domingo, 29 de diciembre de 2013

CAPÍTULO 19.

Me despierto pero no soy capaz de abrir los ojos ante toda la luz que viene de la parte de la habitación sin pared. Me doy la vuelta y parpadeo varias veces hasta aclarar mi vista para dejar de ver borroso. Observo la ropa tirada en distintas partes de la habitación y dejo caer mi cabeza hacia atrás mordiéndome el labio mientras momentos aleatorios de ayer vienen a mi cabeza.
Aún con los ojos cerrados alargo mi mano hacia el lado donde se supone que debería estar Niall, pero compruebo que no es así al tocar varias veces con la mano abierta en mi lado derecho.
Me inclino hacia delante y miro su lado de la cama vacío para, a continuación, buscarle con la mirada por la habitación. 
Pero de repente un sentimiento de vulnerabilidad se apodera de mi al notar el frío de la mañana correr por mi piel completamente desnuda. En seguida me lanzo hacia delante en busca de la sábana blanca que se encuentra al final de la cama, la mitad de ella en el suelo, y la atraigo hacia mi hasta taparme por completo. No puedo evitar soltar una pequeña risa que suena fuerte en la soledad de la habitación. 
Salgo de la cama con la sábana a modo de vestido y recojo del suelo la camiseta, los pantalones y la ropa interior que tiré ayer. Me lo pongo todo antes de percatarme de que hay alguien en la playa. Sabiendo que estamos completamente solos, solo puede ser él.
Dejo caer la sábana sobre el suelo y me acerco a la arena dejándome llevar por el fuerte olor a mar, la suave pero a la vez pegajosa brisa característica de la costa y la imagen de un Niall libre y lleno de vida que lucha contra las enormes olas producidas por el fuerte viento que se presenta en el día de hoy. Me apoyo en la barra de madera que atraviesa la pared como si se tratase de un balcón y sigo mirándole, sin cansarme de la bonita imagen.
Giro mi cabeza y sonrío al ver la habitación. Es merecedora de una foto, aunque no hace falta, porque esto se quedará para siempre en mi cabeza, será uno de esos recuerdos con complejo de tatuaje. ¿Cómo acabó la ropa por tantos sitios distintos? La puerta que da al salón está abierta y la música sigue sonando tras toda la noche, pero esta vez de forma casi inaudible.
Vuelvo a concentrarme en Niall. Ahora sale del agua y cae sobre la arena con fuerza, cansado tras tanto rato moviéndose de un lado para otro. Decido ir allí echándome la chaqueta que anoche traje por encima, ya que hace mucho frío.
El tacto de la fría arena con mis pies y el  viento corriendo con fuerza me hacen tiritar hasta que, por fin, llego hacia dónde él está. Permanece tumbado con las manos en la nuca, los mechones rubios cayendo mojados sobre sus párpados bajados y el resto de su cuerpo respirando pesadamente mientras que el agua escala por su torso al mismo ritmo. Es como un niño de cara redondita y mofletes rojos, pero a la vez le deseo con pensamientos más oscuros cuando deslizo mi vista por su cuerpo, de músculos algo definidos, cuerpo delgado y piel clara sin llegar a ser pálida. Podría estar mirándole toda la vida.
 Parece no percatarse de mi presencia hasta que hablo:
-¿No tienes frío?- Digo, acompañando la frase con una risa. Ahí están, sus increíbles ojos, de un azul que parece trasmitirme algo diferente cada vez que los miro. No contesta. Simplemente me mira atentamente mientras una sonrisa se le dibuja lentamente. Súbitamente se levanta y en menos de un instante le tengo delante mía. Las gotas de agua recorren su cuerpo de forma frenética, de la misma forma que a mi me gustaría acariciarle ahora mismo.
-¡Hola!- Dice alegre, y adivinando sus intenciones me alejo varios pasos de él inútilmente, ya que no me da tiempo a escaparme de sus brazos. Me trasmite frío con un irónico cálido abrazo.
-¡Que me mojas! ¡Suéltame!
-Ahora vas a saber lo que es estar mojada.- Dice, y pasa lo que me temía. Me opongo a sus pasos, intento escapar de él, pero todo acaba en fracaso. Acabo cayendo sobre la orilla, el agua me atrapa por debajo de la cintura, pero el se encarga de cogerme en brazos e introducirme mar adentro.
No soy capaz de gritarle ninguna frase completa o con sentido, solo palabras sueltas y risas intercaladas. Observo su sonrisa de satisfacción, parece que disfruta haciéndome reír. Escondo mi cara en su pecho y me agarro a su cuello con ambas manos antes de que nos sumerjamos bajo el agua por completo. Son pocos segundos los que estamos allí abajo, porque en seguida me saca y entre el baile de las olas, me sujeto aún más a él y abro los ojos, observando los suyos ahora irritados por la sal del agua. Me da un beso sorpresa que me pilla desprevenida y lo continúa tan rápido que casi me caigo, pero él reacciona rápido y me coge ahora de otra manera, posando sus manos en mis caderas y atrayéndome hacia él ahora con facilidad, ya que estamos muy adentro en el agua. Ahora es a mi a la que le ataca la locura y me como sus labios de forma rápida pero intensa, y él parece disfrutar como nunca pasando sus manos por toda mi espalda, dejando escapar pequeñas risas.
Tras un rato paramos y respiramos la fuerte brisa marina a la vez que notamos el sabor a sal de nuestros labios. Tirito de frío por un momento y él se da cuenta de que es hora de salir. Esta vez me coge de la mano y con grandes zancadas salimos del agua.
-¡Mira cómo me has dejado!- Le digo, dando vueltas sobre mi misma. La ropa cae mojada y pesada sobre mi cuerpo a la vez que noto las frías gotas de agua cayendo desde mi larga melena alborotada.
Entramos en la habitación dejando todo el parquet lleno de arena y riendo nos quedamos mirándonos en medio de la habitación. Sonreímos.
-Ve a ducharte, voy a recoger esto un poco y ahora voy yo.
Asiento y me marcho dispuesta a salir de la habitación, pero me doy la vuelta y aguantándome la risa, le digo:
-¿Y el desayuno?
Se da la vuelta hacia mi confuso. Acabo de recordarle a su siempre hambriento estómago que aún no ha desayunado y él hace una mueca, quejándose de ello, pero sonríe en seguida.
-Te voy a llevar a un sitio genial en Dublín para desayunar.
Le devuelvo la sonrisa y me dirijo hacia el baño. Noto cómo la música sube de volumen no solo en las zonas por las que paso, si no en toda la casa, ya que Niall ha subido lo ha subido. Entro en el baño y cierro la puerta. Encuentro divertido eso de tener que cruzar una bañera enorme para poder ir a la ducha. Abro el armario que hay frente de ella y tras curiosear un poco, saco un par de toallas y las dejo caer antes de quitarme la ropa y entrar a la ducha. Cierro la mampara y al darme la vuelta no puedo evitar sorprenderme. Hay muchísimos botones de diferentes tamaños.
-Joder, esto más que una ducha parece una nave espacial. A ver...- Dejo volar mis pensamientos en voz alta mientras, con mucha duda, le doy a varios botones, pero no pasa nada. Decido darle a dos a la vez y de la parte de abajo salen varios chorros que mojan mis pies con agua aún más fría que la del mar.
-Mierda, joder, ¿cómo se para esto?...- Sigo toqueteando todo lo que puedo, pero solo consigo que salgan aún más chorros de agua, esta vez a la altura de mi pecho.
-¡Venga ya, joder! ¿Cómo coño se usa esto?- La música suena alta, desconcentrándome.- Me cago en la puta...- Digo, gesticulando con rabia.
-Eres muy torpe.
 La voz de Niall hace que me sobresalte muchísimo más que cuando el agua fría me ha tocado al ritmo que yo le daba a todos los botones.
 Me doy la vuelta y le encuentro totalmente desnudo delante mía, con una risa burlona claramente causada por los colores que han subido hacia mi rostro y la  vergüenza que me abarca estar a tan poca distancia, así, sin el toque travieso que me dio el alcohol anoche y sin la oscuridad de la habitación. Noto que su mirada recorre cada centímetro de mi cuerpo y hasta me siento insegura. Mi cuerpo no es bonito, es más, nunca me ha gustado, pero sin embargo él sonríe, y parece que le gusta observarme.
-No soy torpe. Es que... es que, a ver, hay... hay muchos...bo...botones, y...- Contesto, presa del pánico, atacada de los nervios, echándome hacia atrás poco a poco, sin ser capaz de bajar la mirada de su cara para no encontrarme con su miembro.
Pero no hace falta mirarlo cuando de repente lo siento justo bajo mi ombligo. Niall se ha movido hacia mi y poniendo su mano en mi espalda me ha atraído hacia él, pegando completamente mi cuerpo con el suyo. Sigo mirándole a los ojos de tal manera que hasta él debe bajar su mirada. Lo hace con una sonrisa.
-Relájate...- Me dice, y alarga la mano que me tenía agarrada hacia atrás. Le da a un botón y en seguida empieza a caer agua helada. Doy un pequeño grito de queja y veo cómo el hace una graciosa mueca abriendo mucho los ojos. Eso me hace reír y por un segundo dejo la tensión a un lado. Dándole a otros botones la temperatura empieza a salir perfecta, calmando nuestras pieles frías y también calmándome a mi un poco.
Niall vuelve a mi lentamente. Cierro los ojos y me pierdo en un beso que empiezo yo y termina él algo más rápido mientras se pone un preservativo que seguro que escondía en la otra mano. La inseguridad y los nervios siguen dando vueltas dentro de mí, pero ese deseo de tenerle dentro se va haciendo hueco cada vez más rápido hasta que me muevo sola, dejándome llevar por que le quiero, olvidándome de todo lo demás. Una de mis manos toca su pecho mientras continúo nuestro beso, y la otra la poso en su cabello mojado. Lo revuelvo mientras muerdo sus labios y él deja sus manos libres por mi cuerpo también. Toca mis pechos, mis piernas, mi espalda produciéndome cosquillas que me hacen suspirar... Mis suspiros se convierten en gemidos cuando, de repente, amabas manos se posan en mis caderas y me sube con facilidad hasta apoyarme en la pared de la ducha. Abro los ojos al notar el frío de ésta en la espalda, pero vuelvo a cerrarlos en seguida cuando sus cálidos besos se pasean por mi cuello, mordiscos leves y suspiros por su parte, gemidos graves que me hacen gemir a mi, pareciendo débil a la vez que me dejo caer sobre la pared y sus manos, intentando que mis piernas se agarren aún más a sus caderas. Me sube más hacia arriba y posa, muy, muy despacio sus labios sobre mi cuello de nuevo, tan despacio que por unos segundos no hay susurros, ni gemidos, ni movimientos, incluso se me para la respiración. Solo el ruido del agua y la música nos interrumpe.
-Ojalá pueda....tenerte...tenerte para siempre...- Dice entre suspiros entrecortando la frase.
 Y me sorprende introduciéndose dentro de mi.
Me muerdo el labio hasta el punto de hacerme daño y parar. Cierro los ojos y echo la cabeza hacia atrás, dejando que el agua caliente caiga sobre mi rostro. Le siento muy dentro de mi, me hace temblar, me hace delirar. Abro los ojos y vuelvo a mirarle, y lo que veo me pone más aún. Su piel enrojecida al ser sensible al repentino cambio de frío a caliente, sus abdominales más marcados que antes al hacer fuerza, el pelo descolocado porque yo se lo despeino al besarle, su labio inferior bajo sus dientes, al igual que estaba haciendo yo hace un segundo... Es hermoso, es precioso verle, es perfecto... Estoy enamorada de cada uno de sus detalles, hasta de los más pequeños, hasta de esos lunares del cuello, de sus pestañas claras, de sus labios finos, de las raíces morenas de su pelo, de la forma en la que me coge como si fuera a romperme, de esa manera tan delicada para después, sin embargo, darme con mucha fuerza...
Ahora soy yo la que quiere más, la que acelera el paso haciendo que él tenga que hacerlo también. Me empuja contra la pared haciendo que le sienta más aún. Solo con mirarme una vez sabe que quiero más y va más rápido, dándome más duro...
Con cada movimiento tengo más ganas a la hora de acelerar pero me vuelvo más débil al temblar de placer. Esto, por el contrario, parece darle a él fuerza y cada vez que yo suelto un gran gemido y caigo hacia abajo soy elevada y se introduce aún más, haciendo que de nuevo vuelva a temblar. Vuelve a apoyar los labios en mi cuello como ha hecho al principio, pero ahora cada vez que hace un movimiento brusco me muerde y yo pierdo mis manos en su cuerpo húmedo notando como el placer se apodera de mi cada vez con más intensidad...
Hasta que, a la vez, explotamos.
Nuestros gritos y gemidos se entremezclan acelerando hasta tal punto que mi espalda da golpes en la pared y yo araño la suya sin darme cuenta, dejando marcas de un color muy rojo.
 Poco a poco aminora la velocidad y me bajo de él. No soy capaz de estar de pie ni dos segundos porque mis piernas bailan temblorosas y me deslizo despacio por la pared, pero él me coge de la mano y me hace salir de allí confusa.
Le entiendo cuando veo la bañera-jacuzzi hasta arriba de agua y jabón por todos lados. Me mira mientras baja las escaleras hacia el fondo y le acompaño sonriendo tímidamente. Nos introducimos allí y nos sentamos quedando cubiertos por el agua de perfecta temperatura y un olor dulce.
-Lo tienes todo pensado.- Digo, y él contesta sentándose a mi lado y abrazándome. Apoyo mi cabeza sobre su pecho y me doy cuenta de que los nervios ya se han ido. Y no creo que vuelvan a estas alturas.
-Niall.
-Dime.
-¿Qué has querido decir antes?
-¿Antes...cuándo?
Le miro a los ojos para hablarle. Siempre lo hago. Es como si así la conversación fuese más verdadera.
-"Ojalá pueda tenerte para siempre"
-Ah...- Por un momento aparta la mirada y sonríe, pero en seguida la mantiene con la mía.- Marina, te valoras poco.
- ¿Y? ¿Qué tiene que ver eso? No cambies de tema...- Me río de él.
-¡Déjame terminar de hablar! Te valoras poco y no ves que eres perfecta. Y, a veces, tengo miedo.
-¿Miedo de qué, idiota?- Me río aún más de él y de su faceta sensible cuando hace varios minutos estaba cachondo perdido.
-De que te vayas con otro que sepa verte al igual que yo te veo. Yo no soy perfecto, y sé que no vas a estar conmigo para siempre, por eso lo he dicho... ojalá pueda tenerte para siempre, solo para mi, ojalá pueda ser él único que te haga sonreír, sonrojarte o gemir, así... cómo tu lo haces, eres... única.
Dice todo esto de forma rápida, apartando la mirada y agarrando mi mano como si de ahí quisiese coger valor para decirlo todo sin pararse, sin arrepentirse de soltar ni una palabra.
Freno mi risa para dejar paso a la más grande de las sonrisas, a la más sincera y a la más natural que he tenido nunca.
-A ver si adivino...Y por eso: el jet, Irlanda, Mullingar, la casa y todos estos detalles que tienes conmigo...¿Verdad?
-Sí.
-¿Sabes qué? No te hace falta nada de esto. No, Niall, no eres perfecto, pero cada uno de los detalles que forman tu persona lo son para mí. Te quiero porque eres Niall, por ser tu, no por ser perfecto. ¿Me entiendes?
-Sí...
-¿De verdad?
-Claro que sí... Yo... yo sentí lo mismo por ti ese día que se supone que íbamos a despedirnos para no vernos hasta dentro de muchísimos meses y te pusiste un vestido impresionante, unos tacones enormes, maquillaje...
-Sí, lo recuerdo.
-Dime, ¿qué sentiste ese día?
Con esta pregunta lo entiendo todo.
-Lo mismo que estás sintiendo tu.- Contesto enseguida, viendo ahora las cosas desde su punto de vista.- Miedo a que otra te vea de la misma manera que yo lo hago.
Me siento justo en frente de él. Me coge las manos y encaja sus dedos con los míos, sonriendo al ver que nos estamos entendiendo.
-Pues yo pensé lo mismo que tu sientes ahora. No me hace falta una Marina maquillada y bien vestida para darme cuenta de que te quiero. Esa Marina de sudaderas y pelo encrespado me sigue enamorando igual.
-¡No siempre tengo el pelo encrespado!
-Casi siempre...
-¡Eso es mentira!- Le salpico en la cara y huyo de él, que intenta cogerme y ahogarme bajo el agua. Yo abarco espuma con las manos y amenazo con tirársela a los ojos, y así nos peleamos olvidando los sentimientos a flor de piel o que estamos desnudos.
Y entonces me doy cuenta de todo: nos queremos por lo que somos, por esas cosas especiales que nos hemos visto mutuamente, nos hemos quedado con nuestro más profundo ser y nos hemos enamorado de eso.
Me ha sorprendido todo lo que ve él en mi. Ve mi inseguridad, y eso que raramente se la muestro. Lo mismo que yo he visto la suya, y él tampoco la ha sacado a luz para mi. A esto me refiero, a esas cosas que escondemos y que son perfectas, porque esconden pensamientos bonitos, profundos y reales. Y esto hace que nuestra relación tenga tanto amistad como amor.
Que seamos más que amigos pero menos que novios: algo perfecto.
Y también me percato de que, hoy, me he destapado del todo, de que ya no soy insegura, que ya dejo de no valorarme delante suya.
De que soy yo: Marina Gijón, la misma, en todo mi esplendor, sin ningún matiz oculto. Y él es Niall Horan, el mismo, con cada uno de sus detalles al descubierto.


