domingo, 24 de noviembre de 2013

CAPÍTULO 16.

Abro los ojos sobresaltada por la alarma que puse ayer por la noche en mi móvil, la cual me avisa ahora de que tengo que ducharme, vestirme, desayunar e irme a la habitación del hotel de los profesores para dar clase. Solo de pensar en todo eso resoplo en señal de agobio y apago el molesto sonido dando a la pantalla táctil del móvil con el dedo intentando acertar, ya que aún no soy consciente de lo que hago.
Libero mi mente de pensamientos, pero en seguida vuelve a llenarse de incertidumbre y dudas al ver a quién tengo al lado. Es Dani aferrada a mi brazo durmiendo plácidamente como si la alarma no existiese, incluso acomodándose a mi lado.
 Anoche lloró muchísimo... solo lloró. El miedo a lo que viene ahora le impedía hablar, y yo no la forcé a que lo hiciese, porque ese era el momento de llorar, de balbucear palabras sin sentido ante la amiga que asiente como si le entendiese, pero es que la entendía. La entendía en el sentido de que acababa de recibir la sorpresa más grande de su vida y traía muchos caminos, decisiones, problemas...
Por eso ayer las palabras se quedaron en pequeños gritos del aún fuerte dolor y sollozos que de vez en cuando se derrumbaban con ella y estallaban en muchas lágrimas. Yo tampoco solté palabra, solo le traje su pijama, le hice que se lo pusiese, me quité los zapatos y tras dejar en la mesita de noche la caja de la medicina de Paul y agua por si hacía falta más tarde, me metí en la cama con ella, protegiéndonos del frío de anoche tapándonos y, además, abrazándonos. Se agarró a mí metiendo su cabeza bajo mi cuello y siguió llorando hasta que se durmió. Pero yo no podía dormir. Estoy muy preocupada por ella, por lo que está sintiendo, por lo que está por venir, y solo siento la necesidad de protegerla. Por eso la abracé aún más fuerte antes de dormirme.
La volvería a abrazar si no fuese porque no quiero despertarla. Dormir es la mejor forma de olvidarse de todo , porque puedes tener un sueño o una pesadilla, pero es otro mundo, y no es verdad. Puedes estar disfrutando y levantarte con buen sabor de boca, o puedes despertar agitada y respirar con alivio porque esa pesadilla no era tu realidad. O simplemente puedes dormir, evadirte de todo, salir de donde estés. Como cuando lees un libro o escuchas música.
Por un momento se me pasa por la cabeza levantarme lentamente, taparla, hacer todo lo que tengo pendiente, llegar a los profesores y decirles que se encuentra mal, pero Dani se mueve estirándose y abre los ojos lentamente. Me mira y, para mi sorpresa y alegría, sonríe.
-Qué tonta soy.- Me dice a modo de "buenos días."
-¿Por qué dices eso?
-Por lo que monté ayer. ¿Cuánto estuve llorando, dos, tres horas?
-Eso no importa, es más, es bueno. Ya tendrás tiempo de hablar, de aclararte.
-Lo segundo creo que tardaré en hacerlo, pero lo de hablar lo haré hoy mismo con Liam.
Se levanta y se sienta sobre la cama, estirándose aún más. Me sorprende la normalidad con la que habla y lo decidida que está a afrontarlo todo.
-Veo que estás mejor.
-No lo estoy, pero no puedo seguir llorando. Tengo que hablar con Liam, y tengo que decidir algo. No puedo estar parada.
-Pero, Dani, ¿por qué estás mal?- Me atrevo a preguntar, finalmente.- ¿Es por la inseguridad? ¿Es por la reacción de Liam?
-Es porque no quiero tenerlo.- Contesta, firme y cortante.
Me quedo callada tras esta clara y concisa respuesta, pero no puedo evitar casi susurrar un "¿por qué?"
-Porque...todo, porque no es ni el momento ni el lugar, porque no estoy preparada para...- Por un momento agacha la cabeza, sus rizos tapan su rostro y parece que va a volver a caer. Traga saliva haciendo un notable sonido y suspira- ...ser madre. Es que suena tan fuerte, tan grande, y tan lejano... Ser madre. No puedo hacerlo aún, Marina, no puedo.
Asiento entendiéndola ahora mejor.
-Es normal que estés así. ¿Quieres hablarlo? ¿O mejor nos vamos a las clases y dejamos el tema?- Le pregunto, intentando ser comprensiva.
-Por supuesto que quiero hablarlo, y quiero hacerlo contigo. Ahora mismo me pasa de todo. No sé cómo reaccionará Liam, necesito ordenar todo lo que hay en mi cabeza y ayer no pude... Pero llegamos tarde a las clases.
Se levanta de la cama y va despacio hacia el armario. Empieza a sacar ropa que da la sensación que ni siquiera está mirando y respira aceleradamente. Sé lo que quiere: quiere volver a llorar, pero esta vez explicando el motivo de su llanto.
-Ah, y gracias por lo de ayer.- Se da la vuelta y me sonríe por segunda vez.
-¿Gracias a mi? Cállate.- Le contesto, y me levanto para lanzarme a abrazarla. Aunque soy yo la que siempre se siente protegida bajo sus brazos, esta vez el sentimiento viene de ella.


La clase de hoy se me ha hecho eterna. Tengo la cabeza llena de dudas y lo único que quiero es que Dani aclare las suyas conmigo. Quiero estar a su lado porque sé que ahora mismo soy la única persona con la que puede hablar tranquila.
Salgo de las clases despidiéndome de los profesores y espero a Dani sentada en las escaleras mientras los que suben y bajan me miran, casi un poco extrañados de que esté sentada ahí, mirando el móvil con pasotismo, todos mis papeles en el suelo y los pies extendidos hacia abajo mientras mastico chicle. Me atrevo hasta a sonreirles aportando algo de sencillez en sus presumidas vidas.
Al fin aparece Dani y se sienta a mi lado resoplando.
-Me duele muchísimo la cabeza. Espero que no sospechen nada, no quiero decírselo a los demás  hasta decidir algo.- Dice, pensando en que ahora nos reunimos para comer en el restaurante.
-No creo que noten nada, di que tienes resaca y ya está.
Asiente y me levanto, tirando de su brazo para ayudar a que ella haga lo mismo. Bajamos las escaleras con pequeños saltitos hasta llegar a recepción. Damos una vuelta por el vestíbulo algo confusas al no saber dónde está el restaurante, pero vemos a Harry dirigirse hacia nosotras y respiramos tranquilas.
-Venid ya si no queréis que Niall se coma toda la comida y no podáis pedir nada.- Se ríe y nos guía por un pasillo muy largo con varias ventanas enormes que dan a un jardín, pero no un jardín como el del anterior hotel, sino uno enorme y muy simple: solo césped, una piscina y varios toboganes y columpios que imitan estar hechos de bambú.
Entramos y no hace falta detenerse a mirar la sala mucho rato para averiguar dónde están: ocupan la mesa más grande, la más ruidosa también. Tomamos asiento tras dar los buenos días.
-Dios mío, qué horror, ¿y esas caras? ¿tanto bebisteis anoche?- Me río de todos ellos y sus voces roncas, sus movimientos lentos y expresiones de dolor.
-Calla, hablas demasiado y me duele la cabeza.- Me responde Vito, resoplando, aunque lo hace riendo.
Me siento entre Harry y Dani, que ya está hablando con Liam sobre anoche. Él le pregunta preocupado que cómo está y ella le pone la excusa improvisada de que tiene resaca.
Una camarera toma nota de lo que vamos a comer y tras irse, giro mi cabeza y llamo la atención de Harry tocándole el pelo.
-Styles, hace ya que no hablamos.
-Tienes razón, Gijón.
-Eh, solo yo puedo llamarte por tu apellido.
-Lo que usted diga, Gijón.
Le pego un guantazo suave que él exagera con un gesto de dolor extremo que me hace reír.
-¿Cómo vas con ella?- Le pregunto, levantando las cejas seguidamente. Ahora es él quién se ríe de mí luciendo sus bonitos hoyuelos.
-¿Con quién?
-No te hagas el tonto...
-¿Con Vito?
-¿Con Vito?- Repito, imitando su voz  profunda y sus movimientos de pelo inconscientes.- Sí, con Vito, idiota.
-Pues...- Se queda algo pensativo. Chasqueo mis dedos delante de sus ojos para llamar su atención.- Es que no sé qué contestarte. Hay veces en las que parece que hablo con la pared, pero otras me hace caso y tenemos alguna que otra conversación larga...
La camarera trae mi plato y el Dani y ahora soy yo la que piensa mientras me meto el primer bocado.
-Puede que le gustes pero se siente insegura.
-¿Y qué hago?
-Nada. Sé tu, eres muy buena gente.- Asiento sonriendo y vuelvo a centrarme en mi comida, hambrienta.
-¿Buena gente? ¿Soy tu mejor amigo y me dices que soy solo "buena gente"?
Resoplo y pongo los ojos en blanco antes de contestar:
-Es que no tengo ganas de ponerme cursi.- Le doy una sonrisa traviesa y vuelvo a mi plato.
Contesta metiéndome un trozo de pan en la boca sin avisar, haciendo que casi me atragante entre la risa y que no me lo esperaba.


