual de bien que nosotros lo que significa para Liam y ella este bebé, y aunque es demasiado complicado, cree que hacerlo a través de una Twitcam ayudará para esto. Sus rostros, el tono de sus voces, sus gestos. Todo eso suma a la hora de decir algo tan importante.
Los cinco rodean a Dani antes de abrir la habitación y la acosan a preguntas, intentando que se calme pero haciendo el efecto contrario. Las lágrimas acechan al ver el apoyo que tiene, al notar mi mano apretando la suya y los chicos preocupados preguntándole cosas.
Una vez dentro, Liam se encarga de encender el ordenador y conectarse a Twitter. Antes de iniciar la Twitcam, anuncia que va a hacerla y vuelve hacia Dani.
-¿Y qué vamos a decir?
-Suena cursi, pero lo mejor es que digáis lo que os salga del corazón.- Comento. Louis me revuelve el pelo poniendo el punto sonriente en la situación mientras ambos asienten, de acuerdo conmigo. Preparan dos sillas frente al moderno ordenador y los demás nos hacemos a un lado, mandándonos a callar los unos a los otros, intentando sentarnos en un sitio de la habitación y actuar como si no estuviésemos.
Pasan varios minutos hasta que la pantalla se enciende y los rostros de Liam y Dani aparecen en ella, dando a entender que están en los ordenadores de miles y miles de personas.
-¿Hola? ¿Se nos ve y se nos oye bien?- Dice Liam, aparentemente normal. Si no fuese porque yo sé que está atacado de los nervios, nadie notaría todo lo que le come por dentro.
- "Sí" "Se os oye bien" "Liam sígueme por favor..."- Dani lee algunos comentarios y se ríe.- Tranquilas, ahora seguro que os sigue, pero antes tenemos que deciros algo.
Sentados en el frío suelo de la habitación, casi a los pies de Liam y Dani, los chicos y yo nos miramos contagiándonos de los nervios de los futuros padres. Respiramos hondo y observamos como Dani intenta mantener la sonrisa todo el tiempo a la vez que Liam habla.
-Hemos decidido decir esto por aquí porque consideramos que es...necesario, sí, necesario que veáis lo feliz que estamos...
Por debajo de la mesa, Liam le agarra ambas manos a Dani.
-... es algo... difícil de decir, y también ha sido una decisión muy difícil de tomar, pero sabemos que nos hará muy felices.- Liam habla despacio, intentando escoger las mejores palabras.- Hace un tiempo que lo habíamos decidido así y esperamos todo vuestro apoyo porque será algo complicado...
Respira hondo antes de seguir. Observo a Dani, que mira a un punto fijo de la pantalla, creo que leyendo todos los comentarios. Ya imagino lo que se está encontrado: desde personas que admiran que una simple fan haya llegado tan lejos hasta otras fans que la odian por estar con su ídolo. Comentarios adorables para Liam, muchos para ella también, algún que otro insulto, puede que un "¿qué hace ésta aquí?" u otro "Esperaba solo a Liam" que la desanime, pero que quizás la haga más fuerte.
-Estoy embarazada.
Suelta la bomba tan de golpe que oigo como la respiraciones de todos los presentes en la habitación se paran a la vez.
Silencio. La mano de Niall apretando la mía. Algunas respiraciones volviendo. Liam moviéndose ligeramente en su asiento, sin palabras que hablar.
De repente, Dani sonríe.
-Ya sé que es una locura. Ya sé que, probablemente, me odiáis. Es más, ya estoy leyendo algunos comentarios que seguro que si alguna vez los recibís vosotras os dolerían como puñetazos.
Dani se ha apresurado tanto a hablar que Liam nos mira con incertidumbre, a la vez que nosotros nos movemos y susurramos cosas, pero sin quitar ojo de Dani, que ahora gesticula y hasta se ríe entre frase y frase.
- Pero me gustaría que no veáis esto como un error, porque no lo es. Lo que llevo aquí dentro- se toca el vientre con ambas manos- es pura felicidad para los dos. No es un simple desliz, no, es algo que ambos queremos. Me dan igual todos los insultos del mundo y todas las dificultades: quiero a Liam y a este bebé más que a mi propia vida.
Respira hondo cerrando los ojos, haciendo que nosotros sintamos también toda la intensidad de su discurso.
-Pocas son estas palabras para decir todo lo que siento, pero creo que no hablaré más.
Sonríe a la vez que Liam cubre su rostro con ambas manos mostrando estrés. Cuando vuelve en sí, toma el control de la Twicam de nuevo.
-Esto no supondrá ningún problema para la banda, ni para mi carrera musical...
Un fuerte suspiro por parte de Liam hace que volvamos a movernos, esta vez de forma más brusca, hasta que en vez de sentada sobre el suelo, acabo de rodillas tras haber pegado un salto.
Creo que...creo que está llorando.
-Amo a Dani muchísimo y a este bebé. Lo quiero tener y cuidarlo junto a ella, aunque todo esto suene demasiado pronto.
La voz de Liam se quiebra a la vez que deja de lado esa cara profesional hablando desde su trabajo que le estaba dando a la noticia y muestra su lado más tierno.
-...quiero que ambos sean felices, sin importar todo lo que tenga que luchar para ello...
Lentamente los chicos y yo volvemos a caer sobre el suelo, hipnotizados por los sentimientos que muestra Liam.
Por un momento hace una pausa. Lleva un dedo hacia su mejilla y enjuga una pequeña lágrima.
-...quiero darle esa infancia que nunca tuve.
Y tras eso, se echa a llorar. Esta vez precipitado, sin frenos.
A Dani no le da tiempo a abrazarle cuando ya he llegado yo y me he lanzado sobre él. Liam entrelaza sus brazos con los míos y llora en mi cuello, pero poco tiempo está ahí cuando me separo de él para también abarcar a Dani, que ha eliminado su lado duro ante cercanas críticas para llorar y mostrarse ante todas esas personas también.
Segundos después los chicos se lanzan sobre nosotros. Les noto a todos encima nuestra, a Liam y a Dani sorbiendo por la nariz, brazos haciéndose paso, manos cogiéndose.
A ninguno nos preocupa cerrar la conexión con todas esas personas alteradas, enfadadas, o quizás muriendo un poco de amor ante esta escena. Nadie piensa en separarse y despedirse, en terminar de decir lo que haya que decir, en poner fin a la noticia. Simplemente, nos juntamos más y más.

El abrazo con más sentimiento y significado que seguramente todos hemos vivido hasta ahora.




Han pasado varias semanas desde ese día. Al final casi todos acabamos llorando, pero no de estrés, o de pensar en todo lo que venía ahora, ni de las críticas ni los insultos. Nos habíamos emocionado por todo el apoyo que nos mostramos los unos a los otros, por haber demostrado una vez más lo unidos que estamos.
Apagamos el ordenador y nos quedamos allí hasta el punto de casi llegar tarde al concierto. Nos dijimos muchas cosas que ya casi no recuerdo. Al final acabamos viendo vídeos o hablando de gilipolleces, como si nada hubiese pasado. Supongo que era la necesidad de seguir con nuestra amistad con la normalidad de siempre.
Pero las cosas no iban a seguir igual, y es algo que ya teníamos en cuenta, pero no sabíamos que iba a pasar todo tan rápido. Todo tan...a lo grande.
Y, a veces, las cosas a lo grande hacen daño...a lo grande.

En revistas, periódicos, programas y hasta en los telediarios se habla de la gran noticia. El famoso miembro de One Direction, Liam Payne, será padre de aquí a unos meses. Se ha hablado de ello de todas las formas posibles. Hay diferentes opiniones, como todo en la vida. Algunos lo ven como algo bonito, y han sonreído con la Twitcam o se han contagiado de las lágrimas de Liam y Dani. Otros lo encuentran como el final de One Directon, y ven a Dani como el detonante del grupo. Ven la situación desde la carrera de los chicos, y como a mi me pasaba, solo encuentran dificultades. Luego están las chicas que hablan como si estuviesen aquí con nosotros todos los días y juzgan la relación de Dani y Liam diciendo que está destrozada, que seguro que Dani obligó a Liam a tenerlo para así estar con él siempre y aprovecharse de su dinero o que Liam parecía destrozado en la Twitcam. A veces lo ven como que Dani pasa de todo y otras dicen que está obsesionada.
Por lo general, Dani se ha ganado el papel de puta que se quiere aprovechar del típico famoso rico, y Liam el de gilipollas que se cree su supuesto amor.
Es casi inevitable no reírse irónicamente cuando estoy en Twitter y leo todo lo que se dice por ahí y me doy cuenta de que, hasta ahora, aún no ha pasado por mis ojos ninguna verdad. Porque la realidad es totalmente diferente.
En menor medida, pero sobresaliendo más que nada, están esas fans obsesionadas que hablan y hablan con intención de que Dani vea sus insultos, pero seguro que diciendo palabras de más esperando que en la realidad ella no lea nada.
Y ella quiere ser fuerte. Quiere que, de ahora en adelante, el embarazo sea una etapa bonita y solo desea estar junto a Liam. Pero cuando llegas a recibir hasta amenazas de muerte, eso parece ser imposible.