Un rato después salimos de la enorme bañera con toallas alrededor de nuestro cuerpo. Una vez en el pasillo me paro en seco y me doy cuenta de que no tengo ropa que ponerme.
-Mi ropa seguro que sigue mojada.
-No pasa nada, mira...- Me lleva de nuevo a la habitación y de debajo de la cama saca una gran maleta que contiene camisetas, sudaderas, vaqueros y pantalones, todo ropa de chico.- Lo trajo Greg el último día que vino a echarle un vistazo a la casa.
-Pero...¿y la ropa interior?
Se da la vuelta y me mira de arriba a abajo sonriente. Me pone nerviosa que haga eso.
-¿Quieres unos boxers? Aunque, claro, te estarían grandes...
-Venga ya...- Digo, poniendo los ojos en blanco, pero riéndome en seguida. Me hace gracia que se comporte como un chulito prepotente cuando hace un rato estaba diciendo que sentía miedo de perderme.- Qué remedio... Pero claro, tendré que ir sin sujetador.- Le guiño un ojo exageradamente, a lo que contesta con varias carcajadas, y me agacho a revolver la maleta en busca de ropa para ponerme. Saco una sudadera azul marino de Hollister muy ancha y unos vaqueros que a ojo parece que no van a quedarme muy grandes. Decido mirar los boxers para no ir sin nada y casi se me cae la toalla del cuerpo al empezar a reírme muy, muy fuerte, rodando en el suelo.
-¡¿Qué!? ¡¿Qué has visto!?- Dice alarmado- ¡¿De qué te ríes!?- Se agacha y ve en mis manos unos boxers rosas con conejitos de colores, los causantes de mi ataque de risa.
-¡¿En serio, Niall!? ¡¿En serio!?
-Puto Greg...Los ha metido él, te juro que yo no me he puesto eso en mi vida.
-Claro, claro, ahora échale la culpa a tu hermano...- Digo, sentándome en el suelo y respirando hondo, intentando recuperarme de las risas.
-¡Lo juro!- Él intenta no reírse y parecer cabreado, pero su media sonrisa le delata.
-Pues estos, quiero ponerme estos.
-¡No!
-¡Sí!- Huyo de él por toda la casa, subiendo las escaleras hasta llegar al desván y me encierro allí. Tras un rato aporreando la puerta desiste y yo salgo solo con la sudadera y los boxers de conejitos de colores. Me paseo delante suya un rato y él hace como que me ignora, pero al final se queda mirando cómo desfilo delante suya queriendo imitar a una modelo, y sonriendo niega con la cabeza mientras recoge las últimas cosas de la casa.

Al rato dejamos la casa como la encontramos y tras echar un último vistazo, salimos de allí. Niall ha pedido un taxi que se parará más o menos en la parte dónde nos dejaron anoche.
-¿No tienes miedo de que entren por la parte de la habitación que da a la playa y nos roben?
-No, este es un pueblo pequeño y seguro, además, muy poca gente conoce esta zona.
Me encojo de hombros y decido hacerle caso mientras cruzo la arena hacia la carretera.
-Eh, Marina, cógelas.
No me da tiempo a darme la vuelta cuando veo que Niall me ha lanzado las llaves de la casa para que las cogiese, pero cruzo las manos con torpeza y caen al asfalto.
Le veo suspirar al mismo tiempo que niega con la cabeza.
-Cállate.- Le digo.
-¡No he hablado!
-Ibas a hacerlo.
Me sonríe.
-¿Por qué me las das?
-Porque la casa es tuya.
Me quedo quieta en la carretera, con las llaves en la mano y la boca abierta mientras él, contento de hacer que sienta cosas hasta el extremo una vez más, me adelanta y camina en busca de nuestro taxi.



Estamos llegando a Estados Unidos. Nunca pensé que iba a decirlo, pero no quiero estar aquí. Si el viaje ha sido corto, para mi han sido segundos los que han pasado desde que cogimos el jet para ir a Irlanda hasta ahora. Aunque Niall también está así y no le anima la idea de dejar el paraíso en el que estábamos, ha hecho que estas últimas horas en Dublín hayan sido tan divertidas que se me ha olvidado que era una despedida del precioso lugar. En el taxi de camino a Dublín estábamos algo apagados aunque sonrientes, era como recordar que pasará bastante tiempo hasta que volvamos a estar así, en esta completa armonía, pero en el taxi de camino al sitio dónde hemos desayunado ha sonado "We Cant Stop", de Miley Cyrus, y he llorado de la risa al verle intentar hacer el famoso twerking de Miley en el asiento del coche mientras el taxista nos miraba de mala manera. La alegría de esta canción ha sido lo que nos hacía falta de disfrutar de nuestros últimos instantes de intimidad y hemos desayunado entre risas en Voilà, un café francés elegante y acogedor, aunque más bien me ha traído por la buena comida, no por el aspecto del lugar. Hemos desayunado como verdaderos reyes. También, presa de la curiosidad, le he pedido que me cuente cómo se le ocurrió la idea de hacer una casa en mitad de la nada, y me ha sorprendido contestándome "Iba a ser tu regalo de cumpleaños."
-¡¿Qué!?
-¡Te lo juro!
-¿Cómo cojones se te ocurrió eso?
-¡Esa boca! Que estamos en un lugar con clase...- Dice, produciendo bastante risa ante el hecho de que estemos hablando con la boca llena, vestidos con sudaderas enormes y el pelo (al menos el mío) totalmente encrespado al haber dejado que se me seque al aire libre. Si al final va a tener razón...
Resulta que se me iba a declarar el día de mi cumpleaños con esta idea. Una casa. Se le ocurrió viendo una película, la cual dice que no recuerda, pero sé que es una de esas románticas que le da corte admitir que ve. Dice que al principio le pareció buena idea, pero después se dio cuenta de que sería demasiado exagerado, de que ambos somos muchos más sencillos que eso, pero aún así siguió con el proyecto.
-Así que, la casa lleva realizándose unos- Me detengo para contar los meses que han pasado desde mi cumpleaños hasta ahora- ¡¿10 meses!?
-Bueno, hubo unos cuantos en los que ordené que parasen, pero sí, más o menos.
-Estás loco, pero, en el buen sentido.
-Pues tu estás loca, pero en el sentido de que estás como una puta cabra.
-¡Shh! ¡Señorito Horan, estamos en un sitio con clase!- Digo, imitándole.
Termina su relato diciéndome que le da algo de rabia que no haya sido capaz de amueblarla y prepararla del todo, pero que era difícil hacer eso desde la distancia. Parece sorprendido al ver que me hecho las manos a la cabeza y cierro los ojos.
-¿Qué te pasa?
-Tu comprándome una casa y yo ni siquiera pago los viajes en taxi...
Nos reímos de este hecho un buen rato hasta que terminamos de desayunar.

-Señores pasajeros, abróchense los cinturones.- Max nos sorprende imitando la voz de una mujer por los altavoces y entre risas le hacemos caso, dispuestos a aterrizar en East Rutherford.





Día 13 de Julio.

Desde la muerte de la madre de Josh, para Dani visitar un hospital es difícil sin que se le venga a la mente la débil mujer sujetando su mano con fuerza, diciéndole que cuidase de su hijo, feliz de irse del mundo y que ella estuviese en los brazos de su niño. Un pensamiento fugaz de traición hacia la amable señora le pasa por la cabeza, ya que ahora los brazos que la abarcan son los de Liam, pero pasa veloz al acordarse de todo lo demás y de su amor por él.
Pero hoy no está en una zona del hospital triste, sino en una llena de esperanza en la que se respira alegría, amor, ganas de empezar una nueva vida. Sin embargo, a ella le produce miedo y le hace ver las cosas desde el punto de vista más complicado. Dani y Liam andan de la mano por un pasillo en la zona de maternidad, en busca de las escaleras que bajen hasta la salida, dónde les están esperando Marina y Niall.
No han tardado mucho en contarle su caso al doctor, hacerse una ecografía y que el hombre les dijese que debería abortar ya, en caso de que quiera hacerlo.
A lo largo del pasillo las puertas están cerradas, pero los gritos de algunas mujeres se oyen por todo el edificio, luchando por traer a la vida a sus criaturas. Dani, asustada y sorprendida de algunos gritos más altos que otros, aprieta la mano de Liam casi sin querer, como si fuese un impulso. Pero Liam no lo nota cuando, en menos de dos segundos, unas lágrimas se asoman al borde de sus ojos.
Una de las puertas está abierta y se ve esa estampa familiar que a Liam no le importaría vivir a pesar de las dificultades. Una chica está tumbada sobre una cama llena de sangre, su cabello está descolocado y tiene claros signos de falta de sueño en el rostro, pero un niño o niña en sus brazos que hace que mantenga una sonrisa bien amplia mientras que, a su lado, un chico besa su frente y sonríe de la misma manera. Alrededor de ellos hay enfermeras ordenando la sala y preparándose para bañar y vestir a la criatura, cambiar las sábanas manchadas...
Liam, al ver la imagen, ha aminorado sus pasos para observarles más detenidamente. Dani también se ha asomado, pero han seguido andando hacia delante sin hablar. Los ojos de Liam se dirigen al vientre de Dani. Quiere vivir la experiencia y por muchas vueltas que le da, no ve otro momento, otra ocasión. Quiere que sea ahora, con la persona que más quiere, a la que ama.
La mente de Dani sigue mostrándose negativa, pero la feliz pareja con el bebé cruza su cabeza una y otra vez, como si quisieran decirle algo. Sigue queriendo abortar, posponer todo esto para después, mucho después, cuando no se sienta tan joven, pero, por otro lado, en lo más profundo de su mente, una luz se ha encendido, algo nuevo que le hace pensar de forma diferente. Una posibilidad de cambiar lo que piensa, pero aún demasiado pequeña.
Al fin bajan las escaleras y en cuanto divisan a Marina y a Niall a lo lejos corren hacia ellos para montarse en la furgoneta y no levantar sospechas ante posibles cámaras cerca. Nadie sabe que están allí, solo Paul, al que han engañado con la simple excusa de que Dani se encuentra mal. Ha decidido dejarlo pasar sin demasiadas preguntas al darse cuenta de que tenía prisa para ponerse discutir, les ha dado las llaves y les ha dejado irse.
-¿Cómo ha ido?- Pregunta Marina, que va en el asiento del copiloto, pero se gira para hablar con ellos.
Lo cuentan algo cabizbajos, ahorrándose el detalle de la puerta abierta y la pareja. Niall y Marina no dicen mucho, aunque por parte de Liam y Dani no necesitan más. Se están dando cuenta de que están igual de confusos que ellos, así que, por fin, han decidido tomar decisiones por sí solos. Esto es algo entre el posible futuro padre y la posible futura madre, nadie más. Lo que si saben es que, hagan lo que hagan, van a tener el apoyo de Niall y Marina.
Un rato después llegan al hotel dónde están ahora, a la zona dónde están aparcados los autobuses, y allí dejan la furgoneta también. No habrán muchas preguntas por suerte, ya que los chicos se encuentran grabando el nuevo álbum y las bailarinas han decidido dar una vuelta e ir de compras. Los cuatro salen de allí y Niall se despide dirigiéndose directamente a dónde se encuentran los chicos grabando.
-Liam, ¿Vienes?
-Ahora me acerco más tarde, no tengo que ir hasta las 20:00
Niall asiente adivinando que quiere estar a solas con Dani para meditar sobre el tema. Se marcha al igual que lo hace Marina, que se va a estudiar lo que ha estado repasando hoy con los profesores.
Ni siquiera se molestan en ir a algún sitio apartado del hotel, el jardín, la piscina, un parque, algo parecido dónde sentarse y relajarse. Se meten en el autobús dónde duerme Dani con las demás y se colocan en la esquina dónde está el sofá, la mini-nevera y una televisión. Liam cae cansado hacia atrás, sintiendo toda la tensión de la situación. Dani cruza las piernas sobre el sofá y apoya la cabeza en sus manos.
-¿Por qué, Dani?
Liam no le da más vueltas al tema. Necesita aclararlo ya, necesita saber qué será de ese bebé, necesita saber para qué tiene que prepararse.
-Ya te lo he explicado mil veces.- Contesta de mala gana Dani, cansada de siempre lo mismo. Ella solo quiere terminar con esto cuanto antes.
- Pero sigue sin entrarme en la cabeza.
-Liam...
-Sí, ya lo sé, tienes miedo.
-¿Tan difícil es de entender, entonces?
-Pues sí, porque, ¿miedo de qué? ¿De lo que dirá la prensa, nuestros padres, la gente?
-No solo es eso...
-¿Y qué más hay?- Liam corta las frases de Dani acelerado, hablando todo lo que no ha dicho hasta ahora.- ¿Eh, Dani? Contesta, joder.
-La vida que nos espera, ¿te parece poco?- Al notar la clara tensión y el enfado de Liam, Dani se endereza en el sofá y desliza sus piernas hasta quedarse totalmente enfrente suya, para hablar mirándole a la cara.
-¿De qué hablas? Yo estaría encantado de tenerlo, y crecería sin dificultades, Dani, tengo dinero, ganas de ser padre y todo lo necesario. ¿Qué más quieres, eh?
-¡No quiero ser madre a los 19 años!- Contesta súbitamente, antes de que Liam pronuncie la última palabra de su anterior frase.- ¡Que no estoy preparada para tener un pedazo de barriga y después apretar hasta que salga un niño que nos destroce, que me quite libertad, que estropee tu carrera!
Esta vez Liam no tiene palabras para contestarle. Se queda así, con los brazos ligeramente levantados y  la boca abierta a punto de dejar salir una frase, pero deja caer sus brazos de golpe y traga saliva, meditando lo que va a decir.
-No sabía que eras así.
-¡¿Así!? ¡¿Así cómo!?-Dani sigue alterada, dejando salir su voz rota que poco a poco va cediendo paso a las lágrimas.
-Egoísta.
Dani intenta parar el llanto con un suspiro sonoro que hace aumentar el movimiento de sus nervios y un dolor de cabeza intenso amenaza con que se vuelva a desmayar.
-¿¡Te parece egoísta querer tener un hijo más tarde!?
-Me parece egoísta que quieras abortar por que creas que vas a pasarlo más, porque se te va a deformar el cuerpo y porque tienes miedo de lo que digan los demás cuando el bebé puede venir al mundo perfectamente.
-Liam, no es solo...
-Mi carrera está bien, ¿vale? No voy a dejar de cantar por tener un niño...
-Liam...
-... es más, dejaría de hacerlo si no lo tenemos...
-¿Liam? Joder Liam, para y escúch...
-...él va a crecer bien, sano, fuerte, no le va a faltar de nada, y será tuyo y mio...
-Liam...
-¡¿Qué, Dani, qué!?
Una mirada fija. Sus ojos, ambos marrones, los de ella más oscuros que el color avellana de él, pero también más húmedos al querer aguantarse las lágrimas. Sus cuerpos tan cerca, pero sus mentes tan separadas que parece haber un abismo entre ellas.
-No. No puedo tenerlo.
Y de repente se levanta. Por un momento las piernas le tiemblan y Liam se dirige hacia ella temiendo que caiga, preparando sus manos para sostenerla, pero Dani se mantiene firme y tras pestañear varias veces levanta la cabeza y anda hacia la salida del autobús.
-Dani.- La voz oscura, grave y profunda de Liam la asusta más aún. Está tan cabreado que hasta el volumen de la voz perfora sus oídos con fuerza. En ese momento solo piensa en huir, en saltar fuera del autobús y esconderse en cualquier hueco lo más alejado posible del hotel.
Una gran mano agarra uno de sus brazos y la hace parar en seco, retroceder hacia atrás y darse la vuelta. La mirada de Liam, llena de furia y dolor que actúa como capa del amor y ternura que en realidad quiere compartir con el bebé, penetra los ojos de Dani, en los que se puede ver temor.
De repente Liam afloja su fuerza en el brazo y cambia la expresión de su cara para, ahora, dejar ir todos los pensamientos negativos que cruzaban su cabeza. Lentamente se acerca y posa sus labios en los de Dani, dejando un beso suave, lento y lleno de dulzura. Tras esto, los musculosos sus brazos acaban abrazando a Dani con delicadeza, y apoyando la barbilla en su cuello, susurra:
-Yo también quiero vivir una escena tan bonita como la que hemos visto hoy en el hospital. Solo contigo.
Silencio.
Dani levanta la cabeza y se separa de su abrazo. Pone sus labios sobre los de Liam una última vez, dejando ahí un beso fugaz. Con varias lágrimas recorriendo sus mejillas, niega con la cabeza.
-No.- Dice, simple y escueta.
Y se da la vuelta, esta vez decidida a salir del autobús.