Hoy los chicos tienen el día muy ocupado: primero hablarán de vídeos, canciones y proyectos para Midnight Memories, su nuevo álbum, que está tomando forma, y por la noche tienen el concierto, así que las bailarinas también se van para ensayar una última vez. Eso significa que Dani y yo nos vamos a quedar solas: justo lo que necesitamos.
Nos dirigimos a la puerta del hotel tras comer. Ha sido una comida mucho más tranquila por causa de la resaca general. Louis y Zayn eran los peores: ojeras, voces roncas, movimientos lentos, poco apetito... Parecía que les costaba hasta masticar, no sé como van a aguantar todo el día ajetreado que les espera.
Harry, sin embargo, no estaba tan mal. Un leve dolor de cabeza cuando yo hablaba algo más alto, pero poco más. Nos hemos pasado la comida hablando de Vito, de cómo puede acercarse más a ella. Yo dándole consejos de amor a Harry Styles, quién lo diría.
Las bailarinas están mezcladas: unas van bien y otras, entre ellas Frai, llevan cara de dolor como máscara. Observo a Frai con disimulo. Se ha pasado la comida callada, mirando a su plato o hablando con Mónica. Puede que esto haya servido para que deje sus estúpidos planes un tiempo, pero no creo que tire la toalla.
Niall está más o menos bien, pero va durmiéndose mientras camina. Me gustaría ver cómo Paul le regaña cuando le vea dormido en las esquinas del escenario mientras ensayan, pero hoy es preferible quedarme aquí con Dani. A los demás les hemos puesto la excusa de que tenemos que estudiar, pero pienso llevarla al gran jardín para hablar tranquilas.
Despedimos a los chicos en la puerta del hotel. Le estaba diciendo adiós a Harry con la mano, con el cuál llevo hablando todo el rato desde que nos hemos visto, cuando de repente Niall se planta delante mía y me da un beso fugaz, de esos que se dan las parejas casi por obligación cuando se saludan o se despiden.
-¿Qué haces?- Le digo, pareciendo algo borde.
-Probar cómo saben estos besos.
-No me gustan.- Le digo, sinceramente.
-Yo he descubierto que los odio. Me gusta mucho más cuando puedo darte uno lento, abrazándote.
Se acerca y parece que voy a recibir uno de esos cuando posa sus manos sobre mis hombros y se inclina a mi oído. Su aliento cosquillea mi cuello y sus manos se deslizan por mi espalda lentamente hasta acabar en un abrazo.
-Hasta esta noche.
Se separa de mi. Agarro la mano de Dani intentando no morir lentamente tras esto. ¿Pretende tenerme en este modo todo el día mientras no esté, o algo así?
Me lanza una sonrisa antes de marchar a la furgoneta.


Dani y yo nos pasamos la tarde correteando por la planta baja del hotel, sintiéndonos inútiles al no encontrar la puerta por la que se accede al jardín, pero sin querer preguntar a nadie porque, después de todo, estamos pasando un buen rato. Pensaba que ésta iba a ser una tarde teñida de lágrimas, que iba a pasarla oyendo cómo Dani me contaba sus inquietudes...Me había preparado para entenderla, para callarme y dejarla hablar, ya que al final siempre acabo hablando de más y no dejo a los demás terminar... Iba a ser mejor amiga de lo que he sido nunca, y creo que lo estoy siendo, pero de manera natural. Estoy haciendo que demos vueltas alrededor del hotel, metiéndonos por pasillos liosos y puertas que dan a cosas de mantenimiento, provocando su risa cada vez que estamos a punto de meter la pata.
En un momento de locura he abierto una puerta en la que está prohibido pasar a no ser que seas del personal y he pegado un portazo descubriendo que era la habitación que controlaba todas las cámaras de seguridad del hotel. Por un momento he tomado una gran bocanada de aire mientras me preguntaba cómo coño había llegado allí y le he dado la mano a Dani para salir de a la velocidad de la luz. Un hombre vestido de guardia nos ha gritado muy fuerte, pero nosotras hemos salido de allí corriendo sin dejar que nos alcanzase, aunque tampoco tenía mucho interés al ver que solo somos dos tontas dando vueltas.
Y, por fin, Dani da un pequeño grito de victoria y me agarra del brazo para llevarme a la muy trabajada y enorme puerta de madera encabezada por un letrero en el que pone "Parque y piscina." Hemos abierto con tanta fuerza y ansia que la gente que allí había se ha girado inmediatamente a mirarnos. Nosotras, riéndonos, nos hemos alejado de ellos en la gran extensión de césped y nos hemos dejado caer de golpe sobre él. Tras eso hemos caído de espalda una al lado de otra, sonriendo mientras nos acordándonos de nuestra huida del guardia de las cámaras.
Me alegro de que esté pasando así, de que se esté tomando bien la situación, por que sé que no está actuando, porque tras tantísimo tiempo con ella sé cuándo la risa chillona que le corta la respiración, le hace achicar aún más los ojos y hace que su cara sea roja es verdadera.
Mi móvil vibra en el bolsillo y lo saco en seguida.
-¡Es Cris!
-Estará con Elena- Razona Dani.- Vamos a divertirnos un poco contándoles el espectáculo de Frai.- Dice, ya que está totalmente informada de lo que ayer hizo, cosa que también ha servido para sacarle unas cuantas risas.
Descolgamos y las saludamos con alegría antes de empezar a contarlo todo precipitadamente.





La sala donde las bailarinas se cambian es bien grande, lo suficiente para que ellas se muevan en el espacio yendo de un lado para otro, cambiándose rápidamente antes de cada canción o ensayando ese odioso paso que suele fallar al ser algo más difícil.
-Mierda.- Dice Mónica, moviendo sus manos rápidamente entre un montón de ropa.
-¿Qué pasa?- Le pregunta Paula, riéndose de como se aparta los rizos mientras casi mete la cabeza en el montón.
-No me he traído el conjunto para bailar "Rock Me".
-¡¿Qué dices!?- Grita Raquel, al escucharla.- ¡Verás cuando se entere Dolma!- Le advierte, un poco divertida al imaginarse la cara de la coreógrafa, Dolma, gritándole por haberse olvidado el traje una 6º vez.
-No no no, tengo que ir al por el traje, pero ya.- Dice Mónica, dando vueltas por la sala.
-¿Cómo vas a ir ahora, si salimos a ensayar ya?
-Que sí, que voy, ya me inventaré alguna excusa, callaos la boca y dejarme dinero para un taxi.
-Mira que no tener ni un céntimo encima...- Se queja Vane, mientras gira sobre si misma mirándose al espejo.
-Yo te dejo dinero, y si quieres voy contigo.- Dice Vito, levantándose de dónde estaba sentada al mismo tiempo que busca dinero en los bolsillos de su chaqueta. Sonríe al encontrar un billete y mira a Mónica, la cual niega con la cabeza no muy convencida.
-Bueno, si quieres... pero te va a regañar a ti también.
-Ya ves, me da igual.- Contesta, mientras le coge la mano y salen de allí corriendo.
Suben las escaleras hacia al escenario intentando esquivar los sitios en dónde puede encontrarse ahora a Dolma y acaban saltando por el borde de él hacia el césped del campo de béisbol, el cual están preparando para esta noche. Corren a través del campo rezando por no escuchar sus nombres en un par de gritos antes de por fin cruzar la puerta hacia la salida. Una vez en la calle se encuentran a salvo y piden más tranquilas un taxi.