Esto ha pasado en poco tiempo. Un tiempo que parece estar coloreado con el negro más profundo, y lógicamente ha influido en el carácter de Liam y Dani.
Liam no puede librarse de la calle, así que vive el drama cada día al llegar a una nueva ciudad e ir de un lado para otro, pero intenta librarse de esto. Falta a reuniones importantes, se larga de las entrevistas sin decir nada y hasta llega tarde a los conciertos solo por estar con Dani todo el tiempo posible.
 Me atrevería a decir que Dani está en la entrada de una seria depresión debido a todas las veces que puede llorar en un día, al levantarse tarde y acostarse muy pronto, a esos días en los que no come y esos otros en los que guarda comida solo para ella en su lugar del autobús, y luego están aquellos en los que se hace un cómodo moño y se pasea de un lado del autobús al otro escuchando música lenta y triste en pijama todo el día. Tiene miedo a salir y que, de nuevo, vuelvan a gritarle que deje a Liam, que se muera, que deje de destrozar vidas, que vuelva a España...
Y esto último es lo que más nos ha hecho pensar desde el día de la noticia, o incluso antes. La vuelta a casa, donde todo podría estabilizarse.
Si mezclas todo esto con la presión por parte de los padres de Liam y los de Dani, la vuelta a España parece la mejor opción, lo que todos necesitamos. One Direction seguirían igual que siempre, con la gira, los proyectos, las entrevistas, las noticias, el nuevo álbum... Dani volvería a la universidad, a los estudios, a la sencillez y a la rutina, fuera de dramas y de lleno en la tranquilidad, que es lo que más necesita ahora. Claramente, yo volvería con ella, y también me metería en esa monotonía que dejé hace meses para ir al viaje más largo y alucinante que he hecho en mi vida.
Todo parece encajar. Pero está ese gran detalle que brilla por encima de todo.
Liam y Dani no quieren separarse.
Tampoco Niall y yo
Todos nosotros, el grupo, ahora tenemos la necesidad de permanecer juntos.
 Pero por el bien de permanecer así, se acabó el viaje para nosotras.



Hoy, antes de parar con los autobuses en el hotel correspondiente, hemos ido directamente a los grandes edificios de una importante revista estadounidense que había concertado una entrevista con los chicos hace varios meses. A la vuelta, Paul nos esperaba con la furgoneta negra para irnos antes de que las fans se echasen sobre nosotras y Dani volviese a pasarlo mal, cosa que todos nos estamos esforzando para evitar.
Paul es como nuestro padre comprensivo, así que no nos escondemos de hablar de nada delante de él, es más, a veces hasta le buscamos para pedirle consejo. Aunque en verdad ahora no nos hace falta preguntarle nada, porque todos estamos totalmente de acuerdo en que lo mejor es la vuelta a España.
-Tenemos que hacer una despedida por todo lo alto- Dice Louis, sonriente, saltando en su asiento. Esas ganas de seguir hacia delante sin problema es la que  nos hace falta y la que él es el único que sabe darnos.
-Totalmente de acuerdo...- Niall asiente.
-Hay que buscar un día libre para pasarlo al completo con vosotras.- Dice Harry.
-Ni entrevistas, ni gente, ni conciertos...- Enumera Liam, contando con los dedos.
-Ni ensayos- Añade Zayn.
-Ni bailarinas...Ni Frai.- Digo yo, y hasta Paul se ríe a pleno pulmón, cómplice de todo lo que pasa con ésta psicópata.
-El día 12 de agosto lo tenéis totalmente libre.- Dice, mirando su agenda electrónica tras haber dejado de reírse.
-¿No parece un poco tarde para irnos?- Digo, aunque no quiero dejarles.
-Podemos esperar...No estoy tan mal.- Responde Dani, riéndose levemente, sabiendo que nadie le cree.
- Pues apuntad ese día para pasarlo entero junto a vosotras, haciendo lo que queráis.- Harry sonríe y comienza un aplauso que todos seguimos con gritos y silbidos.
-¿Y después?- Pregunta Liam, cuando nos hemos calmado.
-Al día siguiente u al otro, nos vamos.- Digo yo.
-Parece que tienes prisa por irte.
Niall llama mi atención cuando dice esto y le observo detenidamente. Está sentado enfrente mía, con los pies sobre el asiento, las manos rodeando sus piernas y la cabeza apoyada en las rodillas. Mira por la ventana como si la conversación ahora no tuviese nada que ver con él, como si no hubiese dicho nada.
-Lo hago por Dani. Y por vosotros.- Digo, casi susurrando, ya que solo pretendo que él me oiga y Louis ya ha dicho una burrada o tontería semejante como para que los demás estén riéndose con él.
Levanta la cabeza y me mira casi con tanta intensidad como yo lo estaba haciendo. Noto como la furgoneta se mueve de un lado hacia otro, aparcando y deteniéndose para que salgamos. Todos se apresuran a bajar, pero nuestras miradas fijas nos impiden movernos.
Es Dani, que es la última en cerrar la puerta, la que se da cuenta de que ninguno de los dos nos hemos movido.
-¿Vais a salir o...?
-Ahora vamos. Necesitamos hablar.- Responde Niall muy serio.
-¿Estáis bien?- Pregunta Dani, con preocupación en su tono de voz.
-Sí.- Respondo yo esta vez. Dani cierra la puerta y en seguida vuelvo a fijar mi mirada en la suya, pero ahora está totalmente cambiada. Es tan distinta que me estremezco. Ahora muestra lo triste que está.
Me siento junto a él y le busco. Rápidamente, abre sus brazos y me aferro a él como si este mismo segundo se tratase de la despedida. Respiro fuerte en su pecho y él mete sus manos en mi pelo con delicadeza. Apoyo los pies en el asiento y me acomodo mientras él se recuesta.
-¿No podemos permanecer así para siempre?- Se pregunta, haciéndome reaccionar con mis brazos agarrándose aún más a él. Deja la pregunta en el aire asumiendo la respuesta negativa que ya sabía.
Nos quedamos así un buen rato, sin nada más que decir. Desde fuera vienen ruidos de los otros autobuses, pasos de gente caminando cerca nuestra, alguna que otra voz familiar... Pero aquí dentro predomina un silencio que mi voz corta:
-Lo hago por Dani y por vosotros.- Repito, esta vez con una fuerte y nerviosa respiración interrumpiéndome.- No puedo dejarla sola, me necesita, y así vosotros podéis seguir como banda...
-Marina...
-...son las dos únicas cosas que me prometí: no voy a dejar que Dani se derrumbe ni que vosotros os separéis...
-Marin...
-...y ésta es la mejor solución...
-Lo entiendo. No tienes por qué explicarlo. De verdad.- Aumenta sus caricias en mi pelo, intentando calmarme, pero se detiene cuando me oye sorber por la nariz para, con suavidad, alzar mi rostro y mirarme. Me sorprendo de sus ojos también enrojecidos cuando su voz parece tan normal. Ahora soy yo la que tiene necesidad de tranquilizarle, así que poso mis manos sobre sus mejillas encendidas y hablo con voz muy baja:
-Vamos a aprovechar lo que nos queda juntos.
-Sí.- Contesta, a la vez que yo me coloco de forma que mis rodillas quedan sobre el asiento. Poso mis labios despacio sobre los suyos y cierro los ojos. Me sumerjo en su aroma, en sus manos aún acariciando mi pelo, en sus labios bailando con los míos.
Le quiero aquí y ahora.
Una ansiedad me ataca de forma casi súbita, haciendo que ese tierno beso se convierta en algo alocado. Ahora mis dedos acarician su torso por encima de su sudadera antes de que se apresuren a explorar por debajo de ella, poco a poco subiéndola hacia arriba. Niall no se opone a nada y se sienta de forma que es más fácil para mi quitarle la ropa. Me dirijo hacia su cuello y dejo pequeños mordiscos, sintiendo que le manejo, que hace todo lo que yo quiero hacer en este momento.
Y quiero hacer tanto. Tanto.
Muerdo también sus clavículas entre sonrisas y repaso con mis dedos el contorno de los músculos de la espalda a la vez que él se atreve a quitarme la camiseta despacio, posando después sus dedos traviesos sobre el sujetador para quitarlo.
Ahora de forma más rápida y brusca agarro su cinturón y lo quito torpemente, atacada por esa ansiedad ahora más grande. Los pantalones acaban bajo sus rodillas segundos después y en menos de un instante yo estoy sin camiseta, sin sujetador, y sintiendo mis shorts a los pies.
Ambos nos ponemos rígidos sobre el asiento y volvemos a buscarnos, esta vez abrazándonos con la necesidad de sentirnos cada vez más. Caigo de espaldas sobre el asiento con una pequeña risa que parece ser la señal definitiva para que Niall se active y empiece a besarme fuerte, a dejar rojo mi cuello y a recorrerse cada centímetro de mi con sus manos. Los dos, sin ropa uno encima del otro, respiramos aceleradamente y sin decirlo con palabras, decidimos hacerlo.
Se introduce dentro de mi lentamente, de forma que yo lo siento con más intensidad a la vez que aprieto las manos sobre su espalda. Un largo gemido se escapa de mi boca con cada movimiento cada vez más lento y profundo. Pequeñas gotas de sudor se deslizan por su frente y su mirada se vuelve más brillante, haciendo que me desespere.
Me muevo hacia arriba y hacia abajo al mismo ritmo que él, echo la cabeza hacia atrás y suspiro. Él se apoya muy fuerte con los brazos a ambos lados de mi, tan fuerte que su piel pálida empieza a enrojecerse y los músculos aparecen más definidos.
Más rápido, más fuerte, más duro, más violento y más salvaje.
Qué bien suena mi nombre con la forma de su voz.
Hasta llegar al extremo de todo y respirar profundamente.
 Cae sobre mi sin hacerme daño y se relaja tras tanta intensidad. Mis brazos se aflojan y caen también sobre su espalda.
-Déjame hacerte sentir todo esto cada día hasta que te vayas.- Dice, susurrando sobre mi pecho. Le respondo posando un suave beso sobre su revuelvo pelo de mechas doradas.
En seguida empezamos a vestirnos cuando oímos ruido de fuera y nos damos cuenta de que acabamos de hacerlo en la furgoneta, sin importarnos que cualquiera podría habernos visto.




