miércoles, 25 de septiembre de 2013

CAPÍTULO 12.

Salto sobre él y le como la boca en forma de pequeños pero muy seguidos besos mientras, sin ni siquiera saber por qué, me río a grandes y sonoras carcajadas. Él, sorprendido de mi reacción, me agarra las piernas como puede e intenta alcanzarme el número de besos, pero al final cede y me deja en el suelo, apoyando su cabeza sobre mi hombro y posando sus brazos a mi alrededor.
-¿Cómo has entrado, si no te he abierto el portal?
-Una vecina tuya entraba en ese momento, y menos mal, porque si por ti fuese me hubiera quedado en la calle, pasando frío...- Finge estar enfadado pero, sin embargo, me aprieta más aún contra él.
-¿Pero qué hacéis aquí? ¿Y los demás? ¿Y Paul?
-¡Paul ha venido con nosotros! Pero se ha quedado en un hotel. Oye, deja de preguntarte cosas, ¡estoy aquí, no le des más vueltas!
Se separa de mi y me mira de arriba a abajo.
-Que buen recibimiento.
-¿Por qué..?- Corto mi pregunta al percatarme de que me he montado encima suya en bragas y con una sola camiseta puesta. Eso sin mencionar  la coleta alta ya medio desecha y la cara de muerta por todas las horas de sueño que tengo que dormir.- Esto sí que es provocar...- Dice, soltando un silbido.
-¡Venga ya!- Le digo, dándome la vuelta para pasar a casa tirándole bruscamente del brazo. Pero antes de que entremos también me lanzo a abrazar a Liam, que me da un tierno beso en la frente. Dani y Niall se abrazan mientras ella dice "estáis locos", igual de alegre que yo. Nos lanzamos al sofá y les suplicamos que se sienten y hablen sin ni siquiera molestarnos en ponernos algo más de ropa.
- Necesitamos una explicación porque, ahora mismo, no sé ni que decir ni que hacer ni nada, solo quiero gritar o algo, joder.- Digo, moviéndome de un lado para otro en el sofá. Mientras ambos nos ignoran haciéndose de rogar, yo me apodero de varias Coca Colas y cervezas para ellos. Como era de esperar, Niall corre hacia mi al traerlas.
-Mi chica me trae cervezas en bragas, ¡soy feliz!
-¡No me cambies más de tema  y explicadme por qué estáis aquí!- Digo, esquivando el beso que me iba a dar. Me tiro al sofá sacándole la lengua y él cede sentándose. Toma un trago de su cerveza mientras Liam comienza la explicación.
-Cuando íbamos a Portugal tuvimos otra reunión para decir que al final no veníais con nosotros. Nos preguntaron el por qué, y al explicarlo una cosa llevó a la otra y acabamos buscando soluciones.
-Y dimos con la más adecuada.
-¡¡Pero decirlo ya!!- Dani salta en su asiento igual de ansiosa por escucharles que yo.
-Hemos contratado a unos profesores particulares para que vengan en el tour. Les pagamos nosotros y os prepararán para los exámenes.
-¡¿En serio!?- Grito yo, pegando un gran salto.
-¡¡No puede ser!!
-¡¡Dani, si puede ser!!- Le digo, volviéndonos a dar las manos como antes, solo que nos damos cuenta de que están aquí y no dudamos en volver a lanzarnos, esta vez encima de ellos. Niall mueve la cabeza y señala hacia sus piernas pidiéndome que me siente encima suya, y así hago mientras ellos se ríen cada vez más fuerte.
-Pero, ¿y cómo habéis venido...?
-Joder, contadlo todo, absolutamente todo.
Conforme ellos van contando con detalles extra de risas o de anécdotas sobre el día que han pasado hoy, nos acomodamos en el sofá cada vez más relajados, dejando los nervios de la sorpresa a un lado y arrasando con el frigorífico.
Resulta que han contratado a cuatro profesores que van a venir con nosotros en el tour y van a darnos clases a mi y a Dani, y nos llevarán en el jet a dónde haga falta para hacer los exámenes que tengamos. Está todo aprobado por sus jefes y ya solo falta ir a la universidad y solucionar unos cuantos asuntos, ya que han llamado y está casi todo hablado y solucionado.
-Dani...- Digo, casi en susurros.
-¿Qué?
-¡¡Que nos vamos de tour!!
Ahora ambas nos levantamos y nos abrazamos de forma bestial, casi cayendo al suelo, incluso más emocionadas que antes sabiendo lo que nos espera. Veo como Niall y Liam se chocan las manos atrayéndose el uno al otro para repetir nuestro gesto.
-Pero tía...
-¿Qué?
-Es que no me lo creo.
-¡Pues hazlo!
-No sé, ¿y nuestros padres...?
-Danielle Robles- Pronuncio su nombre con voz alta y firme, levantando la cabeza e intentando poner mirada seria con un toque de enfado y convicción.- Ya no tenemos ningún motivo para quedarnos, y unos 19 años bastante avanzados, ¿algo más que decir?
-No, señora Gijón- Contesta, llevándose una mano a la frente como si fuese un soldado.
-Pues mañana les llamamos para decirles que nos vamos, pero ahora, por favor, vámonos a la cama.- Termino el día ahí, dando el último trago a mi sexta Coca Cola y haciendo el mismo gesto que había hecho Niall antes para que me sentase encima suya, pero esta vez refiriéndome a la cama.
-No hagáis mucho ruido y usad protección.- Nos dice Liam con todo el cachondeo posible, antes de meterse en la habitación de Dani, cogiéndola a ella de la mano.
Niall se queda pensando qué contestación ingeniosa darle, pero opta por para de él.
-Lo mismo digo, algunos queremos dormir.- Le dice, a lo que Liam contesta riéndose bien fuerte.


Cierro la puerta y respiro hondo antes de darme la vuelta. Los nervios de hace unas horas están volviendo, y para qué mentir, esas ganas increíbles de destrozarnos los oídos a gritos también.
Voy a encender la luz pero me doy cuenta de que eso estropearía la situación, la cuál ahora mismo es perfecta.
La pequeña ventana de mi cuarto deja entrar una brisa fresca, no demasiado fría, y la luz de la luna cae sobre la cama iluminándola lo suficiente como para ver lo que hacemos. Niall se pasea por la habitación en cuatro o cinco pasos, ya que es pequeña, observando todos los posters y fotos que tengo por las paredes.
-¿Sigues teniendo posters?
-Aunque quisiera dejar de hacerlo, no podría. Es ver una revista con posters vuestros y comprarla.
Se ríe mientras observa una foto especialmente grande. Es así a propósito, porque quise que saltara a la vista al entrar a la habitación. En ella salimos él y yo montados en el autobús rojo que nos consiguieron para dar una vuelta en Londres todos juntos, como si estuviéramos en el vídeo de One Thing. El día se estaba acabando, así que detrás nuestra pueden verse las primeras luces de la noche en Londres más algunas de los coches que pasaban por la misma carretera. También se observa un cielo lleno de pequeñas nubes que se juntan hasta quedar aglomeradas en el horizonte coloreado de tonos amarillos y naranjas, parecido al cielo que he visto esta mañana en el tren.
Parecería la típica foto bonita de una pareja enamorada si no fuera porque salimos con la lengua fuera y una postura rara. Uno de mis brazos está apoyado en su cuello y con la mano le cojo la cabeza, la cuál recuerdo que atraje hacia mi para salir juntos en la foto. Él puso su mano en mi mejilla hasta juntar mi cara con la suya, y con una de sus piernas me agarró de la cintura. También recuerdo que grité "¡Me acosa, socorro!" mientras me reía de sus estrepitosas carcajadas en cuanto a mi comentario. Súbitamente vimos el flash de la cámara y sacamos las lenguas a la vez.
-Somos gilipollas, pero nuestras fotos son las mejores.- Dice, asintiendo con la cabeza.
Se queda observándola unos segundos, de pie en frente de ella, con las manos metidas en los bolsillos y media sonrisa llena de memorias.
-Ahí ni siquiera estábamos juntos- Le recuerdo, poniéndome a su lado.-Supongo que era cuestión de tiempo.- Le sonrío.
-Supongo.- Hace una pausa para mirarme.- En aquellos días no me atrevía a hacerte esto.
Alarga sus manos hacia mi cadera y tira de mi hacia arriba hasta que acabo de puntillas a la altura de sus labios. Me besa muy lentamente, incluso mordiéndome la lengua y los labios, cosa que ha aprendido de mi de tantas veces que se lo he hecho. Me apresuro a hacer lo mismo mientras llevo mis manos a su pelo. Siempre lo hago y dejo que se pierdan ahí. Cojo puñados de su cabello rubio y jugueteo con él mientras mi lengua lo hace entre sus dientes.
Por un momento, me separo y abro los ojos. Pillo a él abriendo los suyos, los cuales brillan y muestran su fuerte azul sin importar la poca luz que hay.
-Niall.
-¿Qué?
-¿Lo de dormir iba en serio?
Sonríe tímidamente al suelo. Las manos que estaban en mis caderas ahora me abrazan. Termino apoyando mi barbilla en su hombro mientras él me susurra la respuesta al oído:
-Sí.
Pestañeo a la vez que frunzo el ceño.
-¿En serio?- Pregunto, ahora en voz alta.
-Shhh- Dice, poniendo una de sus manos sobre mi boca. Ahora se ríe de mi, viendo la cara que se me ha quedado.
-¿Qué parte de "ya sé el lugar perfecto para terminar lo que dejamos a medias en el backstage" no has entendido?- Dice, recordando nuestra conversación anterior.
-¿No era este al lugar al que te referías?- Mi asombro aumenta por momentos.
-No, lo siento.
-¿Y cuál es?
-¡Sorpresa!- Dice, exagerando la sonrisa y haciendo un movimiento raro con las manos. Totalmente confundida me cruzo de brazos y me doy la vuelta.
-¡Pero no te enfades!- Dice, poniéndose delante mía mientras se ríe más y más.
-¡¡Mira que os he dicho que no hagáis ruido!!- Grita Liam desde la otra habitación. Ahora Niall se agarra la barriga por el dolor de la risa y cae bruscamente sobre mi cama, con las piernas en alto, la cabeza hacia atrás y los ojos cerrados con fuerza. Su risa se hace más y más sonora.
-Pues a mi no me hace gracia- Digo, mientras, poco a poco, me rindo ante lo adorable que es y sonrío.
Rodando se va hacia un lado de la cama y da palmaditas sobre la colcha para que me tumbe. Yo le obedezco aún con los brazos cruzados, pero en seguida se me pasa el "enfado" cuando, de repente, se empieza a desnudar.
-¡No juegues con mi confusión!- Ahora la que se ríe soy yo, sin saber qué coño pretende.
-Eh, si vamos a dormir juntos, que sea en igualdad de condiciones.- Dice, quedándose en boxers y con una sola camiseta.
-Eso sí que es provocar- le digo, haciendo énfasis en el "sí"
Vuelve a tumbarse a mi lado, pero antes de caer del todo me susurra al oído:
-Te aseguro que merece la pena esperar.
Se tumba del todo mientras yo digo "me cago en mi puta intriga" en español.
-¡Oye, que las palabrotas las entiendo!- Dice, pasando su brazo por detrás mía. Noto su mano en mi espalda empujándome hacia él. Yo hago lo mismo por encima de su torso y avanzo hasta poner mi cabeza sobre su pecho. Con su otra mano juguetea con mi pelo y yo muero de placer y relajación mientras él recorre mi cabeza a pasos muy lentos con sus dedos.
-Al menos, dame una pista de dónde es.
Vuelve a reírse, pero muy leve. Unos segundos de silencio.
-Es muy especial para mi, pero aún no existe.
-¿Cómo?- Digo, levantando rápidamente la cabeza para mirarle.
-Ya te he dado dos pistas, no pienso darte ninguna más.
-¡¿Qué clase de pistas son esas?!
-Eh, no te alteres- Me responde, volviendo a posar mi cabeza sobre su pecho.-¿ Sabes cuánto tiempo llevo esperando para estar así?
Al decir eso, con el brazo que tengo abrazándole le aprieto más aún.
-Esperando a estar hablando contigo en la oscuridad de una habitación, con tu cabeza sobre mi cuerpo y tu largo pelo esparcido a mi lado para que yo lo acaricie.- Hace lo que está diciendo igual de lentamente que antes.
Tiemblo por un momento al entrar una ráfaga de viento que mueve las cortinas naranjas de la ventana.
-¿Tienes frío?- Me pregunta en seguida.
-Sí, espera, voy a cerrar la ventana- Me levanto con un brazo alargado hacia ella, que se encuentra justo al lado, pero súbitamente la mano que tocaba mi pelo me coge por debajo del pecho y tira de mi hasta que caigo en la cama.
-¿Qué haces?- Me río.
-Prefiero ser yo quien haga que entres en calor- Dice, mientras sus moderadamente musculosos brazos me retienen en la cama. El se arrastra hacia mi poniendo una de sus manos en mi cabeza y haciendo que me ponga sobre la almohada, pero que aún siga con la frente sobre su pecho,absorbiendo su aroma con mi respiración. Pone una de sus piernas sobre mi y me atrae aún más hasta acabar totalmente pegados. Con diferente postura, pero abrazados como antes. Y, de nuevo, vuelve a hacer que me pierda entre el placer acariciándome el pelo hasta estar a punto de caer rendida escuchando los veloces latidos de su corazón.



Intento abrir los ojos pero acabo pestañeando, ya que la luz del sol me da de lleno en la cara. Doblo una parte de la almohada para ponérmela sobre la cara y gruño estirándome.
Giro la cabeza y le encuentro a mi lado, durmiendo tan profundamente que en seguida me estoy quieta para no despertarle. Le observo despacio. Uno de sus brazos aún sigue detrás de mi espalda, débil en el intento de abrazarme toda la noche. El otro descansa sobre mi vientre, y sus piernas finalmente de desenlazaron de las mías y ahora solo están juntas. Aún así, no nos hemos dejado de abrazar y al darme cuenta, puedo decir con la mayor alegría del mundo que esta sensación es única, sensacional, maravillosa, celestial.
Le miro a la cara y algo dentro de mi se enciende. Un instinto protector que me hace querer abrazarle con cuidado al verle tan vulnerable. Sus ojos de pestañas doradas permanecen cerrados con delicadeza y sus labios de color rosado están unidos en una sola línea recta. Tiene el cabello con muchos mechones sobre la frente y otros yendo revueltos a todos lados.
Bajo mi mirada observando su camiseta subida que me deja verle algunos de sus abdominales no muy
exagerados y de piel clara, y el oblicuo bien marcado que se le forma al borde de sus boxers grises.
De repente mi instinto de proteger a este niño adorable desaparecen cuando veo esa reacción que les pasa a todos los tíos por las mañanas. Ahora tengo ganas de hacer otras cosas...
"Pero espera, joder, espera. Él está esperando por ti, por darte lo mejor" Me digo, intentando calmar mis  pensamientos.
Siento una de sus manos moviéndose en mi piel haciéndome cosquillas. No puedo evitar reírme mientras él abre despacio los ojos.
Son los mejores buenos días que me han dado en la vida. Tan grandes y redondos, tan luminosos y expresivos...
Sus labios ahora muestran una sonrisa bien amplia en vez de una mueca soñolienta.
-Hola.- Me dice, colocándose de lado para mirarme mejor.
-¡Hola!- Le digo con alegría, acurrucándome bajo su cuello. Él me coge la cabeza con ambas manos y me da un beso en la frente.
-Tengo hambre.
-Yo también.
-Pues vamos a desayunar- En seguida se levanta y se pone los pantalones que la noche anterior tiró en el suelo. Yo, más lentamente, me estiro cruzada de piernas sobre la cama e intento que el mareo de los primeros movimientos de la mañana se me pase.
Antes de que pueda ponerme yo unos pantalones y salir de la habitación, Niall ya investiga en mi cocina a ver qué encuentra. Se apodera de una caja de galletas y empieza a devorarlas buscando más comida.
-¡Eh, no, suelta eso!- Intento quitarle la caja pero es muy rápido y huye hacia el salón aferrándola con fuerza. Me pongo delante suya- ¿Vas a conformarte con galletas cuando vivo al lado de tres cafeterías expertas en churros?- Le digo, y en seguida deja caer la caja al suelo.
-No me estarás mintiendo...- Me coge de los hombros y me tambalea de un lado a otro.
-¡Déjame, joder!- Digo, con tono borde para que me suelte. Finalmente lo hace y me mira con incluso más cara de niño que cuando estaba durmiendo- Si me dejas vestirme, bajamos a desayunar a una de ellas.
-¡¡Bien!!- Choca sus manos en señal de victoria.
-Pero tienes que guardar las galletas donde estaban...
-Vale.
-...y hacer la cama.- Añado, caminando hacia el armario a por la ropa.
-¿Y eso por qué?- Se muestra indignado.
-¿Quieres churros?
-¡Sí!
-¡Pues hazla!- Le ordeno, cerrando la puerta del baño para cambiarme.