El viaje se hace algo más largo debido al ajetreado tráfico y  los constantes pensamientos de Mónica en voz alta, que no sabe dónde ha dejado el traje esta mañana. Entran en el hotel aminorando la velocidad, pero igualmente escandalosas y llamando la atención por sus cabellos descolocados y sus respiraciones fuertes. Por un segundo dan gracias de no tener que esperar ningún ascensor ni subir ningunas escaleras porque sus habitaciones están en la planta baja, cerca de la piscina. Correteando por los pasillos en busca de su habitación,  Mónica se acuerda de dónde está el traje y da un pequeño salto en señal de victoria, justo a unos pasos de su puerta. Abre y entran ahora mucho mas pacíficas y respirando hondo. Vito se sorprende del desastre de habitación que tiene montado mientras que Mónica se dirige con pasos pesados hacia un montón de ropa similar a dónde anteriormente buscaba y alza el brazo con el conjunto de un color morado brillante muy llamativo en sus manos, sonriendo.
-Vámonos.- Ordena a Vito antes de cerrar la puerta, pero el cansancio de todo lo que ha corrido en estos pocos minutos le hace apoyarse sobre la puerta y respirar hondo para calmarse. Vito la imita sobre la pared agradeciendo la idea, ya que se encuentra en el mismo estado.
Tras unos segundos así, Mónica levanta su cabeza llena de abundante cabello rizado dispuesta a salir de allí, cuando otros rizos bien abundantes y de color similar al suyo le llaman la atención cerca de la piscina.
-¿Esa no es Dani?- Pregunta, haciendo llamar la atención de Vito.
-Sí, y la de al lado es Marina.- Afirma, haciendo que Mónica ande hacia el cristal por el que las está observando. Las ve reírse casi revolcándose en el césped mientras sujetan un móvil que se les cae continuamente con el ansia de querer cogerlo a la vez.
-¿Qué hacen?- Se pregunta Mónica, con una sonrisa de lado.- Ven, vamos a espiarlas un rato.
-No Mónica, venga, vámonos ya que Dolma se va a enfadar.
-Me da igual, total, por una vez más... Quiero ver qué hacen, venga.- Agarra del brazo a Vito y la hace caminar hacia la puerta grande de madera que da al jardín. Vito resopla y arrastra sus pasos, sin ninguna gana de ver qué hacen Dani y Marina, pero queriendo complacer a su amiga.
-¿Para qué quieres espiarlas?
- Vamos, ¿te crees que son tontas? ¡Marina es la prima de Elena! Seguro que lo saben todo, lo de Frai la otra noche incluido, y quiero ver cómo hablan de ello.
-Ni que Frai te pagase para que las espiases...
-¡Anda, pues es buena idea!- Exclama, antes de empujar la puerta.
Caminan silenciosamente por el jardín hasta quedar a varios metro de ellas, sentadas a la sombra de un tobogán mientras intentan esconderse. Están de espaldas a ellas, por lo que se permiten salir un poco de la sombra e intentar afinar el oído. Se quedan en silencio total para oírlas reír y averiguar el por qué.

Y vaya si lo averiguan. Al pensar que están en total soledad, o que las personas que hay alrededor solo son turistas del hotel, Dani y Marina lo dicen todo, absolutamente todo. Cuentan con detalles a Elena, que es la persona del móvil, cómo Frai pasó el mayor ridículo de su vida en las rocas de la playa y se ríen de ello con ansias. También nombran algo de amenazas hacia Elena, lo cual no explican mucho pero se sobreentiende,  dejan claro que intentan defenderla y parece ser que van detrás de estropear los planes de Frai.
Mónica le susurra a Vito "Te lo dije" sabiendo que tendría razón en cuanto a que Marina y Dani lo saben todo. Un rato después Marina cuelga la llamada y arroja el móvil hacia un lado aún atacada por la risa mientras se gira para quedar casi en frente de Dani y seguir hablando con ella.
-Ve a por el móvil.- Le ordena Mónica a Vito.
-¿¡Qué!?- Le contesta entre susurros.
-Que les quites el móvil, tengo una idea.
-No joder, que van a pillarme.
-Pues si no vas tu, voy yo.
-¿Quieres callarte y quedarte aquí?-Contesta Vito, cogiéndole del brazo para que se esté quieta.
-Espera, tengo una idea.- Dice Mónica, y sigilosamente da la vuelta en el tobogán hasta acabar cerca de un grupo de chicos de más o menos su edad.
Entre susurros más alto de lo debido llama la atención de alguno de ellos y, finalmente, uno se dirige hacia ellas lleno de confusión y una sonrisa divertida en el rostro.
-¿Ves a esas de allí?
-Sí.- Contesta el chico, un latino de pelo moreno y acento bien marcado.
-La castaña de pelo liso tiene un móvil al lado, ¿lo ves? Pues quiero que lo cojas. Si te pillan sal corriendo y nos vemos en...
-En la puerta de los servicios del restaurante.- Dice Vito, aportando ideas a esta locura de plan.
-No pienso hacer eso.- Contesta el chico, haciendo ademan de alejarse, pero se para cuando Vito saca de su bolsillo un billete. Con media sonrisa lo desliza entre sus dedos y finalmente se lo mete en el bolsillo del pantalón.
El chico pasea lenta y tranquilamente entre Dani y Marina, las cuales siguen sin enterarse de nada de lo que pasa a su alrededor entre risas y cachondeos. El chico se tira, literalmente, al lado de Marina y encima del móvil, chocando con ella y haciendo que caiga sobre su pecho en el césped. Mónica y Vito miran asombradas cómo el chico se esconde el móvil en el bolsillo antes de que Marina y Dani puedan reaccionar ante la caída.
-Lo siento, de verdad, ¿te he hecho daño?
-No, estoy bien.- Contesta Marina, con una mano sobre su pecho en señal de claro dolor.- ¿Y tú?
-También, lo siento.- Se levanta y se dirige hacia el tobogán de nuevo, ante la mirada atónita de las dos amigas. Cuando se asegura de que vuelven a hablar entre ellas, le da el móvil a Mónica y ambas salen corriendo hacia la puerta de madera, ya preparadas para volver a los ensayos.


Mónica y Vito se levantan de golpe al ver entrar a todas sus amigas a la sala donde antes se cambiaban. Todas llevan el traje de haber estado bailando "I would" y saludan alegres al verlas.
-Tenemos mucho que contaros.- Dice Mónica, sacando el móvil de Marina lentamente hasta posarlo antes los ojos de todas. Con cara de confusión, preguntan de quién es.
-Es de Marina. Le hemos estado espiando a ella y a Dani y nos hemos enterado de muchas cosas.
Las caras de Sofía y Raquel cambian totalmente ante la sospecha de que las hayan descubierto, así que intentan disimular su miedo cuando Mónica empieza a contar todo lo que ha pasado en este rato que han estado fuera. Respiran con alivio cuando termina su relato, apoyado por Vito, y sus nombres no aparecen: por ahora solo saben que Dani y Marina defienden a Elena y Cris también está de por medio.
Raquel lanza una mirada que dice varias cosas a Vito. Ella gira la cabeza esquivándola cuando mira al suelo, dejando a Raquel en un estado muy confuso, deseando que se revuelvan para ir a ensayar la próxima canción y  hablar con ella.
Frai le arrebata el móvil a Mónica y maldice a la dueña de éste al ver que para acceder al menú necesita una contraseña. Prueba algunas como "Niall" o cosas así, pero nada. Al rato se lleva las manos a la cabeza apartado su flequillo de la frente y resoplando.
-No pasa nada, lo que se me ha ocurrido es solo para que te deje en paz, no nos hace falta saber nada más.
Todas se miran entre ellas, algunas no muy convencidas de las ideas de Mónica, otras sonriendo por la misma razón.
-¿Tenéis papel y boli?- Pregunta la de las ideas locas. Vane busca en su bolso mientras las demás le observan.
Raquel no aguanta más y saca su móvil. Lo desbloquea y busca a Vito en WhatsApp:

Pensaba que no querías hacerle daño ni a él ni a Elena, joder, ya sabes cómo es Frai.

Vito nota que le vibra el móvil en el bolsillo, lo saca y mira hacia ella. Hace una mueca antes de contestar:

No lo hago por Frai y lo sabes.

Raquel resopla y hace algo raro con las manos en señal de fastidio.

¿En serio vas a joder la relación y vas a dejar que Elena siga recibiendo amenazas solo por Mónica?

Vito vuelve a contestar, esta vez decidida, incluso elevándose un poco de donde está sentada. Lo envía y levanta la cabeza frenéticamente esperando la reacción de Raquel. Este último mensaje la deja sorprendida: Vito está de parte de Frai, definitivamente, sin importarle uno de sus ídolos, sin importarle que Elena lo esté pasando mal por culpa de lo que a Frai le pase en la cabeza.

Quiero a Mónica y sabes que voy a hacer lo que sea por ella.

"Lo que buscas con Mónica no va a ninguna parte" le dice Raquel moviendo los labios a Vito mientras ella gira su cabeza hacia otro lado, pero le es inevitable seguir mirando de reojo la cara de decepción de su amiga Raquel.