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¡Hola! No soy de las que dejan mensajes en sus fanfics, pero debo hacerlo en este capítulo, ya que no sé por qué motivo, blogger no me deja corregir un párrafo que aparece con letras y fondo distintas al color normal, así que lo dejo aquí por si alguien no logra leerlo:

...vulnerabilidad se apodera de mi al notar el frío de la temprana mañana correr por mi piel completamente desnuda. En seguida me lanzo hacia delante en busca de la sábana blanca al final de la cama, la mitad de ella en el suelo, y la atraigo hacia mi hasta taparme por completo. No puedo evitar soltar una pequeña risa que suena fuerte en la soledad de la habitación.

Siento mi torpeza y el no saber arreglarlo.
Montse, @bornthiswayme.

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domingo, 15 de diciembre de 2013

CAPÍTULO 18.

 Es la primera vez después de muchísimo tiempo que hemos estado en un aeropuerto sin cinco o seis tíos enormes rodeándonos, sin tener que salir por una puerta escondida, sin sentir la presión de meternos en la furgoneta casi saltando dentro de ella, sin la voz de Paul llamándonos para que dejemos de hablar con las fans... Hemos salido  formando parte de toda la gente que había allí, pero sin maletas y sin nada que haga que parezca que venimos de un viaje. Simplemente mi mano con la suya mientras yo me movía de un lado para otro, repitiendo las mismas frases una y otra vez.
-¿En serio, Niall? No me lo puedo creer, joder, Irlanda...- Digo, totalmente emocionada aunque ahora mucho más tranquila tras haber gritado y haberme vuelto totalmente loca antes, colocando mi pelo hacia atrás cada vez que me muevo y se va hacia delante en mi rostro, respirando hondo y apretando su mano.
-Mullingar, para ser más exactos.
-Esto no es real...
-Sí que lo es... Y el dolor de mi mano también, para.- Suelto su mano a la vez que él se la acaricia con la otra para calmar mis nervios acumulados ahí. Me sonríe y en seguida me pasa un brazo por encima, empujándome suavemente para que quede totalmente pegada a él.
-¿Y ahora a dónde vamos?
-La sorpresa aún no ha terminado...
Posa uno de sus dedos encima de mis labios antes de que pueda volver a quejarme mientras mira a la carretera en busca de un taxi. Hemos llegado al aeropuerto de Dublín y ahora estamos en Mullingar, pero el viaje aún no ha terminado. Llama a uno que en seguida nos ve y se para. Ambos nos montamos en la parte de atrás y saludamos al hombre ya mayor que conduce. Nos pregunta que a dónde vamos tras saludarnos y Niall le dice una dirección de la que, como era de esperar, no tengo ni idea. Empiezan a hablar de otras calles hasta que llegan a nombrar una playa y Niall sonríe contento de que el hombre sabe dónde llevarnos. Asiente a la explicación de dónde queda el lugar y se pone en marcha.
Niall me ha hablado mil veces de Mullingar, con orgullo y alegría, con esa expresión de que miles de buenos recuerdos le están viniendo a la mente al hablar. Me ha contado cómo es cada calle y qué historias vivió en ellas, me las ha descrito con tantos detalles que pensaba que el día que viniese las conocería como si hubiese estado en ellas muchas veces. Es un pueblo supuestamente pequeño, pero aún así necesitamos un taxi para ir al sitio especial.
Niall se acurruca a mi lado en el asiento mientras miramos por la ventana. Le recibo abrazándole, haciendo que agache su cabeza en mi hombro, sonriendo. Su dedo señala cada pequeño local, cada tienda y cada casa por la que pasamos en nuestro camino, explicándome lo que ya mil veces he oído, pero pongo la misma atención o incluso más que las otras veces. A veces le da por reírse al recordar algo y tengo que esperar más de cinco minutos a que me explique el por qué, otras se altera al contarme alguna anécdota y salta en su asiento. Mullingar se ve un sitio precioso incluso de la forma que yo lo estoy viendo: en un taxi que nos llevará a nuestro destino en cuestión de minutos.
Poco a poco dejamos atrás las casas, los locales y las luces de la noche para adentrarnos en el campo. Ante nuestros ojos aparecen prados que parecen ser infinitos, llenos de flores hermosas que dan color al verde del paisaje. La luna se alza en el cielo iluminando las montañas del fondo que son prominentes y enormes. 
La carretera se pierde y las ruedas del taxi ahora pasan por un camino de tierra que nos hace temblar a la vez que avanzamos. Las montañas desaparecen y los prados se reducen hasta que al fondo veo el inmenso mar. Me deja sorprendida este radical cambio de paisaje, tanto que cuando me quiero dar cuenta, me encuentro con ambas manos en el cristal y mi nariz pegada a él. 
-¿Puede dejarnos aquí?- Pregunta Niall de repente. El hombre solo asiente mientras aparca en mitad del camino, sin ninguna preocupación de poder molestar a otro vehículo. Niall le paga el largo viaje, el cual ha salido muy caro, como era de esperar. Salgo del coche a la misma vez que él y despedimos al hombre, que se da la vuelta y desaparece junto con todo el paisaje que hemos dejado atrás.
-¿Estás muy confundida?- Me pregunta Niall, riéndose.
-Más bien... sorprendida. Nunca había estado en un sitio tan bonito.
Comenzamos a caminar. Parecemos intrusos en este gran y solitario lugar, preso del silencio si no fuese por nuestras pisadas y el sonido de las olas chocando en la playa. Niall me da la mano y me hace cruzar hacia el lado derecho del camino, dirección a ella.
-¿Ya vamos a llegar?
-Sí.- Contesta, simple y escueto, entretenido en bajar la pequeña pendiente que hay desde el camino hacia la playa, buscando algo mientras se mueve de un lado para otro y tira de mi. Me lleva a través de otro camino, esta vez de madera. 
Es un lugar tan misterioso... y a la vez, tan hermoso.
-Ya hemos llegado.- Dice, tras finalizar el nuevo camino que hemos tomado.
Lentamente ando de su mano, ahora siendo yo la que le maneja, guiada por mi curiosidad y mi sorpresa a la vez.

 Ante nosotros aparece una casa enorme, de estilo rústico y moderno a la vez, como una obra de arte plantada entre la playa y los prados de atrás, mezclándose con la belleza de ambos lugares. Sigo caminando hasta quedar en frente de ella, subiendo mi mirada hacia arriba para abarcarla por completo. 
-Por eso no existía. Porque se estaba construyendo.- Digo de repente, recordando la frase que él me dijo cuando dormimos juntos en Málaga.

"Es muy especial para mi, pero aún no existe."