Tras ponerme una de las camisetas más sencillas de mi armario, unos shorts vaqueros con varios rotos y mis Converse de siempre, me lavo la cara y paso de echarme ni una gota de maquillaje. Cepillo mi pelo, que hoy está especialmente encrespado, y salgo del baño pensando que hoy doy asco. Niall está poniendo la oreja en la puerta de Dani, que se encuentra justo al lado. Veo que no se ha cambiado y que no tiene intenciones de peinarse, solo quiere desayunar de una vez.
-¿Qué haces?
-Escuchándoles, ya que no me atrevo a entrar.
-A saber cómo les encontrarías...
Ambos reímos. Salimos de allí y por fin, nos apresuramos a bajar las escaleras que nos llevan a la calle.


Nos viene bien a las 12:00

¿A todos?

Sí, a todos. 

Pues a las doce videollamada, ¿vale?

Pero Marina, por dios, dinos al menos para qué es esta vez.- Me suplica mi madre, desesperada.

No, no, ¡sorpresa!

¿Buena? Dime que es una buena sorpresa.

Buenísima.

Dejo a mi madre con toda la intriga sintiéndome como el rubio que tengo en frente mía comiendo churros como si fuesen a quitárselos. A las 12:00 volveremos a hablar con ellos, pero esta vez para decirles que nos vamos, que hemos tomado esta decisión y que lo tenemos todo a nuestro favor.
Me observa mientras bloqueo el móvil, me lo meto en el bolsillo y suspiro intentando calmarme. Aunque ya está todo dicho y decidido, aún faltan muchas cosas que hablar y que solucionar con la universidad... Es algo estresante, sí.
-No te preocupes, de verdad, Paul se va a encargar de todo eso y para mañana mismo estaremos saliendo de aquí.
-No sé, no sé...
-¡Come y relájate!
-Si me dejases algún churro...
Niall, con aires de superioridad y poniéndose sus gafas de sol, llama a uno de los camareros y pide más churros.
-¿Pero qué haces, idiota? No voy a ser capaz de comérmelos todos.- Le digo, pero ya es demasiado tarde porque el camarero se ha ido.
-Pues para mi.
-Ah, entonces no los habías pedido para mi...
-Así es.- Afirma, sonriéndome satisfecho.
-Métete los churros por donde te quepan.- Le digo, pero no me da tiempo a terminar la frase cuando ya se está riendo.
-Vaya, la chiquitaja se enfada.
Ahora la que se ríe a carcajadas soy yo al oír una palabra tan española en mitad de una conversación tan fluida en inglés.
Cuándo el camarero nos pone los churros  solo soy capaz de comerme dos, los demás los engulle él con las mismas ganas que empezó a comerse el primero.
-Te envidio muchísimo, ¿sabes?
-¿Por qué?- Me pregunta con la boca llena y churretes de chocolate alrededor de la boca.
-Porque comes todo lo que quieres y nunca engordas. Eres como una barbie- Le respondo mientras le limpio la cara con una servilleta.
-¿Acaso es que tu estás gorda?
Miro a otro lado con media sonrisa.
-No se puede decir que sea una modelo...
-Y no te hace falta. Tienes voz de hombre cuando te enfadas y hoy luces un extraño cabello con el cual parece que has metido los dedos en un enchufe, pero no estás gorda para nada.
No sé que respuesta ingeniosa e inteligente contestarle para callarle la boca, así que me limito a girar mi silla y darle la espalda diciéndole "qué cariñoso estás hoy" de forma sarcástica.
-Anoche te di mucho cariño, ahora toca hacer que te piques conmigo.- Dice, comiéndose el último churro. Se bebe su chocolate de un solo trago y se levanta para acercarse a mi. Me abraza por detrás y me deja un beso de chocolate en la mejilla. Me apresuro a limpiarme mirándole desafiante.
-Pero a mi me gustas así.
Aunque, claro, es imposible si de repente me dice esas cosas.


"Treasure", la alegre y movida canción de Bruno Mars suena con el volumen bien alto inundando la casa de alegría para unos "buenos días" de verdad.
Dani se encuentra en la cocina haciendo tostadas mientras canta en voz alta la letra, haciendo que Liam aparezca por la puerta con un gran salto y le siga la canción.
-¡Buenos días!- Le dice Dani.-¿Quieres?- Señala las tostadas que está preparando.
-Yo lo que quiero es repetir lo de anoche- Le contesta Liam, haciendo que Dani abra la boca y los ojos con expresión de sorpresa.
-Es muy temprano- Dice, ahora algo más tímida, pero sin perder la sonrisa pícara- Y tengo sueño...
-Has tenido toda una noche para descansar- Liam la agarra del hombro y le da la vuelta. Ella accede a besarle, pero en seguida sigue pendiente de las tostadas.
-¡Vamos, Dani!- Él la sigue por toda la cocina intentando poner cara de pena mientras ella coge más comida para el desayuno.
-¿Quieres dejarme en paz?- Le dice elevando la voz, pero con eso solo consigue que las ganas de Liam por tenerla igual que anoche aumenten y atrapa a Dani entre sus brazos con tanta fuerza que se ve obligada a dejar caer en el suelo lo que llevaba en las manos.
-¡Liam!
-Shh...- Le pone un dedo sobre los labios.- Ni te imaginas lo que me gustó lo de anoche, joder, eres increíble.
-¿Ni con la presión de no poder gritar por que Niall y Marina estaban en la habitación de al lado?
-Creo que eso me hizo ponerme más aún...
-¡Liam!
Dani no se lo puede creer. ¿Dónde está el Liam romántico que antes de hacerlo siempre la trata como una princesa, que a veces resulta hasta empalagoso? ¿Desde cuando tiene ganas de hacerlo así de rápido y de ansioso?
Lo que no quiere decir que le disguste...
Liam insiste besándola en el cuello y bajando hasta las clavículas. Es la reacción que le produce el recuerdo de anoche. Él solo quería tenerla a su lado en la cama, independientemente de hacerlo o no. Solo buscaba hablar con ella, decirle lo mucho que la ama y lo afortunado que es de poder llevarla a ver el mundo, pero se lo dijo de otra forma... Y vaya forma. Nunca lo había hecho con tantas ganas, con tanta pasión, con tanto... Amor. Sí, porque tras todo lo demás, lo que ahí había era amor. Ese que creían que no iban a volver a sentir con fuerza hasta después de varios meses, pero surgió ayer y Liam busca que resurja ahora...
Y lo consigue, porque Dani cae rendida a sus labios, dejando que él meta las manos bajo su camiseta ancha y se la quite dejándola solo en bragas. Pero se guarda lo mejor para el final mientras ella le quita a él la ropa, diciendo entre susurros "estamos locos" "Liam, por favor..."
-No hace falta que siempre sea en una cama, ¿sabes? Yo te amo igual en todos lados- Le dice, cambiando sus palabras en voz baja por gemidos que le provoca al empezar a tocarla de arriba a abajo...
Detiene sus manos en los muslos y la eleva por los aires, echándola a su espalda. Ella, riéndose, se deja caer sobre el sofá, y justo cuando Liam va a por ella de nuevo, rueda hasta el suelo y se levanta, divertida de marear a su chico, el cuál se encuentra confundido.
-Ya que tenemos la casa entera para nosotros, me apetece hacerlo en un sitio inusual.
-¡Dani!- Dice Liam, sorprendido.- ¿No se supone que "estamos locos"?
-En el pasillo.
A Dani no le da tiempo a ir al destino que quiere cuando Liam ya la ha cogido y la ha apoyado en la pared. Va dejando un camino de besos entre los pechos de ella mientras le quita la única prenda de ropa que le queda.
-Liam, joder, Liam...- Gime ella, nombrándole para que se de prisa con su pequeña locura.
Pero Liam de repente para y la deja sobre el suelo. Hace una mueca extraña.
-¿No huele a quemado?
-Mierda, mierda, mierda, mierda...- Dice Dani, dirigiéndose a la cocina.
-¿Qué pasa?- Liam la sigue, confuso.
-¡Las tostadas!
Cuando le da al botón del tostador el pan sale negro, totalmente quemado, ardiendo  y en un salto que hace contacto con la piel de Dani.
-¡Ah! ¡Quema!- Grita ella, tocándose la zona dónde ha caído la tostada, ahora enrojecida.
-¿Te duele mucho...?
Liam va disminuyendo su tono de voz cuando, de repente, un ruido de llaves suena por toda la casa. Tras eso se escuchan unas risas.
-Niall y Marina.- Dice Liam.
Por unos segundos ambos se quedan parados en mitad de la cocina totalmente desnudos y sin saber qué hacer, ni que decir, ni a dónde ir.
-¡Corre, trae la ropa!- Ordena Dani agachándose a recoger la comida que había tirado antes. Él sale disparado al pasillo trayendo la camiseta, las bragas y también su ropa. Se la ponen casi sin aliento y a tanta velocidad que Liam por pocas tropieza y cae al suelo.
-¡Buenos días!- Marina asoma la cabeza por la puerta.
Justo a tiempo.
-Hola, Marina.- Contesta Liam, suspirando.
-Eh, huele a quemado- Niall aparece de repente, conducido por ese instinto constante de tener hambre.
-¿Quieres?- Dani le ofrece las tostadas quemadas con una sonrisa divertida.
-No, gracias, ¡he comido churros!- Le dice, tan feliz como siempre.
-Bueno, voy a ducharme, a ver si puedo arreglarme este pelo de mierda que tengo hoy- Marina desaparece por ese pasillo que ha sido testigo de la imaginación de Dani.
-Yo voy a llamar a Paul, a ver a qué hora tenemos que ir a la universidad mañana.- El irlandés se va al salón y por fin, Liam y Dani se quedan solos y pueden respirar profundamente.
Eso sí, antes no pueden evitar soltar unas carcajadas sobre la situación, sin importarles ya qué piensen Niall o Marina.


La escena de el día anterior vuelve a repetirse, pero esta vez en casa, mucho más relajadas y con sonrisas de oreja a oreja, porque independientemente de lo que piensen, nosotras nos vamos a seguir cumpliendo nuestro sueño alrededor del mundo.
Esto es una noticia, no una petición.
Nos colocamos sentadas en unas sillas en frente del ordenador mientras se establece la conexión. Finalmente nuestras familias aparecen en la pantalla. Esta vez se han reunido en el salón de Dani.
-¿Hola? ¿Se escucha?- Dice mi padre.
-Se escucha y se ve.- Le respondo.
-Aquí también.
-Bueno, no me vengáis con más rodeos y contadnos ya qué pasa ahora.- A pesar de que la última vez que nos vimos con nuestros padres ambas salimos llorando de allí, ahora hablamos con tono y palabras normales, como si nada hubiese pasado.
No me hago de rogar y le digo a Liam y Niall que se pongan frente a la webcam.
-¡Hola!- Saludan ambos en español.
En seguida nos hacemos un hueco entre ellos para ver las caras de asombro de nuestros padres acompañadas con expresiones como "¡Madre mía!" "¿Qué hacen aquí?"
-Han venido a por nosotras porque han encontrado la solución para que nos vayamos con ellos y a la vez estemos con los estudios.- Aclara Dani
-¿Pero ellos no estaban en...- Pregunta su madre.
-En Lisboa, mamá, estaban en Lisboa.
-Y ahora nos vamos a México- Digo yo, tan alegre y normal como quien saluda por la calle.
-¿Y cuál es esa solución?- Pregunta ahora mi madre, con un tono más severo.
-Nos han contratado a cuatro profesores para que vengan con nosotras al viaje y nos preparen para los exámenes. Cuando tengamos que hacer alguno, nos llevarán en el jet privado.
-Paul está aquí también y mañana vamos a ir a la universidad a preparar todo lo que sea necesario para irnos.
Hacemos una pausa. Nuestras familias están impresionadas con la noticia, intentando asimilar todo lo que le hemos dicho de golpe. Me da la sensación de que están aún más pasmados con la sorpresa de que ellos estén aquí con nosotras.
Me preparo para las palabras contrarias hacia nuestra decisión, para la pelea que se supone que viene ahora, pero, sin embargo, más pasmada quedo yo cuando se miran entre ellos sonriendo y asintiendo.
-Nos parece perfecto mientras que sepáis organizar vuestro tiempo de estudio en los viajes.- Dice mi padre, seguido por los "sí" o los "exacto" de los demás.
-Solo os pedimos eso y que, por favor, nos informéis de dónde estáis y de cómo van los estudios.
-Y la novela, Marina, no dejes de escribir.- Añade mi madre a la frase de la madre de Dani.
-Sabes que no soy capaz de dejar de escribir, mamá.- Sonrío.
-Bueno...y ahora...- El padre de Dani titubea- Queremos que nos traduzcáis para ellos.
-¿Para ellos?- Preguntamos las dos, extrañadas.
-Sí, es que, queremos...
-Pedirles perdón.
-Eso, pedirles perdón por haberles juzgado.
-Está claro que con esto que están haciendo por vosotras no tienen las intenciones que nosotros pensábamos...
-Y que esperemos que acepten nuestras disculpas.
-Y que os cuiden bien.
Así, hablando cada uno con una frase, con palabras de arrepentimiento y sonrisas intentando corregir lo que antes pensaban, nos dicen en español las disculpas que nosotros traducimos a los chicos.
-No tienen por qué pedir perdón, es normal que piensen en negativo si un par de famosos se quieren llevar a sus hijas lejos de sus casas.- Razona Liam.
-Nada de disculpas, solo queremos que os vengáis, solo eso.- Niall le apoya y nosotras volvemos al español.
En ese momento una especie de promesa queda entre todos nosotros. Miradas que prometen no volver a hablar sin saber y otras algo más desesperadas que piden que por favor no cometamos ninguna locura en nuestro gran viaje.
Con varios "te quieros", cerramos sesión en la videollamada y en seguida nos levantamos a abrazarnos los cuatro, muy diferente a la última vez que lo hicimos, llorando confusas por ese "no" que provenía de ellos.
Ahora nuestro abrazo incluye gritos de alegría y hasta bailes graciosos que estoy deseando hacer con Louis.
Y hablando de Louis, y los chicos...
-¡Quiero llamarles!- Exclamo.
-¿Ahora?
-¡Sí, por favor, necesito hablar con ellos!
Llamamos al número de Zayn, que es el que siempre suele estar disponible, y tras varios tonos su dulce voz suena por el altavoz del móvil de Niall.
-Zayn, ¿estás con los demás?- Pregunto.
-¡Marina, hola! Sí, espera, ¡Eh! ¡Venid aquí, Marina y Dani al teléfono!
-¿Marina y Dani?- Se oye a Louis
-¡Anda, mira quienes llaman!- Harry aparece.
-¿Sabéis que nos vamos con vosotros de tour?- Pregunta Dani, como si aquello fuese normal o algo diario.
-¡Yeeeeeeah!
-¡Se vienen, tío, se vienen!
-¡Joder, al final es definitivo!
-Sabía que eso iba a funcionar...-Dice Zayn de repente.
-¿A qué te refieres con "eso"?- Habla Dani de nuevo.
-A que la idea de contratar a los profesores fue mía.- Dice él, con orgullo.
-¡¿En serio, Zayn!?
-Oh dios mío...
-¡Zayn, eres el mejor, joder!
-Cuándo te vea te voy a estrujar en un abrazo.
-¡¡Zayn, joder, Zayn!!
Dani y yo explotamos en gritos, deseando estar delante suya  para agradecerle lo que ha hecho con un gran abrazo.
Y así seguimos hasta la hora de comer, gritando por teléfono, riéndonos y hablando como si les tuviésemos delante, solo que con más ganas aún ahora que sabemos que en unas horas esto volverá a ser realidad.