Me despido con suspiros de fastidio de la amable recepcionista que me ha mandado a la mierda con palabras educadas, pero lo ha hecho, al contarle que me han robado el móvil. Dice que no puede hacer nada aunque pueden haber sido clientes del hotel, y aquí estoy, atacada de los nervios porque no sé dónde coño está mi puto móvil. No creo que puedan mirar nada porque tengo puesta contraseña, ¡pero es que me han robado el puto movil, joder!
Dani me pide que me tranquilice cuando le llega un WhatsApp. Los chicos vienen al hotel con las bailarinas para dejar al equipo de decoración, luces y audio ultimar unos detalles del escenario.
Les recibimos en una de las puertas traseras del hotel  y les vemos salir de la furgoneta algo más animados y despiertos que al medio día. Les saludo a todos con la alegría habitual de siempre aunque sigo con el fastidio de que me han robado el móvil.
Voy en busca de Niall cuando le veo hablando por el móvil tras la furgoneta. Parece que no me ve aparecer mientras va de un lado a otro.
-Os doy hasta el día 29 de Junio... No, me prometiste que estaría todo bien para el 16...
Hace una larga pausa mientras se la da vuelta despacio. Al verme abre sus expresivos ojos azules todo lo que puede y se le escapa un claro "joder".
-Vale, el 2 de Julio, ni un día más ni uno menos, tengo que colgar...Adiós.
Se apresura con muchísimo nerviosismo a colgar y guardar su móvil en el bolsillo de sus jeans antes de que acabe en el asfalto gracias a sus temblorosas manos. Pocas veces le había visto tan alterado y me divierte que sea yo la que le ponga así, así que sonrío.
-¿Cuánto has oído?
-No te preocupes, solo un puñado de fechas sin sentido.- Decido no preocuparle y lo consigo al oírle dejar ir su miedo a haberle descubierto en un suspiro.
Salimos de detrás de la furgoneta y pillamos a todos yéndose a sus habitaciones. Dani, que va de la mano de Liam, me lanza una mirada y mueve los labios. La entiendo perfectamente: va a decírselo. Muevo mis labios para desearle suerte, pero por otra parte sé que no la necesitará, que Liam es un chico estupendo. Aunque este tema es... podríamos llamarle "El tema."
Lo único que tengo claro es que si Dani, por alguna cosa u otra se queda sola, siempre me tendrá a mi haya los temas que haya.

Salimos del ascensor hacia la habitación de Niall mientras me cuenta cosas de Midnight Memories o tonterías que han hecho el día de hoy, pero al entrar cierro de un portazo tras mi espalda y me dirijo lentamente hacia él, haciendo que vuelva a entrar en ese extraño estado de nerviosismo.
-¿Qué pasa el 2 de Julio?
Le veo tragar saliva y dirigir sus ojos hacia cualquier sitio que no sean los míos. Sus manos se mueven nerviosas apoyadas a sus lados y rígido susurra unas cuantas palabras.
-¡Háblame claro!- Le exijo, levantando su cabeza cogiéndole de la barbilla. De repente su mirada se encuentra con la mía y esta vez soy yo la que se vuelve débil. Él lo nota y posa sus manos sobre mis caderas, haciendo estar a milímetros de él.
-Ese día apuntalo como "el día especial"- Dice, antes de besarme moviendo sus labios arriba y abajo y sus manos a mi alrededor queriendo adelantar ese 2 de Julio al día de hoy. Un beso lento, bonito, con sonrisas de por medio... Los que nos gusta darnos.
Alguien llamando a la puerta nos interrumpe. Niall se dirige a abrir mientras yo me quedo en medio de la habitación tocando mis labios con mis dedos lentamente, sintiéndole aún. Sus besos son increíbles.
-¿Qué es esto?- Dice de repente, llamado mi atención. Le veo con mi móvil en una mano y una nota en la otra.
-¡Mi móvil!- Exclamo al quitárselo, haciendo lo mismo con la nota. Me quedo totalmente paralizada con las palabras que leo a continuación:

Para proteger a Elena y a él, Dani y tu necesitaréis primero que os protejan. Voy a por vosotras

Me precipito a salir de la habitación y mirar a ambos lados del pasillo atónita, apretando mis mandíbulas ante la idea de Frai planeando joder mi vida. "¿Cómo coño nos ha descubierto?" Me pregunto, apretando la nota cada vez más fuerte.
-Marina, ¿qué pone? ¿Qué te pasa?- Me pregunta Niall preocupado, posando su mano sobre mi brazo, haciendo que me calme por un segundo.

Le tiendo el papel y tras leerlo cierra la puerta y me lleva a la cama. Me dice que me siente y yo no me opongo a contárselo todo, porque Frai no está bien de la cabeza y es capaz de hacer de todo, así que procedo a informarle de todo este lío de espías y espiados, de Elena, de él, de Frai, de Sofía y Raquel...
Por que le necesito.



domingo, 10 de noviembre de 2013

CAPÍTULO 15.


¿Sabéis de esa horrible sensación de ser alguien que sobra? ¿De intentar hacer algo y que te arrebaten la ilusión dejándote destrozada, haciéndote sentir inútil? Pues ese mismo sentimiento me recorrió la mente el día de ayer, pero solo hasta que lo supieron los chicos. Ellos siempre están ahí para encargarse de que yo sea feliz. Lo estuvieron durante 7 años sin ni siquiera conocerme, por supuesto que siguen haciéndolo a día de hoy.

Era enorme la cantidad de gente que conocí ayer en tan solo 2 horas. Dos agotadoras y, para que engañarme, cansinas y pesadas horas intentando inútilmente aprenderme muchísimos nombres de gente importante en el tour con la cual Harry se lleva bien. No me separé de él en ningún momento mientras paseábamos por el hotel y parábamos a gente que ni siquiera sabía que venía con nosotros. Todos sabían quién era, pero yo no tenía ni idea de que ellos estaban aquí. Supongo que tendría que acostumbrarme de una vez a esta sensación, pero es tan extraña que cada vez que viene parece ser nueva.
Tras casi dos horas diciéndole mi nombre a gente que trabaja para el tour, solo me aprendí quiénes eran dos personas: un tipo llamado Robert, que al ver a Harry le abrazó con mucha alegría, como si llevasen años sin verse, y una de las personas más importantes, por no decir la que más, de toda la organización del tour: un tal Hubert que empezó siendo amigable y acabó haciendo que casi rompa la puerta de mi habitación del hotel al dar un portazo de rabia.
A la vez que le decía mi nombre a la gente también contaba el propósito que tenía, ese plan para que las Directioners conociesen a los chicos, pero la hora de la verdad era esta, porque todo dependía de la palabra de este hombre. Intenté expresarme de la mejor manera y hasta poner cara de pena, intenté hacer que Hubert se metiese dentro de la mente de una Directioner y comprobase qué se siente al conocer a tus ídolos.

 Pero fue quitándome ilusiones cuando, al terminar, echó a Harry de la habitación para darme una respuesta. Sonrió abriendo su boca con amplitud, desconcertándome.
-Marina, cielo,- Me dijo aquel "cielo" con un tono burlesco que me hizo poner cara de asco.- A los chicos las fans le importáis muchísimo, y tienes razón en eso de que la mayor parte de lo que hacen es por vosotras, pero no son ellos los que mandan en cuanto a este tema que tu quieres tocar. Aquí, en este territorio, si quieres conocer a la banda hay que pagar y comprarse un M&G. No hay otro camino.
En seguida iba a levantar la voz, pero tan solo al abrir la boca el hombre levantó un dedo en señal de silencio.
-Ten en cuenta que si estás aquí es casi de milagro y que no puedes manejarnos. Yo te manejo a ti. Y puedo hacer que tu y tu amiga volváis a España solo con chasquear los dedos.
Cerré mi boca en una línea recta con varios dientes mordiéndome el labio superior. Mi mano izquierda buscó a mi mano derecha y ahí se incaron mis uñas con rabia.
-Creo que esa no es la mejor manera de hablarle a una chica que solo ha propuesto una idea amablemente.- Intenté hacerle saber con educación mientras mis uñas raspaban la palma de mi mano.- De todas formas, gracias por escucharme. Encantada, señor...
-Llámame Hubert- Sonríe mientras me acompaña a la salida. No pude evitar dar un respingo que claramente notó cuando me tocó el hombro a la vez que me abría la puerta. Salí al pasillo sin mirarle a la cara y una vez que cerró, corrí escaleras abajo hacia mi habitación, dónde solo quería encerrarme a llorar después de ver todo lo que me estaba esforzando para nada, para que un tipo sin escrúpulos me echase en cara que yo aquí solo estoy para molestar.
Pero cuando entré en mi cuarto y cerré la puerta de golpe, no me di cuenta de que allí no solo estaba Harry, sino que todo el grupo en busca de una respuesta.
-Marina, relájate, por favor.- Me dijo Louis, el cual vino a mi encuentro en seguida.- ¿Qué ha pasado?
No me lo pensé dos veces antes de decir:
-Que solo les importa el dinero. Y que yo solo estoy aquí para molestar. Sé que no es cierto, pero, ¿sabes qué? De ahora en adelante sí que lo será.
Claramente, tras esa respuesta, todos me rodearon en busca de una explicación.
 Al darla recibí caras de decepción, enfado por parte de los chicos, rabia contenida en el azul de los ojos de Niall y una voz honda y decidida que dijo:
-Mañana nos vamos al centro de la ciudad y Marina llevará a cabo su plan. No hay nada más que hablar. Y ya nos encargaremos de que no te vuelvan a hablar así: se cree que es él quien manda, pero no.
Tras dejar eso totalmente claro y concluir la conversación, Zayn me lanzó una sonrisa. Tantísimo tiempo a su lado y fue la primera vez que le vi enfadado, o al menos la primera en la que me he percatado de su enfado. Es difícil verle así, porque siempre está bien con la gente.