-Sí...-Sonríe- Bueno, ¿y? ¿Te gusta?
Suelto su mano para hacer bruscos gestos, para tirarme del pelo o poner los brazos en jarra.
-¿En serio me estás preguntando que si me gusta? Cállate.
-Pero...
-¡Que te calles!- Grito, provocando su risa. Me lanzo a él rodeando su cuello con mis brazos y le hago retroceder varios pasos antes de que él me tome por la espalda y me bese con fuerza, riéndose entre medias con esa risa sonora y diferente cada vez que la luce, pegadiza y melódica.
-Venga, que quiero enseñártela, casi la he diseñado yo entera... Ha sido complicado pero así es..No sé cómo habrá quedado, aunque Greg me ha estado ayudando enviándome fotos de cómo iba e indicándoles a los que he contratado cómo la quería...
Niall saca una llave y abre la puerta blanca que da paso a la casa, pasando él primero y sin ni siquiera preocuparse en cerrar tras entrar yo. Le veo como un niño ilusionado, mirando de un lado hacia otro, recordándome a mi hace unas horas observándolo absolutamente todo para adivinar dónde estaba. Me sale una sonrisa solo de imaginarle a escondidas en el autobús del tour, hablando con su hermano de cómo quiere la casa, agradeciéndole que estuviese viniendo aquí y todo solo por mi. 
Yo que aún no me creo que estemos en Irlanda. Bueno, la verdad es que aún no asumo bien aquel día en la cafetería cuando vi a Harry y a Zayn y pensé que estaba loca, y ahora he llegado a esto.
-¡Han hecho esto exactamente como yo quería! Sí, sí...¡Mira, tenemos un bar!- Dice, acercándose a un salón de sillones colocados de forma que hacen un camino y una barra de bar con muchas botellas de cristales de colores colocadas en estanterías.
-Por favor, que funcione...-Dice, antes de darle a un botón que hace que la barra se ilumine de un color verde intenso- ¡Sí! Joder me encanta. Mira Marina, mira, es como uno de verdad...- Dice, dirigiéndose otra vez hacia mi- Pero espera, si hay más, ven, ven...
Me lleva casi arrastras por toda la casa, enseñándome cada detalle, cada esquina, celebrando que las cosas estén tal y como él había pedido. A pesar de ser enorme, hay pocas  habitaciones, pero cada una es inmensa: el gran salón con el bar, un desván en la parte de arriba, un baño que más que un baño parece ser un SPA, y una sola habitación para dormir.
Primero me da una vuelta por el gran salón, en el que a parte de los sillones y la barra del bar hay fotos enmarcadas o en forma de cuadros de nosotros por todo el espacio, imitando mi habitación en Málaga pero el doble de grande. Y me refiero a nosotros, al grupo, porque hay fotos de Dani, Elena, Cristina, los chicos, algunas de mi hermano conmigo por las calles de Madrid y hasta varias de la noche de año nuevo con Eleanor, Danielle y las chicas de Little Mix. Las paredes son de mi color favorito: azul cielo, haciendo que parezca una habitación diferente, con un toque alegre que nada pega con el exterior rústico de la casa, lo que hace que sea aún más exótico.
Entramos al baño y lo primero que hay son unas escaleras que bajan a una gran bañera en la que podrían caber 5 personas.
-También es un jacuzzi...Ya te lo demostraré más tarde.- Me explica, con una sonrisa pícara.
Lo gracioso es que para pasar hacia dentro tienes que obligatoriamente bajar esas escaleras, así que es como si la habitación entera fuese una bañera. Al fondo hay otras escaleras que llevan a un espejo, una ducha y un armario de madera.
Me coge la mano y subimos por unas escaleras que dan a la segunda planta, al desván. A pesar de ser eso, se presenta como una habitación normal.
Nada más entrar no puedo evitar correr hacia el centro para mirar al techo tirando de Niall, ya que aún tenía agarrada mi mano. El techo es un cristal enorme que te permite ver el cielo, ahora con algunas nubes y la intensa luz de la luna.
-¿Esto también ha sido idea tuya?
-Casi todo lo ha sido- Contesta, orgulloso y satisfecho de tenerme mirando hacia arriba como hipnotizada.- El problema es que no he tenido tiempo para amueblar ésta parte.
-Pero sí que lo has tenido para llenar el bar de bebidas, ¿eh? Me quieres emborrachar- Bromeo, pegandole con suavidad en el hombro.
-Vale, reconozco que eso ha sido un capricho mío.- Contesta, riéndose mientras salimos de allí y bajamos las escaleras hacia la parte de abajo.- Además...
Me coge de la cadera y me empuja hacia sí mismo. Se acerca despacio a mi oído y susurra:
-No me hace falta emborracharte, sé que eres mía.
Por un momento me dejo llevar por su voz en ese bajo y embriagador tono. En menos de dos segundos el Niall romántico y detallista se ha esfumado para dejar aparecer a su lado de chico malo que quiere tomar el control.
-¿Cómo? Perdona, yo no pertenezco a nadie.- Así que, dejo yo también ir a la Marina tímida e ilusionada para dejar pasar a ese lado mío que de vez en cuando me provoca hacer tonterías como lo de ponerle cachondo saliendo del baño solo con una toalla. No puedo evitar reírme cada vez que recuerdo ese día 
-En ese caso, tendré que emborracharte.- Dice, cogiéndome en brazos de la misma manera que lo ha hecho en el jet, pero ahora incluso elevándome más. Grito pegandole puñetazos en la espalda con intención de que me baje, pero sin querer que lo haga.
Terminamos en la planta de abajo, de nuevo frente a la barra del bar. Me sienta encima y se mete tras ella. Se queda mirando las estanterías de cristal dónde están las botellas y decide coger un par de ellas de las que ni siquiera había oído hablar antes.
-No te hagas el malote, que en realidad eres un sensible de esos que lloran con las comedias románticas.
Mantiene la mirada baja con una sonrisa tímida mientras prepara dos vasos y pretende ignorarme cambiado de tema:
-¿Sabes que más ha sido idea mía?
-¿Qué?- Digo, tomando su silencio como respuesta.
-Ésto.
De un cajón saca un mando pequeño y apunta a un aparato colgado del techo que parece ser un proyector, pero cuando le da al botón rojo del mando empieza a sonar música.
-Suena con más intensidad en un sitio que en otro, depende de en qué habitación estés.- Me explica, subiendo el volumen de "Gorilla", de Bruno Mars, la canción que está sonando.
 En seguida me pongo a bailar con movimientos raros y sin tener ni idea de lo que hago, solo preocupada por disfrutar de la canción todo lo que pueda. Él se ríe de mi antes de servirme lo que sea que haya preparado y casi me lo bebo de un trago.
-¡Eh, calma!- Contesta, quitándome el vaso de las manos.
-Me encanta ésta canción.
-Te encanta Bruno Mars, y también te encanta Lady Gaga, por eso son los dos primeros cantantes que he metido en el reproductor.
Niall se sienta en la barra y se da la vuelta,  mirando hacia el mismo lado que yo. Sonrío con tanta intensidad que llegan a dolerme las mejillas, ya que no puedo parar de hacerlo ante todas las atenciones que estoy teniendo.
-¿También has metido vuestra música?
-Sí.
-Porque vosotros también me encantáis.
-Lo sé.
-Tú me encantas- Digo, cogiéndole de la camiseta, haciendo que su frente se pegue a la mía.- Joder Niall, ¿qué coño me has echado de beber?- Me rió mirado de reojo el vaso, sintiendo como lo que he bebido se me sube a la cabeza.
Empieza la canción "Treasure", que es tan alegre y movida que no puedo evitar saltar de la barra a pesar de mi mareo y empezar a dar vueltas por todo el salón. Él me observa probablemente pensando cómo coño he pasado de entrar al aeropuerto medio dormida a saltar al ritmo de Bruno Mars de esta manera exagerada.
-Marina, que solo te has bebido un vaso...- Dice, riéndose a la vez que vuelve a esconder la cara en sus manos, casi llorando de la risa.
-Quizás tengo ganas de estar loca esta noche.- Digo, sin ni quiera saber qué clase de frases estoy soltando por la boca.
-Tu siempre estás loca.
-Shh- Le mando callar, mientras la canción "Moonshine" empieza ahora, con ese tono mágico y misterioso que trae consigo. Me dirijo hacia él y le quito su vaso, bebiéndome lo que quedaba.
-¡Marina!- Dice alertado, pero a la vez sin poder evitar reírse aún más.
-Me apetece escuchar "Rock Me"- Le digo ignorándole. Niega con la cabeza ante la gilipollez extrema que me abarca ahora mismo y toquetea varios botones hasta que suenan las guitarras y ese ritmo roquero característico de ésta canción que me vuelve loca...Más de lo que lo estoy hoy.
Sigo bailando sola y cantando con una pronunciación horrible al no saber ni lo que estoy haciendo mientras él prepara otros dos vasos.
-Debe ser muy fuerte eso que estás echando...
-Creo...Aunque no sé...- Contesta. Mira la botella y da la sensación que no es capaz ni de leer lo que pone en ella. Se encoge de hombros y de todas formas acaba sirviendo los vasos. Los coge y se dirige hacia mi para darme el mío, que no tarda ni dos minutos en acabar vacío, esta vez al igual que el suyo.
Cuando llega la parte de "Rock Me" en la que a él le toca cantar, lo hace y entonces adivino que la bebida también está haciendo efecto en él. Me muestra su perfecta voz, relajante y con un tono agudo a pesar de lo grave que es cuando habla. Su voz cuando canta es tan diferente, tan de otro mundo, es como si pudiese refugiarme en ella...
El estribillo de la canción y la segunda copa hacen que la locura tome también a Niall cuando me coge del brazo y tira de mi hacia uno de los sillones, haciendo que me suba junto a él mientras imitamos tener una guitarra eléctrica cada uno, moviendo las cabezas al ritmo de la música con fuertes golpes, saltando cada vez más alto como si en vez de sillones fuesen colchonetas hasta que me caigo encima de él y acabamos explotando en risas sin saber qué coño nos está llevando a movernos así. Nos levantamos para seguir bailando, pero antes Niall coge el mando y sube el volumen a tope, tan alto que ni en los conciertos he sentido la música tan dentro de mis oídos. Esto me da una sensación aún más fuerte de libertad, porque estamos solos, porque nadie puede hacer que paremos de beber, o de bailar saltando de sillón en sillón, nadie está aquí para ver cómo nos besamos, para juzgarnos ya sea para bien o para mal, nadie está aquí para impedirnos estar despiertos toda la noche, para que bajemos el volumen de la música, o de nuestros gritos, o de nuestras risas.
Solo somos Niall y yo saboreando la libertad a la vez que hacemos lo mismo con nuestros labios.
-Marina.- Dice de repente, parándose en mitad de uno de nuestros bailes, cada uno diferente según la canción que suene.
-¿Qué?- Digo yo, finalmente parándome también.
-También tenemos... ésta canción...- Dice, y entre pausas para respirar y recuperar el aliento, se dirige hacia el mando de nuevo y una sonrisa tímida se dibuja en mi rostro al escuchar las primeras notas.
"Kiss me", de Ed Sheeran.
 Podría decirse que es nuestra canción, la del principio de nuestros sentimientos, la que sonó aquel día en la casa alquilada de Londres mientras nos dibujábamos la letra de la canción con rotuladores de colores en los brazos y piernas, la banda sonora de nuestro casi beso...
Con una mano sujeta su vaso mientras posa la otra en mi espalda y me empuja para que acabe enfrente suya, pegada a él. Sigue cantando el resto de la canción en mi oreja, mordiéndola divertido entre letra y letra. Poco a poco baja hacia el cuello y vuelve a morderme ahí. Me paralizo de tal manera que dejo caer mi vaso al suelo, lo que parece animarle a él a tirar el suyo y tomarme entre sus brazos por completo.
-Niall...
Me contesta su respiración acelerada entre beso y beso, produciéndome escalofríos en el cuello que se trasladan por todo mi cuerpo.
-...te falta una habitación por enseñarme...
-Lo sé.- Sigue besándome en ese mismo sitio, esta vez colocando sus manos en mi pelo.- ¿Sabes qué?- Cambia súbitamente de tema.
-¿Q...qué?- No puedo evitar tartamudear mientra el placer de sus besos se apodera de mi.
-Que solo he pedido que hagan una habitación porque vas a dormir conmigo... En la misma cama...
Me río ante lo lógico que parece, a pesar de que capto la indirecta que me está lanzando.
-Quiero que me la enseñes. Ya.- Digo, marcando el "ya" con el tono de voz. 

Con un gran esfuerzo, detiene sus besos y el movimiento de sus manos para llevarme a la habitación, sabiendo que lo que viene ahora será mucho más. Me lleva detrás de la barra, dónde hay una puerta. Al abrirla se hace aún más fuerte eso de estar sintiendo algo mágico al subirse el volumen de la música automáticamente. Pero sobretodo lo que me hace quedarme sin aliento es el lugar.
Es una habitación de paredes blancas llenas de frases escritas en negro con diferentes letras y tamaños. Leo algunas y me doy cuenta de que son las letras de mis canciones favoritas. Están todas mezcladas, pero en cuanto las leo reconozco la canción de la que se trata y la susurro para mis adentros.
Solo hay un  mueble: una cama enorme de sábanas blancas colocada casi en el centro de la habitación.
 Pero lo que de verdad sorprende es la ausencia de pared en frente nuestra, ya que en su lugar hay un enorme balcón de madera con unos escalones que dan directamente a la arena, a pocos metros de la orilla del mar. Es como si esta habitación fuese una puerta que nos pusiese en pleno contacto con la belleza del exterior.
Siento la presencia de Niall detrás de mi. Me abraza por detrás y alza una de sus manos para señalar al techo. En seguida veo lo que él quiere que observe: frases de "My Paradise" se entremezclan unas con otras, haciendo aún más especial la habitación.

She´s not a model, she´s not a star, but...She´s my paradise.

Niall me susurra eso antes de volver a apoderarse de todo mi ser con sus besos en el cuello. Posa sus labios ahí y los deja un rato mientras sus manos rozan mi vientre antes de empujarme hacia atrás con él. Yo echo mi cabeza hacia atrás, apoyándola en su cuello, inclinándome a un lado para dejarle aún más espacio. Siento escalofríos con cada pequeño beso que me da, con su cálido aliento y su voz raspada cantando frases aleatorias de "My Paradise".
Sus manos bajan poco a poco hacia abajo casi sin que yo me de cuenta, concentrando mi mente en la sensación que me producen sus mordiscos en mi cuello. Cuando sus dedos separan mi pantalón unos cuantos milímetros me percato de que están ahí y dejo caer un suspiro largo y sonoro. Le oigo reír en voz baja antes de quitar sus manos de ahí y ponerse delante mía. Continúa su camino de besos en el cuello bajando hacia abajo y yo no puedo evitar llevar ambas manos hacia su cabello rubio y revolverlo presa del placer.
Sus manos vuelven a dónde estaban, esta vez bajando los pantalones poco a poco hasta que llegan a un punto en el que caen por sí solos hacia el suelo. El corazón me golpea el pecho cuando yo llevo mis manos al borde de su sudadera y tiro de ella hacia arriba. Se la quito y la dejo caer despacio en el suelo. Salgo de mis pantalones poco a poco a la misma vez que me hago con su control repitiendo la acción de besarme en el cuello, esta vez en el suyo. Mis manos recorren los músculos de su espalda haciéndole cosquillas y luego se van hacia delante repasando el contorno de sus moderados abdominales. Hago un camino de besos en el cuello hasta que llego a sus clavículas, tan marcadas y gruesas que no puedo evitar morderlas. Bajo despacio mis manos sin ni siquiera mirar, concentrada en seguir con los besos alrededor de su cuello, absorbiendo su olor, su calor, el latido de su corazón, sus escalofríos. Agarro con fuerza el borde de los pantalones antes de dejarlos caer incluso con más fuerza que él antes, y súbitamente encuentro sus manos subiendo mi camiseta para después tirarla.
Me coge de las caderas y me da la vuelta para que caiga debajo suya en la cama. Ahora me besa presionando muy fuerte sus labios con los míos, susurrando palabras inaudibles mientras sus manos se abren paso en mi espalda para desabrochar el sujetador. Cuando lo consigue lo arroja hacia atrás con fuerza.
Entonces un sentimiento de vulnerabilidad y timidez se apodera de mi, haciendo que le abrace rodeando su cuello con ambos brazos, haciendo que caiga totalmente encima mía. Siento mis pechos con sus pectorales, subiendo y bajando con la respiración pesada, y sobretodo, siento abajo a su miembro.
-¿Estás bien?
Respiro casi gimiendo antes de contestar:
-Estoy más que bien.
Esta respuesta parece dar vía libre a sus manos para volver a ser traviesas y dirigirse a mis bragas, bajándolas con una lentitud extraordinaria. Mi respiración se acelera por segundos y me paralizo ante la idea de quedarme totalmente desnuda debajo suya, queriendo que me tome ya, pero sin ser capaz de hacer nada, insegura de mí misma.
Y finalmente, lo hace. Me quedo totalmente libre, sin nada puesto, solo mi sudor y el suyo mezclados. Hago un esfuerzo por mover mis manos totalmente temblorosas y bajo sus calzoncillos incluso más rápido solo de los putos nervios. Mis dedos tropiezan con el elástico de sus boxers antes de empezar a bajarlos. Niall deja caer su cabeza junto a la mía.
-Por favor, hazlo ya...- Dice, y yo le obedezco.
Un gemido se me escapa al dejarlo libre. Arrojo los calzoncillos al otro lado de la habitación y me sorprendo de su tamaño, y ya no solo de eso, de que hayamos llegado a esto, de que yo no estaba así en la puerta número dos del Backstage, dónde estábamos haciendo exactamente lo mismo... Se coloca un preservativo mientras yo solo puedo mirar paralizada, sin ni siquiera saber de dónde lo ha sacado.
-Por favor, hazlo ya...- Le suplico yo esta vez, con exactamente las mismas palabras, porque describen perfectamente este cosquilleo que estoy sintiendo dentro.
Deja escapar su característica risa ante mi reacción y posa ambas manos abiertas en mi espalda, haciéndome subir un poco en la cama.
Por un momento todas esos hechos, mitos e información que he leído en varios sitios sobre la primera vez viene a mi cabeza. Logro recordar lo básico: que para las chicas duele y que podemos llegar a sangrar...
Pero a pesar de eso, no siento miedo. Sé que él no me hará daño, y que si llega a pasar, parará en seguida.
-Chiquitaja...- Dice entre gemidos, dejando escapar varios suspiros que caen en mi piel.
Me abro de piernas para dejar que entre dentro de mi. Consigue relajarse un poco y me besa despacio, solo posando sus labios sobre los míos antes de empujar hacia dentro.

Desde muy dentro de mí sale un gran grito que aumenta de volumen a la vez que él entra dentro de mí.