Cuelgo tras unas dos horas de gritos, felicitaciones y algún que otro tono de envidia por parte de nuestros amigos más cercanos. La llamada con Zayn, Louis y Harry se había alargado hasta la hora de comer, pero con esa estábamos disfrutando y hasta ya habíamos decidido en que parte del bus dormiríamos cuando fuese necesario dormir allí. Eso y otros pequeños detalles del viaje que nos ha causado alegría estar hablando, porque nos ha recordado cada segundo que pasaba que nos vamos con ellos.
Tras eso nuestros móviles han empezado a recibir llamadas, mensajes de WhatsApp y miles de notificaciones por parte de Twitter. A algunas llamadas ni siquiera hemos contestado, ya que era la hora de comer y Niall estaba desesperado dando vueltas en la cocina mientras se preparaba una tortilla o picoteaba de todo. Al final hemos pedido un pollo con patatas del local de abajo, llamado "El rey del pollo", del cuál llevo pidiendo comida desde que tengo uso de razón.
Esta es la sexta llamada que me hacen, eso si contar el WhatsApp y Twitter, los cuales todavía no me ha dado tiempo a mirar. Dani se encuentra de la misma manera, sentada a mi lado. Dejamos nuestros móviles en la mesa pequeña del salón y  nos tumbamos en el sofá.
-¡Por favor, ni una más, ni una más!
-¡Nos está llamando gente con la que no hemos intercambiado ni dos palabras!
-Les mueve la curiosidad por saber si es verdad eso de que nos vamos.
Justo en ese momento el móvil de Dani vuelve a sonar. La melodía retumba en nuestras cabezas haciendo que nos desesperemos.
-¡Ya no cojo más llamadas! ¡No no y no!- Se tira al sofá y se pone un cojín sobre la cabeza.- Marina, cuelga, por favor.
Le hago caso y me inclino sobre la mesa con el dedo preparado para deslizar la opción de "colgar" sobre la pantalla táctil, pero un detalle hace que me pare.
-Dani, es un número desconocido.
-¡Que le cuelgues!
-Pero, ¿y si es algo importante?
-Contesta tú, yo paso.- Vuelve a enterrar su cabeza en el cojín y yo me decanto por contestar.
-¿Sí?
-Buenas tardes, ¿hablo con Danielle Robles?- Al otro lado habla una voz inglesa.
-No, ahora mismo no se encuentra aquí- Miento, ya que Dani me fulmina con la mirada para que lo haga.
-¿Y con quién tengo el gusto?
-Con Marina Gijón.
-¡Ah, Marina Gijón! Hemos intentado localizar su número también, pero hemos encontrado antes el de Danielle. ¿Podría hablar conmigo unos minutos?
-Claro- Contesto, pegándole a Dani con un cojín para que escuche también la llamada. Pongo el altavoz y Liam y Niall también aparecen y se sientan a nuestro lado. Todos guardan silencio mientras hablamos.
-¿Con quién hablo?- Pregunto.
-Soy Michael Quinn, representante de la revista Sugarscape.
Dani y yo en seguida gesticulamos en silencio todo lo que nos queremos decir. ¡La Sugarscape, es una de las revistas más famosas!- Me gustaría hacerles una entrevista, el tema principal son ustedes y básicamente preguntaremos cosas sobre su vida diaria y nos gustaría que contasen cómo conocieron a los chicos de One Direction.
Liam y Niall sonríen tiernamente al vernos tan ilusonadas, aunque claro, para ellos esto debe ser lo más normal del mundo.
-¿Les gustaría?
-Claro, nos encantaría- Contesto.
-Pues bien, según los datos que me han sido proporcionados, ustedes viajarán a México mañana.
-Así es.- Digo, sorprendida de lo bien informados que están.
-Por lo que la entrevista les será hecha por teléfono. ¿Que les parece dentro de tres días? La hora aún no la tengo clara...¿Puedo llamar a este número para concertarla mañana?
-Sí, aunque nos vendría mejor que llamase pasado mañana, ya que mañana tendremos mucho ajetreo con el viaje a México-  Contesto, dando a entender que de vez en cuando sé usar la cabeza. No siempre iba a ser una torpe...
-Perfecto, encantado de hablar con usted, Marina.
-Igualmente.
Cuelgo y en seguida Dani y yo empezamos a hablar elevando cada vez más el tono de voz. No es la primera vez que nos hacen una entrevista, pero eso no significa que estemos acostumbradas a que nos llamen para estas cosas y además esta vez es una revista con mucho más lectores que las anteriores.
- Cuidado con lo que os pregunten.- Nos advierte Liam.
-¡No tenemos nada malo que ocultar!- Le contesto.
Ahora es mi móvil el que vuelve a producirnos dolor de cabeza mientras vibra con fuerza en la mesa, pero en seguida me apresuro a cogerlo cuando veo que es mi prima Elena.
-¿Pero dónde estás? ¡Llevo hablándote por WhatsApp una hora!- Se oye decir a mi prima.
-¡¿Cuándo pensabais contarnos que os íbais de tour!?- Esta vez habla Cristina, la cual parece estar muy alterada.
-¿Qué hacéis llamando desde Londres? Os va a salir muy caro...- Les dice Dani.
-Por una vez no pasa nada. Por favor, contarlo todo, ¡todo!
-¡Pero si ayer estabais llorando porque os quedabais allí!- Exclama Cris.
Y volvemos a los gritos y las palabras aceleradas con Elena y Cristina tal y como habíamos estado hace unas horas con Harry, Zayn y Louis


Cristina, que con los nervios se había apoderado del móvil, finaliza la llamada enfadada con Elena. Se había estado aguantando regañarla durante toda la conversación, así que ahora no duda en explotar.
-¿Por qué no le has dicho nada, eh?
-Estaba con Dani, Liam y Niall, y como comprenderás, no iba a hablar de ese tema con ellos delante.
-Ya sé que no puedes hablar de que te acostaste con él delante de ellos, no soy tan tonta, pero deberías haberle dicho a Marina que querías hablar en privado con ella o algo así.
-En seguida hubiesen sospechado los demás. Cris, este tema es muy delicado y muy fuerte, tenemos que tener cuidado.
-Vale, vale.- Cristina respira hondo intentando calmarse- Pero promete que hablarás con Marina.
-¡Pues claro que lo haré! Es la oportunidad perfecta para que le pare los pies a Frai.
-Tampoco entiendo eso.
-¿El qué?
-Que quieras protegerles a ellos, ¿qué más te da a ti su relación? Lo único que vas a hacer es que Frai la tome con Marina y además descubra que vas detrás para destrozarle los planes.
-No puedo dejar que rompa esa relación, joder, ¡es mi amigo, lo mismo que lo son los demás! Y ella es un amor de chica, es genial, y tu lo sabes de las numerosas veces que nos hemos reunido todo en Londres. No aguantaría que estuviesen mal. Además, piensa: Frai, para que rompan, su arma principal es que sabe que él y yo nos acostamos. Haga lo que haga, yo salgo perdiendo.
-En eso último tienes razón...
Elena se levanta y coge una botella helada del frigorífico para beber y calmar sus nervios.
-Me arrepiento muchísimo de haber hecho esto.
-No, Elena, no, no vuelvas a comerte la cabeza. Todos cometemos errores, sobretodo estando borrachos. Eres culpable de algo de lo que eras inconsciente.- Dice muy razonadamente Cristina.
-Me siento una puta.
-Elena...
-¡No puedo sentirme de otra manera!
-No fue tu intención...
-Pero lo hice.
Cristina se levanta y la abraza. Elena, por un momento, sonríe agradeciendo su apoyo.
-Solo dime una cosa.
-¿Qué?
-¿Él te gusta?
Elena abre la boca a punto de hablar y alza su dedo, señal de que iba a contestar que no, pero de repente se para y se queda en silencio. Baja su brazo y, mirando a la nada, contesta:
-No lo sé.









lunes, 16 de septiembre de 2013

CAPÍTULO 11.

Cuando la furgoneta está lo suficientemente alejada como para que nuestra vista no alcance a verla, mi cabeza aún no asume el hecho de que hace tan solo unos minutos aún les tenía aquí, haciendo el tonto como solo ellos saben, y ahora nos encontramos en una calle vacía, con todas las maletas en el suelo (las cuales habíamos dejado en el maletero de la furgoneta para pasar el día) y muy pocas horas juntas, ya que al día siguiente por la tarde, Elena y Cristina cogen su vuelo a Londres.
Pero lo que ahora tenemos que coger es el tren que nos llevará a Mengíbar, ya que el plan era que hoy, tras despedirnos de ellos, iríamos los 5 en tren a dejar a mi hermano allí y volveríamos a Málaga a seguir con todo lo de siempre. Elena y Cristina cogen el vuelo en Málaga para pasar todo el tiempo posible con nosotras.
Todo esto podría haber cambiado, pero no. Cuando necesitas que lo planeado no salga bien, saldrá a la perfección. Puedo decirlo con bastante firmeza tras el día de hoy.
Nos quedamos un rato mirando a la carretera por la que pasan otros coches que no nos importan. Entonces todos nos giramos  y nos lanzamos los sentimientos a través de miradas que suplican que vuelvan. Los ojos de mi hermano están vidriosos y respira aceleradamente, por lo que adivino que en breve se echará a llorar. Yo haría lo mismo si no fuera porque me duele la cabeza después de haberlo hecho durante todo el día.
Paso mi brazo por su cuello y le atraigo hacia mi. Le doy un beso en la cabeza mientras Elena hace el mismo gesto con Cristina, y entrelazando todos nuestros brazos nos apretamos sin dejar ni un solo hueco por donde pueda entrar el aire. Abrazándonos ahora que podemos, y sobre todo, que lo necesitamos.
-Venga, animaros, sé que han sido pocos días en comparación con todo el tiempo que llevamos sin verles, pero no se van de gira para siempre- Dice Cristina, intentando hacernos sonreír.
-Pues sí, tienes razón, somos unas exageradas- Yo le apoyo mientras cogemos nuestras maletas y salimos de allí en un taxi.
Lo que más me gusta de los sitios como Madrid es que aunque sea de noche, y bien tarde, siempre hay ruido. Eso me hace despertar, saber que tengo que vivir lo que esté haciendo. Así es cómo está la estación, pero menos mal que todos queremos dormir y una vez dentro, solo unos cuantos murmullos rompen el silencio del lugar.
-Este va a ser un viaje muy largo, y no sé si podré dormir aquí...
-Si pudiste dormir con las conversaciones de Cristina a las tantas de la noche, entonces podrás hacerlo ahora- Elena y Dani hablan mientras Cris les lanza una mirada que les recuerda lo mal que le sentó que la despertaran esta mañana entre risas y burlas.
Ocupamos dos asientos largos, uno en frente del otro con una mesa en medio en la que cabemos todos sin problemas. Y aunque no podemos dormir, nos acomodamos, cerramos los ojos y nos sumergimos en nuestros propios pensamientos.
Solo puedo pensar en cómo coño he vivido tantos sentimientos a la vez en cuestión de horas. El miedo de perder a Niall, el odio hacia mí misma por querer parecer algo que no soy, la alegría de poder ayudar a chicas como yo a abrazar a sus ídolos, la decepción sobre los pensamientos de nuestros padres y, seguidamente, el odio y enfado que he sentido sobre lo que han dicho de Niall y Liam. La confusión sobre la oposición de ellos a que fuésemos de gira, el cariño al saber la razón, la descarga de tensión en forma de gritos durante el concierto, el calor, nervios y ganas de tomarle muy fuerte en la habitación número 2, el puto miedo a perderle otra vez cuando me dijo que no podía hacerlo, la sensación no haber amado a nadie con tal fuerza al abrazarle por última vez, y ahora...
¿Qué cojones siento ahora?
Supongo que me siento extraña. Todo esto ha sido muy raro. He pasado de parecer más su mejor amiga que su novia a quitarle la ropa en menos de dos segundos y tumbarme desnuda sobre él.
Cada vez que lo recuerdo se me eriza la piel. Nunca he estado así con nadie. Y he sentido algo muy fuerte, unas ganas tremendas de hacerlo de una vez por todas, de romper la mesa en la que estábamos. Pero luego...luego solo tenía ganas de besarle despacio y dormir con él.
Pienso demostrarle que sé esperar. Esperé 7 años para conocerles, puedo esperar unos cuantos meses para tenerle dentro de mi.
Mi mente ya no puede abarcar más vivencias hoy, así que, agotada, mi cara cae sobre el frío cristal de la ventana y me pierdo entre sueños.