-Mira que se lo hemos dicho. Pues no, se lo tenía que comer todo.- Me quejo.
-Cuando tiene hambre no hace caso de nadie...- Zayn se ríe montándose en el asiento del conductor de la furgoneta.
Últimamente cada vez que hay que ir a algún sitio, Zayn y yo siempre nos ofrecemos voluntarios.
Me gusta ir con Zayn en la furgoneta. Es relajante. Zayn es así: relajante. Este adjetivo le viene perfecto.
Se monta casi con parsimonia y, con calma, lo primero que hace es encender la radio. Una vez que elige la emisora o pone la música que quiere, se relaja sobre el asiento y maneja los pedales, el volante y demás objetos a gusto, haciendo que conducir parezca fácil y hasta placentero. A mi me gusta ir a su lado y oír su risa cada vez que desafino cantando las canciones que pone.
Siempre, por muy corto que sea el viaje, comenzamos a hablar. Y es que hablar con Zayn da gusto. Sabe darte su opinión sobre cualquier tema de manera tan persuasiva que al final siempre acabas de acuerdo con él. Habla pausadamente, en un tono de voz cómodo y que hipnotiza. Además, puedes sincerarte con él, y aunque le cueste un poco, el acabará hablando desde dentro contigo también. Con Zayn puedes hablar de temas cursis, es más, con Zayn te sale ser cursi.
Como suele pasar, Niall no ha dejado casi nada para cenar esta noche, y la mini nevera del autobús está vacía, así que a Zayn y a mi nos toca otro viaje en busca de un sitio cercano para pedir comida, aunque no sé de qué me quejo. Me gusta estar con él. Sé que antes no habíamos conectado porque para entrar en confianza con él debes ver lo que piensa. Parece complicado, pero no lo es para nada: Zayn es una persona sincera, tranquila, y desde su punto de vista todo sucede con más calma.
-Bueno, yo os voy a echar de menos...No sé vosotras.
Hace ya un rato que hemos pasado varios restaurantes que podrían servir, pero vamos en busca de un McDonalds, y además, hemos empezado una conversación que no queremos terminar.
-¿Me estás diciendo que dudas sobre si te vamos a echar de menos o no?- Digo, y le pego un tirón de la oreja. Sé que eso le molesta, por eso lo hago.
-¡Estate quieta!- Se queja, intentando apartarme.
A esto me refería. Puedes hablar de cualquier tema sin cortarte, sin notar que estás siendo demasiado sensible, porque él también lo es.
-He notado a Niall algo enfadado esta mañana.- Habla mirando a la carretera en un ambiente nocturno iluminado por los locales cercanos y los faros de la furgoneta.
Esta vez no puedo sincerarme del todo, así que solo me sonrojo e intento que no se note demasiado mientras hablo.
-No le pasa nada, solo está preocupado.
-Es normal, no quiere volver a irse y teme perderte.
-Que cosas más bonitas dices.- Sonrío.
-Solo digo la verdad, y le entiendo. Perrie es guapa y la quiero tanto como él te quiere a ti, y cada día que viajo a un sitio nuevo me acuerdo de ella.
Asiento ante sus palabras y le miro. Ahora sonríe levemente y por un momento baja la mirada para después seguir concentrado en la carretera.
-Y encima ella es famosa. Cuando salen rumores sobre que está con otro, soy tan tonto que acabo mal, aunque sé que ella no me haría algo así... Bueno, estábamos hablando de Niall, perdona, siempre acabamos hablando de Perrie.
-Pues ahora vas a hablarme de Perrie hasta que te canses de ello.
Sonríe soltando una pequeña risa también. Sé que no se cansaría de hablarme de ella, al igual que yo no me cansaría de hablar de Niall. Me da la sensación de que ambos amamos con la misma intensidad.
Le observo mientras habla sobre lo guapa que es Perrie, o lo buena que es, o lo adorable que fue haciendo tal cosa, o la sorpresa que le dio tal día.
Estoy contenta de que se sienta a gusto conmigo, de que vea en mí a una amiga con la que poder expresar todo lo que la echa de menos.




Alguien, muy cerca, más de lo que debería estar, observa cómo la furgoneta negra aparca frente a un McDonalds y se apresura a hablar con los nervios llenando su boca más que las palabras.
-Pare aquí, por favor.- Le dice al taxista que la lleva. Suelta un billete de a saber cuánto y ni siquiera espera a la vuelta cuando sale de allí apresurada, pegando un notable portazo.
De repente se percata de que puede ser reconocida y se pone unas gafas de sol que tenía preparadas sin pararse a pensar que es de noche. Echa varios mechones de pelo sobre su rostro e intenta pasar desapercibida ante la gente, sobre todo ante Zayn y Marina.
Les ve montados en la furgoneta mientras piden comida en el autoservicio del McDonalds. Ahora intenta calmarse a la vez que se percata de que tiene poco tiempo hasta que vuelvan a ponerse en marcha.
Saca su móvil del bolsillo y busca entre sus últimas llamadas a esa persona que le ha dado el trabajo que necesitaba, aunque nunca pensó que estudiar periodismo le llevase a semejante espionaje.
-¿Ya estás allí? ¿Les has seguido bien?- Dice la persona al otro lado de la línea nada más descolgar.
-Si, a ver...Están pidiendo, ¿lo hago ya?
-¡Deberías haberlo hecho ya! ¡Vamos, joder!
Se aparta el móvil del oído al notar demasiado profundos sus gritos.
-Y que no se te olvide hacer muchas, muchas fotos.
No le da tiempo a preguntar otra cosa cuando se corta la llamada. Ha colgado.
Vuelve a guardar su móvil en el bolsillo y respira hondo sujetando con fuerza la cámara de fotos tan grande, nueva y brillante que pudo conseguir antes de volar a EEUU. La besa casi con miedo de que le pase algo y se levanta, por fin dirigiéndose al establecimiento.
Por el camino se susurra a sí misma un par de cosas. Duda en cuanto a cómo sembrar el pánico, cómo provocar locura en poco tiempo para que no pase desapercibida. Entonces, lo ve claro.
Cierra los ojos a la vez que empuja la puerta del McDonalds. Cuando los abre está dentro. No hay vuelta atrás, así que llena sus pulmones y grita:
-¡¡Zayn Malik y Marina Gijón están pidiendo en el autoservicio!!
Algunas chicas se levantan de sus asientos, otras miran confundidas a todos lados sin saber qué hacer.
-¡¡Vamos, que se van!!- Vuelve a gritar, intentando que las pocas chicas que se habían levantado ahora se dirijan hacia la puerta y casi la tiren al suelo.
Un puñado de al menos 20 chicas corren hacia el autoservicio. Ella también corre, esta vez preparando su gran y potente cámara para capturar cualquier momento y después crear rumores con cada foto que obtenga.
Giran la esquina y todas, hasta ella misma, se alteran, empiezan a gritar desesperadas y corren hacia la furgoneta esperando una oportunidad para conocer a su ídolo.
La extraña chica del McDonals tenía razón: Zayn y Marina acaban de tomar su pedido y están saliendo de allí.