Así que al final optamos por decirle a Hubert y a otra gente importante que trabaja con él que las bailarinas, Dani y yo nos íbamos a hacer algo de turismo por México mientras los chicos se iban a la reunión para hablar del nuevo disco. Dijeron que les parecía bien, pero lo que no les contamos es que tras eso los chicos vendrían a recogernos y, entonces, "casualmente", acabaríamos en ese sitio donde organicé la quedada que se supone que  he cancelado.


A pesar de que aún tengo algo de rabia corriendo por mi ser, he disfrutado como nunca visitando sitios de México. Hemos ido de un lado para otro, haciendo fotos de cada cosa que había ante nuestros ojos o comprando tonterías de las tiendas de regalos de los sitios que visitábamos. Esto era lo que yo quería: viajar, sentir que estoy en un sitio y que puedo conocer su cultura, mezclarme con su gente, comer comidas diferentes...
Hemos pasado la mañana entera de turismo, así que ahora estamos tan cansadas que hemos recibido la furgoneta de los chicos como si fuese una cómoda cama. En 15 minutos y con algún tiempo extra, hemos recorrido la distancia que hay entre donde estábamos y el lugar de la quedada. Los nervios van aumentando mientras nos organizamos a gritos y moviéndonos dentro de un espacio muy pequeño.
-¡A ver, joder, escuchadme! Primero sale Frai y atrae a las chicas de la quedada, cuando ella me mande un WhatsApp diciendo que salgamos, salimos pero discretamente...- Miro a Louis, el cual ya se había dado por aludido- ¿Vale?- Me lanza una sonrisa.- Y no os mováis de al lado de la furgoneta para cuando nos tengamos que ir, porque no tenemos a Paul ni a los tipos grandes para ayudarnos a salir de aquí. ¿Queda claro todo?
-Sí, mamá.- Contesta Dani, haciendo que todos se rían. Frai sale del coche tras ponerse en menos de dos segundos sobre su camiseta blanca una sudadera de 1D muy llamativa para que se note que es la que ha organizado la quedada. Se despide de nosotros y sale decidida. Divisa la calle en busca de gente para la quedada y la suerte está de su parte cuando ve a un grupo de chicas dirigirse hacia ella. Nosotros lo observamos todo desde la furgoneta, esperando pacientemente a que nos envíe el mensaje de salida. La vemos darse un par de besos mientras dice su nombre al grupo de 10 chicas que hay, mientras poco a poco van llegando más. Un tiempo después llego a contar que hay 25 chicas y Frai me envía el mensaje:

¡Salid ya! 

Lo leo en voz alta y tras volver a repasar las indicaciones, abro la puerta de la furgoneta y salgo fuera. En seguida unas cuantas chicas se ponen a hablar en susurros, otras le preguntan a Frai, otras me miran dudosas y, finalmente, se empiezan a acercar todas. Dani sale y no les queda duda de que somos nosotras dos.
Pero la verdadera locura empieza cuando del asiento del conductor sale el mismísimo Zayn Malik, y casi al mismo tiempo las puertas se van abriendo y de ahí salen todos a la vez. Casi tiran a Frai al suelo entre empujones, corriendo hacia nosotros mientras nos precipitamos a cerrar las puertas para que nadie entre.

En instantes me encuentro aplastada sobre la furgoneta intentando no caerme dando pasos lentísimos entre la gente, ayudando a que avancen hasta llegar a ellos.
Por un momento observo a los chicos detenidamente, ahí, abrazando a grupos enormes de chicas a la vez, enterrados entre gritos ahogados y llantos de alegría, hablando con todas y regalándoles el mejor día de su vida. Es una imagen preciosa que espero que estén fotografiando las fans, porque estoy tan rodeada de gente que no puedo meter la mano en el bolsillo de mi pantalón y sacar el móvil.
Una chica de pelo negro larguísimo y ondulado me llama la atención, no solo por ese impresionante pelo, sino por su cara rojiza llena de sudor y porque parece estar tirando de algo entre la multitud. Me abro paso entre la gente para preguntarle si está bien cuándo, de repente, me doy cuenta de que de lo que tira es de una niña pequeña que intenta no ser aplastada por la gente. Me apresuro a levantar a la pequeña por los aires y noto como respira el aire puro. A la chica, que supongo que es su hermana, le doy la mano y tiro de ella hasta que llego hasta Liam, que es de quién más cerca estoy, y las dejo allí. Al darme la vuelta veo a Dani gritando que, por favor, se organice una cola, pero es inútil cuando los nervios se palpan en el ambiente y todas quieren aferrarse a  la oportunidad de estar con ellos.
Al rato, una chica se acerca y casi cae en mis brazos, agotada tras haber llegado a la primera fila de toda la masa de gente. En seguida le doy una botella de agua y le pregunto si está bien. Me contesta con un bonito y marcado acento mexicano:
-No temo caer ahora, los chicos me han salvado mil veces.
-¿Te refieres a...?
Antes de que termine planta ante mis narices las cicatrices de su muñeca, esas que delatan sus pasados intentos de desaparecer a saber por qué motivo. En vez de  preguntarle nada, intento sonreír sin que se me salten las lágrimas y la llevo con los chicos, sus héroes, los que con decirle "eres perfecta" a través de canciones han conseguido que esos cortes no lleguen a más. Al final algunas lágrimas se precipitan por mis ojos al verla fundirse en un tierno abrazo con los 5.
Dani aparece con una mujer ya mayor que aparenta entrar en los 40, y tras dejarla con los chicos me cuenta que es Directioner desde hace unos cuantos años y que aunque se han llegado a mofar de ella por serlo, por gustarle un grupo de adolescentes a su edad, no le importa y dice que la edad es lo de menos cuando se trata de amar la música.
Eso me hace sonreír ampliamente cuando hace unos segundos me estaba enjugando algunas lágrimas de mis mejillas.
De golpe, con pasos enormes y gritos desgarradores, unas cadena de 6 chicas aparece ante mi, y yo me uno a ellas hasta dejarlas de la mano de Niall, el que ahora tengo al lado. Me tiemblan los brazos al observar la expresión de la chica que iba primero en la fila, con la cual uno la mano de Niall, que al darse la vuelta la mira y sonríe sin darle tiempo a decir nada cuando todas se lanzan a la vez a por él.
No solo son ellos lo que reciben abrazos y palabras de agradecimiento: Dani y yo también acabamos dando abrazos casi sin cesar, con abundantes lágrimas en las mejillas, no solo nuestras, sino de fans que nos llenan a besos mientras sollozan. Algunas nos preguntan "¿esto ha sido idea vuestra?" y yo no sé si asentir, o seguir llorando, o abrazarlas aún más fuerte porque, joder, quiero contestar un gran "SÍ", orgullosa de estar logrando todo esto, de que cada vez más y más chicas se unan a la locura que se ha liado, de que ellos estén así de felices mientras hacen aún más felices a las fans...
 Pero no puedo. Porque se supone que esto es "una casualidad", que yo no he organizado nada, y que si quieres conocer a tus ídolos tienes que pagar un M&G.
 Porque si digo que todo esto está pasado gracias a mi, nos echan del tour.