Un movimiento rápido del tren hace que me pegue contra el cristal en la frente. Vaya, esto sí que son buenos días...
Como era de esperar, mi hermano se ríe muy fuerte de mi sin importarle que casi todo el tren siga aún durmiendo. En seguida le tapo la boca aunque supongo que mi estupidez extrema provoca no poder parar de reír.
Elena, Cristina y Dani se desperezan mientras yo toco mi frente, dónde me he dado el golpe, buscando el chichón que probablemente me saldrá en un rato.
-¡Buenos días!- Dice Dani.
-Buenos días, ya, claro...- Le contesta Elena, echándose en su hombro al ritmo que cierra los ojos dispuesta a dormirse de nuevo.
-No te va a dar tiempo a dormirte otra vez, estamos llegando.- Le dice Cristina, tocándole la cara con la intención de molestarla. Elena la mira con enfado y después la ignora acurrucándose en Dani.
-¿Ahora hay que moverse? ¿Y cuánto falta? ¿Cuándo desayunamos?- Mi hermano empieza a hacer preguntas a las que no tenemos ni idea de cómo contestar.
-Nos hemos acostumbrado demasiado estos días a los hoteles y vida lujosa...- Dani se ríe.
-¿Y quién no se acostumbra?- Contesta Elena, aún con los ojos cerrados y expresión de sueño.
Todas las personas aquí presentes se van despertando mientras el amanecer corre por las ventanas. Me quedo observándolo, maravillada de como hemos pasado de iluminarnos con las luces amarillas del tren a que el sol nos ciegue entrando con fuerza. El cielo se viste de un color amarillo y anaranjado con varios reflejos rosas que son merecedores de unas cuantas fotos por parte de Elena, la cual se despierta del todo al ver la oportunidad de unas fotos excelentes.
Una voz que nos sobresalta a todos anuncia que faltan unos diez minutos para el cambio de tren hacia Mengíbar, así que recogemos todo lo que tenemos encima de la mesa y nos preparamos para cuando las puertas se abran.
Da gusto después de tantas horas poder estirar las piernas y andar. Con pasos lentos y arrastrando las maletas como si pesasen el tripe, esperamos unos 15 minutos hasta que viene el próximo tren que lo hace con retraso.
-¿Es que aquí no hay ni una puta cafetería para desayunar?- Me quejo.
-Mira, ahí hay una máquina, cómprate un dulce. - Me sugiere Dani.
-Paso, que luego me sienta mal. Prefiero tomarme una buena tostada en el pueblo.
-Mira que eres quejica.
-¡Déjame! ¡Tengo sueño! ¡No tengo ganas ni de hablar!
Dani se ríe de mi y me revuelve el pelo como si fuese una niña pequeña, aunque claro, me estoy comportando como una.
Entramos en el otro tren pero esta vez no podemos dormirnos, ya que con el movimiento de ir de uno a otro estamos más que despiertas. Pasamos el rato hablando de todo, pero en ningún momento ni a Dani ni a mi nos da el bajón de pensar que estamos volviendo a nuestras vidas normales pudiendo seguir con ellos. Es como si el dolor se hubiese escondido muy adentro y ahora solo me sale quejarme porque tengo hambre.
Aunque lo que tenemos muy en cuenta es que saldrá cuando veamos a nuestros padres.
Pasamos el último rato viendo las fotos que ha hecho Elena de todos estos días, o al menos algunas, porque ha hecho muchísimas y son todas geniales. Elena es muy buena en esto y sé que tiene potencial de sobra para ganarse la vida capturando momentos.
En algunas no podemos evitar reírnos y concentrar todo el jaleo y el ruido en el sitio del tren dónde estamos nosotras. Dios mío, qué caras... Fotos en las que salimos hablando, cantando o bailando de forma rara, con los ojos entrecerrados y la boca muy abierta.
-Puedes vender esto a las revistas de adolescentes y dejarnos en ridículo, te pagarían muy bien...- Le dice Dani.
-¡Oye, buena idea! Lo pensaremos, gracias- Cristina habla por las dos y sonríe mientras yo le regaño a Dani por darle la idea.
Y al fin llegamos a nuestro destino. Es una estación de trenes a las afueras del pueblo tan descuidada que cualquier visitante pensaría que está abandonada. Tengo vagos recuerdos en mi cabeza de cuando era pequeña y venía aquí con mi abuelo a recoger a mi tía-abuela, que solía ir a un pueblo de Almería a ver a su hija. Esto siempre estaba lleno de vida y hasta lo renovaron para tenerlo mejor. También venía de vez en cuando con mis padres, cuando mi hermano ni siquiera había nacido, y me montaba en los vagones abandonados que hay en una vía por la que el tren nunca pasa. Me encantaba investigar huecos por los que meterme y sentirme una pequeña aventurera mientras mi madre gritaba que no me ensuciase y mi padre me seguía a dónde iba por si me fallaban los pasos y caía al suelo.
Mucho más vivaces que antes andamos por el camino de tierra que pasa por mitad del campo y te lleva a una carretera aún a las afueras del pueblo. Es la única manera de llegar desde la estación. Nunca me ha gustado vivir aquí. Se ve todo tan silencioso, tan solitario, tan relajado que parece muerto. Supongo que es el mejor sitio para vivir en paz y tener los días más tranquilos, pero cuando llevas aquí casi toda tu vida te cansas y necesitas ver más, saber qué hay detrás de las pocas calles que forman esto.
Por fin llegamos al pueblo y gracias a que Dani y yo hacemos de guías cogemos el camino más corto hacia el bar más cercano. Está en "el paseo", un parque llamado así por los propios habitantes que hace de entrada del pueblo y además es el mayor punto de encuentro de todo el mundo, incluso más que la plaza dónde se encuentra una de las iglesias y la torre. Son los dos únicos sitios turísticos que tenemos aquí.
Tras cruzar todo el paseo llegamos al bar y revolucionamos el personal cuando entramos respirando muy hondo y dejando las maletas con desgana en el suelo. Un tipo de pantalones negros y camisa blanca remetida se acerca a tomarnos nota. Con una sonrisa le pido la tostada que llevo deseando desde hace unas horas y la acompaño con un batido de fresa.
-Eres un oso comiendo, te pareces a tu novio.- Dice mi hermano, el cual está comiendo con incluso más ganas que yo.
-¿Desde cuando soy rubia de ojos azules y se me da bien cantar?
-Desde nunca, pero comes igual que él.
-¡Calla!- Le digo, metiéndole un trozo de pan en la boca.
El ambiente del bar es el típico que tiene cualquiera por la mañana. Dos o tres trabajadores engullen con ganas lo que se suelen pedir cada día mientras charlan con el jefe del lugar o intentan despejarse leyendo el periódico. Lo único que anima este sitio somos nosotras con el alboroto que vamos por ahí siempre y el hombre de las noticias que anuncia un nuevo logro en el fútbol español.
-¿Y ahora, dónde vamos?
-Hoy estás pesado, eh Alfonso- Le saco la lengua mientras él finge estar enfadado- Ahora vamos a casa de la abuela, dónde seguramente estén todos, tu te quedas allí y yo estaré un rato y me iré.
-Si te hubieses ido de gira, ¿me hubieses llevado contigo?- Su lado adorable sale a la luz.
-Eso no depende de mi, pero si no tuvieses instituto, sí: te hubiese llevado sin pensármelo.
Le pago al hombre de la camisa blanca intentando empatar a Dani en todas las veces que ella me ha pagado un viaje en taxi. Salimos de allí mucho mejor y dando un paseo nos dirigimos a casa de la abuela. Dani vive en la calle de al lado, así que seguimos juntas todo el camino hasta que se separa en tres calles y debemos tomar dos.
-Ahora toca pelea...- Dice Dani.
-Yo intentaré evitarla, no tengo ganas de hablar del tema.- Digo, suspirando.
-¿Y nosotras dónde vamos?- Dice Cristina, confusa.
-Yo tengo que saludar a la familia, que para eso soy su prima- Elena se ríe- Y tu vienes conmigo.
-Ah, vale.
-Luego os acercáis a mi casa y os presento a mis padres y a mi hermano- Dice Dani- Así, cuando lleguéis vosotras, se terminará la pelea...
-¡Y empezará la mía!- Exclamo.
Al final acabamos todas riendo, es la mejor solución para afrontar los gritos y las palabras que bajarán nuestra autoestima al subsuelo. Abrazo a Dani  y le susurro "solo asiente y di que tienen razón en todo, funciona".

Busco la llave de la casa de mi abuela y abro la puerta rezando por encontrarles de buen humor o que al menos disimulen delante de Elena y Cristina. Avanzamos a través del salón y la cocina y acabamos en la salita, donde mi abuela está en su sillón de siempre y mi abuelo en el suyo. Mis padres se encuentran hablando en el sofá.
-Hola.- Saludo muy seca, pero alzando la voz. Ahora mismo no me sale otro comportamiento con ellos.
-¡Hola!- Mi abuela aporta alegría al momento lanzándose a besuquear a mi hermano y a estrujarme a mi entre sus brazos mientras planta mil besos en mis mejillas. -¡Elena, que grande y qué guapa estás!- Grita, dándole el mismo cariño a ella.
Yo le doy un abrazo de ni medio segundo a mis padres y un beso a la mejilla a cada uno. A mi abuelo le doy un abrazo más largo y un beso cogiéndole la cara mientras él sonríe.
-Ésta es Cristina, la mejor amiga de Elena que estuvo con nosotras en Londres.
-¡Ah, tu eres Cristina!- Dice mi madre, y en seguida todos van a darle dos besos a ella.
Gracias a las preguntas de mi abuela a mi hermano y a nosotras sobre estos días  podemos pasar un rato relativamente agradable, aunque tenga sentados a mi lado a las mismas personas que no creen en el amor de Niall por mi.
Y es que duele mucho que tus padres piensen como si fuesen fans. Duele que me hayan dicho las mismas palabras que me dicen algunas. Duele que me vean como un capricho para él.
"Calma Marina, calma" me susurro.
-Oye, deberíamos ir a casa de Dani ya...- Dice Elena.
-¡Ah, es verdad!- Exclama Cristina.
-Sí, es que Dani va a presentarlas allí también.- Aclaro yo.
Elena y Cristina se despiden de todos y en especial de mi hermano, al que abrazan con fuerza y besan con incluso más intensidad que lo ha hecho mi abuela. Las acompaño a la puerta y antes de irse me desean buena suerte.
-¡Gracias! Nos vemos a las 12:15 ahí abajo, en la esquina de la calle de antes.
Cierro la puerta y respiro hondo. No me da tiempo a echar la llave cuando ya oigo a mi madre llamando mi nombre.
-Marina, ven aquí.
Aparezco de nuevo en la salita intentando mantener mi rostro neutral.
-Queremos hablar lo que tengamos que hablar ahora ya que sé que tenéis el billete de tren comprado y Elena y Cristina cogen el avión...
-Total, que seremos breves- Concluye mi padre.
"Lo dudo mucho", pienso.
-Queremos pedirte perdón porque reconocemos que nos pasamos con lo que os dijimos por videollamada, pero estábamos nerviosos y dijimos las cosas mal.- Dice mi madre. Esto me gusta, ¡se están disculpando! Cambio totalmente de expresión y ahora me muestro interesada, hasta me siento entre ellos en el sofá para seguir con la conversación.
-Pero queremos ser sinceros y la verdad es que no nos fiamos mucho de Niall.- Ya se ha estropeado todo. Ahora miro al suelo preparándome mentalmente para todo lo que viene.
-No estamos diciendo que no te quiera, solo que dudamos que esto dure mucho. Y no estábamos dispuestos a que dejases tus estudios a un lado para irte con él un montón de meses por ahí lejos. ¿Y sí te deja en ese periodo de tiempo? ¿Cómo vuelves aquí? ¿Qué sería ahora de tus estudios?- Esta vez es mi padre el que habla.
-Niall es famoso, guapo y tiene dinero. Puede tener a cualquier chica, ¿qué pasa si se cansa de ti?- Vuelve a hablar mi madre, pero ahora levantándome la barbilla para mirarle a la cara. Lo único que veo es su rostro borroso porque inevitablemente vuelvo a estar llorando.
-Marina, no llores, por favor, no nos estás entendiendo...
-Sí que os he entendido. ¿Puedo hablar yo ahora? Quiero intentar que me entendáis a mi.
Mis padres se miran y, asintiendo, me dan la palabra.
-Creo que no hace falta decir que amo a Niall y que estoy totalmente segura de que él a mi también. Pero si es necesario lo digo ésta y mil veces más. Entiendo de sobra que os preocupéis por mi y que queráis que antes de irme a ningún lado termine mis estudios y tenga un trabajo asegurado. Es lo sensato, lo normal. En eso no tengo nada que discutiros. Lo que me duele, y muy profundamente, es ese pensamiento que tenéis de Niall. Necesitáis conocerle mejor, joder, es que tenéis que pasar aunque sea un día con él, hablando, comprobando que es un amor de persona- Unos impulsos raros hacen que me revuelva el pelo hacia delante mientras mis lágrimas se precipitan hacia el pañuelo que me acaba de dar mi abuela- La mayoría de las fans ven nuestra relación así: "Niall solo quiere a Marina por probar" Y lo que digan ellas me da igual, pero lo que digáis vosotros influye en mi... ¡Sois mis padres! Niall me ama y me lo ha demostrado en diversas ocasiones. Además, él y los demás llevan siendo mis ídolos y mi ayuda más grande desde hace 7 años...
-Hablas como si tu vida fuese tan dura que solo les tuvieses a ellos.
-¡No, mi vida no es ni ha sido dura! ¡Mi vida ha sido la de una adolescente normal con problemas de adolescente! ¡Gilipolleces sin importancia más adelante en la vida, cuando todo se vuelve más serio! Pero eso no significa que, pasase lo que pasase, les tuviese a ellos, a su música y sus mensajes en ella como alivio.
Mis padres, en vez de mirarme a mi, se miran entre ellos. Como si así pudiesen comunicarse, y creo que lo hacen.
-Ellos me han ayudado a pasar cada problema, ya fuese insignificante o algo más grave, y a celebrar cada alegría. Y él, joder, él me ama.- Me quedo casi sin voz diciendo la última palabra. Trago saliva y lloro unos segundos mientras mi hermano me acaricia el pelo. Intento sacar fuerzas para seguir hablando, aunque sea con la voz rota.
-Niall me ama y Liam ama a Dani. Y tengo pruebas de ello. ¡Por ejemplo!- Ahora me altero, levantando la vista y mirándoles a los ojos aleatoriamente.- Cuando colgué la videollamada, pasé un rato llorando abrazada a Dani hasta que aparecieron ellos. ¿Sabéis qué? Lo oyeron todo, pero no nos dijeron nada en contra de vosotros, es más, os dieron la razón. ¡Os hicieron caso! Nos sentamos en unas sillas y nos explicaron que con vuestras palabras habían reflexionado y que era todo un error que nos fuésemos con los estudios por delante, que preferían que terminásemos en eso antes de irnos por ahí. Dijeron que no querían entrometerse en nuestras vidas.
Respiro hondo.
-Y hay más ejemplos...- Miro de nuevo al suelo. La boca me quema queriendo hablar sobre la habitación número 2, sus palabras, la promesa de que me esperaría para tratarme como me merezco... pero finalmente respiro hondo al notar que me quedo sin aire. Esta vez es mi abuelo es el que me da otro pañuelo, pero poco a poco mis lágrimas van cesando a la vez que mis palabras también.
-Supongo que pensaréis que yo no tendría que hablar, que soy muy pequeño para saber de amor, pero os aseguro que lo que tienen ellos dos no es algo pasajero. Es algo bonito. Se quieren mucho...- Mi hermano sale en mi defensa haciendo que todas las miradas se centren en él.
Se forma un silencio que no estoy dispuesta a que continúe. Miro la hora y en ella encuentro la oportunidad de irme de allí.
-Llego tarde para irnos al tren. Me gustaría que pensaseis en todo lo que os he dicho y que me llamaseis mañana para preguntarme lo que sea o darme vuestra opinión. Esta noche no, necesito dormir.- Les doy un beso fugaz a los dos y un abrazo a mis abuelos. A mi hermano le abrazo más fuerte que a nadie y le digo que le echaré de menos unas cuantas repetitivas y cansinas veces.
-Adiós, Marina- Dicen mis padres, con una mirada que ni siquiera sé lo que quiere decir, pero parece ser pensativa.
-Adiós a todos.- Me doy la vuelta decidida, pero algo me para los pies y hace que me tambalee insegura de si debería decir algo más o no. Pero tengo la sensación de no haber explotado del todo, de que no ha sido suficiente.
Trago saliva. Me tiemblan las piernas y no puedo creer que haya dicho todo eso.
-Niall me ama.
Finalmente, salgo corriendo hacia la puerta sin darle la oportunidad a mis abuelos de volver a ofrecerme pañuelos.


Una vez que empiezo a correr no puedo pasar y mis pies se precipitan cuesta abajo a toda prisa. Como era de esperar, la maleta que voy arrastrando tira de mi brazo y tropiezo cayendo torpemente en el suelo. Menos mal que la calle de mi abuela está escondida y en ella solo viven unos pocos vecinos de la tercera edad, por lo que siempre está vacía y nadie me ha visto. Es más, me cruzo de piernas en el suelo y reflexiono sobre la carretera todo lo que he dicho. Aún me parece increíble que lo haya hecho, y esa última frase... "Niall me ama". Por dios, parece que estoy metida en un culebrón de esos que ponen en la televisión después de comer. Pero me ha salido de adentro, tenía la sensación de que me faltaba algo que decir y cuando me he querido dar cuenta era eso lo que salía por mi boca.
Echo mi pelo hacia atrás y cierro los ojos intentando que el dolor de cabeza tras haber llorado tanto se calme. Extiendo los pies en la carretera y la noto ardiendo, a juego con mis mejillas aún húmedas. Decido levantarme y bajar la calle de una vez.
Ojalá estuviera él ahora mismo aquí para abrazarme. Para darme la razón en ese "Niall me ama".
 Saco el móvil de mi bolsillo y abro WhatsApp. Su nombre está el segundo, después de la última persona que me ha hablado que ha sido Cristina, diciéndome que ya están en la esquina. Le escribo un "te quiero" así, de la nada, y se lo mando. Necesito decírselo aunque sea a través de una puta pantalla.
Conforme termino de bajar la calle y antes de cruzar la esquina ya se oye la fina voz de mi prima hablando algo que ni siquiera escucho. Me precipito a doblar la esquina y me encuentro a Cristina abrazando a Dani. Elena hace lo mismo cuando se separan. Saludo y Dani me contesta mirándome con los ojos enrojecidos y los labios temblorosos apretados hasta emblanquecerse. Me lanzo a abrazarla todo lo fuerte que puedo y acabamos las dos llorando juntas con Cristina y mi prima sin saber qué decir.
Sin más, nos ponemos de nuevo rumbo a la estación.