-¿¡Pero cómo se han enterado de que estamos aquí!?- Hablo alterada al ver cómo al menos 20 chicas corren hacia nosotros a la vez que Zayn intenta dar la vuelta y salir por el camino más accesible ahora mismo.
-¡No tengo ni idea!
-¿¡Pero dónde vas, Zayn!?- Ahora no puedo hacer otra cosa que no sea gritar. Zayn gira de forma tan brusca que salto en mi asiento y por pocas me pego un golpe en la cabeza con el techo.
-¡Cada vez hay más y no sé por dónde vienen!- Dice, con un tono más calmado que el mío pero más nervioso incluso que yo.
-¿Y si bajamos un rato...?
-¡Falta menos de media hora para el concierto!- Responde casi sin dejarme terminar.
-¿Y entonces por qué no están en la cola del concierto?
-¡Y yo que sé, joder!
Empiezo a preguntarme preguntas que nada tienen que ver y a tener ideas estúpidas como firmar algunos autógrafos sin ni siquiera bajarnos de aquí, cuando sé perfectamente que no nos dejarían arrancar de nuevo, impidiéndonos el paso. Las chicas ahora están acompañadas por más gente: padres y madres corriendo tras ellas, chicos que seguramente las acompañaban, más chicas...
Una chica de más o menos nuestra edad con una cámara profesional en la mano parece ser la que manda, yendo en cabeza de todo el alboroto. ¿Será una periodista? Tiene toda la pinta, tomando fotos en cada momento, hablando por el móvil y corriendo a la vez.
Zayn da otro giro muy brusco tomando una carretera casi inundada por la noche si no fuese por los faros de la furgoneta. Cierro los ojos esperando que el movimiento que se siente estando en el interior de ella se pare y cuando los abro, solo hay tranquilidad. La fuerte respiración de Zayn llena mis oídos al no haber ningún sonido más que éste.
Giro la cabeza. Estamos parados en mitad de la carretera, solos. Hemos despistado a las fans, por fin. Las luces iluminan la noche sin mostrar nada más que una vacía y oscura carretera.
Miro a Zayn al oír cómo se mueve. Se recuesta sobre su asiento y suspira, intentando recuperarse tras tanto movimiento inesperado. Cierra los ojos despacio y se queda así unos segundos hasta que vuelve a reaccionar.
-¿Y ahora cómo salimos de aquí?
Por un momento me río y esto parece desconcertarle. Me mira extrañado, casi con enfado pensando que me río de él.
-¿De qué te ríes, eh?
-Nada, nada...
-¡Ahora me lo dices!- Me pega un pequeño puñetazo en el hombro, sin pretender hacerme daño.
-Hubiese sido preferible pararnos con las fans, total, hemos acabado perdidos...
-¡Oye!
Me río aún más, esta vez también de su idiotez al cabrearse. Con la mirada de nuevo fija en la carretera, se coloca y toma el volante, suspirando una vez más antes de arrancar el coche.
-Eh, no te cabrees...
Mira hacia abajo para después, con algo de esfuerzo, sonreír.
-Vale, vale...Voy a intentar salir de aquí.
Arranca de nuevo y avanzamos, ahora sin música, sin charlas ni confesiones, solo deseando salir de allí y ya pensando en la pedazo de bronca que Paul nos tiene preparada.

Pero, de repente, pasa lo más inesperado de la noche. Ni las fans multiplicándose, ni los movimientos bruscos, ni de dónde coño ha salido ésta vacía carretera. Esto es lo que nos marca de verdad.
Llevamos poco metros recorridos, cuando, desde detrás de unos árboles, se distingue la silueta de una persona.
 El movimiento de las ramas nos advierte tarde cuando corre hacia nosotros, y con una cámara en la mano y su larga melena negra siendo azotada por el viento se para en frente, a centímetros de ser arrollada.
En menos de cinco segundos estamos a punto de atropellarla.

-¡ZAYN! ¡JODER, NO!







-¡Eh! ¿Hola? ¿Sigues ahí?
La llamada se ha cortado.
La periodista habla por el móvil confusa, casi gritando al no recibir respuesta. Vuelve a buscar a la persona que ahora mismo dirige todos sus movimientos y al pulsar un botón en su pantalla táctil, la llamada vuelve a realizarse. Ahí está.
-¿Cómo vas? ¿Has hecho muchas fotos? ¿Sigues con ellos?- Casi con más ansia y la voz más elevada, en la otra línea se notan los nervios y el ansia por conseguir el objetivo que se ha propuesto.
-Han tomado una carretera bastante escondida. Me ha costado encontrarla un rato, pero están ahí.
La chica mira hacia delante y ve parada en mitad de la solitaria carretera  a la furgoneta con Zayn y Marina dentro.
-¿Ahora estás sola?
-Sí, pero he estado con muchísimas fans y mucha gente que ya estará difundiendo la noticia de que están juntos.
-¡Perfecto!
Sonríe al ver que ha cumplido su misión. Casi sin darse cuenta ya está pensando en lo que le van a pagar y casi calculando si tendrá suficiente para, a parte de comprar el billete de vuelta, hacer algo de turismo.
-¿Cómo vuelvo al hotel? ¿Puedes llamar a un taxi o darme el número para llamar...?
-¿Volver? Qué graciosa. -Se oye al otro lado de la línea. Esa persona se ríe con ganas, como si de verdad se tratase de un chiste.- Estás sola en una carretera escondida con ellos dos ahí, aprovecha la oportunidad que tienes...
-¡Pero ya tengo más de 100 fotos, lo juro, la cámara está llena! ¡Puedo crear miles de rumores con lo que tengo!
-¿Qué clase de periodista eres tú? ¡Arriésgate o no pienso pagarte absolutamente nada!
La chica aprieta el móvil en su oreja de la rabia. No puede creerse que, tras haberse metido en todo este lío, ahora es como si no hubiese hecho nada.
Un ruido la saca de sus pensamientos. El motor de la furgoneta.
-¿Qué es eso que se oye?- La irritante persona vuelve a apoderarse de la situación. Joder, no se le escapa ninguna.
-Han arrancado.
-¿¡Pero tú eres gilipollas o qué te pasa!? ¡Corre, corre tras ellos!
Las piernas le tiemblan antes de tambalearse y, finalmente, decidirse a correr entre los arbustos que la escondían, ahora sin preocuparle el ruido o que la vean, solo pendiente de tomar buenas y comprometedoras fotos.
-¡Corre tras ellos, corre, joder ni se te ocurra pararte!
-¡Estoy demasiado cerca!
-¡Eso es lo que quiero!
-¡¡Me van a atropellar!!
-¡¡No lo harán si te ven!! ¡¡Preocúpate de hacer fotos!!
Un traspiés hace que el móvil caiga a un puñado de arbustos, a punto de ser arrollado por las ruedas de la furgoneta que pasa a centímetros suyos.
Quizás tiene razón y, al verla, pararán y hasta puede que obtenga una foto estupenda del momento.
 Pillados huyendo juntos. Buen reportaje.

Con la cámara en mano y el corazón casi en la garganta, solo hacen falta dos pasos para estar delante de ellos. Las potentes luces de la furgoneta la deslumbran hasta tal punto que deja caer su cámara colgada al cuello para taparse los ojos, pero los abre en seguida cuando un grito se apodera de la oscuridad de la noche.

-¡ZAYN! ¡JODER, NO!


Con lágrimas haciendo borrosa su imagen, la chica aparta las manos de los ojos y pestañea antes de aclarar su vista y encontrarse con el destrozo que ha dejado ese gran golpe de la furgoneta en la cuneta.
Las lágrimas se precipitan a la vez que, cobarde y asustada, sale corriendo todo lo lejos que sus piernas nerviosas le permiten.







Un olor nauseabundo hace que mis ojos se abran y me muestren una visión borrosa de mis manos sobre las de Zayn intentando hacerse con el control del volante. En un estado total de confusión, aprieto mis manos con las suyas, intentando recibir alguna señal, algo que me diga dónde estoy, algo que me recuerde qué acaba de pasar.
Aunque lo recuerdo, pero no me lo creo.
De los pies de Zayn viene ese desagradable olor que me ha hecho despertar. He vomitado encima suya. Me siento asquerosa y además, estoy asustada, tengo frío, un fuerte dolor en la pierna y no tengo ni idea de cómo se me ha ocurrido hacer lo que acabo de hacer. Cómo coño he tenido la pésima idea de lanzarme sobre Zayn y  girar el volante para no atropellar a esa chica.
Solo hay una forma de averiguar dónde estoy: tener el valor de alzar la vista. Y eso hago, econtrándome en primer lugar con el techo de la furgoneta a centímetros de mi cara, y un puñado de cristales traspasando la tela del pantalón en mi pierna derecha. De ahí viene este constante dolor.
Entonces, un pensamiento fugaz hace que de la misma rápida manera vuelva a girarme y ahora es el rostro de Zayn con los ojos cerrados y la boca entreabierta lo que está muy cerca de mi.
Un inmenso miedo me ahoga, provocando un nudo en mi garganta y haciendo que de mi boca que sabe a vómito salgan fuertes bocanadas de aire nervioso.
-Zayn...
Susurro su nombre con el miedo de no recibir una respuesta. Con el terror acechando muy cerca.
-Zayn...
Varias lágrimas hacen que esta vez pronuncie su nombre con un hilo de voz aguda y temblorosa, incluso más temblorosa que mi pierna dolida por todos esos cristales.
Tengo que hacer algo. Tengo que sacarle de aquí y asegurarme de que está bien.
Con los ojos cerrados y apretando muy fuerte los párpados, llevo mis dedos hacia algunos de los cristales más gruesos y sobresalientes y tiro de ellos intentando no pensármelo dos veces.
Un grito que me sale desde lo más profundo se alarga continuamente mientras que ahora, con los ojos abiertos observando cómo la sangre fluye junto con el dolor, arranco de mi varios cristales más, hasta solo dejar ahí algunos más pequeños a los que mi mano ensangrentada no es capaz de enfrentarse.
Pero mi principal objetivo es ponernos a salvo. Poner a Zayn a salvo. Ahora que he sido capaz de arrancar cristales de mi propia piel, casi no temo a mirar por la ventana de él y observar qué hay, para ver si estamos a punto de caer o podemos salir sin problema. Suspiro sonoramente al ver que estamos lo suficientemente separados como para salir.
Me quito el cinturón, alzo mis manos hacia el cristal roto que se encuentra encima mía y poso allí mis manos, tocando la superficie negra de la puerta desde la parte exterior. Solo con poner la otra mano en el lado izquierdo e impulsarme hacia arriba, estaré fuera.
Algunos cristales se introducen levemente sobre mis brazos cuando empujo hacia arriba y entre gritos de dolor pero a la vez pensamientos de celebración, logro impulsarme y sacar medio cuerpo por la ventanilla, encontrándome con las ruedas de la furgoneta a mi altura. Ahora lo veo todo mejor: la furgoneta está tumbada completamente de lado, con la parte del conductor sobre el asfalto.
Salto hacia el suelo y mi cuerpo preso del pánico no es capaz ni de dejarme dos segundos de pie, así que caigo sin hacerme mucho daño tras la experiencia de los cristales.
Logro sostenerme sobre mis piernas inútiles en este momento y, aún sintiendo un horrible dolor en la pierna derecha, me dirijo a la parte de Zayn y doy gracias de que la ventanilla también esté rota, porque si no sería imposible sacarle de ahí. Introduzco mis brazos y le quito el cinturón, por lo que en menos de un instante cae sobre ellos. Ahora solo tengo que buscar las fuerzas que la turbación que me atrapa se ha llevado y tirar de él hasta sacarle de allí.
Uno, dos...tres.
Logro con un solo tirón tener más de medio cuerpo suyo fuera. Tiro fuerte de él otra vez y, aunque los cristales han hecho varias heridas en su vientre, ahora cojo a Zayn por la parte de los pectorales, con sus pies arrastrando en el suelo.
Una luz de esperanza brilla en mi.
 Lo he conseguido, estamos salvados.
-¡Zayn!- Ahora no tengo miedo de gritar su nombre-¡Zayn! ¡Joder, Zayn, estamos fuera, hemos salido!
Logro arrastrarle de la misma postura lejos de la furgoneta y lejos de todos esos cristales punzantes.
-¡Zayn, hemos salido! ¡Hemos salido!