-¿¡Te hago daño!?- Me pregunta alarmado.
-¡No! ¡No pares!- Le ordeno, abrazando su espalda con fuerza.
Siento dolor, pero de poca intensidad, más bien quedándose en molestia. Niall empieza a moverse hacia delante y hacia atrás con lentitud, cayendo encima de mí. Besa mi mejilla haciendo que sonría ante el cariñoso gesto. El movimiento me hace sentirme más cómoda, de tal forma que me relajo y aflojo un poco los brazos en su espalda. Él sigue dándome besos en la mejilla, bajando hacia el cuello también, alternando entre ambas zonas. Llega un momento en el que el dolor desaparece y eso me hace sonreír más aún.
-Más rápido- Le susurro. Él, con delicadeza, posa ambas manos cada una a un lado de mí y se coloca de manera que pueda aumentar de velocidad. Ahora me muevo más en la cama, hacia arriba y hacia abajo, y por un momento cierro los ojos intentando asimilar todos los sentimientos que están viniendo a mi.
Placer. Eso es lo que siento. El dolor se ha ido para dejar paso al placer, un inmenso placer que crece y crece con cada movimiento de Niall. Con los ojos aún cerrados empiezo a pronunciar su nombre inconscientemente. Quiero más, pero no soy capaz de decir una otra cosa que no sea su nombre.
-Niall...
-Marina...
-Niall...- Digo, aún más fuerte.
-Marina...-Repite él, en el mismo tono, pero con un gemido intercalado.
-Más.
-¿Más?
-Más.- Digo con énfasis.
Justo cuando él va a empezar a ir más rápido, abro los ojos y me encuentro con los suyos. Sus ojos, con ese color azul brillante, iluminados y visibles incluso en la oscuridad de la habitación, esa mirada protectora y llena de amor, de cariño... y hasta de placer. Su mirada. El puto paraíso.
Se muerde el labio mientras empuja hacia dentro con muchísima más intensidad cuando yo no he hablado, pero se lo agradezco dejando escapar un gemido e incando mis uñas en su espalda. Ahora él también gime, incluso más alto que yo y mi voz aguda. Sigue mirándome directamente a los ojos mientras va más y más rápido, más y más adentro. Con cada oleada de intensidad Niall da un gemido nuevo, de diferente tono, cada vez más graves.

Entonces, un cosquilleo me sube por el estómago en forma de muchos gritos, de muchos gemidos y de mi voz entrecortada nombrándole con fuerza. Ese cosquilleo se mantiene un rato a la vez que Niall aumenta el número de sus gritos.
 Me empiezo a mover de arriba a abajo haciendo que entre más aún en mi.

-Oh dios mío...- Le oigo decir en un gemido.- Esto es el paraíso...

Y entonces, un grito muchísimo más alto que el que he dado al principio sale de mi a la vez que ese cosquilleo explota dejándome una sensación de placer extremo.
Alargo mi grito a la vez que él comienza otros, entrecortados pero seguidos, cada vez más y más altos, llegando a superar el volumen de los míos.

Tras el placer llegar al grado más alto de intensidad, nuestros gritos pierden voz y se van reduciendo a simples susurros. Nuestros cuerpos tensos se relajan. Los brazos de Niall tiemblan debilitándose y él cae en mi lado derecho en la cama, vencido por lo que acaba de sentir. Yo dejo caer mis brazos también cansados y noto aún mis piernas temblando.
Nos quedamos así, respirando hondo, intentando calmarnos tras nuestros gritos entrelazados. Noto a Niall moviéndose, seguramente quitándose el preservativo, pero no me quedan fuerzas ni para girar la cabeza. De repente siento su mano coger la mía y entrelazo mis dedos con los suyos.
-Te amo muchísimo.- Dice en un español pésimo, ya que sigue preso de los nervios. Me río de él fuerte, supuestamente enfadándole cuando me está acompañando en mis risas. Se acerca a mi y yo me acurruco a su lado, apoyando mi cabeza sobre su pecho, oyendo como los latidos de su corazón se calman. Siento sus manos detrás mía abrazándome y sus piernas atrayendo a las mías para quedar aún más cerca de él. Cierro los ojos atrapada en su calor.
-Yo muchísimo más.



CAPÍTULO 17.

Llega un momento en el que la mente de Dani se queda totalmente en blanco. Todas las conversaciones interiores que había tenido con ella misma, imaginando miles de reacciones posibles de Liam, han desaparecido dejando solo miedo. Un estúpido miedo que no tenía que estar ahí pero parece tener muchas razones para quedarse.
Tras despedirse de todos y quedarse en completa soledad, Liam y ella se van hacia la habitación. Mientras que Dani no tiene nada en la cabeza, en la mente de Liam hay mucho, pero sobre todo nervios por lo cerca que está el concierto. Siempre hay algo de emoción e ilusión aunque ésto ya sea parte de su rutina.
Se quedan en silencio hasta que entran en el ascensor y Liam empieza a hablar sobre el concierto, pero la mente de Dani parece estar cerrada también a todo lo que hay a su alrededor y ella no puede hacer otra cosa que no sea perder su mirada en el rostro de Liam mientras asiente de vez en cuando. Reza por encontrar la fuerza que le hace falta para hablar mientras le ignora, no pudiendo hacer otra cosa.
Nunca se ha sentido tan débil, y es un sentimiento extraño. Esta ahí, de pie, con las manos posadas a los lados y los pies ligeramente separados, pero en realidad cree estar totalmente hundida en el suelo del ascensor, cayendo bajo. 
-¿Dani...?
No pasa mucho tiempo hasta que Liam se da cuenta de que se encuentra ausente. Deja de hablar esperando una respuesta de su chica, aunque sea un simple "me encuentro mal" de esos ya poco convincentes. Pero cuando ve que no habla, que ni siquiera hace el intento de mover los labios, se percata de que algo está mal. Todo está mal. 
-Dani...
Ella, mientras, le mira. No puede hacer otra cosa. Lo que siente por él es grande, es muy grande. Nunca ha sentido la necesidad del calor de alguien cerca cada puto segundo que le ve excepto con él. Ni siquiera sintió tal necesidad con Josh. Él es diferente. La cuida, la protege y la quiere como nadie lo ha hecho. Pero el lado oscuro de su mente la ha tomado por completo haciéndole pensar que esta vez no será así, que Liam cambiará y su dulzura se convertirá en decepción, o en enfado, en cualquier sentimiento que la haga hundirse aun más, que destroce lo poco que queda de ella.
Liam da un paso. Eso la hace despertar y por fin consigue moverse. Se pone más rígida y dirige su mirada lentamente hacia los pies de Liam, que se mueven despacio. Liam la mira intentando comunicarse con ella a través de una sonrisa.
Entonces, Dani vuelve. Vuelve a sentirse a ella misma cuando el calor del contacto de la mano de Liam con la suya la atrapa por completo. Consigue respirar más aceleradamente ante el sencillo gesto que han repetido mil veces, pero que nunca había necesitado tanto cómo ahora. Se acerca a él hasta quedar pegados a punto de encontrarse del todo, pero el ascensor se abre.
Se apresuran a salir aún de la mano. Liam puede notar lo débil que está solo con agarrar su pequeña mano y tirar de ella hacia la habitación. Teme que Dani vuelva a derrumbarse, así que mete las llaves y entran todo lo rápido posible, cerrando la puerta de golpe y volviendo a coger su mano y poner su cara a la altura de los labios. Se da cuenta de que aún no la ha perdido cuando es ella la que le besa.
No es un beso de esos con ganas, desenfrenados y locos. Es un beso lento con media sonrisa en sus rostros y las manos dándose calor. Se quedan un rato así hasta que Liam levanta su brazo para apoyar la cabeza de Dani sobre su pecho. Dani oye su corazón palpitar y el temblor que se produce cuando él habla.
-Cuéntame qué te pasa. Pero cuéntame qué te pasa de verdad.
Aunque la frase parece presionarla, el tono con el que Liam la ha dicho lo que consigue es que ella tome las fuerzas que necesitaba. Poniendo sus manos alrededor de su torso, respira hondo e intentando retener sus lágrimas, susurra:
-Estoy embarazada




A partir de esa frase no ha habido ninguna más. Solo las lágrimas de Dani, que han ido aumentando progresivamente al ver que Liam no decía ni hacía nada. Es como si ese sentimiento de ser totalmente débil hubiese pasado de estar en Dani a estar en Liam a través de sus palabras. Los brazos de Liam caen ligeramente en la espalda de Dani sin llegar a deshacer el abrazo, quedándose ahí. Sus ojos marrones mirando al frente y su cuerpo totalmente quieto. Parecería muerto si no fuese por el fuerte latido de su corazón, el cuál llega a poner nerviosa a Dani. Es un estado de shock total. Ella llora, solo llora, mientras, por el contrario, le abraza más fuerte aún.
-Liam, por favor, dí algo. Lo que sea.
Pero él no contesta.
-Liam...
Los brazos de Dani ahora le sueltan de golpe. Se separa de él para mirarle fijamente. Le coge de la cara para obligar a sus ojos encontrarse con los suyos.
-Habla, por favor, necesito que me digas algo.
El llanto de Dani se para de golpe cuando en el rostro de Liam aparece una sonrisa. Una sonrisa que aumenta poco a poco, que desconcierta y a la vez calma a Dani.
-¿Por qué lloras?- Dice, finalmente mostrando su voz tras tanto rato.
Dani se seca las lágrimas con el puño de su camiseta y se deja envolver por la relajante voz de Liam.
-¿Que por qué lloro...?
-Es una noticia maravillosa. No tienes por qué llorar.
Tras dejar caer esa frase, agarra a Dani por la cintura y hace que se monte sobre él mientras ella deja caer las piernas cruzadas en su espalda. Dani se agarra a su cuello intentando no caerse mientras Liam le besa ahora más rápido y más fuerte. La última vez que la cogió así fue cuando se dieron cuenta de que se querían y de que se necesitaban el uno al otro, aquella noche de Navidad en la casa de Londres de los chicos....
Dani deja caer un suspiro que se lleva toda la tensión que había dentro de ella. Levanta levemente la cabeza hasta quedar frente a frente con Liam, observando el color avellana de sus ojos. Se llama estúpida y más cosas a sí misma recordando al Liam enfadado o decepcionado que pensaba que iba a aparecer cuando ese Liam, para ella, no existe. Para ella solo hay amor.
-¿Quieres tenerlo?
-Quiero tenerlo.- Afirma él con una sonrisa.
-Liam, ¿estás seguro?
-Sé que es difícil. Sé todo lo que viene ahora. Nuestros padres, la prensa, la vida que llevo, que le puede perjudicar... Pero Dani, es nuestro bebé, y no puedo considerarlo un error sabiendo que lo hemos hecho con amor.
Dani se baja de Liam y respira despacio, calmándose tras haberse quitado el peso de algo tan fuerte dentro de ella. Intenta volver a la normalidad mientras se aparta el pelo del rostro y se limpia las lágrimas restantes.
-Liam.
-¿Qué?
-Y si...
Ahora se encuentra con el valor suficiente como para decir la segunda parte de la noticia.
-¿Y si yo no quiero tenerlo?- Al fin termina la frase, intentando alejar los nervios que vienen con ella.
No se esperaba la reacción de Liam de bajar la mirada y dirigirse a la cama, cayendo rendido sobre ella.
-Ahí sí que estoy confundido.- Respira muy hondo.-¿Por qué no quieres tenerlo?
Dani cruza la habitación hacia la cama y se sienta a su lado, observando como deja caer los párpados sobre sus ojos. Ahora la conversación fluye más rápido, sin esa angustia que les abarcaba a los dos al principio.
-Por lo que tu has dicho y más. Por todo, en general. No veo que sea el momento ni el lugar estemos dónde estemos cuando de a luz, ni nada. No me veo preparada para ser madre.- Dice, repitiendo esa dura frase que tuvo que decir ante Marina esta mañana.
Liam se sienta y se coloca junto a Dani. Ella apoya su cabeza sobre el hombro de él, cerrando los ojos, sintiendo su olor. Liam vuelve a buscar sus manos para agarrarlas con fuerza.
-Son razones más que suficientes, pero imagina tenerlo. Sería bonito... y no sé, Dani, tengo la ilusión aquí dentro, algo me lo dice,  tenemos facilidades para que crezca perfectamente, y sería nuestro... Tuyo y mío, ¿entiendes?
-Entiendo. Pero... ¿me entiendes tu a mi?
Liam baja su mirada. La ve apoyada sobre el hombro, agarrando con fuerza sus manos, el largo pelo rizado cayendo sobre las piernas de él y sus ojos cerrados intentando asimilar lo que está pasando. Esto la está destrozando, no se imagina ser madre, no se imagina algo tan fuerte, así, de golpe. Dani es débil.
-Vamos a pensarlo durante unos días, ¿vale?- Dice Liam, haciendo que ella levante su mirada hacia él. Le relaja que sonría antes de contestar.
-Vale.






Día 1 de Julio, 13 días desde que dejamos la estancia en hoteles para adentrarnos en Estados Unidos yendo de un sitio a otro en autobús. Ha sido un cambio muy radical este de dormir en una cómoda y lujosa habitación a un autobús, aunque los autobuses del tour tienen muchísimos lujos y comodidades también. Además, ha sido más divertido estar con Dani y con las bailarinas, aunque claramente ha habido piques e indirectas bien claras, pero, ¿qué es la vida sin dramas? En verdad me lo estoy pasando bien.
Uno de mis grandes sueños, como ya dije, era ir a Estados Unidos, y ahora estoy de gira por distintos sitios como Miami, Louisville, Filadelfia o Washington D.C. Es increíble que yo esté viendo tantas cosas y viviendo tantas experiencias, yo, que aspiraba como mucho a vivir en Málaga mientras dejaba lo de escribir como un simple hobby. Aunque la ciudad de mis sueños es Nueva York y esta vez no vamos a pasar por ella, y aunque vamos tan rápido que a veces no puedo visitar todo lo que quiero, sé que tendré otras oportunidades para volver.
 En estos días me he dado cuenta de algo que ya sabía, pero que nunca pensaba que se vivía con tanta intensidad: la vida de los chicos.
La vida de los chicos no es para nada tan fácil como se ve desde fuera, como la vemos las fans o el mundo en general. Desde que entramos en el periodo de tiempo de conciertos en Estados Unidos me he dado cuenta de lo duro que es tener que pasarse los días ensayando para un par de horas por la noche a las cuales no sé cómo llegan con fuerzas. Es verdad que se lo pasan bien, que disfrutan y que aman lo que hacen, pero hay veces que les observo detenidamente y me doy cuenta de que no pueden más. A eso hay que sumarle la presión de que están grabando su nuevo disco, y mientras que yo duermo ellos van a grabar a otro de los autobuses que nos acompañan, durmiendo por turnos. Hay mañanas en las que me levanto y les veo a los 5 con ojeras, caras pálidas y bostezos uno seguido de otro y me dan ganas de arroparles y dejarles dormir por una semana entera.
Una noche, solo por curiosidad, me fui al autobús dónde graban y me senté en una esquina observando cómo lo hacían. Solo me dio tiempo a ver a Zayn y a Louis, porque eran las 4 de la mañana y caí rendida sobre los brazos de Paul, que me llevó de vuelta a mi autobús.
Los conciertos están siendo increíbles. Nunca sabes qué te vas a encontrar, por muchos que veas, porque las tonterías y las ocurrencias que tienen pueden mezclarse en todos ellos haciendo que sean diferentes en cada sitio. Además, esa sensación de vivirlos como si fuesen la primera vez no se va, incluso ahora que tenemos concierto cada noche. Es la misma sensación de emoción que siento cuándo organizo cosas para realizar mi promesa de hacer que muchas Directioners conozcan a los chicos. El plan va bien, excepto por algunas veces que los jefes han intentado acorralarme para sonsacarme de dónde salen tantas "casualidades", pero he conseguido escaparme con la ayuda de los chicos, sobre todo con la ayuda de Zayn, quién se ha volcado en el tema por completo.
Tras varios días, Sofía y Raquel encontraron un hueco para quedar con nosotras y contarnos cómo mi móvil acabó en las manos de Frai para después escribirme esa nota amenazadora. Se quedaron algo sorprendidas cuando se enteraron de que ahora Niall va a ayudarnos, ya que se lo tuve que contar todo porque cuando la nota llegó él estaba conmigo.
Aún le cuesta resumir en su cabeza todo lo que le conté. De repente, llega su novia y le cuenta que está siendo amenazada por una de las bailarinas por defender a su prima e intentar que la relación de uno de sus mejores amigos no acabe destrozada. También está el hecho de que Elena se haya acostado con él y él no se acuerde de nada. Ah, y sin olvidarnos de la noche de las rocas en la playa.
Pensaba que al contárselo acabaría decepcionado porque le estaba ocultando algo demasiado grande, pero me dijo que entendía que lo llevase en secreto y que no me dejaría en paz mientras que Frai me amenazase, que estaría detrás de mi siempre. Es demasiado bueno conmigo.
A parte de eso, también están las llamadas de entrevistas y shows, no solo para ellos, algunas también para mi por eso de ser escritora, lo cuál sigue subiendo, con lentitud, pero ahí está.
Ah, y no nos olvidemos de Liam, que me ha demostrado una vez más que es una de las mejores personas que he conocido y que voy a conocer nunca. Me parece increíble que quiera tener el niño sabiendo que podría destrozar todo lo que tiene y su carrera musical. Eso significa que quiere a Dani de verdad, y que quiere al bebé muchísimo, aunque es la principal causa de sus futuros problemas...si deciden tenerlo, porque Dani sigue sin querer. Niall y yo somos las únicas personas que lo sabemos, así que están todo el día llamándonos a escondidas para que les demos nuestras opiniones sobre el caso, la cuales siguen confusas. Les entiendo a los dos, pero es algo tan complicado...El caso es que tienen que tomar una decisión ya.
Por lo demás todo sigue igual: mi prima y Cris me llaman para preguntar cómo va todo, Frai nos amenaza con notas y mensajes, los cuales ya están dejando de producir esa sensación de incertidumbre que daban antes, conciertos, entrevistas, proyectos del nuevo álbum...