Llegamos a Málaga tras un par de horas y pico y algún que otro cambio de tren. Ahora, de éste último, salimos riendo. Sabía que sería así, que Cristina y Elena no iban a quedarse calladas y harían cualquier cosa para cambiar de tema o sacar algo por lo que reirse. Tengo la sensación de ser una estúpida niña a la que le gusta el drama, todo el día llorando, pero no lo puedo evitar. Hubo un tiempo en el que no me gustaba llorar, sobre todo si había alguien a mi lado, fuese quien fuese. No me gustaba eso de expresar que estoy mal delante de alguien, prefería aguantarme las ganas por lo que pudieran preguntar o imaginar, hasta que me di cuenta de que eso me hacía daño. Desde entonces, si me apetece llorar para desahogarme, lo hago sin importarme el lugar. Los sentimientos lo mejor es sacarlos a la luz, aunque nadie te entienda o tengas a gente en tu contra: cuando están dentro de ti pueden explotar y destrozarte.
Pero ahora estoy "bien". O al menos me estoy riendo de Cristina. Mira que puede llegar a ser gilipollas, pero se ha ganado mi cariño en poco tiempo solo con sus tonterías.
Ahora nos montamos en un autobús para ir a casa y que Dani y yo dejemos nuestras maletas en el portal para despedirnos de Elena y Cris antes de que pierdan el avión, ya que van tarde.
-Ojalá tuviésemos que dejar nosotras las maletas aquí también- Elena suspira al decir esta frase.
-Eso significaría que estaríamos aquí con ellas, ¡y sería la hostia, como en los viejos tiempos!- Exclama Cristina.
-Con la frase se sobreentendía eso, tonta.
-¡Aish, déjame! Me estoy acordando de Londres, en invierno...-Cris pasa de Elena mientras avanza sonriendo, recordando a saber qué.
Llamo a un taxi y, deseando que no fuesen estas las palabras que salen de mi boca, le digo que nos lleve al aeropuerto.
Una vez allí entramos con muchísima prisa, pero a la vez riéndonos del jaleo que estamos montando arrastrando las maletas y gritando "¡Pasoooo, llegamos tarde!" "¡Vamos a perder el puto avión, moveos jodeeeeeeer!"
Dani se ahoga con su propia risa y mi cara coge un color muy rojo al no poder parar de soltar carcajadas gracias a su risa rara.
-Esto no parece una despedida...- Digo yo.
-¡Es que no es un "adiós" es un "hasta luego"!- Dice muy animada Elena.
 Las cuatro nos lanzamos unas sobre otras para fundirnos en un tierno abrazo en el que ni siquiera podemos estarnos quietas ni un segundo, moviéndonos, gritando y girando a mucha velocidad como si estuviésemos celebrando algo.
Dani y yo salimos de allí aún con la sonrisa puesta, recordando las que acabamos de dejar y la echándolas de menos cuando no hace ni dos minutos que estábamos entre sus brazos.


Al fin, llega la noche. La hora de estar en casa y tumbarse en el sofá con una Coca Cola fresquita y ligeras de ropa parecía muy lejana, pero al fin está aquí. Dani y yo ponemos la tele y nos tiramos hacia atrás en él llevando únicamente una camiseta, sujetador y bragas, y que no falte el pelo recogido en un moño o cola deformes y mal hechos. Estamos totalmente horribles, pero no nos importa, ambas estamos en plena confianza.
-Vaya día...
-¡Vaya días, mejor dicho!- Le contesto.
-Me han sentado genial. Les necesitaba cerca.
-Siempre les hemos necesitado cerca.
Tragamos con ansia nuestras Coca Colas fresquitas antes de seguir hablando.
-¿Han sido muy duros tus padres?- Le pregunto a Dani, acordándome de que se encontraba llorando cuando la he visto tras estar con ellos.
- Bueno, el caso es que- se muestra inquieta y gesticulando mucho con las manos- les comprendo, entiendo que se preocupen por mi, por mi vida y los estudios y todo eso... Pero, ¿a qué viene pensar eso de Liam, cuando no tienen motivos? ¿Qué ha hecho Liam para que piensen eso de él?
-¡Es eso, tía, es que es exactamente eso! ¿Por qué les dejan de mujeriegos sin sentimientos? ¿Han dado motivos?
-No lo entiendo, de verdad.
-Ni yo...
Poco después la mesa que hay al frente nuestra está repleta de Coca Colas vacías y nosotras nos encontramos de rodillas en el sofá, con los brazos apoyados en el borde de la ventana del salón que da a la carretera que por aquí pasa.Nuestras vistas son varios edificios más altos que éste, una plaza interrumpida por las obras del metro y muchas luces tanto de los edificios lejanos como de los muchos coches que pasan. Así da gusto pasar la noche. Y es que aunque me gustaría estar volando hacia Lisboa, que es donde están ellos ahora, estoy muy a gusto aquí, sintiendo la brisa de la noche junto a Dani, gritándole nuestras quejas a la ciudad de Málaga sin importarnos las horas que sean.
Quiero muchísimo a Dani y soy consciente de que sin una amiga como ella no sería nada igual. Ya no puedo vivir sin sus palabras, sin sus sabios consejos o sin sus locuras como la de gritar por una ventana a las tantas de la mañana. Es la mejor apoyándome en todo lo que hago o corrigiendo lo que hago mal. Es sincera conmigo cuando es necesario y sus brazos siempre estarán preparados para abrazarme. Vivir con ella es un lujo, y rara son las veces en las que tenemos peleas, y si las tenemos son tonterías que se arreglan poniendo música en voz muy alta. Poco después nos encuentras a las dos bailando y cantando como si estuviésemos en un concierto.
-Gracias por todo, Dani. Eres la mejor amiga que se puede tener.
-¡Te has puesto sensible, ooooh!- Dice, abrazándome con ternura.
Cuando son cerca de las 2 de la mañana ambas decidimos cerrar la ventana e irnos a la cama sin ni siquiera recoger las botellas del salón.


Caigo sobre la cama bocabajo y con los brazos abiertos, con intenciones de quedarme así toda la noche. Estoy tan cansada que no tengo fuerzas ni para moverme, pero mi móvil suena haciendo que estire mi brazo hacia la mesita de noche y le de al botón que muestra la pantalla. Es un WhatsApp de Niall, así que en seguida me siento sobre la cama y leo lo que pone.

Vaya, ¿y ese ataque de amor? ¡Jajajaja!- Dice, contestando al "te quiero" que le había dejado esta tarde.

Pues es una verdad muy grande, pero si quieres no vuelvo a decírtelo...

Ni se te ocurra. Te quiero, te quiero, te quiero. ¿Ves? Y mil veces más que te lo diría.

¡No que se me queda pillado el móvil! - Sonrío a la pantalla al imaginarle a él riéndose-  Ya te contaré otro día. Háblame tú, ¿qué tal el viaje?

Bastante agotador, pero no quiero hablar de eso, quiero contarte otra cosa.

Le pido en seguida que me lo cuente ya que esto me deja intrigada.

Ya sé el sitio perfecto para terminar lo que dejamos a medias en el backstage.

Un escalofrío me recorre todo el cuerpo mientras me tumbo despacio en la cama, como si aún pudiera sentir su cuerpo pegado al mío.

¿Dónde?

Es una sorpresa.

¡Venga ya, no puedes provocarme y después dejarme así!

¿Provocarte?

Sí, dímelo, por favor.

Todo a su tiempo, ya te lo diré...

¿A que ahora mismo te estás riendo de mi?

Puede...

Aunque claro, tu te ríes de todo. 

Pero de ti más.

Por un momento dejo el móvil a mi lado y miro al techo con las manos sobre mi corazón palpitando fuertemente desde el momento en el que he visto su nombre en la pantalla. Cierro los ojos imaginándome que está aquí, que me está abrazando, al igual que soñaba cuando ni siquiera nos conocíamos, cuando solo era una Directioner más para ellos.

Daría lo que fuera por que estuvieras ahora mismo aquí- Le digo, ignorando lo que me estaba escribiendo antes.

¿Y me darías comida? Me muero de hambre ahora mismo.

¿Ahora mismo? ¿Solo ahora mismo?

¡Jajajaja! Pues, ¿sabes qué me gustaría hacer a mi ahora mismo?

¿Comer, así, por casualidad?

Bueno, a parte de eso...

A ver, dime.


Dormir contigo.


Vuelvo a cerrar los ojos poniendo la pantalla sobre mi pecho. Me encanta cuando me dice estas cursiladas después de estar hablando sobre cosas totalmente distintas conmigo. Me encanta que se pase el día haciéndome burlas  pero luego me calle con besos muy largos cuando voy a gritarle. Me encanta que me apriete la mano cuando se altera al hablar o se ríe muy fuerte.
Alzo el móvil hacia mi vista y me quedo sin aire cuando leo lo que acaba de poner.

Así que, ábreme la puerta.

Miro la cegadora pantalla en la oscuridad de la habitación muy, pero que muy confusa. ¿Pero qué coño dice? ¿Qué le abra la puerta? Pero, pero joder, no puede ser. Se han ido, ¡les he visto irse! ¿Pero es que siguen en España? ¿Y cómo es que las Directioners no dicen nada por Twitter? ¿Cómo es que hay fotos de ellos en el aeropuerto?
"Vale, respira, calma" Me digo, pero no puedo, ¡no puedo, joder! Me pongo de pie sobre la cama y me toco la frente llena de sudor. No puede ser.

¿Qué?- Le pongo, incapaz de decirle nada más.

Oye, ya pensaba que me habías dejado hablando solo. ¡Que me abras la puerta, que aquí abajo está empezando a hacer frío!

Vale, déjalo ya Niall...

De repente Dani aparece en mi cuarto y pega un portazo al entrar, dándome el susto de mi vida. Caigo sobre la cama con la suerte de no haberlo hecho sobre el suelo.
-¡Me vas a matar del susto!
-¿Estás hablando con Niall?- Me dice, apretando su móvil con ambas manos y mirándome con los ojos muy abiertos.
-Sí, ¿estás hablando con Liam?
-Sí...
-No puede ser.
-¡Es que no puede ser!
-¡No puede ser!
Las dos nos cogemos de la mano a la vez, entrelazando nuestros dedos nerviosos mientras, tras respirar hondo, miramos nuestras pantallas. En las dos pone exactamente la misma pregunta:

¿Cuál es tu planta?

Nos apretamos las manos con tanta fuerza que nos hacemos daño. Nos miramos esbozando unas sonrisas enormes iluminadas con la luz del móvil. Las dos contestamos al mismo tiempo

4º Izquierda.

-Tía, no puede ser.
-No puede ser, joder. Es que...
-¡No puede ser, no!

Y de repente, suena el timbre. Saltamos al ritmo de unos pequeños gritos y soltamos nuestras manos para correr hacia la puerta. Abrimos y nos damos cuenta...

Nos damos cuenta de que sí puede ser.









sábado, 7 de septiembre de 2013

CAPÍTULO 10.