Cosas así de emocionantes, hermosas y emotivas vivo en casi 3 horas que pasamos en ese pequeño trozo de calle rodeado de chicas, cada vez más y más, todas intentando hacerse un hueco, todas buscando la ayuda que Dani y yo damos para que puedan llegar a ellos. De repente, una ventana de la furgoneta se abre y Vane nos advierte que Paul lleva llamando un buen rato a sus móviles, por lo que el gilipollas de Hubert  me viene a la mente y me acerco a Zayn, que ahora se encuentra a mi lado, para decirle que tenemos que irnos. Tardamos más de 20 minutos en despejar unos pequeños metros de la zona, lo suficiente para entrar todos de golpe en la furgoneta y cerrar. El problema es irnos de allí con todas rodeándonos... Qué difícil es la vida de One Direction sin Paul.


La puerta de la habitación dónde hace unas horas había tenido esa pequeña charla con Hubert, vuelve a abrirse para dar paso a un grupo de gente con la cara roja, mofletes inflados y un espíritu actor que hemos tenido que explotar al máximo ante la bronca de Paul.
Al cerrar la puerta algunos les decimos a otros que se aguanten la risa un poco más, solo hasta que nos alejásemos de allí, pero resulta inútil porque solo al bajar dos escalones Niall y Harry explotan en lágrimas de risa y dolor constante de barriga solo de no parar. Increíble la interpretación que acabamos de dar, digna de un Oscar, en la que yo fingía que solo volvíamos al hotel y nos equivocamos de calle, con el apoyo, las afirmaciones y las pequeñas historias para hacer la gran mentira más creíble aún de los demás.
-Hoy toca fiesta.- Dice Louis, así, de repente, en mitad de las risas y los comentarios de nuestras caras mientras inventábamos de todo.
-Venga ya, Louis, Dani no está como para ir de fiesta.-Dice Liam, antes de que nadie pueda coger aire para contestarle.
-Es verdad...Bueno, lo decía porque los días que nos quedan aquí son para ensayos y reuniones y esta es la única noche que podemos...
-Louis, ya estoy bien.- Afirma Dani. Los demás no podemos evitar volver a las risas.- ¡No os riáis de mi! Lo digo en serio.
-Venga ya, Dani, llevas dos días malísimos, no creo que te siente bien una fiesta ahora- Le digo, intentando hacerla entrar en razón, pero ella niega con la cabeza sin dejar que termine de hablar.
-Estoy bien, de verdad, y me apetece salir muchísimo.
-Tienen razón, hoy deberíamos quedarnos aquí...-Dice Louis.
-Venga ya, que sé que ya tienes escogida la discoteca y todo, ¿o me equivoco?- Dani se apoya en su hombro sonriendo y él asiente dándole la razón con otra sonrisa aún más grande.
-Vale, salimos, pero en cuanto te encuentres mal te traigo al hotel.- Dice Liam, y ella asiente convencida.
Así que, tras hacer un poco el tonto por los pasillos, paseando por ellos como si fuesen un parque y hablando a voces sobre nuestro ajetreado día, cada uno se va a su habitación para prepararse para esta noche. Como Dani tiene su ropa en la habitación de Liam y yo en la de Niall, nos despedimos hasta dentro de unas horas.
Entro con Niall en la habitación y en seguida abro el armario y las maletas en busca de algo que me haga sentir potente y guapa para esta noche, sin embargo, no tengo ganas de salir, así que acabo escogiendo unos sencillos pantalones blancos con algo de encaje en los bordes que acompaño con unas finas medias negras, una blusa rosa pálido y unos tacones negros. Mientras yo saco la ropa, Niall se ducha para dejármela a mi libre más rápido. Tras un rato sentada en la cama mientras hablo con mi hermano por WhatsApp, el cual me pregunta cómo estoy de parte de toda mi familia, Niall sale del baño con una nube de humedad acompañándole.
Casi se me cae el móvil al suelo por culpa de mis torpes manos temblorosas, pero es que ese dios de ojos absorbentes que acaba de aparecer ante mi no me puede dar otra reacción que no sea esta. Con solo una toalla alrededor de su cadera, su cuerpo reluce con aún algunas gotitas de agua recorriendo sus brazos de moderados músculos y su torso de abdominales marcados poco más que su oblicuo. Levanta uno de esos fuertes brazos y se revuelve el pelo aún mojado, el cuál deja ver aún más su rostro de labios finos también húmedos, sus mofletes de un color rojizo encendido y, como siempre, destacan esos ojos brillantes, preciosos.
La manera en la que lleva la toalla, moviéndose con cada paso que da en el borde de su cadera, me hace querer levantarme y quitársela de un solo tirón. La imagen de esto me hace soñar despierta por unos segundos.
-Eh, Marina.- Hace un burlesco chasquido de dedos ante mis ojos.- La ducha está libre... ¿Hola?
-Vale, vale...- Me levanto y me dirijo hacia la puerta, de la que él se aparta para dejarme pasar. Voy con pasos lentos porque mis ojos no pueden apartar la mirada de los suyos y recorrer su cuerpo despacio.
-¿Qué te pasa?- Me pregunta, con una sonrisilla tonta de satisfacción.
-He subido al cielo.- Contesto. Me sale de muy adentro esta sincera respuesta.
-Es que... Eso de provocar no solo sabes hacerlo tu...- Da dos pasos hacia mi.
-¿Provocar? ¿Yo? Yo no sé hacer eso.
-Pues entonces es un talento natural...- Una de sus manos acaba en mi cadera y de un empujón me atrae hacia él.
-¿Esto qué es? ¿Una competición?
-No, porque claramente ganaría yo. Es más, creo que ya he ganado.
-Odio cuando te pones así de prepotente.- Digo, poniendo los ojos en blanco- Pues ahora verás.
Me separo de él y me meto en el baño a toda prisa. Me quito la ropa mojada tras haber hecho contacto con su cuerpo, la tiro al suelo y me ducho en menos tiempo del habitual, que suele ser bastante ya que me gusta relajarme bajo el agua caliente. Pero no, esta vez voy con prisa, y al salir me coloco la toalla alrededor de mi cuerpo, subiendo mi pecho y alocando mi pelo con rápidos movimientos.
"Va a ganar él" Digo en mi mente, y claramente es así. Yo no soy sexy, ni guapa, es más, ni siquiera llego a "bonita" o al típico "estás bien." Es algo que sé y que no hace falta que nadie me diga. Lo que no entiendo es por qué él, un chico tan perfecto no solo de físico, sino también de forma de ser, se ha fijado en una fea malhumorada como yo.
-¡Te estoy esperando!- Dice, llamando a la puerta del baño. Olvido mis pensamientos por un momento y vuelvo a esta absurda competición abriendo de golpe. Sus ojos se dirigen rápidamente a mis pechos subidos a conciencia, y aunque intenta disimularlo no puede. Me dirijo hacia mi ropa y la cojo, agachándome delante de él, que ahora me mira el culo. Me levanto con un movimiento de pelo frenético y mordiéndome el labio, paso por su lado y cierro la puerta despacio mientras me mira con la boca semiabierta, los labios temblorosos y los ojos clavados en mi.
En seguida tiro la ropa al suelo y respiro profundamente. No puedo aguantar más esta tensión. Por un segundo, por un puto momento maldigo que quiera ser tan romántico, que tenga un sitio especial y que quiera darme la mejor noche de mi vida.
"¿Tanto soy?"
Me pongo la blusa, las medias y los pantalones, y no me da tiempo a secarme el pelo cuando vuelve a aporrear la puerta con ganas.
-Vale, me he equivocado, eres la ganadora, pero por favor, sal de ahí ya.
-¿Pero qué di...?- Abro la puerta riéndome y en seguida se lanza, aún llevando solo la toalla, pero ya seco, y me besa con la misma pasión, el mismo sabor y el mismo sentimiento que me besó aquella otra noche en el backstage.
De golpe, se separa y me sonríe dulcemente, como si ese beso mientras sus manos me recorrían fugazmente no hubiese pasado.
-Vístete, llegamos tarde.
-Lo..Lo mismo digo...- Iba a cerrar la puerta, pero de repente vuelvo a abrirla y digo elevando la voz:

-Dejémoslo en un empate.