Entonces, es suficiente un ápice de alarma para fijarme en sus rostro y que los pensamientos más pesimistas se apoderen de mi mente haciendo que se tiña de un negro incluso más intenso que el de la noche que se abre sobre nosotros.

Una vez sobre el suelo y teniendo la cabeza de Zayn sobre mis muslos, busco su pulso en el cuello y en la muñeca a la vez, tan inquieta que tardo bastante en encontrarlo, pero esa misma chispa de esperanza vuelve a brillar cuando, al fin, lo noto.
-Sé que estás vivo...
Una de mis lágrimas cae sobre su mejilla. Utilizo mis últimas fuerzas para elevar su cuerpo hacia mi para así poder abrazarle.
No puedo perderle.

-Por favor, despierta.






















domingo, 26 de enero de 2014

CAPÍTULO 21.

Me pregunto para qué dormir cuando falta tan poco para que sea de día, pero necesito echar una corta cabezada que me haga evadirme de lo que acabo de vivir, que elimine por un rato la tensión que se acumula en mi cuerpo.
El sitio de Niall es demasiado pequeño para que durmamos los dos, y el único que quedaba libre lo ha ocupado Dani horas antes que yo. Lógicamente, no pienso ir a mi autobús y volver a encontrarme con la cara de esa pedazo de puta. Perdón por expresarme así, pero no me salen otras palabras.
Así que el sofá y una gran manta son míos, y la verdad es que con lo grande que es no tengo nada de qué quejarme. Lo es más aún al ponerlo como sofá-cama para después acomodarme todo lo cerca del gran cristal del autobús que puedo, ya que la vista del cielo oscuro y las estrellas yéndose al mismo ritmo que el autobús se mueve es preciosa. Me tapo cubriéndome hasta la nariz y digo en voz alta un "buenas noches" que me responden cansados Zayn, Louis y Niall, también queriendo olvidar todo esto.

Noto movimiento en el autobús y, aunque me he dormido en seguida, no puedo evitar volver a abrir los ojos al sentirlo cerca de mi. Me sorprende la visión borrosa del amanecer que me encuentro por el gran cristal.
-¿Ya tengo que levantarme?- Digo, con la voz tan ronca que casi parece un susurro.
-Llevas durmiendo unos 20 minutos.- Me contesta, con una de sus constantes risas.
Abro y cierro los ojos varias veces hasta aclarar mi vista y giro mi cabeza siguiendo la dirección de su voz. Está justo detrás mía. Le observo durante unos segundos y no sé si habrá dormido o no, pero sus ojos irritados alrededor del precioso color azul me dice que, si lo ha hecho, no le ha sentado nada bien. Su pelo se muestra totalmente despeinado, de forma hasta graciosa, pero en seguida aparto mi atención de ahí para observar su sonrisa de labios finos y rosados unidos.
Niall está de rodillas en el sofá apoyando sus brazos sobre la superficie de color rojo y vestido con un sweater y pantalones grises muy anchos. Esbozo una sonrisa al observar lo adorable y pequeño que parece así.
Giro mi cuerpo hacia el lado contrario y me tapo hasta arriba haciéndole ver que quiero dormir más, a lo que él me responde con otra risa, esta vez algo más alta que en seguida detiene para no despertar a los demás.
-¿A qué esperas?- Le pregunto, ahora con la voz un poco más clara.
-¿Qué?
Suspiro y vuelvo a destaparme, esta vez con más brusquedad, y me muevo hacia un lado para dejarle sitio. Levanto la manta y le hago un movimiento con la cabeza en señal de que quiero que se meta conmigo. No se lo piensa dos veces antes de saltar y taparse frenéticamente para coger todo el calor posible.
Me apoyo sobre un lado dejando caer mi pelo despeinado y seguramente encrespado sobre mi hombro, para así observarle. Pone sus manos bajo la mejilla que apoya en la almohada y baja los párpados, relajando su rostro a la vez que también lo hace con su sonrisa.
Estaba dispuesta a seguir durmiendo cuando, tal y como esperaba, sus manos se han posado en mi espalda y me han echo pegarme hacia él. Las mías han buscado abrazarle mientras que sus pies fríos han hecho que diga un "¡Niall!" en forma de queja, pero sé que cosas como esas son un constante "necesito tu calor" que me dan ganas de abrazarme aún más a él, acariciar su pelo despacio y absorber su aroma al mismo tiempo que escucho el rápido latido de su corazón, a pesar de que parece estar tranquilo.
Susurra un "Oh dios" a la vez que yo aumento mis caricias en su pelo, que parecen ser la puerta hacia ese sueño profundo que los dos estamos deseando coger.
Dormir con él es quizás uno de esos momentos en los que soy feliz por completo. Es algo tan verdadero, tan puro...
Es un momento en el que te muestras en tu estado más vulnerable y real, y compartirlo con él me hace feliz, me hace muy feliz.