Estaba sumergida en el más plácido sueño cuando de repente he notado un golpe en mi vientre. No muy fuerte, pero si lo suficiente como para abrir los ojos como platos y llevar mis manos hacia él acompañando el gesto con un grito. El susto se me pasa cuando, al sentarme sobre la cama, observo lo que está pasando y no puedo evitar acompañar a Elena y a Dani en sus risas. Resulta que Cristina está teniendo una pesadilla y se retuerce en la cama teniendo conversaciones incompletas y armando mucho jaleo. Hay un punto en el que da hasta miedo, pero más que eso produce risa por sus movimientos raros, la baba cayéndole por la barbilla y una fuerte tentación de grabarla en vídeo.
-¡Tía, despierta!- Dice al final Dani, que le da pena y termina por sacarla de a saber qué historia. Mientras ella nos mira confusa, con los ojos entrecerrados y su siempre perfectamente colocado pelo esta vez revuelto, no podemos evitar reírnos aún más. 
-Os descojonáis de mi, ¿eh? Muy bonito. Os odio, a todas.- Dice ella, levantándose de un solo salto y metiéndose en el baño indignada. 
-¡Oh, se ha enfadado la niña endemoniada!
-¡A ver si nos va a echar una maldición o algo de eso!
Pasamos de su enfado temporal y seguimos riéndonos sin importarnos que mi hermano esté durmiendo justo en la cama de al lado. Miro la hora y me doy cuenta de que en realidad Cristina ha sido un buen despertador, porque ya llegamos tarde al hotel de los chicos, donde hemos quedado todos. El plan de hoy es irnos por ahí por Madrid, sin importarnos quien nos vea y acompañados por las bailarinas. Se nos ocurrió a Elena y a mi, y ellos aceptaron como si nada, ya que estaban algo bebidos. Nos vamos a meter en un buen lío cuando nos atrapen las Directioners, pero tengo ganas de aventura. Eso sí, Paul se ha empeñado en acompañarnos, y no nos molesta, es un buen tipo. Tras eso, los chicos asistirán a una entrevista y nosotras podremos entrar con ellos.
-Qué emoción, es como si las famosas fuésemos nosotras- Dice Elena. 
-¿Y aquello cómo será? Quiero decir...¿llegas y qué haces, te sientas allí y ya está?- Pregunta Dani, haciendo que nos quedemos pensativas
Está claro que por muchos lugares que visitemos, siempre habrá algo que saque nuestro lado curioso. Sobre todo para mi hermano, que nunca ha vivido tan a lo grande.
Cristina sale del baño ya duchada y detrás vamos los demás. La ducha me sienta genial después de haber pasado una noche acalorada de movimientos y palabras raras con Dani y Cristina en la misma cama. Elena ha dormido con mi hermano, quién sé que está contento porque siempre ha sentido cierta debilidad por ella.
-Qué raro se me hace entender lo que habláis.- Dice de repente, y nosotras le sonreímos porque aunque aparenta más edad de la que tiene, sigue siendo un niño adorable.
Al salir de la ducha quedo algo extrañada al ver que todos están metiendo su ropa en las maletas. Les miro con media sonrisa mientras camino hacia mi lado del armario y escojo un vestido azul muy veraniego y con algo de vuelo para caminar por las soleadas calles de un día tan expléndido en esta gran ciudad.
-¿Qué hacéis?
-Pues qué vamos a hacer, las maletas.- Me contesta con tono pasota Dani.
-¿Para qué? ¿Es que pensáis cambiaros de ropa en mitad de Gran Vía?
Me río de mi propio comentario mientras busco el vestido que tenía en mente. Cuando lo encuentro y me doy la vuelta aún con la sonrisa en la cara de la anterior carcajada, me encuentro con cuatro rostros severos y a la vez algo melancólicos.
-Marina, hoy es 25.
Siento algo en el pecho, como un puño cerrado clavándose directamente en mí que duele más que el golpe de Cristina. Mucho más. Algo extraño. Dejo caer el vestido al suelo mientras intento asumir, tragar esa frase que acaba de soltarme Elena con su dulce voz que sin embargo, no ha cambiado la gravedad de lo que ha dicho.
-¿Hoy es 25? ¿Ya? Pero, anoche...
-Marina, anoche fue 24, el penúltimo concierto. Esta noche dan el último aquí en Madrid y...
-No hace falta que lo digas, anda.- Le dice Dani en voz baja, pero lo suficientemente elevada como para que mis oídos capten lo que ha dicho. Intentan no darle más importancia al tema y siguen metiendo sus pertenencias en las maletas. Yo quiero actuar igual, pero mi cabeza lo único que hace es completar la frase que Dani ha obligado a Elena silenciar.
"...y entonces, se van"
Se me había olvidado por completo que todo esto no era para siempre. Joder, que ya no estamos en Londres, que Elena y Cris no viven en unas cuantas calles más lejanas y no podemos irnos a la casa que tienen los chicos en común a gorronear comida y pasar el rato en el gran jardín. Se me había olvidado que nuestros mejores amigos son 5 cantantes famosos que están realizando un tour mundial y que hasta que lo terminen aún quedan mucho tiempo. Se me había olvidado todo por completo porque estaba disfrutando estos días como no lo hacía desde hace mucho tiempo, porque esa vida ideal que tenía ha vuelto y ahora que sé que se va en unas horas, simplemente, no lo asumo.
En silencio, agarro el vestido, me subo y coloco la toalla que tengo enrollada en el cuerpo y me meto en el baño. Soy incapaz de llorar, o de lamentarme, o de hacer cualquier gesto con la cara. Simplemente introduzco el vestido por la cabeza y me lo coloco despacio, aplastando las arrugas que se han formado por la parte del pecho. Con delicadeza me cepillo el pelo aún mojado y dejo que las puntas caigan casi a la altura de mi culo, siempre sintiéndome orgullosa de haber conseguido dejármelo tan largo. Solo han sido varios días...A la vez han sido segundos, a la vez me he apegado a ellos como si fuesen siglos de disfrute.
Solo han pasado unos cuantos días desde que lo bueno volvió, desde que siento los abrazos de Harry, la risa de Louis en mi oído, la amistad de Zayn, la protección de Liam y el amor de...
Niall. Oh, Niall. Joder, Niall.
¿Qué va a pasar ahora? ¿Otra vez a lo mismo de siempre? ¿A las noches sin dormir pensando en cómo habrá acabado el concierto? ¿Qué tal habrá sido la grabación para el nuevo vídeo? ¿Asustarme porque tarda 20 minutos en conectarse al Skype? ¿Preocuparme por los rumores de Twitter sobre nuevas chicas, modelos, cantantes, hasta fans? ¿Ponerme celosa cada vez que van a un sitio y acaba lleno de chicas un millón de veces más guapas, sonrientes y seguro que talentosas y amigables que yo? 
Miedo. Eso es, siento miedo. Miedo de absolutamente todo lo que va a pasar ahora. De que se canse de mi, de esta situación, de volver a esperarme para que después su novia se emborrache y ni siquiera se haya enterado de que han dormido juntos...
De golpe, levanto la cabeza y me miro directamente al espejo. Mirar mis propios ojos me aporta seguridad y a la vez me siento estúpida. Raro, ¿verdad? Meto la mano en uno de los cajones buscando el neceser del maquillaje que casi nunca utilizo y lo saco todo. Me aplico una base de polvos que suavizan mi piel, luego un rímel que me alarga tanto las pestañas que casi llegan a las cejas, rosa claro pero a la vez intenso para mis labios y una raya negra gruesa en el párpado agrandando mis ojos.
Nunca me había maquillado tanto. Para algunas bodas u ocasiones donde es preciso ir más elegante sí, pero nunca para una simple tarde de compras. Me ha impulsado el mismo maldito miedo a ser poco para Niall. Y me odio por ello, porque yo mejor que nadie debería saber que él me quiere por la misma razón por la que yo a él: por amor, por lo que somos, por nosotros. Pero aún así continúo y ondulo mi pelo dejando lisa solo la parte de arriba, colocando el flequillo de manera que cae haciendo una bonita onda sobre mi mejilla. Por un momento me siento una auténtica modelo. El vestido es sencillo, sí, pero junto con todo lo demás parece que voy a una entrega de premios o algo parecido. 
Ese momento de motivación me da fuerzas para avanzar a la puerta, para salir a la calle y dejar a todo el mundo con la boca abierta, para demostrar que Niall Horan es mío y hacerle ver que su novia también puede ser guapa, también puede salir a la calle potente y andar con estilo. Por intentar no sentirme inferior por todo lo que viene ahora, por ese miedo estúpido, por este odio que siento hacia mi persona ahora mismo.
Pero aún así, aunque el odio permanece, salgo de la habitación y ante la mirada de Elena, Cris, Dani y mi hermano, me calzo unos tacones rosas casi del mismo tono que mis labios. Sigo sintiendo asco por mi misma. Porque por muy "guapa" que intente ponerme, será inútil ante la belleza natural de las demás. Pero a la vez quiero hacerlo, quiero sentirme bien, quiero disfrutar este último día con los chicos y que los periodistas hagan fotos de una chica... aparentemente segura de si misma.
-Tranquilos, no tardo nada en guardar mis cosas.- Esbozo una pequeña sonrisa.
-¡Estás guapísima!- Exclama Cristina.
-Gracias...Eso intento.
- Joder...
-Impresionante.- Van diciendo poco a poco los demás.
Mantengo firme mi sonrisa mientras camino alrededor de la habitación haciendo mi maleta. Sé que los cuatro sospechan que todo esto es una tapadera de lo destrozada que estoy ahora mismo, pero, ¿de qué sirve ahora ponerse mal? ¿No es mejor disfrutar lo poco que nos queda? Es más, hoy voy a hacer todo lo que no me he atrevido a hacer antes, voy a besar a Niall mientras una cámara nos grabe, voy a saludar a las Directioners como si todas me amasen, voy a coger de la mano a Niall y voy a apegarme a él más que nunca, a abrazarle, a sentir su respiración en mi cuello, a revolver su pelo mientras mi lengua recorre sus dientes de su bonita sonrisa...
Un escalofrío recorre mi espina dorsal. Hoy tiene que ser el día. Sí, hoy mismo, ¿a qué espero? ¿otros 5 meses para hacerlo, para amarle? Quiero sentirle, quiero gritar con él, quiero que sudemos y que luego sonriamos adorables como si nada hubiese pasando habiendo hecho de todo... No sé cuando, ya que esta misma noche se van, pero pienso hacerlo.
Hoy voy a sacar esa parte de Marina que nunca me atrevo a ser.

Tras dejar la tarjeta que abre la puerta de la habitación en recepción, salimos a la calle arrastrando nuestras maletas y las metemos en el taxi. Ponemos rumbo al hotel de los chicos hablando de todo menos de que hoy es el último día, porque parece ser que nadie quiere recordarlo. La verdad es que es lo mejor: olvidarse de que no nos volveremos a ver hasta dentro de mucho. Ya habrá tiempo para apenarse.
No soy la única que hoy va guapísima, aunque sí puede que la más exagerada. Todas vamos con muchas ganas de pasar el día con ellos, y también de disfrutarlo entre nosotras.
Salimos del taxi para en seguida meternos en la furgoneta. Como hay sitio, en el maletero metemos las maletas y nos olvidamos de ellas para pasar tranquilas el día. Nada más entrar todos nos saludan a gritos y nos empujan hacia dentro burlándose de nosotras cuando nos quejamos de sus prisas y su inquietud.
-¡Aish, mírame, soy Dani y me he despeinado, oh!- Dice Louis con la voz exageradamente aguda. En seguida Dani le pega una colleja y le dice "Cállate"
Me siento junto a mi hermano y a Cristina. Delante tengo a Liam, a su lado Niall, y al otro Harry. Hoy conduce Louis, por lo que le suplicamos a Zayn, que va a su lado, que le controle.
-Por favor, no merecemos morir, Zayn cuídanos.- Le suplico, poniéndome detrás suya y agarrándole de los hombros mientras él se ríe e intenta deshacerse de mi
-¿Tan poco os fiáis de mi?- Dice Louis justo cuando sale del aparcamiento y se adentra en la carretera.
-Menos que poco- Contesta mi prima. Louis le lanza una mirada fugaz por el espejo retrovisor y con una sonrisa traviesa mientras mira a la carretera, acelera de golpe, haciendo que todos nos salgamos de nuestro asiento.
El loco de Louis se descojona mientras nosotros, con gritos desesperados pero, ¿para qué mentir? también riéndonos, le pedimos que no sea gilipollas y que pare. En uno de los frenazos repentinos que daba cuando había algún semáforo o tenía algún coche más cerca de la cuenta, avanzo hacia delante y casi me caigo sobre Liam, pero en seguida Niall se avalanza sobre mi y hace que caiga hacia atrás en el asiento. Quizás no ha pasado ni medio segundo, pero ha sido suficiente para que, mientras su aliento cálido me daba escalofríos por todo mi cuerpo, me susurre al oído
"Si te empeñas en enseñarme lo increíblemente guapa que puedes llegar a ser me va a ser muy difícil no pensar en ti hasta que volvamos a vernos."
Vuelve a su asiento y hace como si nada hubiera pasado y sigue insultando a Louis y riéndose con los demás, pero yo me quedo quieta observándole.
 Las ganas de realizar mis intenciones se multiplican a la vez que mis escalofríos no cesan.



-¿De quién fue esta idea?- Pregunta Zayn, mirándonos con cara de asesino.
-Creo que de Cristina.- Contesta Harry, sonriendo divertido.
-¡Qué coño va a ser mi idea!- Replica Cristina, levantando mucho la voz.
-¡Eh, eh, eh, no te cabrees!- Le contesta Dani en español, por lo que todos se ríen y las conversaciones se mezclan. Liam vuelve a hablar para todos diciendo:
-¡Ya sé de quien fue!
-¿De quién?- Preguntan todos a la vez. Elena y yo nos miramos, sabiendo que vienen a por nosotras.
-¡De Marina!
-De quién iba a ser...- Dice Harry, negando con la cabeza. Yo le pego una mini torta en la mejilla y él se la toca diciendo "¡duele!"
-¡Es una idea pésima!- Vuelve a quejarse Zayn
-No estoy preparado para salir del coche.- Dice Liam
-¡Al centro de Madrid! Cómo se nota que eres tonta de nacimiento.- Exclama Niall, dándome unos golpecitos en la cabeza. Le fulmino con la mirada para que deje de hacerlo.
-Tampoco te pases, no todo el mundo tiene a millones de seguidoras, oh.- Contesta Louis, poniendo tono presumido.
-¿Es que no os acordáis de que Elena también tuvo la idea, o qué?- Mi prima me pone ambas manos en la boca para que me calle y en seguida todos se meten también con ella.- Además, si  nos habéis hecho caso, ¡los retrasados sois vosotros!- Digo, súbitamente abriendo una de las puertas y saliendo de allí a toda prisa a pesar de los tacones.
-¡Tan rápido no, no llames la atención!- Me dice Harry.
-Venga, si da igual, vamos con Paul y las bailarinas, eso disimula. Entramos en unas cuantas tiendas y cuando Paul vea que viene mucha gente, llama a los demás tipos grandes y nos vamos.- Dice razonadamente Cristina.
-¡Tu lo ves todo muy fácil!
Seguimos discutiendo hasta que llegamos a donde están Paul y las bailarinas. En seguida todos nos saludamos con dos besos y en ocasiones hasta con abrazos y comenzamos a andar de una calle a otra. El cachondeo empieza con Elena haciendo fotos, las bailarinas y mi hermano hablando español con los chicos y ellos intentándolo, Louis tomándole el pelo a la gente que pasa por su lado con un raro acento británico y yo llorando de la risa por lo increíblemente gilipollas que puede llegar a ser.
Estamos en Madrid, en pleno centro, en Gran Vía. He estado en la gran ciudad de Londres viviendo por varios meses y aún no me acostumbro cuando voy a un sitio como este. Me emocionan los lugares tan grandes, tan llenos de gente. Yo siempre digo que estos sitios son especiales, que son vida, historias, proyectos, sonrisas...Son mucho,son de todo. Me encanta estar aquí, con tanta variedad de cosas.
Parece mentira, pero voy de la mano de Niall. Es algo muy raro, porque siempre que paseamos vamos separados, cada uno por un lado. De vez en cuando me coge por detrás, o hasta una vez me montó a caballito mientras yo pegaba puñetazos en su espalda gritando que parase, pero nunca hemos ido de la mano, como... como novios. Él también está sorprendido.
-Ey.
-¿Qué?
Le miro. Está guapísimo. Más bien, es así. Lleva una camiseta blanca ajustada, con unos jeans, unas Nike rojas y un chaleco sin mangas vaquero. Se ha dejado el pelo revuelto y varios mechones rubios le caen sobre la frente.
-¿Por qué hoy estás tan cariñosa?
-Si quieres, me voy...- Digo, soltándole la mano.
-¡No!- Me la vuelve a coger.
Miro a otro lado sonriendo para después fijar mi mirada en sus ojos, pero me encuentro con que lleva puestas las gafas de sol.
-Quítate las gafas.
-¿Por qué?- Pregunta mientras lo hace.
Ahora sí. Sus ojos brillan con la luz que llega del intenso sol. Es tan jodidamente precioso y está aquí, conmigo, cogiéndome la mano, sonriéndome y diciendo mi nombre porque no contesto. Estoy enamorada de cada puta cosa que hace, de cuando pronuncia de forma graciosa la "r" de mi nombre, de cuando al sonreír su cara adorable de niño pequeño muestra unos gruesos mofletes rosados, de como su mano, el doble de grande que la mía, me agarra con suavidad al andar, entrelazando sus dedos con los míos...
-Estás guapísima, pero no vuelvas a ponerte así de increíble.
Ahora estoy muy confusa.
-¿Por qué?
-Porque no hace falta. Porque me gusta más la Marina de las Converse, los shorts de muchos colores, y el poco maquillaje, la Marina de verdad.
Lo que me acaba de decir me hace odiarme a mi misma más aún y además confirma mis anteriores pensamientos que me decían que no hace falta vestirse así.
-No puedo dejarte ir de nuevo sin hacer lo que llevamos mucho tiempo queriendo hacer.- Le digo de repente, casi sin querer hacerlo. Pero sí: se lo digo, y encima sonrío segura de mis palabras.
-¿Qué?- Dice él, elevando la voz y a la vez riéndose. Yo le pongo un dedo sobre los labios despacio y se estremece con el roce.
-Que te quiero. Y tu me quieres. ¿Verda...
-No te atrevas ni a preguntarlo. Quiero quererte, tenerte, hoy, antes de irme.
-Quiero...
-Yo también quiero. Lo deseo muchísimo.- Ahora me suelta la mano para ponerla sobre mi cintura y atraerme contra la suya. Sus ojos están más cerca aún y mis ganas aumentan.
-Pero...
-Cuándo. ¿Verdad? Esa es la pregunta. Porque ahora viene la entrevista...
-...luego la comida...
-...después el ensayo para esta noche...
-...luego el concierto...
-...y después...
Nos callamos. Es como si se hubiese metido en mis pensamientos. Por un momento creo que tenemos las mismas dudas, miedos y por supuesto, ganas. Ganas de hacer de todo.
-Antes de que cojamos el jet y nos vayamos.
-Pero- ahora me río solo de pensar en la locura que vamos a cometer- ¿Dónde?
-Improvisemos. Las entrañas del escenario son muy grandes...
No puedo más. Le beso como si en ese mismo momento fuésemos a adelantar lo que va a pasar esta noche. Pero en seguida frenamos porque una avalancha de Directioners vienen hacia nosotros.
-¡Bienvenidos a Los Juegos del Hambre!- Dice Harry mientras vamos recibiendo chicas a montones. Ya se oye a Paul llamando a seguridad para sacarnos de aquí. Entonces, me doy la vuelta y le digo:
-Paul, por favor, déjales firmar y hacerse varias fotos. Estas chicas de aquí ahora mismo son las más felices del mundo, no les quites su sueño tan rápido.
-Marina, tu no lo entiendes, aquí se puede liar una avalancha de fans enorme, tengo que avisar para poder irnos sin que nos quedemos atrapados varias horas.
-¿Cuándo es la entrevista?
Paul mira su reloj de pulsera-Dentro de 3 horas.
-Pues si tienen que estar rodeados tres horas de chicas que les aman, lo van a estar. ¿Verdad?- Me doy la vuelta y efectivamente, todos me estaban escuchando. Los chicos sonríen a Paul, le abrazan y se burlan de él, hasta le dan besos en la mejilla y él, no de muy buenas, cede a que nos quedemos aquí hasta la hora de la entrevista.
-Estás muy loca.
-Paul, es que yo también soy como ellas.
El hombre me sonríe. Lo que eran 10 chicas ahora son 25, y dentro de unos segundos serán 30. Y así es como la cifra crece.
"Acabo de convencer al guardaespalda de los chicos que se queden a firmar autógrafos en pleno centro de Madrid.  5 de los cantantes más famosos del mundo." Pienso, sorprendida de mi misma.
Sí, puede que esté un poco loca, pero, ¿sabes qué? Que me encierren en un manicomio, lo estaré todo lo que haga falta si en mis manos está cumplir sueños. Porque aunque debería estar acostumbrada a estar con ellos, ¡no lo estoy, joder, es que a veces mi cabeza todavía los ve como mis cinco héroes, como mis ídolos! Aunque claro, lo son y siempre lo serán.
Si ya me sentía bien conmigo misma, ahora parezco toda una heroína al estar abrazando a chicas llorando, chicas que me agradecen lo que estoy haciendo, Directioners que me han grabado hablando con Paul, que han subido y twitteado el vídeo...
Es increíble la aglomeración de fans que se ha liado en nada. Este fandom es el que más sigue a sus ídolos sin importar los obstáculos que haya delante.
Y lo mejor es que las casi 200 fans que ya se han reunido con nosotros según Paul, que no para de advertirme que nos vayamos a pesar de que no le hago caso, solo me piden fotos, firmas, que les presente a los chicos, que las ayude a esquivar a algunas Directioners para poder llegar a alguno de ellos, que les explique quienes son las bailarinas, que les pase por teléfono a los chicos a Directioners de toda España que no pueden estar aquí y a las que están llamando para al menos oír su voz...
Pero no hay insultos. Por una vez, no hay insultos. Me tratan como una más, y eso es lo que soy. Al fin parece que lo comprenden. Será el último día, pero sin duda, el mejor.