Poco después ambos estamos listos para salir. Él ha optado por una camiseta gris que ha acompañado con una chaqueta vaquera y unos pantalones color crema con sus características Nike altas negras. Y qué puedo decir, si todo le queda increíblemente bien.
Salimos mientras sigo peleándome con él por la tontería de que soy muy bajita, y que incluso con tacones no le llego más arriba de los hombros, pero opto por pasar de él cuando vemos a los chicos en recepción.
Nos saludamos y nos echamos varios piropos, sobretodo Dani y yo, que siempre solemos decirnos cosas como "Mmm, te hacía de todo, nena" y burradas así que soltamos solo por hacer la gracia.
-¿Quién falta?
-Creo que solo Frai y Vane.- Contesta Raquel, mientras se acerca a mi. Con un disimulo digno de admiración me dice, como si estuviésemos hablando de otra cosa distinta, que esta noche hay que vigilar a Frai muy bien porque va a por él más que nunca. Asiento e intento disimular igual de bien que ella para comunicarle del peligro a Dani.
De repente las puertas de uno de los ascensores se abre y como si fuesen un par de dotadas modelos salen Frai y Vane con vestidos que no son normales para una simple noche de fiesta. Vane luce un vestido demasiado corto de encaje negro entero que hace que se le transparente un sexy sujetador y unas bragas del mismo color que quedan perfectas con su estupendo cuerpo. Se ha recogido en pelo en un moño que cae relajado de su cabeza y se ha dejado varios mechones caer sobre su rostro. Anda con unos tacones enormes que ni la mismísima Lady Gaga sería capaz de llevar. Está preciosa, pero nadie diría que va a pasar una simple noche de fiesta.
Y Frai...No se ha cortado ni un pelo. Sobre su cuerpo luce un vestido rojo chillón igual de corto que el de Vane por delante, pero con una pequeña pero larga cola que llega casi al suelo por detrás. Su melena, a pesar de ser corta, cae sobre uno de sus hombros con un recogido muy bien hecho, y sus labios son incluso más rojos que el vestido. Los tacones son también enormes, pero casi no puedes mirarlos, ya que los ojos se van directamente al vestido y a sus pechos subidos incluso más que yo lo he hecho antes con el jueguecito de "quién provoca más a quién" que ha empezado Niall.
-¡Hola!- Saluda Vane, alegre.
Nadie dice nada, simplemente miramos asombrados.
-Bueno, ¿nos vamos?- Habla Frai, y en seguida se oyen varios "sí" "vamos" en voces casi mudas.
La noche promete...


Hoy Louis no ha elegido una discoteca, sino un pequeño y muy escondido pub de gente adinerada a los pies de una preciosa e inmensa playa mexicana de arena blanca y agua cristalina que no se distingue en la noche. Aunque para nada es un lugar para llevar tacones y vestidos, la gente los lleva, ya que a un lado de la discoteca está la playa y al otro los grandes edificios que dan a la cuidad.
Entramos y nos fundimos con la fiesta con facilidad, solo que esta vez no nos dispersamos como solemos hacerlo. Yo me quedo junto a Liam y Zayn, ya que ninguno de los tres tenemos ganas de beber y bailar esta noche, pero por otro lado, Louis, Niall y Harry se llevan a Dani, que tiene muchas ganas de fiesta, y lo demuestra dándolo todo en la pista respondiendo con gritos y movimientos de baile a las canciones que pincha el DJ, muy aclamado por el público. Las bailarinas también se mezclan entre la gente, aunque algunas más a nuestra vista que otras.
El pequeño local tiene una decoración del típico bar de playa, pero con una pista con una gran mezcla de luces  que ocupa casi todo el local. La barra también tiene muchísimas luces que hasta llegan a marear cuando llevas ahí un rato.
Liam bebe de su vaso mientras observa con cariño como su novia se divierte y demuestra que se encuentra mucho mejor. Pero por el contrario, a mi otro lado, Zayn bebe apoyado sobre la barra, moviendo los cubitos de hielo de su vaso con suaves movimientos de muñeca.
-Eh, Zayn, ¿qué te pasa?
Suspira profundamente y me mira. Me dedica media preciosa sonrisa, pero sus ojos siguen oscuros, y no me refiero a que son marrones. Tiene algo en la cabeza, seguro.
-Cuéntamelo...- Le digo, con tono tranquilizador.
-Es que...Es que hoy es una de esas noches en las que, no sé por qué, pero de repente, me hundo. Me hundo porque Perrie no está aquí, porque la hecho de menos...
-Es que la quieres. Y encima Liam y Niall nos tienen aquí y es como un constante recordatorio de cómo estarías tu con ella...
-Pues...sí. ¿Para qué voy a negarlo? Pero no es vuestra culpa, yo si puede haría lo mismo, la llevaría a todos lados...
Por un momento ambos miramos a nuestros vasos en silencio, pero en un ataque de nervios golpeo la mesa y hago que se sobresalte.
-¿Sabes qué haría yo esta noche? Olvidarme de todo. Son solo unas horas, bebe, diviértete, baila, pasa una buena noche y ya te vendrán los bajones otros días, pero hoy, ¡no!- Vuelvo a dar otro golpe en la barra que llama la atención del camarero Aprovecho y le pido algo.
-Bueno, supongo que tienes razón.
-Que sí, que sí. Venga, brindemos. Por el tour, por los nuevos proyectos, porque cuando menos te lo esperes volverás a tenerla a tu lado.
Sonríe esta vez mostrando sus perfectos y blancos dientes y achinando sus ojos, que ya no tienen esa oscuridad de la que hablaba: ahora solo tienen ese color marrón avellana tan bonito.

Mi consejo ha hecho mucho efecto y, tras un rato, Zayn desaparece entre la gente bailando y solo quedamos Liam y yo, hablando de un poco de todo, de Dani, de las Directioners de esta mañana, de el local y de lo borrachos que deben estar ya todos los demás...
Al terminar de dar un gran trago, alguien me llama y encuentro a Sofía con ambas manos en el estómago y cara de dolor.
-Hola, Marina, ¿me acompañas al baño? Me encuentro mal...
-Claro.- Contesto, yéndome con ella.
-Eh, Sofía, ¿necesitas algo?- Dice Liam.
-Ya la acompaño yo.- Digo, sabiendo que lo de que se encuentra mal es una simple excusa para hablar de Frai.
Entramos en el baño y lo primero que hago es cerrar la puerta con pestillo mientras ella comprueba que no hay nadie más en las demás puertas.
-¿Qué ha pasado?
-Se lo ha llevado, tía, se lo ha llevado.
-¿En serio? ¿Ya?
-Pero él ya va borracho, ella casi que también, y mientras estábamos todos en la pista les he visto pegados, bailando, y de repente Frai le ha cogido del brazo y han desaparecido.
-¡No, joder! ¡No, no no!- Digo, desesperada, corriendo en círculos alrededor del baño.- Joder... A ver, ¿dónde han ido?
-Ven, sígueme.
Volvemos a pasar entre toda la gente bailando y me lleva a una de las salidas, la que da a la playa. Ambas salimos silenciosamente y caminamos despacio por una tabla de madera que lleva a unas rocas de más o menos nuestra altura. Nos quitamos los tacones y pisamos la fría arena sintiendo la humedad y el intenso olor a mar mientras nos asomamos entre las rocas. Oigo unos voces y cierro los ojos sabiendo lo que voy a encontrar, porque no quiero verlo, joder, no quiero.
Pero resulta no ser para tanto, aunque aún así me hace querer salir de mi escondite y traer a Frai tirándola del pelo. Sobre varias rocas enromes clavadas con fuerza en el suelo, Frai le apoya mientras se acerca lentamente a él.
-Por fin...
-Frai qué est...
Le calla con un beso con tantas ganas, con tanta fuerza que parece hasta mal dado, que él parece incómodo moviendo su boca sin ganas, pero poco a poco Frai se relaja y acaba dando un beso que parece hasta tierno, lento, que no parece llevar mentira, lujuria, celos y maldad.
Las manos de Frai recorren sus abdominales con la punta de los dedos, haciendo que él tiemble y hasta parece delirar, diciendo palabras inaudibles entre respiración y beso, negando con la cabeza mientras Frai arrebata su chaqueta y sube su camiseta con intención de quitársela, pero al ver que él no cede a ello, es ella la que se desprende de su vestido, empezando por la parte de arriba, sacando sus manos de las mangas y quedándose en sujetador. Las manos de Frai dejan de tocarle por un momento para desabrocharse el sujetador en dos segundos, y de repente sus pechos quedan libres.
Justo en ese momento tengo el impulso de salir de dónde estoy y gritarle que pare, que qué cojones hace, sin importarme que me descubra y tener menos posibilidades de ayudar a Elena. Es que joder, Frai está desnudándose delante de él... Menos mal que está Sofía para pararme los pies.
-¿!Qué haces¡?- Susurra alterada.
-¡Se está quitando el vestido!
-¡Pero no puedes salir!
-¡Pero Sofía...!
-¡¡Shhh!! ¡Calla y mira!
Cuando vuelvo a centrar mis ojos en la escena porno que está montando Frai, veo que él ya no se tambalea, ni se apoya sobre la roca, ni susurra palabras. Ahora le ha agarrado los brazos a Frai con fuerza, y ella eleva la voz pidiéndole que pare.
-Frai, no sé que haces, pero tengo novia y la quiero.- Por un momento cierra los ojos y cae hacia delante, pero vuelve a coger equilibrio y camina, desprendiéndose de ella.- No estoy tan borracho como para que puedas aprovecharte de mi, ¿ves?- Contesta, y camina despacio dejando a Frai con los ojos llorosos y medio cuerpo al aire.
Sofía y yo salimos corriendo en la arena dadas de la mano y nos escondemos tras otro montón de rocas mucho más alejado pero del que podemos ver cómo él sale y se monta en el camino de tablas de madera que hay hasta el local y entra. A los pocos minutos aparece Frai con el vestido puesto, despeinada, y con las lágrimas brotando por sus mejillas.
-Me cago en la puta.- Dice, antes de entrar en el pub.
Tras asegurarnos que no hay nadie más cerca, Sofía me lleva por un caminito de arena que tiene un muro fácil de saltar. Así lo hacemos y acabamos en la puerta principal, la que da al lado de los grandes edificios.