Y volviendo al día de hoy...
 Oh dios mío, el día de hoy.
Solo de pensarlo...
El puto día de hoy, este día que lleva apoderándose de todo mi ser incluso antes de saber que sería el definitivo.

Esta noche Niall me lleva al sitio especial.


El concierto ha llegado a su fin hace ya media hora. El estadio se está vaciando poco a poco de las miles de personas que han disfrutado de él  y ahora desearían quedarse para siempre sintiendo el ambiente de haber vivido el mejor día de sus vidas. Solo unos cuantos grupos de chicas que se niegan a despertarse de su sueño permanecen dando vueltas en la pista o en sus asientos hasta que llegan varios guardias de seguridad a echarlas de allí. Otras, por el contrario, lo primero que han hecho es salir de allí a toda prisa con la esperanza de pillar a los chicos a la salida.
El estadio se queda totalmente vacío exceptuando algunas bailarinas tumbadas en el suelo del escenario, respirando y cogiendo toda la cantidad de aire que pueden  para recuperarse del gran espectáculo, los guardias que han echado a las chicas, Dani y yo. Al fin vemos salir a Harry, que se acerca a las bailarinas para felicitarlas por lo bien que lo han hecho hoy y se queda un rato charlando con ellas. Tras él aparece Zayn, que se sienta con él, y Louis, riéndose de sus caras enrojecidas y sudorosas.
-Joder Marina, deja de temblar.- Dice Dani de repente, sacándome de mis pensamientos.
-¿Qué?
-Mírate las manos... Cálmate, por favor. Va a ser genial, ya verás.
-Pero es que... Sé que va a ser genial, pero...- Me apoyo en una de las vallas que separan el escenario de las primeras filas, respirando hondo. El intenso concierto lleno de gritos y emoción no ha ayudado a apaciguar los nervios.
-Pero nada.
-Es mi primera vez. Sé que suena muy cursi, muy de revista de adolescentes que dan consejos inútiles sobre ello, pero es así...
Dani no puede evitar reírse a carcajadas de mí llamando la atención de los que están arriba. Siguen a lo suyo mientras ella se calma.
-Aquí la que te va a dar consejos soy yo. Relájate. Niall te quiere mucho y sea cual sea el sitio especial, todo irá perfecto. ¡Ah! Y que no se te olvide...
La veo rebuscar entre los bolsillos de sus vaqueros y saca tres preservativos. Me quedo algo parada ante la idea tan temprana de lo que voy a hacer mientras ella me sujeta la mano y los tiende sobre la palma.
- Date la vuelta.- Me ordena, cogiéndome de los hombros para obligar a mi cuerpo a mirar hacia el escenario. Veo salir a Niall y de repente los nervios se multiplican haciéndose un nudo en la garganta. Ni siquiera puedo moverme sin que Dani lo haga empujándome hacia el escenario.
En cuanto me ve, corre hacia mi y me tiende la mano para escalar hasta llegar a su altura. Una vez arriba, Dani me llama.
-¡Eh!
La miro una última vez antes de marcharme.
-Utilízalos.- Dice, tocándose la tripa.



Me encuentro sentada enfrente de uno de los armarios del autobús dónde las bailarinas, Dani y yo guardamos la ropa, totalmente atacada por los nervios. No puedo dejar de comer de todo siendo marioneta de mi ansiedad, vaciando la nevera que tenía comida para dos semanas y ahora solo tiene para dos o tres días. El estrés llega a mi mente con aún más fuerza cuando recuerdo que Niall seguro que ya se ha cambiado y debe estar esperándome fuera. Sabía que el día de hoy era el definitivo: se terminaría el concierto, nos cambiaríamos de ropa y nos dirigiríamos al jet para volar a ese sitio especial del cual no tengo ni idea de lo que puede ser, así que no sé qué ponerme. Al llegar será 2 de Julio: el día en el que la gente que Niall ha contratado debe terminar de hacer lo que sea que estén haciendo para dejarlo todo perfecto.
Tengo muchas dudas sobre lo que puede ser, pero ahora mismo sobretodo me preocupa qué ropa llevar. ¿Algo elegante? No, Niall no es de ir a restaurantes pijos ni nada de eso... Y espero que no lo sea nunca, no disfruto en sitios así. Pero... ¡tampoco me voy a poner un chándal! De todas formas no tengo ninguno, los odio. ¿Entonces? Unos vaqueros...¿y hará frío o calor?
Al final opto por ponerme unos tacones no muy altos, una camisa blanca que queda semi-abierta y muestra un top negro y unos jeans oscuros. Me peino dejándome el pelo al natural y me pongo algo de maquillaje.
Salgo del autobús y veo a Niall dando cortos paseos mientras me espera.
-Niall...
Empiezo a reírme cuando veo cómo se ha presentado. Lleva un pantalón gris holgado, una sudadera verde con algunas letras oscuras en ella, un beanie color beige y sus clásicas Nike altas.
-¿Qué?- Dice riéndose, adivinando que tengo ganas de lanzarme a pegarle tras todo este tiempo decidiendo qué ponerme para terminar escogiendo algo erróneo.
-Ahora vuelvo...- Contesto, aumentando mis carcajadas al entrar hacia el autobús de nuevo.
Me desnudo a toda prisa para volver a vestirme con una camiseta muy ancha, una chaqueta, unos vaqueros y unas Converse. Me quito el maquillaje, cojo mi móvil, el cargador y dinero por si acaso, guardo todo lo demás y salgo del autobús observando cómo él sigue riéndose de mi.
Nos dirigimos a la furgoneta, la cual nos han cedido los chicos sin problemas, ya que volveremos antes de que ellos se hayan movido de aquí. No sé a dónde coño vamos en plena noche y teniendo que volver antes de mañana al medio día.
Me percato de lo poco que abriga mi chaqueta en la fría y cerrada noche. Conforme camino me abrazo a mi misma esperando calmar el frío que tengo, pero paso de volver al autobús a por otra chaqueta ahora que por fin nos vamos. Niall me echa un brazo por encima e intenta transmitirme calor antes de montarnos en la furgoneta.


El aeropuerto no está muy lejos, así que tardamos más en pasar hacia donde está aparcado el jet que en llegar. Me da la mano para subir por las escaleras y saludamos alegres a Max, el piloto, antes de sentarnos y relajarnos ahí del todo.
Niall se dirige a la mini nevera que hay allí y arrasa con toda la comida, poniéndola encima de la mesa que tenemos entre su asiento y el mío con intención de comérselo todo.
-¡No me mires así! ¡Aún no he cenado!- Dice, mientras yo observo con media sonrisa como empieza a atacar a la comida como si no tuviese dinero de sobra para comprarse más.- ¿Quieres algo?
-No, no me apetece-Contesto, acordándome del atracón de comida que me he dado hace un rato en el autobús- Solo dame la Coca Cola.- Digo, arrebatando la botella que se había preparado él.
-Pues te coges una, en la nevera hay de sobra.- Me la vuelve a quitar de las manos cuando estaba a punto de abrirla, pero vuelvo al ataque haciendo que casi se le caiga de las manos.
En mitad de nuestra estúpida pelea el avión empieza a despegar, por lo que nos agarramos a nuestros asientos ante el constante movimiento. Al rato, cuando se pasa, Max nos pide perdón por los altavoces por no haber avisado.
-Bueno, ha servido para quedarme con la Coca Cola.
Le miro desafiante cruzándome de brazos.
-Necesito cafeína para no dormirme.
-¿Pero por qué no vas a por otra?
-Qué pereza...- Digo, estirándome exageradamente mientras mantengo mi mirada sobre él, que se levanta a por otra. Se queda con la que ha cogido y me da la botella por la que estábamos peleando.
-¡Gané!- Celebro mientras la abro.
-Por mucho que bebas te vas a dormir, el viaje es bien largo.
-Oh... ahí ganas tú. Venga, ¿dónde me llevas?
Se toma un tiempo antes de contestar, sabiendo que lleva teniéndome dudosa muchísimo tiempo y seguiré así hasta que lleguemos a... a dónde sea.
Me cambia de tema y decido seguirle el rollo sabiendo que no me lo va a decir. Tras varias horas hablando de todo un poco, riéndonos y al final comiendo juntos como si llevásemos meses sin probar bocado, dejo caer mi cabeza en el respaldo del asiento, bebiendo Coca Cola en una lucha inútil por vencer al sueño.
-No habrá sorpresa aún, de verdad. Puedes dormir tranquila.- Dice, riéndose de cómo doy pequeñas cabezadas.- Pero espera, espera...
Se levanta apresurado para ir a un armario del que saca una manta enorme de tela muy gorda que más que abrigar parece dar calor. La abarca todo lo que puede con los brazos para dejarla caer en el suelo.
-Levántate un momento.
Me quito de mi asiento y de pie en el pasillo observo cómo lo pone hacia atrás junto con el otro que hay al lado improvisando una cama.
-Túmbate.
Le obedezco acomodándome ahí mientras me arropa con la manta y tras eso me sonríe.
-Eres demasiado bueno conmigo.- Digo, recordando mis pensamientos anteriores.
-Porque te quiero.- Contesta, dejándome sin aliento por un momento. Me elevo un poco hasta llegar a sus labios y le dejo un tierno beso de buenas noches.- ¿No vas a dormir?- Digo, cuando veo que se dirige de nuevo a su asiento.
-No tengo ganas aún. Buenas noches.
-Buenas noches.- Digo, entrando en los sueños con facilidad.



Pocas horas después abro los ojos por culpa de su constante movimiento recogiendo la comida que se dejó en la mesa. Achico los ojos al mirarle.
-¿Te he despertado?
-Sí...- Contesto, volviendo a meterme entre la gruesa manta.
-Bueno, de todas formas es hora de levantarse ya.- Me arrebata la manta de golpe haciéndola una bola para meterla a presión en el armario.- Vamos a aterrizar ya mismo.
-¡Ala, buenos días!- Digo, quejándome de la brusquedad al quitarme la manta. De repente se dirige hacia mi y me sorprende cogiéndome en brazos. Dejo escapar un grito de sorpresa y me deja en el suelo para colocar los asientos.
-Si Paul ve que algo está mal, me mata.- Dice, explicando el motivo de sus prisas.
Me dejo caer en mi asiento aún cansada. Las ganas de seguir durmiendo aumentan aún más al mirar por la ventana y comprobar que aún es de noche.
-¿Cuánto llevamos aquí?- Pregunto.
-Unas cuantas horas...- Contesta, al fin sentándose tras dejarlo todo listo.
Max nos avisa de que vamos a aterrizar y nos ponemos el cinturón. A pesar de que debería sentir algún que otro cosquilleo dentro, esta vez son las dudas las que me atrapan.
-¿Y por qué es de noche todavía?
Niall sonríe. Pero es una sonrisa entre tímida y pícara, con algo de misterio incluido. Mira a su cinturón, supuestamente entretenido en ponérselo.
-Niall....
-Porque...
Al final termina riéndose cubriendo su rostro con ambas manos.
-¡Niall!
Se calma y respira hondo antes de contestarme.
-Porque estamos en una zona horaria diferente.
Abro mis ojos acercándome a él, sorprendida por lo que me ha contestado.
-¿Muy diferente?
-Sí.
-¿Tan lejos hemos volado?
-Es que tu has perdido la noción del tiempo durmiendo.
-Niall, ¿dónde estamos?
Mira por la ventana intentando ignorarme mientras se le escapa la risa. El movimiento del jet hace que me concentre en agarrarme a mi asiento y me olvido de presionarle para que me diga dónde estamos, pero observo todo lo que pasa por la ventana en busca de alguna señal que me lo indique.
Tras unos minutos de solo nubes y oscuridad, observo cómo aterrizamos en la pista de un aeropuerto. Intento observar todo lo que hay sin marearme, pero es difícil, así que cierro los ojos y descanso mi cabeza en el respaldo del asiento.
Cuando los movimientos se calman, abro los ojos y el cercano rostro de Niall me asusta haciendo que empiece a pegarle pequeños y seguidos puñetazos sin fuerza.
-¡No me pegues!- Se queja, y vuelve a darme la mano para salir del avión al igual que ha hecho cuando hemos entrado. Nos despedimos de Max mientras hace bajar la compuerta y las escaleras.

 Aspiro el frío aire que noto entrar directamente a mis pulmones, calmando el ligero mareo que me ha dado.
No paro de mover mi cabeza de un lado a otro mientras busco algo que me haga saber dónde estoy, pero es muy confuso cuando lo único que hay son aviones de muchos países. Uno de Alemania, otro de Italia, de Francia...
Cuando estamos a punto de bajar las escaleras del todo, Niall hace que paremos en el último escalón y salta hacia el suelo, animándome a hacer lo mismo con la mirada. Riéndome le imito y salto con fuerza.
Alzo la vista para mirarle. Parece estar aguantándose la risa al cerrar con fuerza los labios haciendo que sus mofletes de color rosado se pongan totalmente redondos. De repente me abraza pillándome tan desprevenida que no me da tiempo a levantar mis brazos para acompañarle. Se abalanza sobre mí haciéndome dar varios pasos para no caerme hacia atrás y una vez que me tiene bien sujeta, me sube por los aires y empieza a dar vueltas, dejando escapar por completo su risa. Y entonces, lo dice:

-¡Bienvenida a Irlanda!









domingo, 24 de noviembre de 2013

CAPÍTULO 16.