-Lo advertí, lo dije mil veces, pero al final sabía que iba a pasar.- Nos regaña Paul, tras por fin haber salido de la calle dónde se han concentrado todas las fans.
-Venga ya, Paul, si son One Direction, todas las revistas del mundo les esperaría para que digan dos palabras.- Dice Elena.
-Pero llegamos una hora tarde, ¡una hora! Eso es muy mala publicidad para la banda.
-Venga, papi, déjalo ya.- Louis se ríe de él mientras le pellizca la mejilla.
-Eso, que tus niños te quieren
-Eres el mejor, Paul.
-¡Abrazo!
Todos siguen riéndose de él, pero esta vez Paul sigue enfadado, aunque no nos afecta a nadie.
Entramos en un gran edificio con muchísimas plantas que me recuerda al que yo tenía que ir en Londres para hablar con John, el de la editorial. En recepción nos dicen la planta y subimos todos en un gran ascensor en el que cabemos de sobra. Creo que son el único grupo que va a una entrevista y se lleva a sus novias, al hermano de una de ellas y a las bailarinas del tour. Tras cruzar un gran pasillo acabamos en una sala con varias personas vestidas de color negro hablando entre ellas mientras toquetean sus cámaras que parecen ser más grandes que yo. Pero lo que enseguida nos llama  a todos la atención son las dos grandes mesas llenas de comida de todo tipo que hay delante de nuestros ojos y sobre todo, de nuestras bocas haciéndose agua.
-No pueden hacernos esto justo antes de la hora de comer. No pueden.- Susurra Niall para sus adentros. La tentación viene y cojo un trozo de queso en aceite para él y otro para mi, ya que no he desayunado nada y ahora mismo quiero tirarme sobre ambas mesas y comerme todo lo que hay.
-No toquéis nada, ¡nada!- Dice Paul, pero es demasiado tarde porque Niall y yo saboreamos silenciosamente la textura algo fuerte de este delicioso queso.
-No habréis...
-Ha sido ella.-Niall en seguida me señala a mi. Yo me rió con la boca llena y Paul decide pasar de nosotros y dejarnos a nuestro rollo. Justo cuando vamos a por otro trozo, una chica de nuestra edad entra en la sala. Lleva el pelo recogido en una coleta, unos vaqueros y una blusa  que hace daño a la vista de lo intenso que es su color rojo.
-Hola, me llamo Ana, soy la que va a entrevistarles.- La joven se presenta ante Paul.
-Sentimos haber llegado tarde, nos ha surgido...
-No para absolutamente nada. Chicos, por aquí.
-¿Podríamos entrar todos?- Dice Liam, señalándonos a nosotras.
-Lo siento, pero no hay suficiente espacio. Podéis quedaros aquí y serviros lo que queráis.
-De acuerdo- Contesta Niall, con una sonrisa muy amplia.
-Cállate y entra- Le dice Paul, tirándole del brazo.
-No te lo comas todo- Me suplica con cara de pena antes de entrar a la sala.
-¿Y quién me lo impide?- Le digo, mientras devoro otro trozo de queso.
La entrevistadora llama a los cámaras y todos entran dejándonos solos. Como si aquella sala fuese nuestra casa ya empezamos a comer y a armar jaleo. Somos tan escandalosos que Paul debe salir más de una vez a callarnos y la sala se nos hace pequeña, por lo que poco a poco vamos ocupando el pasillo. Da igual dónde nos encontremos, siempre nos comportaremos igual.




Llega una parte de la entrevista en la que les hacen preguntas a todos por separado. Harry, al salir de la suya, se sienta en un sillón color crema y se come un sandwich buenísimo que ni siquiera sabe de qué está hecho. Mira al suelo pensativo y preocupado a la vez. Hecho un lío. Ya ha pasado un día desde la noche de la fiesta y no debería acordarse de nada después de todo lo que bebió, pero algunas escenas en forma de flashes muy rápidos le vienen a la mente. Recuerda cómo bailaba con gente conocida y desconocida en la pista, y también recuerda a la chica rubia, pero le es imposible llevar a su mente la imagen de la cara de ésta extraña. Desgraciadamente también se acuerda de casi haberlo hecho con ella en una habitación oscura, pero se dio cuenta de que eso no estaba bien, de que no es forma de olvidar. Se siente orgulloso de al final no haber cometido ningún error.
De lo que si se acuerda perfectamente es de cuando estaba destrozado en el baño, odiándose a sí mismo después de haber odiado al mundo, queriendo morirse  por haber montado un drama enorme de lo que no es nada, de lo que debería superar de una puta vez. Y entonces, llegó Cristina. Consiguió aportarle algo de humor a la situación con sus movimientos raros y sus palabras disparatadas. Pero lo más importante fue que le ayudó a levantarse del suelo de aquellos sucios baños y avanzar hacia el espejo para por fin, sonreír. Necesita agradecerselo, pero le da verguenza. Con Cristina nunca ha tenido mucha confianza, o al menos no tanta como con Marina o Danielle, así que no sabe como entrarle. Además, está hablando con Elena, y no sabe como llegar y pedirle que se vaya así, sin más.
De repente su oportunidad llega cuando Frai llama a Elena y la deja sola para dirigirse hacia ella. Cris se sienta justo en el sillón más cercano, así que Harry solo tiene que levantarse y andar un par de pasos. Lo hace y puede notar los nervios de Cris al percatarse de que se acerca hacia ella mientras mira por la ventana haciendo como si no se diese cuenta.
-Hola, Cris.
-Hola- Ella se da la vuelta para mirarle mejor.
-Es que...
-¿Qué?- Ahora se tranquiliza al ver a Harry mucho más nervioso que ella.
-Es que no sé como decirte esto, pero tengo que decírtelo... Vale, me estoy liando- Cristina se ríe y eso calma a ambos. Harry se sienta a su lado- ¿Recuerdas algo de la noche de la fiesta? ¿Aunque sea un poco?
-Solo sé que bebí mucho y bailé mucho... Nada más. Creo- Esboza una pequeña sonrisa.
-Bueno, entonces te lo cuento yo... A ver. Estaba en el baño y, bueno, por una cosa muy... complicada, digamos, estaba llorando.- Cristina borra la sonrisa de su cara al escuchar eso- ¡No, no te preocupes! No es nada grave... Bueno, sigo, resulta que entraste borrachísima- Ahora ambos ríen- y me animaste muchísimo diciéndome que tenía que quererme más y bueno, quería agradecértelo porque me ayudaste a levantarme...
Cristina sonríe con ternura en silencio.
-No tienes que dar las gracias por nada. Ahora quiero que me cuentes por qué estabas llorando.
-No, da igual, no es na...
-¡Ahora mismo!- Dice, cogiéndole de la mano. Ambos se levantan y Cris tira de Harry por el pasillo- Vamos a la calle, no creo que nadie nos eche de menos en un rato.
Salen de la sala y pasan por delante de Elena y Frai y tras saludarlas, Harry sonríe. Se ríe de como esta chica tan pequeña ha sacado  fuerzas para tirar de él.




-¿Qué coño te pasa ahora?- Elena ya no se corta, porque está muy harta de los jueguecitos de Frai.
-Shh, cariño, no me hables así, a no ser que quieras que todo el mundo se entere de que te has liado con él.
-Frai, déjalo ya, por favor, déjame en paz. Tu estabas también borracha, podrías haber hecho lo mismo.
-Pero no lo hice.
-¿Por qué la has tomado conmigo? No te he hecho nada.
-Le has tocado. Y siento la necesidad de acabar con quién le toca.
-Pues entonces querrás acabar también con su novia, ¿no?
-Exacto, y tengo todo un tour mundial para hacerlo. Será mío.
-Estás mal de la cabeza. Haz lo que quieras, pero, ¿para qué me llamas ahora?
-Para restregarte que tu ahora te vas a Londres y yo, cariño, yo voy de tour mundial con él. Voy a destruir a la guarra de su novia, al igual que si no le dejas en paz te destruiré a ti.
-Conozco a su novia y vas a tener un problema si me entero de que le haces algún tipo de daño. Eso por un lado, por otro, estás paranoica: yo no le quiero tener, ni soy una obsesionada de él como tu, simplemente fue un error. Si tu no sabes ver que fue un desliz no puedo hacer nada.
-No te pases conmigo, cariño, sé un secreto tuyo bastante gordo y puedo destrozarte con solo decirlo en alguna red social. Las Directioners se encargaran de dejarte por los suelos después.
-¿Qué pruebas tienes, psicópata de mierda?- Ahora es Elena la que se pone agresiva, la que está harta de que una chica que conoce desde hace dos días la maneje de esta manera.
-Más de las que tu crees- Contesta Frai, poniendo ante esos bonitos ojos su móvil y alejándolo de ella cuando intenta cogerlo.
Y así se va junto a las demás bailarinas, sonriendo como si no tuviese toda esa maldad concentrada en la mente.



Niall coge la mano de Marina como si ahí llevase toda su vida. Como si al soltarla, de repente, desapareciese. Ni siquiera la suelta cuando están sentados en la mesa del restaurante del hotel y juega haciendo cosquillas en la palma de ella con los dedos. Disfruta al ver a su chica sonriendo y apartando la mano al sentir las cosquillas, pero por nada del mundo la suelta.
Es una puta locura muy arriesgada. Pero quiere cometerla, quiere intentarlo. No cree que pueda soportar todo lo que se ha ido en estos días como una ráfaga de viento. No podrá aguantar otra vez echarla de menos tanto que duela la cabeza, pensar  en como sería estar en el sitio en dónde está con ella, enseñándole todo lo que conoce de donde va y descubrir lugares nuevos. Sabe que le afectará cada cosa que haga, desde salir a la calle y ver amor por todos lados, en personas, en carteles, hasta en la publicidad de los autobuses, en las películas donde nunca puede faltar un momento romántico...Las revistas, la prensa, una tortura. Al menos tres semanas hablando de la trágica despedida, inventándose peleas y posibles rupturas...
Y no hablemos de las noches.
"Eres un puto gilipollas"
Las noches en las que el solo se hace sufrir pidiendo cada habitación de los hoteles a los que van con balcón para poder dormir mientras las luces de la calle entran en ella. Así hace que todas las noches se conviertan en un recordatorio constante de cuando se volvieron a reencontrar y ella estaba tumbada en el balcón, pasando frío, y él pudo taparla con ternura y abarcarla entre sus brazos durmiéndose al ritmo de los ruidos de ahí fuera.
Se pregunta cuántas noches ha dormido en el balcón en vez de en la cama durante los 5 meses.
Pero ya no es solo no tenerla, sino también el miedo. Puro miedo de saber que en un día que llegue de un concierto y ponga el Skype para hablar con ella reciba la noticia de que se ha cansado de todo esto, que ha conocido a un chico muy majo que vive al lado y le da el amor que él no puedo darle. Temor a perderla.
Por eso necesita preguntarlo. ¿Y si les parece bien? ¿Y si por alguna razón, todos se ponen de acuerdo? ¿Y si los jefes, tras una reunión, dicen que sí? Liam también estaría de acuerdo por Dani, Zayn y Louis deberían comprender lo desesperado que está. Marina es la mejor amiga de Harry, así que tiene a todo el mundo de su parte, pero...
Pero sigue siendo una locura. Sigue siendo un puto lío de rumores, de las fans cabreadas, del mananger, de todo.
 Necesita intentarlo.
-Eh, dejad de armar jaleo y escuchadme.
Y lo intenta. Cuando todos dejan de hablar entre ellos y apartan las bromas y el cachondeo dejándolos para otro momento y le miran y le atienden, Niall se pone nervioso. Traga saliva y baja la mirada. No puede hacerlo. Es hacerse ilusiones para después recibir un profundo y deprimente "no"
Entonces nota la mano de Marina y se da cuenta de que las fuerzas que necesita para pedirlo están en sus ojos.
-Marina, vente con nosotros de gira.
Marina abre sus ojos y curva sus labios en un gesto extraño. Aprieta su mano con fuerza, casi haciendo que duela.
-Y tu también, Dani.- Ahora Niall tiene la motivación que necesitaba para decirlo.- Yo sé que a todos os gustaría, son las mejores, son nuestras mejores amigas. Es una locura y hay muchas cosas en contra para no hacerlo, pero es que lo necesito. Necesito que se venga, por favor.
Nadie habla. Ni una palabra. Niall acaricia la mano de Marina con el dedo pulgar de la misma mano que la sujeta. Tiene que mirarla de nuevo para seguir hablando, porque ella es todo lo que quiere, todo lo que necesita.
-Liam, tu también quieres. ¿Vas a aguantar otro montón de meses sin ella, sin verla, sin besarla?
-Que mariconazo estás hecho, rubio- Dice Louis de repente. La verdad es que hacía falta para que la tensión se calmase, pero Niall no deja de las risas desvíen el tema principal.
-No es la primera vez que lo hemos hecho. Eleanor, Perrie y Danielle también venían con nosotros algunas veces en los tours.
-Pero era cuando viajábamos por Inglaterra o Estado Unidos, no en un tour mundial- Dice Paul- Aunque yo aquí no soy el jefe...
-Pues montemos una reunión con el manager y quién haga falta.
Las bailarinas hablan entre ellas, pero no se oye lo que dicen. Algunos de los chicos asienten o simplemente sonríen con ternura.
-Eso es que queréis.
-Pues claro que queremos, Niall, claro que queremos- Contesta Zayn- Pero, ¿de verdad crees que en un día vas a conseguir convencer a los que mandan de llevárnosla?
-Al menos tengo que intentarlo, ¿no? Pero necesito vuestra opinión primero.
-¡Venga ya, hombre!
-¡Eso ni se pregunta! ¡Que son nuestras españolas!
-Qué gilipollas eres, Niall.
-Estas dos al autobús del tour pero ya.
-¡Marina y Danielle se vienen por cojones!
En seguida todo vuelve a revolucionarse y hasta las bailarinas gritan los nombres de las chicas y comentarios en español que solo ellas entienden. Marina y Danielle se miran y mueven los labios en susurros.
-¿Qué decís vosotras?- Pregunta Liam, ya que la idea de Niall le parece la mejor del mundo.
-Pues...- Dice Marina, pero en seguida se queda callada. Ambas están muy serias.
-Pues no vamos a mentiros, pero lo vemos muy difícil. Nuestras familias no van a querer que dejemos la universidad para irnos, y esta vez no es por una beca o por que Marina esté escribiendo. Ese es el principal problema.
-Si por nosotras fuese no nos separaríamos de vuestro lado. Gorroneando comida no solo en Londres, si no en todos sitios.- Dice Marina, intentando quitar seriedad al asunto.
-Esta tarde se soluciona todo- Dice Harry, tomando el control de la mesa- Tenemos que concertar una reunión, tenemos tiempo en los descansos del ensayo y la prueba de sonido. Mientras vosotras llamáis a casa y por favor, hacedlo lo mejor posible.
-Eso y más- Contesta en seguida Dani mientras Marina asiente.
-Voy a ir preparando la reunión- Dice Paul, con su móvil ya en mano.
-¡Así sí!
-¡Ese Paul!
-En realidad no es un tipo tan duro...
-Tiene su corazoncito.
-¡Te queremos, Paul!
Y de nuevo, la alegría de apodera de la mesa. Aunque también la preocupación de que nada salga bien, de que al final el miedo vuelva. De que sea otro adiós lo que está por venir.