-Dios mío, que tensión, Marina, no puedo con esto..., pero, ¡la ha rechazado!- Sofía se pone nerviosa sus tacones y se arregla el pelo, pero su respiración entrecortada delata que acaba de vivir algo increíble.
-Sabía que iba a hacerlo. No estaba tan borracho como parecía, sabía lo que hacía y lo que estaba pasando.
Sofía no para de suspirar y de limpiarse el sudor de la frente.
-¡Lo de vivir aventuras no te sienta bien!- Exclamo.
-Al fina voy a acabar mal de verdad...
-Pero reconoce que te lo has pasado bien...
Me mira con su cara de chica buena y se ríe con una risa que no había oído nunca, una risa que parece la de una  inocente niña de 5 años que acaba de recibir chucherías por parte de su abuela. Coge aire y me dice:

-Eso le pasa por ser tan puta.


Sofía y yo acabamos en la barra hablando con Liam, el cual se lanza a preguntarle a Sofía en seguida cómo está. Ella sigue fingiendo algo de dolor, pero le contesta que está bien. Se une con nosotros a la conversación y nos echamos unas cuantas risas antes de que, al  rato, Dani aparezca. Y ella no parece estar fingiendo.
-¡Dani! ¡Dani!- Grito, corriendo hacia ella  al ver cómo casi se cae sobre un grupo de personas que baila en la pista. La cojo y tiro de ella, casi arrastrándola al no tener fuerza, pero en seguida llega Liam a cogerla y la sienta en uno de los taburetes de la barra. Pido un vaso de agua a gritos bien fuertes para que me hagan caso y vuelvo a centrar mi atención en ella.
-¿Qué te pasa? ¿Te has vuelto a desmayar?
-No, no... Ahora son ganas de vomitar, otra vez...- Contesta, tosiendo a la vez que intenta calmar sus arcadas. Le doy la mano y corremos hacia el baño con Liam siguiéndonos, oigo también los tacones de Sofía tras nuestros pasos, pero ambos se quedan en la puerta mientras entramos al baño y nos precipitamos a abrir una de las puertas.
-No, Marina, no puedo...- Me muerdo el labio nerviosa al ver como dice débilmente "no puedo", agarrándose el vestido a puñados por la parte de su vientre, cerrando los ojos con fuerza, llorando...
-Dani, intenta vomitar, te sentirás mejor...
-Marina, es que no tengo ganas de vomitar, son más bien mareos, el caso es que necesito...- Habla entre toses y más lágrimas- Necesito que me lleves al hotel y Liam no venga con nosotras...Solo tu y yo...
-¿Qué? Pero, ¿por qué?
-Por favor Marina no preguntes, solo necesito salir de aquí y sacarme esta puta música de la cabeza, quiero explotar...
-Vale, vamos a salir...
Abro la puerta del baño y en seguida Liam y Sofía se lanzan hacia Dani y le preguntan que qué tal está, pero yo les separo y hablo con ellos a gritos en sus oídos, ya que la música parece más y más alta.
-Dani necesita irse, voy a pedir un taxi y nos vamos al hotel.
-Os llevo- Dice en seguida Liam.
-No, Liam, yo pido un taxi, porque...
-¡Que yo os llevo!
-¡Liam, joder, que me escuches!- Me arrepiento de hablarle así solo al segundo de hacerlo, pero es necesario.- ¡Si te vas dejarías a Sofía sola con todos los demás, que están borrachos! ¡No puedes venirte!
Sofía asiente y Liam finalmente entra en razón.
Saco a Dani casi arrastras de allí y pido un taxi. Le digo que me lleve al hotel todo lo rápido que pueda al taxista y salimos de allí. Abro la ventana para que el fresco viento veloz dé en la cara de Dani, la cual vuelve a mostrarse blanca como la nieve llegando a un pálido que hace que sus ojos se vean casi negros. Los labios le tiemblan sin cesar y no para de hacer movimientos bruscos como si hubiese algo dentro de ella pegándole.

Entro al hotel a toda velocidad, llamo al ascensor, ya que yo no tengo la misma fuerza de Liam para llevarla en brazos por las escaleras, y llegamos a mi habitación, que es la que más cerca nos pilla en el pasillo. Entramos y en seguida se tira sobre la cama y se dobla sobre sí misma sin parar de llorar y de gritar de dolor.
Me indica dónde está la medicina que Paul le dio la última vez, ya que se la regaló por si volvía a pasarle algo, y cuando la encuentro se la echo en un vaso de agua, todo muy rápido para que se encuentre bien de una vez.

Las 4:53 de la mañana. Dani se ha tomado el vaso con la medicina de Paul hace más o menos una hora y ahora está volviendo a recuperar el color natural de su cara. Ya no suda, solo tiene frío y por eso está totalmente tapada en la cama. Al fin podemos respirar algo más tranquilas.
-Dani, ¿tanto has bebido?
-No, ni siquiera estaba borracha.
-¿Entonces? ¿Cómo es que te has puesto así? Si estabas muy bien hace unas horas...
Dani cierra los ojos despacio y suspira. A pesar de que se encuentra mejor, algunas lágrimas siguen brotando de sus ojos. Entonces me doy cuenta de el motivo de esas lágrimas no es por ese molesto mareo que siente, ni por el dolor.
-Dani... Pasa algo.- Digo, afirmándolo de antemano.- Dime la razón por la que no querías que Liam viniese.
Respira entrecortadamente y se sienta sobre la cama aún con los ojos cerrados. Coge grandes bocanadas de aire antes de hablar.
-Marina, coge mi bolso...
Alargo mi mano hacia el suelo, donde esta su bolso que con todas las prisas ha acabado ahí, y lo subo hacia la cama apoyándolo sobre mis piernas.
-... y busca un predictor.
Levanto mi cabeza con fuerza y la miro con los ojos muy abiertos. Hago una larga pausa.
-¿¡Un predictor!?
-Sí, Marina, un predictor...
Con la confusión aún rondando en mi cabeza, meto mi mano en el bolso y rebusco entre sus cosas hasta dar con una caja alargada. La saco y es un predictor de color rosa y blanco con la foto de una pareja feliz en la que la chica está embaraza. Bajo la cajita de mi mirada y observo como Dani ha calmado sus lágrimas para levantarse decidida.
-Dani, ¿sospechas que estás embarazada?
-¿Y por qué si no iba a tener todos estos síntomas?
"Claro...Todo encaja." Pienso, aunque ni siquiera sé como estoy asumiendo esto.
Dani me arrebata el predictor de las manos y se dirige hacia el baño. La acompaño y, aunque intenta ser fuerte y matar la duda que le embarga de una vez, se derrumba una vez más en mi hombro y llora con fuerza, casi con rabia, abrazándome muy fuerte.
-Vamos, entra.- Le susurro.- Pase lo que pase, estaré aquí. Y él también lo estará.
Finalmente entra al baño y cierra la puerta. Me tiro del pelo hacia arriba desesperada y caigo sobre la cama de un golpe, rebotando en ella. Estoy muy confusa, con unos nervios dentro de mi que me están devorando. Dani...¿Embarazada?
Los minutos se pasan tan eternos que me desespero, que doy vueltas alrededor de la habitación queriendo echar la puerta del baño abajo, pero sé que ahora mismo no debería presionarla, si no hacer las cosas con calma. ¿Pero en serio puedo estar calmada ahora?
Embarazada. Un bebé en su interior.
La puerta se oye y en seguida recorro la habitación hasta plantarme delante de ella.
 Dani sale del baño despacio. Sus ojos brillan, pero no llora. Mantiene sus labios cerrados y respira despacio, tan despacio que parece que va a dejar de hacerlo de un momento a otro.
-Dani...
En su mano sostiene el predictor. Me precipito a cogerle el brazo y observar el resultado.

-Estás embarazada.- Susurro.