Abro los ojos sobresaltada por la alarma que puse ayer por la noche en mi móvil, la cual me avisa ahora de que tengo que ducharme, vestirme, desayunar e irme a la habitación del hotel de los profesores para dar clase. Solo de pensar en todo eso resoplo en señal de agobio y apago el molesto sonido dando a la pantalla táctil del móvil con el dedo intentando acertar, ya que aún no soy consciente de lo que hago.
Libero mi mente de pensamientos, pero en seguida vuelve a llenarse de incertidumbre y dudas al ver a quién tengo al lado. Es Dani aferrada a mi brazo durmiendo plácidamente como si la alarma no existiese, incluso acomodándose a mi lado.
 Anoche lloró muchísimo... solo lloró. El miedo a lo que viene ahora le impedía hablar, y yo no la forcé a que lo hiciese, porque ese era el momento de llorar, de balbucear palabras sin sentido ante la amiga que asiente como si le entendiese, pero es que la entendía. La entendía en el sentido de que acababa de recibir la sorpresa más grande de su vida y traía muchos caminos, decisiones, problemas...
Por eso ayer las palabras se quedaron en pequeños gritos del aún fuerte dolor y sollozos que de vez en cuando se derrumbaban con ella y estallaban en muchas lágrimas. Yo tampoco solté palabra, solo le traje su pijama, le hice que se lo pusiese, me quité los zapatos y tras dejar en la mesita de noche la caja de la medicina de Paul y agua por si hacía falta más tarde, me metí en la cama con ella, protegiéndonos del frío de anoche tapándonos y, además, abrazándonos. Se agarró a mí metiendo su cabeza bajo mi cuello y siguió llorando hasta que se durmió. Pero yo no podía dormir. Estoy muy preocupada por ella, por lo que está sintiendo, por lo que está por venir, y solo siento la necesidad de protegerla. Por eso la abracé aún más fuerte antes de dormirme.
La volvería a abrazar si no fuese porque no quiero despertarla. Dormir es la mejor forma de olvidarse de todo , porque puedes tener un sueño o una pesadilla, pero es otro mundo, y no es verdad. Puedes estar disfrutando y levantarte con buen sabor de boca, o puedes despertar agitada y respirar con alivio porque esa pesadilla no era tu realidad. O simplemente puedes dormir, evadirte de todo, salir de donde estés. Como cuando lees un libro o escuchas música.
Por un momento se me pasa por la cabeza levantarme lentamente, taparla, hacer todo lo que tengo pendiente, llegar a los profesores y decirles que se encuentra mal, pero Dani se mueve estirándose y abre los ojos lentamente. Me mira y, para mi sorpresa y alegría, sonríe.
-Qué tonta soy.- Me dice a modo de "buenos días."
-¿Por qué dices eso?
-Por lo que monté ayer. ¿Cuánto estuve llorando, dos, tres horas?
-Eso no importa, es más, es bueno. Ya tendrás tiempo de hablar, de aclararte.
-Lo segundo creo que tardaré en hacerlo, pero lo de hablar lo haré hoy mismo con Liam.
Se levanta y se sienta sobre la cama, estirándose aún más. Me sorprende la normalidad con la que habla y lo decidida que está a afrontarlo todo.
-Veo que estás mejor.
-No lo estoy, pero no puedo seguir llorando. Tengo que hablar con Liam, y tengo que decidir algo. No puedo estar parada.
-Pero, Dani, ¿por qué estás mal?- Me atrevo a preguntar, finalmente.- ¿Es por la inseguridad? ¿Es por la reacción de Liam?
-Es porque no quiero tenerlo.- Contesta, firme y cortante.
Me quedo callada tras esta clara y concisa respuesta, pero no puedo evitar casi susurrar un "¿por qué?"
-Porque...todo, porque no es ni el momento ni el lugar, porque no estoy preparada para...- Por un momento agacha la cabeza, sus rizos tapan su rostro y parece que va a volver a caer. Traga saliva haciendo un notable sonido y suspira- ...ser madre. Es que suena tan fuerte, tan grande, y tan lejano... Ser madre. No puedo hacerlo aún, Marina, no puedo.
Asiento entendiéndola ahora mejor.
-Es normal que estés así. ¿Quieres hablarlo? ¿O mejor nos vamos a las clases y dejamos el tema?- Le pregunto, intentando ser comprensiva.
-Por supuesto que quiero hablarlo, y quiero hacerlo contigo. Ahora mismo me pasa de todo. No sé cómo reaccionará Liam, necesito ordenar todo lo que hay en mi cabeza y ayer no pude... Pero llegamos tarde a las clases.
Se levanta de la cama y va despacio hacia el armario. Empieza a sacar ropa que da la sensación que ni siquiera está mirando y respira aceleradamente. Sé lo que quiere: quiere volver a llorar, pero esta vez explicando el motivo de su llanto.
-Ah, y gracias por lo de ayer.- Se da la vuelta y me sonríe por segunda vez.
-¿Gracias a mi? Cállate.- Le contesto, y me levanto para lanzarme a abrazarla. Aunque soy yo la que siempre se siente protegida bajo sus brazos, esta vez el sentimiento viene de ella.


La clase de hoy se me ha hecho eterna. Tengo la cabeza llena de dudas y lo único que quiero es que Dani aclare las suyas conmigo. Quiero estar a su lado porque sé que ahora mismo soy la única persona con la que puede hablar tranquila.
Salgo de las clases despidiéndome de los profesores y espero a Dani sentada en las escaleras mientras los que suben y bajan me miran, casi un poco extrañados de que esté sentada ahí, mirando el móvil con pasotismo, todos mis papeles en el suelo y los pies extendidos hacia abajo mientras mastico chicle. Me atrevo hasta a sonreirles aportando algo de sencillez en sus presumidas vidas.
Al fin aparece Dani y se sienta a mi lado resoplando.
-Me duele muchísimo la cabeza. Espero que no sospechen nada, no quiero decírselo a los demás  hasta decidir algo.- Dice, pensando en que ahora nos reunimos para comer en el restaurante.
-No creo que noten nada, di que tienes resaca y ya está.
Asiente y me levanto, tirando de su brazo para ayudar a que ella haga lo mismo. Bajamos las escaleras con pequeños saltitos hasta llegar a recepción. Damos una vuelta por el vestíbulo algo confusas al no saber dónde está el restaurante, pero vemos a Harry dirigirse hacia nosotras y respiramos tranquilas.
-Venid ya si no queréis que Niall se coma toda la comida y no podáis pedir nada.- Se ríe y nos guía por un pasillo muy largo con varias ventanas enormes que dan a un jardín, pero no un jardín como el del anterior hotel, sino uno enorme y muy simple: solo césped, una piscina y varios toboganes y columpios que imitan estar hechos de bambú.
Entramos y no hace falta detenerse a mirar la sala mucho rato para averiguar dónde están: ocupan la mesa más grande, la más ruidosa también. Tomamos asiento tras dar los buenos días.
-Dios mío, qué horror, ¿y esas caras? ¿tanto bebisteis anoche?- Me río de todos ellos y sus voces roncas, sus movimientos lentos y expresiones de dolor.
-Calla, hablas demasiado y me duele la cabeza.- Me responde Vito, resoplando, aunque lo hace riendo.
Me siento entre Harry y Dani, que ya está hablando con Liam sobre anoche. Él le pregunta preocupado que cómo está y ella le pone la excusa improvisada de que tiene resaca.
Una camarera toma nota de lo que vamos a comer y tras irse, giro mi cabeza y llamo la atención de Harry tocándole el pelo.
-Styles, hace ya que no hablamos.
-Tienes razón, Gijón.
-Eh, solo yo puedo llamarte por tu apellido.
-Lo que usted diga, Gijón.
Le pego un guantazo suave que él exagera con un gesto de dolor extremo que me hace reír.
-¿Cómo vas con ella?- Le pregunto, levantando las cejas seguidamente. Ahora es él quién se ríe de mí luciendo sus bonitos hoyuelos.
-¿Con quién?
-No te hagas el tonto...
-¿Con Vito?
-¿Con Vito?- Repito, imitando su voz  profunda y sus movimientos de pelo inconscientes.- Sí, con Vito, idiota.
-Pues...- Se queda algo pensativo. Chasqueo mis dedos delante de sus ojos para llamar su atención.- Es que no sé qué contestarte. Hay veces en las que parece que hablo con la pared, pero otras me hace caso y tenemos alguna que otra conversación larga...
La camarera trae mi plato y el Dani y ahora soy yo la que piensa mientras me meto el primer bocado.
-Puede que le gustes pero se siente insegura.
-¿Y qué hago?
-Nada. Sé tu, eres muy buena gente.- Asiento sonriendo y vuelvo a centrarme en mi comida, hambrienta.
-¿Buena gente? ¿Soy tu mejor amigo y me dices que soy solo "buena gente"?
Resoplo y pongo los ojos en blanco antes de contestar:
-Es que no tengo ganas de ponerme cursi.- Le doy una sonrisa traviesa y vuelvo a mi plato.
Contesta metiéndome un trozo de pan en la boca sin avisar, haciendo que casi me atragante entre la risa y que no me lo esperaba.


Hoy los chicos tienen el día muy ocupado: primero hablarán de vídeos, canciones y proyectos para Midnight Memories, su nuevo álbum, que está tomando forma, y por la noche tienen el concierto, así que las bailarinas también se van para ensayar una última vez. Eso significa que Dani y yo nos vamos a quedar solas: justo lo que necesitamos.
Nos dirigimos a la puerta del hotel tras comer. Ha sido una comida mucho más tranquila por causa de la resaca general. Louis y Zayn eran los peores: ojeras, voces roncas, movimientos lentos, poco apetito... Parecía que les costaba hasta masticar, no sé como van a aguantar todo el día ajetreado que les espera.
Harry, sin embargo, no estaba tan mal. Un leve dolor de cabeza cuando yo hablaba algo más alto, pero poco más. Nos hemos pasado la comida hablando de Vito, de cómo puede acercarse más a ella. Yo dándole consejos de amor a Harry Styles, quién lo diría.
Las bailarinas están mezcladas: unas van bien y otras, entre ellas Frai, llevan cara de dolor como máscara. Observo a Frai con disimulo. Se ha pasado la comida callada, mirando a su plato o hablando con Mónica. Puede que esto haya servido para que deje sus estúpidos planes un tiempo, pero no creo que tire la toalla.
Niall está más o menos bien, pero va durmiéndose mientras camina. Me gustaría ver cómo Paul le regaña cuando le vea dormido en las esquinas del escenario mientras ensayan, pero hoy es preferible quedarme aquí con Dani. A los demás les hemos puesto la excusa de que tenemos que estudiar, pero pienso llevarla al gran jardín para hablar tranquilas.
Despedimos a los chicos en la puerta del hotel. Le estaba diciendo adiós a Harry con la mano, con el cuál llevo hablando todo el rato desde que nos hemos visto, cuando de repente Niall se planta delante mía y me da un beso fugaz, de esos que se dan las parejas casi por obligación cuando se saludan o se despiden.
-¿Qué haces?- Le digo, pareciendo algo borde.
-Probar cómo saben estos besos.
-No me gustan.- Le digo, sinceramente.
-Yo he descubierto que los odio. Me gusta mucho más cuando puedo darte uno lento, abrazándote.
Se acerca y parece que voy a recibir uno de esos cuando posa sus manos sobre mis hombros y se inclina a mi oído. Su aliento cosquillea mi cuello y sus manos se deslizan por mi espalda lentamente hasta acabar en un abrazo.
-Hasta esta noche.
Se separa de mi. Agarro la mano de Dani intentando no morir lentamente tras esto. ¿Pretende tenerme en este modo todo el día mientras no esté, o algo así?
Me lanza una sonrisa antes de marchar a la furgoneta.


Dani y yo nos pasamos la tarde correteando por la planta baja del hotel, sintiéndonos inútiles al no encontrar la puerta por la que se accede al jardín, pero sin querer preguntar a nadie porque, después de todo, estamos pasando un buen rato. Pensaba que ésta iba a ser una tarde teñida de lágrimas, que iba a pasarla oyendo cómo Dani me contaba sus inquietudes...Me había preparado para entenderla, para callarme y dejarla hablar, ya que al final siempre acabo hablando de más y no dejo a los demás terminar... Iba a ser mejor amiga de lo que he sido nunca, y creo que lo estoy siendo, pero de manera natural. Estoy haciendo que demos vueltas alrededor del hotel, metiéndonos por pasillos liosos y puertas que dan a cosas de mantenimiento, provocando su risa cada vez que estamos a punto de meter la pata.
En un momento de locura he abierto una puerta en la que está prohibido pasar a no ser que seas del personal y he pegado un portazo descubriendo que era la habitación que controlaba todas las cámaras de seguridad del hotel. Por un momento he tomado una gran bocanada de aire mientras me preguntaba cómo coño había llegado allí y le he dado la mano a Dani para salir de a la velocidad de la luz. Un hombre vestido de guardia nos ha gritado muy fuerte, pero nosotras hemos salido de allí corriendo sin dejar que nos alcanzase, aunque tampoco tenía mucho interés al ver que solo somos dos tontas dando vueltas.
Y, por fin, Dani da un pequeño grito de victoria y me agarra del brazo para llevarme a la muy trabajada y enorme puerta de madera encabezada por un letrero en el que pone "Parque y piscina." Hemos abierto con tanta fuerza y ansia que la gente que allí había se ha girado inmediatamente a mirarnos. Nosotras, riéndonos, nos hemos alejado de ellos en la gran extensión de césped y nos hemos dejado caer de golpe sobre él. Tras eso hemos caído de espalda una al lado de otra, sonriendo mientras nos acordándonos de nuestra huida del guardia de las cámaras.
Me alegro de que esté pasando así, de que se esté tomando bien la situación, por que sé que no está actuando, porque tras tantísimo tiempo con ella sé cuándo la risa chillona que le corta la respiración, le hace achicar aún más los ojos y hace que su cara sea roja es verdadera.
Mi móvil vibra en el bolsillo y lo saco en seguida.
-¡Es Cris!
-Estará con Elena- Razona Dani.- Vamos a divertirnos un poco contándoles el espectáculo de Frai.- Dice, ya que está totalmente informada de lo que ayer hizo, cosa que también ha servido para sacarle unas cuantas risas.
Descolgamos y las saludamos con alegría antes de empezar a contarlo todo precipitadamente.