Dani y yo nos cogemos de la mano muy, muy fuerte. Nuestras familias ya se esperan que será una gran noticia porque les hemos pedido que se reuniesen para decírselo a la vez. Sobre una mesa blanca y apoyada en unas cuantas ropas del vestuario de los chicos del backstage está el móvil de Dani para captar una buena imagen de nosotras en la videollamada. Nos ponemos aún más nerviosas cuando en la pantalla aparecen
nuestros padres. Niall y Liam salen de la habitación tras darnos un beso y desearnos suerte..
-¡Hola! ¿Se oye bien?- Digo mientras nos sentamos.
-¡Sí, se oye perfectamente!
-Mamá, no hace falta que grites- Le dice Dani a su madre sonriendo.
-Miedo me da lo que vayáis a preguntarnos...-Mi padre habla esta vez riéndose.
 Eso me pone más nerviosa aún. Nos sentamos  delante de ellos y nos volvemos a coger las manos debajo de la mesa. Respiramos entrecortadamente mientras empezamos a hablar.

Optamos por empezar a contarlo todo desde el momento en el que Niall ha silenciado toda la mesa para decir la propuesta y hasta se nos ocurre aportar algunas cosas de nuestro interior. Nos sinceramos más que nunca con ellos, hablándoles de amor y de sueños, de que sabemos las consecuencias pero que queremos...Vivir. En definitiva es eso, queremos vivir.
Silencio. Silencio que solo eliminan los gritos de los chicos encima nuestra, en el escenario, mientras ensayan. Silencio que solo rompe la música que suena de diferentes formas según toque la guitarra, o la batería, o el bajo, o alguna mezcla de ordenador. Silencio roto por los gritos de Paul o simplemente, por nuestras respiraciones aceleradas.
-Como comprenderéis...-Comienza a hablar el padre de Dani.
-...no nos parece bien. ¿Verdad?- Continúa la madre, mirando a mis padres. Algunas lágrimas vienen a mis ojos decididas a salir, pero logro detenerlas con el dedo antes de que mis padres asientan, dándoles la razón.
-Os recuerdo que vosotras estáis en la universidad y no habéis terminado. Tenéis unos estudios y unas obligaciones, una vida que hacer. No podéis, así, de repente, dejarlo todo e iros.- Dice mi madre, mientras mi padre asiente y los padres de Dani dicen "sí", "así es" o similares.
-¿Eso es vida? Pues yo...Pues yo prefiero salir y ver cosas, aprender del mundo y disfrutar ahora que tengo la oportunidad antes de quedarme aquí.- Me atrevo a decir, con la voz rota.
-Papá, mamá, es lo que queremos...
A Dani ni siquiera la dejan terminar de hablar.
-Lo que ha dicho es justo lo que pensamos nosotros.- La madre de Dani opta por un tono serio.
-Cuando se acabe la gira, ¿qué vais a hacer? ¿Volver a la universidad? ¿Después de dejar vuestra carrera por la mitad?
-Si pensabais en que los niñatos esos os matengan toda la vida a base de riquezas, la lleváis clara.
-Eso, eso. Vosotras debéis llevar vuestra vida.
-Faltaría más...¡os quedáis aquí!
Los comentarios de cada uno de ellos se van entremezclando.
-¿Pero de dónde habéis sacado eso? Nosotras solo queremos irnos con ellos de gira y viajar,  no sé que viene llamarles niñatos.- Dice Dani, muy enfadada.
-Pues porque son eso, unos famosillos que se han encaprichado de vosotras. Y mira, me parece muy bien que estés con él, Dani, pero cuando se canse de ti, ¿ni siquiera vas a tener estudios?
-¡Mamá! ¿Qué coño dices?- Dani se pone a llorar en seguida, destrozada por las duras palabras que acaba de decir su madre.
-Marina, eso también va por ti. Cuando Niall se canse de ti, no queremos que no seas nada.

"Famosillos que se han encaprichado de vosotras"
"Cuando se canse de ti..."

Un impulso hace que me levante y desconecte la videollamada. Tiro el móvil de Dani a la mesa, pero a ella no le importa en abosluto porque lo único que necesita es un abrazo que me apresuro a darle. Ambas nos quedamos llorando ahí, en el centro de la habitación, hasta que llegan Liam y Niall.
-¿Estabais ahí?
-¿Lo habéis oído todo?
-Sí- Contestan al unísono.
Los cuatro nos damos un gran abrazo sintiéndonos el uno al otro.
-Tenemos 19 años, Dani, vámonos con ellos. Somos mayores e independientes, podemos hacer lo que queramos...
-No.- Dice Liam.
-¿No?
-No, no, no.
- Marina, escúchanos.- Niall frena mis palabras mientras Liam coge unas sillas. Nos sentamos todos en círculo e intentamos asumir  lo que ha pasado esta tarde. La reunión convocada para que fuésemos con ellos de gira había resultado un éxito. Tres horas encerrados en una habitación mientras nosotras, desesperadas, esperábamos fuera. Ahora, lo de nuestros padres, y ni 10 minutos después, los "no" de Liam y Niall.
Pero estoy segura de que tienen una explicación coherente. Por que no, no son unos famosillos a los que solo le interesamos como si fuesen juguetes. Han sido nuestra mayor ayuda durante 7 años, desde que eran nuestros ídolos, pasando por nuestros amigos y ahora nuestros novios. Seguro que esos "no" tienen motivos para salir de sus labios.


Sobre el escenario siempre abunda la locura, la alegría, el sentimiento de tener a miles de chicas gritando las canciones, queriendo hacerles saber que les aman incluso más que a sus propias vidas. Es un sentimiento extraño, ¿verdad? El amor de una fan a su ídolo, al igual que el de un ídolo a millones de fans. Ambos bandos saben que lo más probable es que nunca se conozcan, que simplemente se quede todo en unas bonitas horas de concierto, viviendo ese sueño intenso y recordándolo el resto de sus vidas, pero aún así ahí hay algo muy fuerte e indestructible, un cariño especial, lágrimas que caen solas deslizándose por sonrisas que transmiten de todo. Para el fandom es como cuando todos los problemas y preocupaciones vienen a la vez, ya sean grandes, graves o simplemente no sean para tanto, y solo pueden encerrarse a escuchar esas canciones que curan cualquier herida. O como cuando necesitan celebrar algo, o hacer cualquier cosa. Para el fandom, que no puede vivir sin la música, para esas millones de personas que cada día inconscientemente tienen las canciones de sus mayores inspiraciones en la cabeza, ahora es como un bonito sueño en el que sus ídolos por fin les cantan lo que quieren oír directamente a sus oídos.
Para los que lo viven sobre el escenario es la mayor oportunidad de agradecerles todo lo que hacen, cada pequeña locura, emoción, cartel, camiseta con sus caras y gritos estridentes. Porque gracias a toda esa gente que les apoya diariamente amándoles ya no solo por su música, sino también por lo que son y dicen, pueden mostrarse cantando como siempre han querido. Es algo especial, algo que solo entiendes si formas parte de esta familia.
 Cumplen sueños cumpliendo el suyo.



Tras un par de horas discutiendo, llorando, gritando y definitivamente, hablando, hemos salido de allí agotadas solo de las vueltas que hemos dado alrededor de la habitación. Paul ha venido a por Liam y Niall para regañarles por haberse perdido la mitad del ensayo, pero en seguida han salido corriendo por otro pasillo. Nosotras ocupamos nuestro sitio en primera fila, el mismo que el del día anterior, y ahora solo faltan un par de canciones para terminar y pensaba que con todo lo que ha pasado no iba a disfrutar del concierto, pero lo he hecho, olvidándome de todo. Su música lleva transportándome a otro mundo 7 años y no iba a dejar de hacerlo ahora.
Me hubiese gustado que nuestros padres oyesen el motivo de ese "no". Me hubiese encantado que la cámara estuviese aún encendida y se hubiesen percatado de que no somos un capricho para ellos, de que después de tres horas de reunión para que le diesen permiso, ahora ellos dicen que no por nosotras, porque quieren que vayamos a la universidad y sigamos con nuestros estudios.
Es el mismo motivo que nos pusieron la última vez: los estudios, nuestra vida. Dicen que no quieren entrometerse en eso, que no quieren interrumpir nuestras carreras. Y aunque les ha costado gritos y gritos, hasta enfado por parte de Dani y mia, al final nos han hecho entrar en razón. Tenemos tiempo para viajar, para volver juntos, porque podemos volver a superar la situación. Y aunque aún me duele, sí:
Al final, nos quedamos. 


Ahora son otras inquietudes las que abarcan mi cabeza, y además vienen bien fuerte tras todo el estrés, gritos, llantos y quebraderos de cabeza. Ahora lo único que quiero es lanzarme en los brazos de Niall y que hagamos de todo. Que ambos nos llevemos el mejor recuerdo, nuestra última noche.
Se me hace eterna la espera a que terminen de cantar y se despidan. Hasta que el estadio no se vacía hasta cierto punto, Paul no nos deja subir al escenario para buscar a los chicos. Pero cuando aparece entre uno de los huecos de las pantallas gigantes, me falta tiempo y aire para agarrarme al borde del escenario y patalear hasta subirme.
-¿Dónde está Niall?- Le digo, sin respiración.
-En la puerta número 9 están todos- Me contesta, y salgo corriendo por el mismo hueco por el que ha salido él. Pero para mi sorpresa, Niall venía a buscarme y nos chocamos hasta casi caer cada uno a un lado.
En seguida nos lanzamos a besarnos aunque ninguno de los dos podemos respirar de las prisas. Saboreo sus labios con rapidez porque sé que dentro de poco no podré volver a hacerlo. Me coge la mano y corremos entre los pasillos hasta acabar en la puerta número 2. Abrimos y cerramos de un portazo. Todo desenfrenado, con prisas, con ganas, con pasión. La habitación permanece a oscuras. Niall coge ambas manos y me apoya en la pared sin soltarme. Me encuentro inmovilizada, pero mi boca es libre, mordiéndole con fuerza. Sus labios bajan a paso de besos por mi cuello. Me estremezco de placer cuando siento su lengua caliente, sus dientes mordiéndome, y hasta gimo cuando una de sus manos acaba entre mis pechos, recorriéndolos, quitándome el sujetador desenfrenadamente. Al fin me suelta la otra mano para quitarme el vestido y antes de que le de tiempo a caer al suelo sus manos lo hacen sobre mi espalda y sus labios dónde sus manos antes habían recorrido con ganas el terreno. Al quitarse de ahí vuelvo a besarle a lo bestia, mientras mis manos revuelven su pelo o arañan inevitablemente su espalda ya sin camiseta. Puedo tocar su sonrisa con los labios y un impulso lleno de ganas de sentirle dentro de una vez por todas hace que me agarre con las piernas en su cadera. Él me coge riéndose y me apoya en una mesa llena de cosas que no vemos en la oscuridad, pero que tiramos al suelo para tumbarnos ahí. Mis manos recorren su torso mojado de sudor, sus músculos más marcados, la uve que lleva a sus pantalones ya casi fuera de sus piernas...
Me pongo encima suya y se los quito. No hay quien me frene ahora, porque le quiero, joder, le amo más que nadie, y tengo la certeza de que él también, de que queremos tenernos el uno al otro...
-Marina...
Hago una pequeña pausa para mirarle aunque no pueda ver su rostro.
-Te amo- Me dice, en un claro español que casi no tiene acento.
Ahora es cuando, con frenesí, hago que ambos nos quedemos desnudos, dispuestos a todo... Me tumbo sobre él y me agarro con ambos brazos del cuello. Él hace lo mismo. Su corazón suena fuerte contra mi pecho, su aliento en mi oreja, su sudor con el mío...
-Marina, te amo...-Me dice esta vez en inglés.
No puedo esperar más. Necesito amarle yo de una puta vez.
-Te amo, pero no puedo hacerlo.
Intento asumir lo que acaba de decir apoyando mis manos en la mesa y levantándome. Despacio, me siento en el borde dándole la espalda y un millón de cosas se pasan por mi cabeza, un millón de razones para que no quiera hacerlo.
Me pongo a llorar.
-Eh, eh, no llores, por favor, no es nada que tu hayas hecho.- Se levanta y me abraza por detrás. Se me hace muy raro sentirle desnudo ahora que yo me siento idiota y débil.
-¿No quieres porque... no me quieres?- Al final, saco mi mayor miedo a la luz.
-No quiero porque, efectivamente, no te quiero. Te amo. Y creo que no lo estamos haciendo bien, que todas estas prisas no son buenas. Que no quiero hacerlo con la chica que más he querido en toda mi vida de esta manera, que te mereces que te trate mil veces mejor. Que, si de verdad yo te amo y tu me amas, no nos importaría esperar.
Dejo de darle la espalda para abrazarle. Llorando muchísimo más que antes, saco fuerzas para decirle:
-No me importa esperar.


El móvil de Niall suena metido en sus pantalones, que están tirados en el suelo. Deja de abrazarme para ir a ver quién es y en seguida empieza a recoger nuestra ropa. Me lanza mi vestido y me suplica que me lo ponga mientras dice "corre, corre, corre..."
-¿Quién es?
-¡Es Paul, hace 20 minutos que me esperan todos para salir!¡Mira qué hora es!
-¡Joder!
Nos vestimos casi sin saber qué estamos haciendo y salimos corriendo de allí, dejándolo todo tirado en el suelo y la puerta totalmente abierta. Salimos a la calle por la puerta trasera y están todos frente a la furgoneta abrazándose mientras se despiden. Dani, mi hermano, Elena, Cris, las bailarinas...Cuando llego al lado de Dani, me lanza una sonrisa con doble sentido, pero yo en seguida borro lo que sea que esté en su imaginación negando con la cabeza.
Mientras Paul regaña a Niall, me lanzo a abrazarlos a todos. A Harry, que me pide que le toque el pelo una última vez, a Zayn, que me da un tierno beso en la mejilla, a Liam, que como siempre, me levanta por los aires, a Louis, que me habla muy, muy raro en español, provocándome la última carcajada antes de irse. Con las bailarinas nos damos un abrazo grupal y en seguida, antes de que a Paul le explote la garganta de gritar que llegan tarde al aeropuerto, beso a Niall. Pero esta vez, es un beso tierno y lento, nada que ver con los anteriores. Un beso para saborearle una vez más. Divertido, me coge al igual que hace unos minutos ha hecho para ponerme en la mesa, justo la misma postura.
-No me provoques...- Le digo al oído, aún abrazada a él. Se ríe con ganas. Mientras con una mano me sujeta, con la otra me coge de la barbilla. Intento observar con atención la luz y el brillo de sus ojos.
-Te esperaré todo lo que haga falta.- Le aseguro.
-No será mucho tiempo.- Me contesta.
 Me da un beso fugaz que produce cosquillas en mis labios. Nos separamos y todos se meten en el coche gritando mil cosas, entre ellas que nos quieren.
-¡Os voy a echar mucho de menos!- Gritamos Dani, Elena, Cris, mi hermano y yo casi a la vez. En seguida montan muchísimo más jaleo y nos lanzan besos al aire, eso sí, riéndose de ellos mismos.
Niall saca medio cuerpo por una de las ventanillas y grita con la voz casi ronca mientras se alejan por la carretera:

-¡Volveré pronto, lo prometo!