Esta vez son los rayos del sol intenso de una entrada mañana los que me hacen abrir los ojos y cerrarlos en seguida al recibir tanta luz. Un pensamiento hace que pegue un gran salto sobre el sofá y sin ni siquiera ubicarme aún, busco en seguida mis zapatos para ir a las clases, pero vuelvo a caer con fuerza hacia atrás sin ganas ninguna de ir. Ya les diré que me encontraba mal o algo de eso.
Otro pensamiento me asalta, pero esta vez no de la misma manera como para levantarme corriendo. El autobús está parado, totalmente vacío y Niall no está a mi lado. ¿Ya hemos llegado a Dallas? Alargo mi mano a mi alrededor buscando mi móvil cuando recuerdo que está en el bolsillo de mi chaqueta, la cual permanece tirada en el suelo.
Me arrastro hasta el filo del sofá. Levanto mi cuerpo levemente y alargo mi brazo con pereza al ver que tengo que levantarme para llegar hasta ella. Desisto sin esperarme que iba a caerme en el suelo casi de cara, dándome a mi misma unos "buenos días" muy dolorosos.
-A veces me pregunto, ¿Por qué eres tan tonta?
Me siento en el suelo y acaricio mi barbilla, dónde me he dado el golpe, antes de levantar la cabeza y apartar todo el pelo de mi cara para observarle apoyado en la pared del fondo del autobús cruzado de brazos con una sonrisa burlona.
-Iba a contestar algo ingenioso para callarte la boca, pero como no se me ocurre nada: eres gilipollas. Ya está- Concluyo, levantándome torpemente para dirigirme al baño.
-¿Te has hecho daño?- Oigo su voz preguntándome mientras miro el pequeño rasguño que me he hecho en la barbilla y lo calmo con agua.
-No es nada.
Al darme la vuelta le veo delante mía apoyado de la misma manera que hace unos segundos. Le aparto dejando salir mi lado más borde de por las mañanas y al fin cojo el móvil para mirar la hora que es. Envío un mensaje a uno de los profesores y les digo que hoy no daré clase.
-¿Y los demás?
-Han ido a desayunar. Yo me he quedado aquí por si te despertabas y no sabías dónde ir.
-Y ya de paso te ríes de como me dejo la cara en el suelo, ¿no?
Vuelve a reírse levantando los hombros y con ese brillo en sus ojos cada vez que su risa es fuerte y verdadera. Sigo en mi papel de chica dura y enfadada a la vez que recojo el sofá-cama y vuelvo a ponerlo como sofá. Pero algo encima de la mesa llama mi atención.
¿Eso son condones?
Tened cuidado, que el amigo de Liam ya nos ha traído una sorpresa...No queremos más xx
No hace falta terminar de leer la nota para saber que ha sido Louis con su habitual cachondeo.
-A mi me parece una buena idea.- Dice Niall, que me estaba observando mientras cogía la nota y los condones. Me río de él y se los tiro al pecho, pero al ser varios no puede cogerlos todos y le dejo ahí, agachándose con torpeza a recogerlos mientras salgo afuera.
Un cielo azul totalmente despejado se abre sobre nuestras cabezas. Ni una sola nube, solo rayos de sol intensos que calman un suave y hasta fresco viento que me hace ponerme la chaqueta en seguida, pero que es agradable. Niall ha sacado una silla y sobre ella está su guitarra con unos cuantos papeles y un lápiz.
-¿Cuándo van a volver?
-¿Los demás? Ni idea, creo que se iban a comprar por ahí o algo, tenemos la mañana y parte de la tarde libre.
Me hago a un lado para dejarle pasar y, aún con el ancho pijama de anoche, mueve la silla más aún hacia el sol y se acomoda ahí cogiendo su guitarra y poniéndose unas gafas de sol negras. Me sonríe.
-Siéntate y relájate, aún queda para que vengan todos.
-¿Y las bailarinas...?
-También se han ido.
 Esta vez soy yo la que sonríe ante la idea de estar totalmente solos rodeados por los autobuses del tour bajo un día tan soleado y bonito.
Me siento sobre las escaleras del autobús que llevan al asfalto y estiro las piernas.
-Creo que se han llevado a Frai a urgencias porque ayer le hiciste demasiado daño.- Me dice, totalmente serio y parando de tocar unas notas que sonaban de su guitarra.
En seguida grito un elevado "¿!Qué!?" que le hace reírse aún más que cuando me he caído mientras yo no paro de pensar en la que he liado. Frai en urgencias por mi culpa...¿Qué he hecho?
 Joder, que no le di tan fuerte, me cago en todo.
-Que no, que es mentira...Era para ver qué cara ponías.
Definitivamente, Niall es gilipollas.
-Pues no me ha hecho gracia.
-No pretendía que te hiciese gracia. Además, si no te hubiese parado seguramente la habrías matado.
-Exagerado...
-¡Pero si le estabas metiendo una paliza que...ni yo tengo esa fuerza!
-Es que te estaba pegando.
-No me estaba haciendo daño.
-"No me estaba haciendo daño"- Repito, imitando su voz en un tono más grave y haciendo gestos burlones.- Te ha dejado arañazos en la cara y todo.
-Y aún tengo la espalda resentida por sus manotazos.- Reconoce, asintiendo- Pero el caso es que nunca te había visto tan...
-¿Tan qué?- Digo, intentando terminar de una vez con el tema.
-Tan oscura... tan salvaje.- Lo dice tan convencido que hasta sonríe con lentitud.
Le respondo con el simple gesto de mirar al suelo. Él hace como si nada tocando las mismas notas que antes en su guitarra, rompiendo el silencio que se ha creado entre nosotros.
-Es que no podía soportar que siguiese pegándote.- Al final me sincero con él, arrojando hacia fuera mi lado más cursi. Pero, por lo que se ve,  él se lo toma perfectamente y me sigue la conversación animado.
-Me quieres.- Dice, con aire de satisfacción.
-Sí, pero sigues siendo gilipollas.- Bajo la voz a la vez que bajo la cabeza haciendo que todo el pelo caiga hacia delante en mi rostro, haciéndole ver que quiero terminar de hablar de la paliza hacia Frai y todo esto que simplemente quiero que se pase rápido.
Unas notas nuevas aparecen esta vez en su guitarra.
-Pues, ¿sabes qué?
-¿Qué?- Rezo para que desvíe el tema mientras levanto la cabeza y le miro. Permanece sentado en la silla con una pierna sobre la otra y agarrando su guitarra con ese amor especial que le tiene desde siempre.
-Yo actuaría mucho peor si algún día me encuentro con David.- Dice esto en un tono grave mucho más profundo, pretendiendo así que me tome la frase muy en serio, pero no puedo hacer otra cosa que no sea reírme muy fuerte.
-¿Tu que vas a hacer, si luego eres más ñoño y sensible que nadie? ¡Venga ya!
-¡Oye, lo haría por ti!
-No te veo yo en el papel de un chico malo metido en una pelea con otro.
-Cuando es por ti y el tío es un hijo de puta, sí.- Ahora parece enfadado. Me lo confirma doblando los papeles que tenía en la mano y levantándose de la silla para ir hacia dentro con la guitarra en la mano, dispuesto a guardarla.
-¡Eh!- Me levanto y me pongo en frente suya, deteniendo su paso.-¡Pero no te enfades!- Sigo hablándole a la vez que le pellizco sus mejillas dejándolas de un rojo más intenso aún del que siempre tienen. Intenta esquivarme inútilmente hasta que al fin cede y sonríe, volviendo a su asiento y desdoblando los papeles.
-¿Qué es eso?
Hago ademán de quitárselos de la mano, pero él es ágil al apartarlos.
-Es una canción para ti. ¿Prefieres que sea sorpresa o canto lo que llevo escrito?
Sonrío incluso antes de que termine la frase, dando pequeños saltos emocionada para después lanzarme sobre él. Le abrazo por detrás dejando un gran y sonoro beso en su mejilla, después, apoyo mi barbilla sobre su hombro y le miro de lado, observando sus ojos a través de las gafas de sol. Hasta así se ven preciosos.
-Sorpresa, quiero que sea sorpresa. ¡Joder, estoy muy emocionada! Aún no he superado My Paradise, y ahora otra... Dios, ¿cómo será? No me hagas esperar mucho, por favor.
Se ríe de esa forma adorable que solo él tiene.- No lo haré tranquila. Mientras esperas, ¿cantamos alguna ahora?
-¡Vale!- Vuelvo a sentarme dónde estaba antes y me cruzo de piernas mientras pienso en algunas canciones.- Me apetece mucho cantar Last First Kiss.
Se concentra en su guitarra y se prepara para empezar a tocar esta preciosa canción. No le da tiempo a mostrar su perfecta voz cuando yo muestro la mía, con ganas de cantar y hasta comiéndome palabras y bailando de forma rara, haciendo de este supuesto momento bonito de dos novios enamorados cantándose canciones un cachondeo muy grande de risas, burlas e insultos, pero con cariño.
-Menos mal que no te has hecho cantante.
-¡Oh, perdone señor Horan, no todos tenemos una voz celestial como la suya!
Esta vez se ríe tímidamente a la vez que empieza otra canción, que es Change My Mind.
Y así continuamos lo que queda de mañana, por mi parte destrozando canciones preciosas con mi horrible voz que encima exagero al emocionarme cantando, por la suya haciéndolas aún más bellas interrumpiendo con su risa.