La sala donde las bailarinas se cambian es bien grande, lo suficiente para que ellas se muevan en el espacio yendo de un lado para otro, cambiándose rápidamente antes de cada canción o ensayando ese odioso paso que suele fallar al ser algo más difícil.
-Mierda.- Dice Mónica, moviendo sus manos rápidamente entre un montón de ropa.
-¿Qué pasa?- Le pregunta Paula, riéndose de como se aparta los rizos mientras casi mete la cabeza en el montón.
-No me he traído el conjunto para bailar "Rock Me".
-¡¿Qué dices!?- Grita Raquel, al escucharla.- ¡Verás cuando se entere Dolma!- Le advierte, un poco divertida al imaginarse la cara de la coreógrafa, Dolma, gritándole por haberse olvidado el traje una 6º vez.
-No no no, tengo que ir al por el traje, pero ya.- Dice Mónica, dando vueltas por la sala.
-¿Cómo vas a ir ahora, si salimos a ensayar ya?
-Que sí, que voy, ya me inventaré alguna excusa, callaos la boca y dejarme dinero para un taxi.
-Mira que no tener ni un céntimo encima...- Se queja Vane, mientras gira sobre si misma mirándose al espejo.
-Yo te dejo dinero, y si quieres voy contigo.- Dice Vito, levantándose de dónde estaba sentada al mismo tiempo que busca dinero en los bolsillos de su chaqueta. Sonríe al encontrar un billete y mira a Mónica, la cual niega con la cabeza no muy convencida.
-Bueno, si quieres... pero te va a regañar a ti también.
-Ya ves, me da igual.- Contesta, mientras le coge la mano y salen de allí corriendo.
Suben las escaleras hacia al escenario intentando esquivar los sitios en dónde puede encontrarse ahora a Dolma y acaban saltando por el borde de él hacia el césped del campo de béisbol, el cual están preparando para esta noche. Corren a través del campo rezando por no escuchar sus nombres en un par de gritos antes de por fin cruzar la puerta hacia la salida. Una vez en la calle se encuentran a salvo y piden más tranquilas un taxi.

El viaje se hace algo más largo debido al ajetreado tráfico y  los constantes pensamientos de Mónica en voz alta, que no sabe dónde ha dejado el traje esta mañana. Entran en el hotel aminorando la velocidad, pero igualmente escandalosas y llamando la atención por sus cabellos descolocados y sus respiraciones fuertes. Por un segundo dan gracias de no tener que esperar ningún ascensor ni subir ningunas escaleras porque sus habitaciones están en la planta baja, cerca de la piscina. Correteando por los pasillos en busca de su habitación,  Mónica se acuerda de dónde está el traje y da un pequeño salto en señal de victoria, justo a unos pasos de su puerta. Abre y entran ahora mucho mas pacíficas y respirando hondo. Vito se sorprende del desastre de habitación que tiene montado mientras que Mónica se dirige con pasos pesados hacia un montón de ropa similar a dónde anteriormente buscaba y alza el brazo con el conjunto de un color morado brillante muy llamativo en sus manos, sonriendo.
-Vámonos.- Ordena a Vito antes de cerrar la puerta, pero el cansancio de todo lo que ha corrido en estos pocos minutos le hace apoyarse sobre la puerta y respirar hondo para calmarse. Vito la imita sobre la pared agradeciendo la idea, ya que se encuentra en el mismo estado.
Tras unos segundos así, Mónica levanta su cabeza llena de abundante cabello rizado dispuesta a salir de allí, cuando otros rizos bien abundantes y de color similar al suyo le llaman la atención cerca de la piscina.
-¿Esa no es Dani?- Pregunta, haciendo llamar la atención de Vito.
-Sí, y la de al lado es Marina.- Afirma, haciendo que Mónica ande hacia el cristal por el que las está observando. Las ve reírse casi revolcándose en el césped mientras sujetan un móvil que se les cae continuamente con el ansia de querer cogerlo a la vez.
-¿Qué hacen?- Se pregunta Mónica, con una sonrisa de lado.- Ven, vamos a espiarlas un rato.
-No Mónica, venga, vámonos ya que Dolma se va a enfadar.
-Me da igual, total, por una vez más... Quiero ver qué hacen, venga.- Agarra del brazo a Vito y la hace caminar hacia la puerta grande de madera que da al jardín. Vito resopla y arrastra sus pasos, sin ninguna gana de ver qué hacen Dani y Marina, pero queriendo complacer a su amiga.
-¿Para qué quieres espiarlas?
- Vamos, ¿te crees que son tontas? ¡Marina es la prima de Elena! Seguro que lo saben todo, lo de Frai la otra noche incluido, y quiero ver cómo hablan de ello.
-Ni que Frai te pagase para que las espiases...
-¡Anda, pues es buena idea!- Exclama, antes de empujar la puerta.
Caminan silenciosamente por el jardín hasta quedar a varios metro de ellas, sentadas a la sombra de un tobogán mientras intentan esconderse. Están de espaldas a ellas, por lo que se permiten salir un poco de la sombra e intentar afinar el oído. Se quedan en silencio total para oírlas reír y averiguar el por qué.

Y vaya si lo averiguan. Al pensar que están en total soledad, o que las personas que hay alrededor solo son turistas del hotel, Dani y Marina lo dicen todo, absolutamente todo. Cuentan con detalles a Elena, que es la persona del móvil, cómo Frai pasó el mayor ridículo de su vida en las rocas de la playa y se ríen de ello con ansias. También nombran algo de amenazas hacia Elena, lo cual no explican mucho pero se sobreentiende,  dejan claro que intentan defenderla y parece ser que van detrás de estropear los planes de Frai.
Mónica le susurra a Vito "Te lo dije" sabiendo que tendría razón en cuanto a que Marina y Dani lo saben todo. Un rato después Marina cuelga la llamada y arroja el móvil hacia un lado aún atacada por la risa mientras se gira para quedar casi en frente de Dani y seguir hablando con ella.
-Ve a por el móvil.- Le ordena Mónica a Vito.
-¿¡Qué!?- Le contesta entre susurros.
-Que les quites el móvil, tengo una idea.
-No joder, que van a pillarme.
-Pues si no vas tu, voy yo.
-¿Quieres callarte y quedarte aquí?-Contesta Vito, cogiéndole del brazo para que se esté quieta.
-Espera, tengo una idea.- Dice Mónica, y sigilosamente da la vuelta en el tobogán hasta acabar cerca de un grupo de chicos de más o menos su edad.
Entre susurros más alto de lo debido llama la atención de alguno de ellos y, finalmente, uno se dirige hacia ellas lleno de confusión y una sonrisa divertida en el rostro.
-¿Ves a esas de allí?
-Sí.- Contesta el chico, un latino de pelo moreno y acento bien marcado.
-La castaña de pelo liso tiene un móvil al lado, ¿lo ves? Pues quiero que lo cojas. Si te pillan sal corriendo y nos vemos en...
-En la puerta de los servicios del restaurante.- Dice Vito, aportando ideas a esta locura de plan.
-No pienso hacer eso.- Contesta el chico, haciendo ademan de alejarse, pero se para cuando Vito saca de su bolsillo un billete. Con media sonrisa lo desliza entre sus dedos y finalmente se lo mete en el bolsillo del pantalón.
El chico pasea lenta y tranquilamente entre Dani y Marina, las cuales siguen sin enterarse de nada de lo que pasa a su alrededor entre risas y cachondeos. El chico se tira, literalmente, al lado de Marina y encima del móvil, chocando con ella y haciendo que caiga sobre su pecho en el césped. Mónica y Vito miran asombradas cómo el chico se esconde el móvil en el bolsillo antes de que Marina y Dani puedan reaccionar ante la caída.
-Lo siento, de verdad, ¿te he hecho daño?
-No, estoy bien.- Contesta Marina, con una mano sobre su pecho en señal de claro dolor.- ¿Y tú?
-También, lo siento.- Se levanta y se dirige hacia el tobogán de nuevo, ante la mirada atónita de las dos amigas. Cuando se asegura de que vuelven a hablar entre ellas, le da el móvil a Mónica y ambas salen corriendo hacia la puerta de madera, ya preparadas para volver a los ensayos.


Mónica y Vito se levantan de golpe al ver entrar a todas sus amigas a la sala donde antes se cambiaban. Todas llevan el traje de haber estado bailando "I would" y saludan alegres al verlas.
-Tenemos mucho que contaros.- Dice Mónica, sacando el móvil de Marina lentamente hasta posarlo antes los ojos de todas. Con cara de confusión, preguntan de quién es.
-Es de Marina. Le hemos estado espiando a ella y a Dani y nos hemos enterado de muchas cosas.
Las caras de Sofía y Raquel cambian totalmente ante la sospecha de que las hayan descubierto, así que intentan disimular su miedo cuando Mónica empieza a contar todo lo que ha pasado en este rato que han estado fuera. Respiran con alivio cuando termina su relato, apoyado por Vito, y sus nombres no aparecen: por ahora solo saben que Dani y Marina defienden a Elena y Cris también está de por medio.
Raquel lanza una mirada que dice varias cosas a Vito. Ella gira la cabeza esquivándola cuando mira al suelo, dejando a Raquel en un estado muy confuso, deseando que se revuelvan para ir a ensayar la próxima canción y  hablar con ella.
Frai le arrebata el móvil a Mónica y maldice a la dueña de éste al ver que para acceder al menú necesita una contraseña. Prueba algunas como "Niall" o cosas así, pero nada. Al rato se lleva las manos a la cabeza apartado su flequillo de la frente y resoplando.
-No pasa nada, lo que se me ha ocurrido es solo para que te deje en paz, no nos hace falta saber nada más.
Todas se miran entre ellas, algunas no muy convencidas de las ideas de Mónica, otras sonriendo por la misma razón.
-¿Tenéis papel y boli?- Pregunta la de las ideas locas. Vane busca en su bolso mientras las demás le observan.
Raquel no aguanta más y saca su móvil. Lo desbloquea y busca a Vito en WhatsApp:

Pensaba que no querías hacerle daño ni a él ni a Elena, joder, ya sabes cómo es Frai.

Vito nota que le vibra el móvil en el bolsillo, lo saca y mira hacia ella. Hace una mueca antes de contestar:

No lo hago por Frai y lo sabes.

Raquel resopla y hace algo raro con las manos en señal de fastidio.

¿En serio vas a joder la relación y vas a dejar que Elena siga recibiendo amenazas solo por Mónica?

Vito vuelve a contestar, esta vez decidida, incluso elevándose un poco de donde está sentada. Lo envía y levanta la cabeza frenéticamente esperando la reacción de Raquel. Este último mensaje la deja sorprendida: Vito está de parte de Frai, definitivamente, sin importarle uno de sus ídolos, sin importarle que Elena lo esté pasando mal por culpa de lo que a Frai le pase en la cabeza.

Quiero a Mónica y sabes que voy a hacer lo que sea por ella.

"Lo que buscas con Mónica no va a ninguna parte" le dice Raquel moviendo los labios a Vito mientras ella gira su cabeza hacia otro lado, pero le es inevitable seguir mirando de reojo la cara de decepción de su amiga Raquel.




Me despido con suspiros de fastidio de la amable recepcionista que me ha mandado a la mierda con palabras educadas, pero lo ha hecho, al contarle que me han robado el móvil. Dice que no puede hacer nada aunque pueden haber sido clientes del hotel, y aquí estoy, atacada de los nervios porque no sé dónde coño está mi puto móvil. No creo que puedan mirar nada porque tengo puesta contraseña, ¡pero es que me han robado el puto movil, joder!
Dani me pide que me tranquilice cuando le llega un WhatsApp. Los chicos vienen al hotel con las bailarinas para dejar al equipo de decoración, luces y audio ultimar unos detalles del escenario.
Les recibimos en una de las puertas traseras del hotel  y les vemos salir de la furgoneta algo más animados y despiertos que al medio día. Les saludo a todos con la alegría habitual de siempre aunque sigo con el fastidio de que me han robado el móvil.
Voy en busca de Niall cuando le veo hablando por el móvil tras la furgoneta. Parece que no me ve aparecer mientras va de un lado a otro.
-Os doy hasta el día 29 de Junio... No, me prometiste que estaría todo bien para el 16...
Hace una larga pausa mientras se la da vuelta despacio. Al verme abre sus expresivos ojos azules todo lo que puede y se le escapa un claro "joder".
-Vale, el 2 de Julio, ni un día más ni uno menos, tengo que colgar...Adiós.
Se apresura con muchísimo nerviosismo a colgar y guardar su móvil en el bolsillo de sus jeans antes de que acabe en el asfalto gracias a sus temblorosas manos. Pocas veces le había visto tan alterado y me divierte que sea yo la que le ponga así, así que sonrío.
-¿Cuánto has oído?
-No te preocupes, solo un puñado de fechas sin sentido.- Decido no preocuparle y lo consigo al oírle dejar ir su miedo a haberle descubierto en un suspiro.
Salimos de detrás de la furgoneta y pillamos a todos yéndose a sus habitaciones. Dani, que va de la mano de Liam, me lanza una mirada y mueve los labios. La entiendo perfectamente: va a decírselo. Muevo mis labios para desearle suerte, pero por otra parte sé que no la necesitará, que Liam es un chico estupendo. Aunque este tema es... podríamos llamarle "El tema."
Lo único que tengo claro es que si Dani, por alguna cosa u otra se queda sola, siempre me tendrá a mi haya los temas que haya.

Salimos del ascensor hacia la habitación de Niall mientras me cuenta cosas de Midnight Memories o tonterías que han hecho el día de hoy, pero al entrar cierro de un portazo tras mi espalda y me dirijo lentamente hacia él, haciendo que vuelva a entrar en ese extraño estado de nerviosismo.
-¿Qué pasa el 2 de Julio?
Le veo tragar saliva y dirigir sus ojos hacia cualquier sitio que no sean los míos. Sus manos se mueven nerviosas apoyadas a sus lados y rígido susurra unas cuantas palabras.
-¡Háblame claro!- Le exijo, levantando su cabeza cogiéndole de la barbilla. De repente su mirada se encuentra con la mía y esta vez soy yo la que se vuelve débil. Él lo nota y posa sus manos sobre mis caderas, haciendo estar a milímetros de él.
-Ese día apuntalo como "el día especial"- Dice, antes de besarme moviendo sus labios arriba y abajo y sus manos a mi alrededor queriendo adelantar ese 2 de Julio al día de hoy. Un beso lento, bonito, con sonrisas de por medio... Los que nos gusta darnos.
Alguien llamando a la puerta nos interrumpe. Niall se dirige a abrir mientras yo me quedo en medio de la habitación tocando mis labios con mis dedos lentamente, sintiéndole aún. Sus besos son increíbles.
-¿Qué es esto?- Dice de repente, llamado mi atención. Le veo con mi móvil en una mano y una nota en la otra.
-¡Mi móvil!- Exclamo al quitárselo, haciendo lo mismo con la nota. Me quedo totalmente paralizada con las palabras que leo a continuación:

Para proteger a Elena y a él, Dani y tu necesitaréis primero que os protejan. Voy a por vosotras

Me precipito a salir de la habitación y mirar a ambos lados del pasillo atónita, apretando mis mandíbulas ante la idea de Frai planeando joder mi vida. "¿Cómo coño nos ha descubierto?" Me pregunto, apretando la nota cada vez más fuerte.
-Marina, ¿qué pone? ¿Qué te pasa?- Me pregunta Niall preocupado, posando su mano sobre mi brazo, haciendo que me calme por un segundo.

Le tiendo el papel y tras leerlo cierra la puerta y me lleva a la cama. Me dice que me siente y yo no me opongo a contárselo todo, porque Frai no está bien de la cabeza y es capaz de hacer de todo, así que procedo a informarle de todo este lío de espías y espiados, de Elena, de él, de Frai, de Sofía y Raquel...
Por que le necesito.