28 de Julio. Han pasado 4 días desde el anuncio del embarazo de Dani al grupo y la pelea de Frai. Tras esa relajante mañana con Niall tocando la guitarra solo para mi mientras yo cantaba de la forma más horrible posible, me hice la idea de que lo que venía ahora iba a ser un cúmulo de sucesos que lo único que van a hacer es meternos tensión. Pero yo solo tengo dos objetivos: que Dani sea feliz y que nada de esto afecte de forma negativa a ellos como banda.
Cuando los chicos y Dani vinieron, nos reunimos en el autobús porque en ese momento yo era el centro de atención. La noche anterior me había peleado con Frai y solo lo sabían Dani, Liam, Niall, el chico protagonista de todo esto y el otro, que como bien dijo Niall, se fue a comprar comida a la estación de servicio.
-Dí que sí, en el momento más oportuno.
-¡Y yo qué sabía!- Se quejó, pero en seguida le hicieron callarse para que yo siguiese contando la historia. El único que no tenía ni idea , al menos en este autobús, es Harry, que duerme de forma demasiado profunda. Le envidio.
-¿Qué le pasa a esa y por qué está tan obsesionada conmigo?
-Eso digo yo.
-Pues ni idea.
Todos hablan a la vez y en voz alta, confusos ante la situación de la que solo Dani, Niall y yo sabemos la verdad... Y ni siquiera sabemos toda la verdad, porque aún no tenemos ni idea de por qué actúa de forma tan psicópata.
-Teníais que haber visto a Marina lanzándose sobre ella... ¡Fue un momento digno de un vídeo!- Dice Niall, pretendiendo cambiar de tema, y lo consigue haciendo que todos quieran chocar los cinco conmigo o me felicitan por haber tenido el valor de pararle los pies ante tal situación. Al menos todo esto ha servido para echarnos unas risas.
Una de las cosas por las que estos cuatro días han sido duros es porque Dani decidió no darle más vueltas y contarle la noticia a sus padres. Dijo que lo mejor era hacerlo en total soledad para que, si tenían que decirle algo, lo hiciesen sin cortarse de que estuviésemos Liam o yo delante, y así ahorrarse otra llamada. Pedimos permiso en el hotel dónde nos tocaba ese día y nos facilitaron una habitación con un ordenador nuevo y de internet bastante veloz para hacer una videollamada. Le di un gran abrazo a Dani, de esos fuertes que transmitió toda la fuerza que tenía para ella, y Liam le dio un tierno beso cogiéndole cariñosamente de las mejillas. Ambos nos salimos al pasillo y esperamos unas dos horas hasta que la puerta se abrió y, como era de esperar, salió una Dani de nariz y mejillas rojas, al igual que sus ojos irritados, respiración acelerada y voz rota. Había estado llorando muchísimo, y no pensaba parar en ese momento.
Entramos con ella y le cogimos cada uno una mano. Yo entrelacé mis dedos con los suyos mientras Liam besaba su otra mano a la misma vez que fijaba sus ojos sobre ella, intentando calmarla con su mirada preocupada. Son tan tiernos, joder, son tan adorables, tan protectores el uno con el otro que...Que sé que el bebé recibirá el mismo amor y todo saldrá bien. Puede que me haya costado convencerme, pero tras ver tanto amor en un solo gesto, ¿quién no tendría el sentimiento de que todo será perfecto? Aunque quizás luego no sea así.
Dejamos que Dani se desahogase llorando un buen rato hasta que se calmó y, tartamudeando con la voz rota, nos contó lo que ya nos esperábamos. Ven esto como la mayor locura de su vida, y su preocupación mezclado con enfado hacia su hija ha llegado a tal punto que no le dejaban decir palabra, simplemente la insultaban o la dejaban como inútil, diciéndole que es una irresponsable, inmadura y hasta que no será una buena madre. Por supuesto, han amenazado con hacerla volver a España.
Pero, después de todo, ellos son sus padres y Dani es su hija, y al verla llorar tan débil a miles de kilómetros, han dejado que ella explique lo que siente ante todo esto. Al final han quedado en hacer otra videollamada con Liam delante y aclararlo todo. Esta vez fue Liam al que le atacaron los nervios y yo no pude evitar esbozar una sonrisa ante tal cara de miedo. Eso hizo que al fin, tras cuatro horas seguidas llorando, Dani pudiese esbozar una pequeña sonrisa y lanzar un profundo suspiro.

Tras todo esto solo queda decir que las bailarinas se han enterado del embarazo, y aunque no le han dicho nada directamente a Dani, sabemos gracias a Sofía y a Raquel que así es, así que es cuestión de tiempo que lo sepa todo el mundo. Ante esto Dani se ha hecho fuerte y ha dicho totalmente convencida que lo hará público dentro de poco, solo que tiene que prepararse. No nos ha dicho de qué forma, pero sé que está intentando no parecer más débil de lo que está y recuperar esa característica fuerza que ha tenido siempre.

También hubo una divertida llamada a Elena y Cristina. Fue tan larga que creo que voy a tener que pedir ayuda a todo el equipo del tour para pagarla, pero mereció la pena. Primero le contamos lo que pasó con Frai y, sin exagerar, estuvimos unas tres horas riéndonos sobre eso e insultando a Frai, eso sí, comprobando que no había nadie alrededor nuestra que pudiese quitarme el móvil... Tras eso Dani contó la gran noticia y nos pasamos otras casi dos horas hablando sobre ella. Pasaron por varias fases de asimilación, luego celebración, preocupación... Más o menos pensaban lo mismo que yo tenía en mente, solo que a Elena se le veía algo más animada y a Cristina más negativa, aunque coincidían en opiniones. Dani explicó con diferentes palabras pero el mismo mensaje la ilusión que nos hizo ver a todos el otro día en la habitación y ellas parecieron comprensivas ante sus sentimientos.
-Venga joder, que tenemos que irnos, ¡no nos entretengáis más!- Les grité, mirando la hora alterada porque llegábamos tarde al concierto de esa noche.
-¡Pero si habéis sido vosotras!- Me respondió Cristina gritando más alto.
-¡Oye!
-¿Y que esperabas tras esta noticia? ¿Un "vale, enhorabuena, adiós"?- Dijo Elena, con toda la razón.
-Pero ya en serio, que tenemos que irnos...- Intentó razonar Dani, pero entre tantas risas no había quien hablase en serio.
-¡Vamos a colgar en tres, dos...!- Empecé una inútil cuenta atrás antes de que Cristina volviese a interrumpirme.
-¡Una cosa más y ya os vais!
Dani y yo nos miramos y asentimos no muy convencidas.
-Qué quieres ahora...
-Vamos a jugar al bingo: yo pongo los cartones y Dani pone el bombo.
Escuchamos unas risas muy fuertes antes de que Dani me arrebatase el móvil y colgase, pero después no pudo evitar reírse del penoso chiste de Cristina.
En ese momento me di cuenta de lo mucho que las echaba de menos.



Ya está casi todo listo para el concierto de esta noche, los asientos colocados, el escenario listo, luces y sonidos probándose... Todo parece estar correcto, solo falta hacer algunos ensayos, por eso estamos aquí con los chicos y las bailarinas. Antes de empezar, ellas calientan sobre el escenario y los chicos están dispersos por ahí, investigando cómo es este sitio.
Harry y yo estamos sentados en unos asientos que hacen esquina muy pegados al escenario: la zona vip. Posamos nuestros pies sobre los asientos que hay delante y comemos una bolsa de patatas que se ha comprado hace un rato antes de entrar.
-¡Estate quieta, que te las vas a comer todas!- Dice, apartado la bolsa de mis manos justo antes de ir a por otra patata. Espero unos segundos a que vuelva a su postura inicial y le quito la bolsa con facilidad, apoderándome de un buen puñado esta vez.
-Te jodes.- Le digo, satisfecha. Él se limita a esperar a que termine de devorar la bolsa, negando con la cabeza.
Harry es genial, y no solo conmigo. Es así con todo el mundo. Es la típica persona que encuentra el lado divertido de las situaciones más complicadas, aunque él también las sienta. Pero, a la vez, es profundo, y cuando tiene una conversación seria te hace pensar mucho, hasta el punto de replantearte cosas.
A veces, en situaciones como esta, me pregunto por qué no fue él. Por qué, en su momento, en Londres, cuando su casa más bien parecía la mía, por qué decidí irme con Niall en vez de con él. Por qué no cogí la oportunidad cuando me besó preparando la fiesta de cumpleaños de Louis, por qué seguía detrás de Niall cuando él me lo estaba dando todo y, de una forma u otra, le quiero.
Pienso en todo esto observándole. Lleva sus traviesos rizos recogidos en una cinta de cuadros rojos y marrones. Tiene una camisa desaliñada de color azul oscuro que muestra sus hombros y también el montón de tatuajes de sus brazos. Los rotos de sus vaqueros y, finalmente, sus características botas. No se las quita nunca, es como yo con mis Converse.
Pero la respuesta no tarda en llegar. Harry es genial, pero yo quiero a Niall. Parece una respuesta lógica que no da ninguna explicación a mi pregunta, pero es así. Me enamoré de su timidez ante temas serios, pero lo abierto que es en cualquier sitio, de su lado sensible que solo yo he podido sacar a la luz, en definitiva, de él, de Niall. Harry no es para mi.
-¿Sabes qué?- Me dice, retomando la conversación.
-Dime.
-He decidido pedirle salir a Vito.
Me levanto de mi asiento y aplaudo contenta. Quizás no sea para mi, pero sí para ella.
-¡Ole y ole!
-¿Ole?- Repite él, confuso
-Es una expresión española.- Le explico, riéndome.- ¿Y dónde la vas a llevar? ¿Cuándo se lo vas a decir?
-Bueno...- Baja los pies del asiento de delante y se toca los rizos cerca de la nuca, pensativo.- Creo que ahora después, en el descanso del ensayo. No sé dónde voy a llevarla, ya se me ocurrirá algo...Tendrá que decirme que sí primero, ¿no?
-¡De eso no hay duda!
-¡Vamos a ensayar!- Grita Louis. Se levanta y le hago chocar los cinco antes de que se ponga a bajar las escaleras que llevan a la parte de abajo mientras que Dani las sube para sentarse conmigo.


Los chicos terminan de ensayar I Would  tras varias interrupciones, caídas, y risas por parte de Dani y mía, que observamos el panorama que traen desde unos asientos en la parte de abajo. Es divertido ver cómo algunas de las bailarinas se equivocan de pasos y chocan, los chicos se ríen y no pueden continuar cantando, la coreógrafa se enfada y nosotras mientras grabamos para subir los divertidos vídeos a Instagram.
Nos levantamos y subimos al escenario a la vez que ellos van hacia dentro para descansar un rato. Sofía me hace una señal con la mano y yo le doy un toque a Dani en el hombro para que me siga.
Nos metemos con ella por un pasillo hasta acabar en una habitación con maquillaje y trajes de todo tipo, se supone que es la de Lou Teasdale pero no está. En vez de ella, nos encontramos a Raquel.
-¡Por fin! Qué difícil es esconderse un rato, joder...- Exclama cuando nos ve entrar. Se sienta sobre una mesa y se hace un moño improvisado con su alocado pelo tras tanto ajetreo. Sofía se tira sobre el suelo y suspira agradeciendo lo frío que está para sus enrojecidas mejillas.
-Creo que no vais a llegar al concierto vivas...-  Digo, riéndome.
-Decidnos por qué nos habéis llamado antes de que nos pillen...- Dice Dani, a la vez que se sitúa cerca de la puerta, por si acaso.
-El otro día oímos a Frai hablar con Vane de que estaba planeando algo para joderte a ti- Raquel me señala a la vez que habla.- Pero Paula apareció por detrás e intentamos disimular que estábamos poniendo la oreja lo mejor que pudimos...
-¿Entonces?- Pregunta Dani.
-Solo os podemos decir eso: Frai está tramando algo, y esta vez va a por ti.- Vuelve a señalarme.
-Si lo miras desde el lado positivo, mi objetivo era que dejase en paz a Elena y lo he conseguido.- Me río intentando quitar importancia al asunto. Sofía y Raquel no me siguen por mucho tiempo, sabiendo que sí la tiene.
-Si conseguimos averiguar algo, será espiándola...No confía en nosotras para todos sus planes.- Nos aclara Sofía.
-¿Y eso por qué?
-Solo se los cuenta a Vane, Mónica y Paula que son sus mejores amigas desde siempre. A nosotras y a Vito solo nos conoce de estar en la misma academia.
-¿Y por qué Vito está con ellas?- Pregunta Dani, que se muestra indignada a vez que se cruza de brazos y apoya su espalda sobre la puerta.
-Por Mónica.- Responde Raquel, suspirando profundamente y poniendo los ojos en blanco, dando a entender que ese tema le tiene un poco harta.
Yo, que estaba apoyada sobre una mesa, me levanto bruscamente tirando algunos botes de laca. No les hago caso a pesar de que hacen mucho ruido al chocar con el suelo. Las tres me miran desconcertadas.
-¿Por Mónica?
-Es que Vito es lesbiana.- Nos aclara Sofía.
-¿¡Que Vito es lesbiana!?- Pregunto, mostrando preocupación en vez de duda.
-Sí...- Me responde Raquel, dando a entender que no entiende mi reacción con su tono de voz.
-Me ha llegado un mensaje.- Dice Sofía en ese momento.- Nos están buscando.
-¡Vámonos!- Ordena Raquel, pegando un salto desde la mesa.
-¿Y qué decimos si nos ven?- Pregunta Dani.
-Pues...pues resulta que bajando las escaleras hacia el backstage te has caído. Espero que sepas actuar.
Mientras Raquel y Sofía se dispersan, yo ando torpemente más pendiente de la pantalla del móvil que de mis pasos. Abro WhatsApp y pulso donde pone "Styles" en la pantalla.

¿Has hablado ya con Vito?

Espero unos segundos, y cuando iba bloquear el móvil para salir a buscarle, vibra en mi bolsillo.

Sí.

Se le ve tan distante con ese solo "sí" que mis dedos pulgares se paralizan ante la pantalla. Ahora no sé qué coño decir.

Me acabo de enterar ahora, hablando con Sofía y Raquel.

Lo envío y me decido a seguir escribiendo: "si lo hubiese sabido antes te lo hubiese dic..."
Me ha contestado.

No es tu culpa, no es culpa de nadie. 

Me desespero ante tal situación. Harry, una vez más, destrozado. No puedo permitirlo, no otra vez. Y, por muchas vueltas que le doy, siento que la culpa es mía, que todo esto empezó por que me quería a mi y yo a él no.

¿Dónde estás? 

No vengas- me dice al segundo de escribirle mi pregunta.- Ahora mismo me gustaría estar solo. Gracias por todo :) xx

Intento creerme esa sonrisa y los dos besos que me manda, intento tomarme bien ese "gracias", pero sigo queriendo ir tras él y ver cómo está, aunque sé que mal.
Espero que disfrute de su momento de soledad y luego pueda hablar con él.
Me susurro cosas a mi misma antes de salir al escenario y buscar a Dani.




Harry sale por una de las puertas que hay por la parte de atrás del escenario sin ni siquiera saber hacia dónde da. Sujeta el móvil con la mano derecha con tal fuerza que los huesos se le marcan. Con la otra no para de revolverse el pelo, finalmente quitándose la cinta que ataba su cabello.
Tras andar un rato acaba en el aparcamiento. Ahora el móvil vibra en su mano y suena música: le están llamando. Serán los demás, esperándole para ensayar. Pero él no quiere ensayar. Ni hablar con Marina, ni desahogarse con ellos, ni hablar con nadie ni hacer nada. Solo le apetece tirarse en el asfalto entre la furgoneta y uno de los autobuses, y así hace, intentando esconderse del mundo. Pone el móvil en silencio e intenta relajarse, pensar en otra cosa que le de fuerzas para levantarse y volver al ensayo, pero no puede. De la rabia muerde la cinta que lleva en su mano, ha hace una bola y la tira con fuerza. ¿Qué cojones pasa con él? Ya no sabe cómo sentirse. Vito solo le gusta. No la quiere como hizo con Marina, solo le gusta. Y tenía esperanzas de empezar algo nuevo con ella, quizás una cita o dos, varias sonrisas, puede que algún beso, y, quién puede decir que no pasase nada más. Pero no es que ella sea lesbiana lo que le tiene enfadado. El el hecho de que cada chica que le ha gustado desde hace un tiempo pasa de él. Y se siente mal, siente que está solo. Marina con Niall y su relación perfecta, Louis y Eleanor empalagosos cada vez que se ven, Liam y Dani que van a formar una familia, Zayn que pilla cualquier oportunidad para hablar con Perrie...Se les ve a todos tan felices, tan alegres, enamorados...Con alguien que les completa. Pero, ¿¡qué pasa con él, eh!? ¿¡Nadie es para él!?
-¿¡Cuándo cojones me toca a mi!?- Grita, con una voz tan oscura que podría asustar a cualquiera que esté alrededor, pero parece ser que está solo mientras su voz hace eco. Solo, otra vez.
Se reincorpora sobre el suelo y apoya la espalda en la puerta negra de la furgoneta. Cierra los ojos e intenta relajarse.
"Estás enfadado por una tontería. Calma.", dice, intentando ser razonable con él mismo. Consigue regular su respiración pesada a un ritmo más suave y volver a colocarse la cinta recogiéndose el pelo.
De repente, como un rayo de luz, una persona viene a su cabeza. Lo ve claro, pero a la vez tiene dudas. Es la única persona que ahora mismo le podría entender. No sabe si se siente sola, pero lo está. ¿Hay alguien que le entienda mejor? Ni Louis, siendo su mejor amigo, podría entender nada ahora. Ni Marina, que está muy colada por Niall. Esa persona es la única que podría animarle aunque sea lo más mínimo en esta situación.
Así que desbloquea la pantalla táctil de su móvil y busca en WhatsApp su nombre. Por un momento se queda pensando qué ponerle.
-Empiezo con un "hola"...
Pone la palabra "hola" en el teclado táctil, pero en seguida la borra y respira hondo. Sus dedos empiezan a correr por el teclado, libres.

Cristina, sé que llevamos un tiempo sin hablar, pero necesito contarle esto a alguien. Tu sabes que yo quería a Marina, bueno, pues ha empezado a gustarme Vito, pero solo gustarme... Le he pedido salir y resulta que es lesbiana. Me siento, bueno, no sé cómo. Necesitaba desahogarme.

Lo envía con los ojos cerrados y se queda así durante unos segundos. Al abrirlos no hay nada, así que decide juntar sus piernas y sujetarlas con los brazos a la vez que sus manos sostienen el móvil, pendiente de una respuesta.
Un par de llamadas más de Liam y Zayn llegan, pero las ignora, solo pendiente de la respuesta de Cristina.
Una llamada de Marina.
Mensajes de Marina.
Y justo cuando iba a levantarse para volver al ensayo, Cristina aparece. Un mensaje de WhatsApp tan original como raro. Sí, eso es. Una respuesta rara. No se esperaba esa reacción para nada.

Harry, joder, vaya suerte tienes...¿te has enamorado de una lesbiana? Tío, JAJAJAJAJAJA No aciertas ni una...

Como un soplo de aire fresco, como agua en su rostro, como una sonrisa. Eso es, una sonrisa. Harry está sonriendo. Por fin, está sonriendo. El humor con el que se ha tomado Cristina la situación le ha hecho mover los labios y esbozar esa sonrisa que tanto esperaba.
"Oye, no te enfades, estaba de broma." Lee esta vez. Cristina se piensa que se ha enfadado al no contestar Harry.

Al contrario, me has hecho reír. Es gracioso, si lo miras bien.

Y entonces, casi sin darse cuenta, se acomoda aún más, relaja su cuerpo sobre el suelo y estira las piernas. Apoya sus muñecas sobre su vientre y escribe, hablando con fluidez con Cristina.
Ignorando las llamadas, los mensajes. Sonriendo.